«Los desheredados», un cuento de María Lejárraga para comprender a ´los nadies´ en una noche buena y laica

María Lejárraga

¡Madre, en la puerta hay un niño, tiritando está de frío! ¡Anda, dile que entre, se calentará, porque en esta tierra ya no hay caridad, ni nunca la ha habido, ni nunca la habrá!

Villancico popular

Sevilla, 24/XII/2023

Salvando lo que haya que salvar, un cuento breve de María Lejárraga, Los desheredados, abordó en las postrimerías del siglo XIX la realidad de los nadies, personas dignas a las que describió de forma magistral Eduardo Galeano, en un poema que no olvido:

Sueñan las pulgas con comprarse un perro
y sueñan los nadies con salir de pobres,
que algún mágico día
llueva de pronto la buena suerte,
que llueva a cántaros la buena suerte;
pero la buena suerte no llueve ayer,
ni hoy, ni mañana, ni nunca,
ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte,
por mucho que los nadies la llamen
y aunque les pique la mano izquierda,
o se levanten con el pie derecho,
o empiecen el año cambiando de escoba.

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados,
corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:

Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folclore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal,
sino en la crónica roja de la prensa local.

Los nadies que cuestan menos que la bala que los mata.

Con este motivo y en el contexto de estas fiestas navideñas, vuelvo a recordar este cuento, al que el año pasado dediqué unas palabras y transcribí íntegro para general conocimiento de quien desee leerlo y vislumbrar sus profundos mensajes. Respetando algo que defiendo con ardor guerrero en este cuaderno digital, sobre mi escritura circular cuando hablo de principios, porque los expuestos son los que tengo y si no gustan no tengo otros, utilizo de nuevo el hilo conductor de aquella reflexión, porque pocas cosas han cambiado en este mundo al revés.

Sigo leyendo todo lo que puedo a la escritora española María Lejárraga, una más de las olvidadas por la memoria histórica de este país y silenciada hasta límites insospechados durante la dictadura. En este ir y venir por sus escritos y, sobre todo, por su biografía, localicé el año pasado la que se considera su primera publicación, Cuentos breves. Lecturas recreativas para niños (1899), en la que apareció su nombre y apellido por primera vez durante su prolongada vida, aunque este hecho fuera recriminado por su familia y se prometiera a sí misma que no volvería a utilizar su nombre en su actividad como escritora de todos los géneros imaginables, como así fue a lo largo de su vida, con escasas excepciones. Del total de los cuentos que figuran en esta publicación, he escogido para esta ocasión uno especial, Los desheredados, sin descontextualizarlo en las postrimerías del siglo XIX en este país, porque considero que salvando lo que haya que salvar cobra plena actualidad como metáfora en esta navidad y es importante compartirlo a pesar de su crudeza, fundamentalmente porque seguimos asistiendo a un espectáculo nada edificante en relación con la pobreza severa infantil y, muchas veces, con el maltrato físico, psíquico y social asociado a esta realidad por la propia sociedad, cuando se permite que esto ocurra con datos escalofriantes en pleno siglo XXI.

Lo describía recientemente en un artículo, Hay que denunciar la pobreza infantil en España, como el rayo que no cesa, en relación con un informe publicado recientemente por UNICEF, España: pobreza infantil en medio de la abundancia, para que se conozca, divulgue y podamos emitir los juicios pertinentes, bien informados siempre. Es verdad que se podría decir que soy como ´el rayo que no cesa´, al abordar en bastantes ocasiones´, en este cuaderno digital, la realidad de la pobreza infantil en España y, por cercanía, en mi Comunidad, Andalucía, pero creo que es una obligación ética acercarme a esta situación lacerante, que nos debería conmover y conturbar de forma directa, desde mi condición de ciudadano que hace ciudad (polis) y país, es decir, que hace política en su sentido más primigenio, con independencia de las obligaciones de Estado en este ámbito de responsabilidad pública, que son obvias, para buscar las mejores respuestas posibles a unos hechos irrefutables que afectan a un 28% de los niños y niñas de este país y, por proximidad física, de Andalucía. Escribo de nuevo con alma estas palabras, sobre lo que amo, la felicidad digna de los niños y niñas de este territorio en el que vivo, porque aprendí de Miguel Hernández su capacidad de amar, salvando lo que haya que salvar: Este rayo ni cesa ni se agota: / de mí mismo tomó su procedencia / y ejercita en mí mismo sus furores. / Esta obstinada piedra de mí brota / y sobre mí dirige la insistencia / de sus lluviosos rayos destructores.

