
Sevilla, 27/X/2025 – 16:12 h (CET+1)
Este año se ha cumplido el 30º aniversario de la conferencia sobre El fascismo eterno (1), que Umberto Eco pronunció en la Universidad de Columbia (Nueva York, en abril de 1995, en conmemoración de la liberación de Europa), en la que presentó al mundo democrático 14 identificadores inequívocos del fascismo, que en este momento crucial de desajustes mundiales de todo tipo, con especial afectación de los nadies defendidos por Eduardo Galeano, conviene recordar y recuperar para estar bien informados en pleno ocaso de la democracia, con personajes tan nefastos como Trump, Putin, Milei, entre otros muchos, entre los que se encuentran líderes de la ultraderecha y su más allá en nuestro país, de cuyo nombre no quiero expresamente acordarme hoy al escribir estas líneas.
En este contexto, la lectura hoy de un artículo en el diario El País, Fascistas, me ha resultado muy didáctica y suficientemente clarificadora para comprender bien el significado de la ola de neofascismo que nos invade por tierra, mar y aire, teniendo en cuenta lo escrito sobre antifascismo por uno de mis maestros durante mi etapa universitaria en Italia, Umberto Eco, de quien conservo, entre otras publicaciones suyas y como oro en paño, una que me acompañó siempre en la elaboración de mi Tesis de Licenciatura y Doctorado, Come si fa una tesi de laurea (2).
Hoy, muchos años después, vuelvo a leer la conferencia citada, El fascismo eterno, al conocer los resultados de las elecciones en Argentina, tomando conciencia de que la larga sombra del fascismo trumpiano está invadiendo el nuevo orden de la geopolítica mundial. Por esta razón, deseo más que nunca asimilar los 14 identificadores del fascismo eterno, Ur-fascismo, proporcionados por Eco, para ajustarlos a la realidad política mundial y de España en particular, porque estamos avisados sobre el ocaso de la democracia y el resurgimiento del eterno fascismo y sus múltiples manifestaciones.
Acudo a lo leído hoy en el artículo periodístico citado porque en pocas palabras se resumen muy bien esos catorce identificadores descritos magistralmente por Eco, aunque creo obligado recordar algo muy importante que dijo Eco en aquella conferencia, con carácter previo a la presentación de los identificadores citados: “Tales características no pueden reunirse en un sistema; muchas se contradicen entre sí y son típicas de otras formas de despotismo o fanatismo. Pero es suficiente que una de ellas se presente para hacer que se forme una nebulosa fascista”. Es muy importante esta aclaración antes de pasar a la descripción de los identificadores que figuran en el artículo de El País citado anteriormente: “El primero es el “culto a la tradición”, que no es lo mismo que aceptar las tradiciones o incluso defenderlas, sino más bien venerarlas; el segundo es “el rechazo de la modernidad” y del racionalismo; el tercero es la entrega absoluta a la acción y el desprecio del intelectual; el cuarto es la negación de la crítica: cualquier desacuerdo es traición; el quinto es el miedo a lo diferente; el sexto consiste en aprovechar la frustración social, especialmente la de las clases medias que se sienten desplazadas; el séptimo es convencer del supuesto privilegio de pertenencia a una nación o territorio a quienes carecen o han sido despojados de identidad social; el octavo es un permanente error de cálculo sobre los enemigos, que son “siempre demasiado fuertes y al mismo tiempo demasiados débiles”; el noveno es una concepción de la vida como guerra permanente; el décimo es una suerte de “elitismo popular” que lleva al desdén hacia cualquiera que sea percibido como subalterno. […] El undécimo rasgo es el de pretendido heroísmo; el decimosegundo, el machismo; el decimotercero, el “populismo cualitativo de la televisión o internet, en el que la respuesta emotiva de un grupo seleccionado de ciudadanos puede presentarse y ser aceptada como voz del pueblo”. Lo vemos todos los días en X, por ejemplo, cuyo dueño, Elon Musk, es también el que más seguidores tiene. El decimocuarto indicador del Ur-fascismo, el último, está relacionado con el anterior y es precisamente el “uso de una neolengua”: el trampolín cotidiano de políticos populistas, predicadores y gurús de la autoayuda”.
Impecable descripción. Ahora sólo falta asimilarla, buscar las mejores muestras de que el fascismo está latente y manifiesto en lo que está pasando y estamos viendo a diario a través de los señores de negro, ultraderechistas por más señas, que hacen y deshacen el mundo a su antojo, lo que nos demostrará que treinta años después el Ur-Fascismo, el fascismo eterno, según Umberto Eco, está más presente que nunca en nuestras vidas. Estamos avisados de nuevo, porque la “nebulosa fascista” es una realidad manifiesta que sobrevuela ya sobre nuestro acontecer diario.
(1) Eco, Umberto, Cinque scritti morali, Milano: Bompiani, 1997.
(2) Eco, Umberto, Come si fa una tesi de laurea, Milano: Bompiani, 1977.
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