Los cuentos originales de los hermanos Grimm que nunca leí

Los hermanos Grimm y la invención del género del cuento

Sevilla, 19/II/2025 – 09:00 h (CET+1)

Cuando era niño y leía los cuentos tutelados por el Régimen, no sabía lo que los hermanos Grimm contaron en la primera versión de sus cuentos publicados en Berlín el 20 de diciembre de 1812, Cuentos infantiles y del hogar, que desde 2005 son Patrimonio de la Humanidad: “Son las personas las que se les van muriendo a los cuentos y no los cuentos los que se les mueren a las personas”. Enigmática frase, pero real como la vida misma, sobre todo si la aplicamos a los cuentos de Grimm, secuestrados y manipulados por el candor no inocente del imperio Disney y… otros imperios, porque para ellos eran crudos y obscenos. La Cenicienta, Blancanieves, La bella durmiente o Hansel y Gretel, entre otros, llevan dentro una intrahistoria asombrosa y desconocida para millones de niños y niñas de este loco mundo al revés. Es curioso constatar que la célebre Caperucita de Perrault, fue también manipulada por los hermanos Grimm (cazadores cazados, al fin), publicando una versión más edulcorada, más del gusto burgués de la época, aunque tengo que confesar que hoy día, puestos a interpretar la célebre historia de la niña, la abuela y el lobo, me quedo con la de Carmen Martín Gaite, Caperucita en Manhattan, recuperada felizmente este año en el que se cumple el centenario del nacimiento de esta célebre autora.

¿Por qué escribo hoy sobre estos cuentos infantiles y del hogar de los hermanos Grimm? Fundamentalmente, porque reconozco que los leí edulcorados, maquillados, con una carga religiosa y moralizante abrumadora, nunca como fueron publicados en origen y esa realidad me lo ha recordado la Fundación Juan March, al anunciar un ciclo de conferencias, Los hermanos Grimm y la invención del género del cuento, que comenzó ayer. Además, con la intervención de una germanista excepcional, Helena Cortés Gabaudan, autora de Los cuentos de los hermanos Grimm tal como nunca te fueron contados, un libro imprescindible para comprender el verdadero alcance ético de los cuentos publicados originalmente por los hermanos Grimm.

Me ha parecido de sumo interés leer la sinopsis oficial de las dos conferencias: “Todo el mundo cree conocer los cuentos de los hermanos Grimm, pues sin duda son los más populares del mundo occidental, y sin embargo muy poca gente los ha leído en traducciones fieles. Casi siempre se trata de adaptaciones, y mucho menos se conocen las primeras versiones de estos relatos antes de que los propios Grimm los sometieran a una profunda modificación, tanto de sus aspectos formales como del contenido, afín de adaptarlos al nuevo gusto de las familias burguesas de la épica posromántica. De esta forma, suavizan las referencias sexuales, añaden alusiones religiosas, eliminan aspectos crueles, y, al mismo tiempo, alargan mucho los textos, añaden escenas secundarias y eliminan el lenguaje tosco y grosero. En definitiva, refinan mucho el estilo consiguiendo un producto mucho más literario y los cuentos ganan en belleza a la vez que pierden en autenticidad. En estas conferencias daremos a conocer a los hermanos Grimm y explicaremos todo el proceso por el que llegaron a acuñar un género literario nuevo, a medio camino entre el cuento de tradición oral del folklore europeo y el “cuento de artista” romántico, un género que les dio la fama mundial y que viene siendo imitado desde entonces. Hablaremos también del proceso de recopilación de los cuentos y de quienes fueron los informantes de los Grimm (de nuevo, algo muy distinto de lo que se cree). Además, explicaremos el simbolismo que a nuestro modo de ver tienen los cuentos. En la segunda sesión de conferencias escucharemos algunos cuentos o fragmentos cuya simbología y aspectos más destacados serán explicados al público”.

Volveré a leer estos cuentos verdaderos, sin maquillaje alguno. He comprendido bien la frase del prólogo de la primera edición: “Son las personas las que se les van muriendo a los cuentos y no los cuentos los que se les mueren a las personas”. Estoy vivo todavía, consternado y conturbado con la deriva actual del mundo y el ocaso de la democracia, pero deseo enfrentarme al principio de realidad de esta situación, porque soy consciente de que los cuentos verdaderos, como los sueños, cuentos son, contando promesas y conquistas de las que estoy convencido de que, gracias a las ideologías del bien común, se pueden alcanzar. Terencio tenía razón: porque nada humano me es ajeno. Mejor dicho, no nos debería ser ajeno.

NOTA: la imagen se ha recuperado hoy desde la Fundación Juan March.

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