Lo que no olvido tampoco en esta navidad laica es el villancico que sonaba en los planos finales de una película de culto en mi infancia, Plácido, de Luis García-Berlanga, que cantábamos en mi colegio sin darnos cuenta de lo que decíamos, aunque era una declaración del mundo al revés de los desheredados, de los niños y niñas nadies, en toda regla: ¡Madre, en la puerta hay un niño, tiritando está de frío! ¡Anda, dile que entre, se calentará, porque en esta tierra ya no hay caridad, ni nunca la ha habido, ni nunca la habrá!

El cuento de María Lejárraga que sigue, Los desheredados, no es precisamente “recreativo”, como decía el título de su obra conjunta, pero traduce junto a los restantes relatos algo muy importante y digno de consideración en la fecha en que se publicó, 1899: que en sus relatos no se contemplara la diferenciación por sexos, cuentos para niños o para niñas, tan común en su época y que hay que preocuparse por la niñez que sufre, a veces muy cerca de nosotros. Las andanzas que viven en primera persona estos niños desheredados hoy, tan cercanos a todos, se pueden contar a miles. Otra cosa muy distinta es ser conscientes de que estas situaciones difíciles no son un cuento sino una realidad y que debemos contribuir en la medida de nuestras posibilidades para que no ocurran o minimizar su impacto. Las niñas, los niños no tienen por qué sufrir las consecuencias de este triste mundo con sus duelos y sus contrariedades, con sus crueldades y sus humillaciones, como expresa María Lejárraga en su cuento, ni esperar a que su merecida felicidad le venga del cielo, la que ese triste mundo les niega a veces a diario cuando lo justo, equitativo y saludable es que se la entreguemos a raudales por justicia social, por derecho propio, por deber de Estado.

Los desheredados

Con los ojos clavados en el suelo, con el corazón triste y angustiado, y corriendo por sus rosadas mejillas lágrimas de dolor, caminaban silenciosos los dos niños por aquel camino estrecho y tortuoso, cuya dirección desconocían.

¡Qué terribles momentos! Huían al fin por verse libres del terrible yugo de aquella mujer sin conciencia, que durante dos años les había martirizado con incalificable crueldad.

Quedaron huérfanos, él de diez años, y la niña de ocho; al morir, el padre encargó a una hermana de la madre, muerta también poco tiempo antes, la tutela de los pedazos de su alma, otorgándole al mismo tiempo el poco dinero ahorrado, la casita pequeña y rústica, y el pedazo de tierra regado con el sudor de su frente.

¡Qué horrible lucha habían sostenido durante el tiempo que estuvieron bajo su cuidado!

Hartos de malos tratos, habían decidido abandonar el pueblo. Caminaban sin rumbo, donde la casualidad los llevara, dispuestos a pedir protección a la primera alma generosa que encontrasen en su camino.

Apenas andaban cuatro pasos, volvían la vista hacia el pueblecito que los había visto nacer… Infinidad de recuerdos, ya amargos, ya alegres, acudían a su imaginación…

La madre bondadosa y amante que tantas veces había cubierto de besos aquellos rostros rosados y sonrientes antes, pálidos y tristes ahora, pero siempre bellos y angelicales; que había padecido horriblemente cuando una lágrima cruel había bañado sus ojos; que ya no sabían más que llorar; que había arrullado sus inocentes y plácidos sueños con esos cánticos alegres que para la infancia tiene la vejez bondadosa y que, henchida de cariño, les acompañó en sus juegos, ahogó sus suspiros de pena, enjugó su llanto, fue partícipe de sus alegrías, vivió para ellos gozando sólo con sus dichas y sufriendo con sus dolores, siempre insignificantes y pequeños en realidad, pero grandes y amarguísimos para ellos, ángeles de candor, que ocultos en el amoroso regazo maternal, no habían podido ver aún el triste mundo con sus duelos y sus contrariedades, con sus crueldades y sus humillaciones…

El campo; los pájaros de picos de oro y vistoso plumaje que alegraban el alma con sus armoniosos cánticos; las vistosas flores que embriagaban los sentidos con sus suaves perfumes; el cielo azul; la tierra fértil; la Naturaleza rica en esplendores… todo, todo lo que fue alegre para ellos.

Como en un cinematógrafo, veían desfilar ante su vista las gratas escenas de sus primeros años felices y tranquilos, y caminaban, caminaban…

Después de algunas horas de marcha, les sorprendió la noche cuando ya las piernas luchaban por no doblarse, y los desnudos pies casi vertían sangre y el corazón latía con alarmante violencia…

Se sentaron en medio del campo. ¡Qué angustia! Ya no podían pasar de allí, estaban rendidos, tendrían que pasar la noche al descubierto.

