Desgraciadamente, sigue habiendo algo personal

RTVE – Noticias de Gaza

Sevilla, 7/IV/2024

No conocen ni a su padre cuando pierden el control,
ni recuerdan que en el mundo hay niños.
Nos niegan a todos el pan y la sal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.

Juan Manuel Serrat, Algo personal

Me pasa casi todos los días cuando veo un informativo en televisión o leo noticias en periódicos atómicos o digitales, en los que de forma recurrente están presentes la guerra de Ucrania, cada vez más en el olvido, la invasión sangrienta y sin límites de Gaza por parte de Israel, el camino errante hacia alguna parte de millones de refugiados, las lanchas y cayucos de migrantes que se pierden para siempre en el Mediterráneo o llegan “a la otra orilla” en un estado calamitoso, la violencia vicaria, las mujeres maltratadas, las agresiones sexuales, la corrupción política por doquier, la dura realidad de miles de niños y niñas, también adultos, que viven con amargura su realidad diferente de ser y estar en el mundo con los demás y el paro que golpea a familias completas en nuestro país, llevándolas a cifras estadísticas insoportables de pobreza extrema y exclusión social en este mundo al revés. En este contexto, me acuerdo siempre de una canción preciosa de Serrat, Algo personal, porque entre esos tipos y tipas que propician estas situaciones tan dolorosas y yo, efectivamente, hay algo personal.

Sería mucho más importante y de amplio impacto social que entre esos tipos de personas y los Estados, incluido el nuestro, también nuestra Comunidad, hubiera también algo personal, para que las consecuencias de su existencia pasaran de ser tristes noticias tristes a hechos atendidos con prioridad absoluta sobre otros, porque ya está bien de mirar hacia otro lado calificándose siempre como noticias molestas y recurrentes, porque mientras que no se actúe con contundencia política, ética y práctica, no se eliminarán del imaginario diario de nuestras vidas.

Por eso vuelvo a escuchar a Serrat, porque a esos responsables de estas situaciones “Probablemente en su pueblo se les recordará / como cachorros de buenas personas, / que hurtaban flores para regalar a su mamá / y daban de comer a las palomas. / Probablemente que todo eso debe ser verdad, / aunque es más turbio cómo y de qué manera / llegaron esos individuos a ser lo que son / ni a quién sirven cuando alzan las banderas”. El que quiera entender que entienda, aunque estoy convencido de que desde una perspectiva de ética individual y colectiva, estamos obligatoriamente obligados a entenderlo.

Ahora comprendo, mejor que nunca, que entre esa clase de tipos de personas, mediocres hasta la saciedad, personajes de negro y líderes políticos no democráticos y yo, perfectamente identificados con sus siglas nacionales e internacionales, con sus nombres y apellidos, sigue habiendo algo personal.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA Y GAZA, ¡Paz y Libertad!