Realmente, mañana será otro día

Sevilla, 11/XII/2019

Se han cumplido en estos días 80 años del estreno en Estados Unidos de la película Lo que el viento se llevó, que llegó a España diez años más tarde por imperativo del Régimen, ante la lascivia pertinaz [sic] de la protagonista. A pesar de la férrea censura de la época, no hemos olvidado la frase final pronunciada por Scarlett O´Hara como un símbolo de lo que está ocurriendo estos días en este país, «realmente, mañana será otro día», porque estamos viviendo una película política que en términos de la época es para mayores (3R), con reparos y a un paso de declararse gravemente peligrosa (4) para la democracia constitucional. El viento se ha llevado ya muchas ilusiones y expectativas políticas si nos atenemos a los resultados electorales de los últimos años, pero mañana puede ser otro día muy importante para el país. Hoy termina la ronda que efectúa el Rey con los representantes políticos en el Congreso de los Diputados y de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 99.1 de la Constitución, propondrá un candidato o candidata para presidir el Gobierno: “Después de cada renovación del Congreso, el Rey, previa consulta con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria, y a través del presidente del Congreso, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno”. Realmente, nunca mejor dicho, mañana puede ser otro día.

Este país necesita con urgencia absoluta estabilizar la legislatura con un Gobierno que responda a las expectativas legítimas de todos los ciudadanos que habitan en el Estado. Ya han corrido ríos de tinta sobre lo que se debe hacer con carácter inmediato en grandes áreas de responsabilidad política, que nunca es inocente y que obliga ahora a establecer un gobierno de coalición por razones obvias de segmentación política en el Congreso y en el Senado. ¿Podemos hacer algo los ciudadanos de a pie? No olvido lo que Scarlett O´Hara se preguntaba también en esos momentos finales de la película más famosa de todos los tiempos: ¿qué puedo hacer yo?

Ya lo he manifestado de forma alta y clara en este blog, en repetidas ocasiones: “¿tengo yo que hacer algo en esta situación o sigo confiando en que esta situación la resuelvan solo los políticos, los de arriba?, ¿no tendré yo alguna parte de esa responsabilidad en lo que está pasando por acción u omisión? ¿Qué hacer? Para empezar, exigir diálogo político sin descanso alguno, pero de forma celular, activa y ejemplar, con generosidad absoluta y amplitud de miras hacia los que tienen la mayor pobreza que existe: no ser dueños de su inteligencia para pedir, denunciar y obtener lo que es legítimo para ser personas, para exigir ese diálogo de nuestros mayores políticos a los que hemos confiado nuestro voto. Porque si hay dignidad personal y colectiva, pública y privada, habrá trabajo, control de la corrupción, programas políticos sensatos y que den respuesta a las problemáticas sociales actuales, dado que las ideologías y las economías no son inocentes y los Gobiernos tampoco. Hay que tener claro también y defenderlo a los cuatro vientos que no todos somos o son iguales en el Gobierno en la calle más próxima y que no se debe confundir valor y precio, como hace todo necio. Lo que hay que hacer con urgencia es desenmascarar a las personas indignas, cualquiera que sea el lugar que ocupen en la sociedad, arriba o abajo, en la derecha, en el centro o en la izquierda de cada persona”.

Sinceramente, confío en que mañana, realmente, pueda ser otro día para este país.

 
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja para ninguna empresa u organización religiosa, política, gubernamental o no gubernamental, que pueda beneficiarse de este artículo, no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de jubilado.