La niña apoyó la cabeza sobre el pecho de su hermanito, que estrechaba fuertemente su cuerpo frío; no podían pronunciar una palabra; sólo sabían llorar…

Un negro manto cubrió el antes azul y sereno cielo; el brillo de las estrellas desapareció; reinaban las tinieblas…

Una furiosa tempestad se desencadenó de repente. Lluvia torrencial, relámpagos que cegaban, truenos que ensordecían… La Naturaleza quería poner de relieve su furor y su poder aquella lúgubre noche.

A la mañana siguiente hallaron unos campesinos, con las caritas juntas y los brazos enlazados, los yacentes cuerpos de los dos niños, muertos de terror, de frío, de hambre, de pena…

El Dios de los buenos, en su infinita misericordia, quiso sin duda llevar a su lado a aquellos dos ángeles para resarcirles crecidamente con las inmensas delicias de la mansión celestial, de la felicidad que el triste mundo les había negado.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA Y GAZA, ¡Paz y Libertad!

La vida, que debería ser bella, es horrible en Gaza

Ajinoam Nini, Noa, cantante israelí interpretando La vida es bella

La democracia tiene miedo de recordar y el lenguaje tiene miedo de decir.
Los civiles tienen miedo a los militares. Los militares tienen miedo a la falta de armas.
Las armas tienen miedo a la falta de guerra.
Es el tiempo del miedo.

Eduardo Galeano, El miedo global

Sevilla, 19/XII/2023

En memoria de los niños y niñas del mundo que mueren a diario en guerras incomprensibles. Hoy, dedicado especialmente a los que vemos todos los días sufrir y morir en la guerra entre Israel y Hamás, como una noticia más que ya no conmueve al mundo en fechas especiales, en las que deberíamos asumir al menos la responsabilidad de defender cada uno, cada una, sin miedo y en la medida de sus posibilidades, que la paz es la única solución viable para las contiendas actuales, sin dejar ninguna atrás, incluso las domésticas, que tampoco son inocentes.

En estos días próximos a la celebración de la navidad histórica y viendo lo que está pasando a diario en la guerra entre Israel y Hamás, en el escenario palestino de la franja de Gaza, tan cercano al territorio de Belén, me viene a la memoria la película La vida es bella y el tema principal de su banda sonora, interpretada por la cantora israelí Noa, con voz precisamente no inocente en esa realidad bélica, porque cambian las tornas y ahora los que debían haber aprendido de la historia, llevan a cabo una masacre sin compasión, por mucho que se pretenda justificar como legítima defensa por el ataque despiadado y execrable de Hamás a Israel, el pasado 7 de octubre. Todo tiene una proporcionalidad en la vida, pero la respuesta de Israel es brutal y sin compasión alguna, ojo por ojo y diente por diente, a modo de batalla entre David y Goliat, nunca mejor dicho en términos bíblicos y judíos, quebrantándose continuamente el derecho internacional humanitario respecto de la población civil, que está siendo atacada sin piedad alguna.

Aquella maravillosa película estrenada en 1997, que no olvido (como se puede comprobar en páginas múltiples de este cuaderno digital), escrita y dirigida por el excelente actor italiano Roberto Benigni, que también desempeñó el papel del protagonista, Guido Orefice, está basada parcialmente en la experiencia personal sufrida por un judío sobreviviente al Holocausto, Rubino Romeo Salmoni, que contó lo allí vivido en una obra, Al final derroté a Hitler, así como en la propia de Benigni, porque su padre también pasó dos años en un campo de prisioneros durante la Segunda Guerra Mundial.

El argumento no era equívoco, sino muy explícito, como se escucha al comenzar la película en sus primeros planos, a través de una voz en off: Esta es una historia sencilla, pero no es fácil contarla. Como en una fábula, hay dolor, y como una fábula, está llena de maravillas y felicidad. La historia, posteriormente contada, se sitúa en el periodo histórico de Italia que va desde 1939 a 1945. Es la de un joven judío, Guido Orefice, cuya gran ilusión era abrir con el paso del tiempo una librería en Arezzo (Italia), dado que el trabajo de camarero en el hotel de su tío no le convence. Después de varios episodios que intentan reflejar el cambio político en su país, es decir, la llegada paulatina del fascismo, se ve envuelto en esa transformación por haberse casado con Dora, una profesora a punto de contraer matrimonio con Rodolfo, el hijo de un funcionario fascista, al que abandona por el amor que muestra a Guido. En ese intervalo de tiempo, nace su hijo, Giosué, al que siempre desea mostrarle la parte más amable de la vida, en la búsqueda permanente de la felicidad.

