Un cuento para una nochebuena laica, según Luisa Carnés

TRECE CUENTOS

Luisa Carnés, Sin brújula, en Trece cuentos

Sevilla, 23/XII/2019

La historia de Jesús, María y José es un relato histórico cuyo protagonismo lo asume una mujer ante una situación difícil, incomprensible, una historia de silencios donde la relación de la madre y el hijo es un acontecimiento de dolor, soledad, misterio y compromiso. Así lo expresaba recientemente en este cuaderno digital: “Recuerdo en este momento el óleo de Georges de La Tour, El recién nacido, un pintor desconocido durante siglos para la historia del arte, donde no aparece José por ningún sitio porque realmente nunca fue protagonista de esta historia mágica. Sobrecoge el silencio y austeridad en este cuadro tan realista en los últimos años del pintor: “Sus célebres “noches”, de aparente simplicidad, silenciosas y conmovedoras, dan vida a personajes que surgen con magia en espacios sumidos en el silencio, de colorido casi monocromo y formas geometrizadas. La total inexistencia de halos u otros atributos sacros, así como los tipos populares empleados, justifican la lectura laica que a veces se ha hecho de sus nocturnos en obras como La Adoración de los pastores del Louvre o El recién nacido de Rennes”. Sola la familia de Nazareth, sin nada, con el regalo precioso del silencio sonoro de la noche y contemplando ella a su niño. Se repite esta historia a diario entre los que menos tienen, los que viven un exilio permanente, no ya en los países subsaharianos o en conflicto armado, sino mucho más cerca, en los barrios marginados, en los soportales de las ciudades, en los comedores sociales.

Durante esta serie dedicada a la navidad laica y alternativa a la Navidad oficial, que he tratado de interpretar con respeto reverencial a través de las aportaciones históricas, literarias y poéticas de autores comprometidos con la sociedad más débil, hay una ausencia del protagonismo de estas interpretaciones por parte de mujeres poetas o escritoras que a través de su obras han contado historias narrando el papel de la mujer en la historia de este país, en la soledad de la guerra, el desarraigo de los hijos, el desamparo de los mismos, el desconcierto en definitiva cuando en la vida caminamos sin brújula, como un barco a la deriva. Luisa Carnés, escritora de la generación del 27, aunque no se la haya reconocido nunca así, a la que dediqué un artículo en este blog en el pasado mes de abril, escribió un cuento, Sin brújula, que pueden escuchar en el enlace que encabeza este post, en el que un grupo de mujeres embarcan hacia el exilio durante la guerra civil con sus hijos y con lo puesto, dejando a sus maridos en la retaguardia del país, en la costa que cada vez está más lejos o más cerca, según se mire, para intentar llegar a Francia y escapar de la tragedia de la guerra civil en España. Durante el trayecto, contemplan la soledad acusadora de Benitín, un niño solo que enferma a los pies del capitán, del que dudan en un determinado momento porque no saben que el barco no tiene brújula y, finalmente, desean que el niño, enfermo, desaparezca de sus vidas por temor al contagio de una enfermedad que intuyen como letal. Hasta que una buena mujer sola se acerca al niño y lo toma en su regazo para que deje este mundo en la paz de un Dios desconocido.

Es un relato muy próximo al de Belén y al del Gólgota, salvando lo que haya que salvar. Maria y José, confundidos por lo que les está pasando y no logran entender, tienen que huir y emprender camino al exilio. Saben que los están buscando y tienen que salir de Belén en unas condiciones de precariedad absoluta. Así nos lo ha contado la historia que, como no aprendemos de ella, se repite a diario en su fondo y forma. María siempre estará cerca de su hijo, que sufre la soledad hasta la muerte y muchos niegan haberlo conocido, renegando de su compañía y, por supuesto, de atenderlo como es debido. No hay brújula social, solo divina, pero tienen que buscar caminos de salvación para todos, aunque la realidad triste es que Jesús muere solo en los brazos de su madre. Así nos lo contaron también muchos pintores y escultores durante muchos siglos porque era la única forma de comprender la iconografía de aquella historia, jamás contaba bien, para asumir la tremenda soledad y miseria en la que a veces se encuentra el ser humano. La que se sentía en el portal de Belén, en el Gólgota, en el barco sin brújula de Luisa Carnés, en los barrios más pobres de Sevilla en la navidad de 2019. Sin brújula.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja para ninguna empresa u organización religiosa, política, gubernamental o no gubernamental, que pueda beneficiarse de este artículo, no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de jubilado.