Pronto se trunca ese proyecto vital porque el día del cumpleaños de este hijo tan querido, Guido, su hijo Giosué y su tío Eliseo, son detenidos por las fuerzas de ocupación alemanas, dado su origen judío,  subiéndolos a un tren rumbo a un campo de concentración. Eliseo es considerado un preso inútil y es llevado directamente a las cámaras de gas, mientras que Dora, que desea unirse a ellos, es separada con violencia cuando intenta subirse al tren, al no ser judía.  Lo que viene después lo dejo para el visionado de la película bajo el tamiz de la tan necesaria y a veces denostada memoria histórica y democrática, aunque me causa todavía tremendo dolor la frase en off, de nuevo, en los planos finales, con la misma voz que se escucha al principio: Esta es mi historia. Ese es el sacrificio que hizo mi padre. Aquel fue el regalo que tenía para mí, que es la de Giosué siendo ya adulto, al asumir la cruda realidad de la forma en que murió su padre, haciéndole feliz cuando era sólo un niño y hasta que lo fusilan, que me imagino como la tarea casi imposible de tantos padres y tantas madres en Gaza en la actual guerra, cuando mueren de forma despiadada junto a ellos, en sus casas, campamentos, colegios y hospitales en los que buscan refugio.

Israel, que conoce tan a fondo el holocausto, del que La vida es bella es sólo un relato que, desgraciadamente, se puede repetir en cualquier momento, a modo de nueva fábula en sentido inverso, debería parar inmediatamente esta guerra en Gaza, recordando cuántos miles de niños y niñas pueden ser un Giosué de la película, porque ellos lo sufrieron en carne propia, salvando lo que hay que salvar, donde también muchos padres y muchas madres gazatíes los hacen reír cada día desde el Norte hasta el Sur de la franja, para que sientan que a pesar de las bombas, la vida es un sorteo como el del tanque imaginario de la película citada y que a veces, sólo a veces y a pesar de los pesares, te entrega el premio de vivir dignamente, en paz, mostrándoles, de la forma que pueden, que esa horrible vida actual debería ser para ellos, más pronto que tarde, también bella.

En este relato de hoy, una realidad que no es fácil contarla, cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia. Hay mucho dolor irreparable, cuando lo que debería haber en Gaza es, como en cualquier fábula, libertad y belleza, una natividad permanente para ser felices. No es una voz en off, sino un grito unánime de justicia internacional, lanzado a los cuatro vientos.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

Cuentos para el invierno y la navidad de 2023

Yo, una vez, dijo ahora O’Chanel, una vez me comí un alma

Manuel Rivas, en La barra de pan, Cuentos de un invierno, 2005.

Sevilla, 13/XII/2023

La esencia del título de este artículo se la debo a un gran maestro de la literatura española, Manuel Rivas, de cuyo nombre quiero acordarme especialmente en estas fechas porque cuida como nadie las formas y los lugares del alma, que lo desarrolla en un libro breve, Cuentos de un invierno, de por sí, por breve, dos o muchas veces bueno, que también es de una navidad, según se mire, recopilado en una obra conjunta, Lo más extraño, cuya sinopsis oficial los integra ofreciendo un hilo conductor en el arte de escribir relatos: “Manuel Rivas reúne todos sus relatos en esta obra, que es también una psicogeografía, una zona de rescate de la memoria frente a la amnesia, donde el deseo lucha con la muerte y la imaginación levanta el vuelo. Así, emerge un mundo que parecería estar a la espera de su invención. En Lo más extraño aparecen relatos ya célebres como «La barra de pan» o «La lengua de las mariposas», cuentos extraordinarios por descubrir como «La llegada de Ingrid», y otros sorprendentes como «La sombra del sueño». Autor de novelas como El lápiz del carpintero, Los libros arden mal o Todo es silencio, Rivas presenta con este volumen una constelación narrativa singular, donde cada relato es un avance de la mirada, un logro sensorial. Los miedos, las pasiones, la emigración, la guerra, los naufragios, la religión, la culpa, la depredación, el arte y la vida, el poder y sus máscaras, el humor insurgente, la incomunicación, la resistencia de las voces bajas, el andar vagabundo del ser y las palabras a la búsqueda de una segunda existencia… Lo más extraño ahonda en el enigma humano, con un lenguaje incandescente e indócil”.

La lectura de nuevo, por mi parte, de este conjunto de cuentos, ocho en total, en su publicación original, considero que es un excelente trabajo preparatorio para “celebrar” estas fiestas, bastante alejado de los fastos acostumbrados, porque me lleva de la mano a conocer la quintaesencia de lo que Manuel Rivas quiere transmitirnos a través de unos relatos, en los que el telón de fondo es siempre el invierno pero, sobre todo, la navidad, como he podido leer en un trabajo didáctico, excelente, llevado a cabo por la Universidad Complutense de Madrid, centrado en esta obra para diseccionarla hasta el último detalle, en una relación profesor-alumno en la que hoy entro a formar parte como aprendiz de escritor con alma: “El invierno es el telón de fondo para este conjunto de cuentos escritos por Manuel Rivas como sólo él sabe hacer, relatos evocadores, nostálgicos, con una gota de humor y de ternura que transforma lo cotidiano en algo muy bello. Con el dominio de las técnicas narrativas, Manuel Rivas aborda con especial sensibilidad cuentos que hablan entre otras cosas de su Galicia natal, de la Guerra Civil y sus consecuencias etc… personajes, reflexiones, sentimientos que nos permitirán disfrutar leyendo, que nos gustarán, que conseguirán interesarnos y conmovernos. Argumento Los ocho cuentos presentan argumentos independientes, con el único nexo de la Navidad o el invierno como trasfondo, tanto en el presente, como en el recuerdo de los personajes. A partir de ese trasfondo, encontramos ocho tramas basadas en la emigración, la posguerra, la navegación, la resistencia al franquismo, el fútbol, el tráfico de drogas o las vacas locas; ocho historias que, además abordan temas universales como el desamor y la infidelidad, el egoísmo y el sentimiento de culpa, la superstición, la soledad y la idealización de los recuerdos, el amor como motor que nos impulsa contra cualquier adversidad, la integración de las personas con deficiencias psíquicas, la traición, la venganza y el amor a los animales. En «La llegada de Ingrid» una niña cuenta con inocencia, cómo la estabilidad familiar se vino abajo cuando su padre emigró a Alemania y en este tiempo, su mejor amigo siempre estuvo cerca de la familia. «La barra de pan» narra cómo una mísera barra de pan es considerada un objeto de ensueño… en tiempos del racionamiento de posguerra. «OK; OK; OK» narra la historia de un pescador que se resiste a aceptar su culpabilidad en el hundimiento del barco en el que navegaba. «El amor de las sombras» cuenta cómo un emigrante vuelve por Navidad con la mujer que cree sigue esperándole. En «El enamorado de María» narra cómo un ex-actor que había renunciado al amor de su vida por temor a la guerra, conocerá a un pobre diablo, el jefe de uno de los pocos grupos de maquis que aún existían en los montes gallegos, quien es capaz de meterse en la boca del lobo sólo para poder ver a su amada y al hijo de ambos. «El partido de Reyes» cuenta cómo un muchacho recuerda a Félix, un amigo con síndrome de Down, que vive su instante de gloria en un partido de fútbol contra los chicos de otro barrio. «El cartero de Papá Noel» presenta la historia de alguien que quiere retirarse de su vida de narcotraficante e intenta burlar a la policía y a los secuaces de su «jefe» disfrazándose de cartero de Papa Noel. En «Madonna» conocemos por boca de una niña, algunas historias de vacas, vacas individuales, con nombre, con humildes dueños que las amaban antes de que la locura de la enfermedad se las llevara”.

Fantástica tarea la que tengo por delante y a la que invito a participar a quienes lean estas líneas, porque ¿existe mejor tarea que escribir, por ejemplo, hacia atrás, sobre lo que de verdad nos emociona hoy, como le ocurre a la protagonista de “Madonna”? Lo comprendo perfectamente, porque así lo guardo en mi persona de secreto en esta forma proceder anímicamente, siguiendo al pie de la letra la frase que regaló el escritor y psiquiatra portugués, António Lobo Antunes, en el acto de recepción del Premio de Literatura en Lenguas Romances, en la Feria Internacional del Libro, en la ciudad de Guadalajara (México), en noviembre de 2008, transfiriendo una idea preciosa aportada por un enfermo esquizofrénico al que atendió tiempo atrás: “Doctor, el mundo ha sido hecho por detrás”, por si detrás de todo esto está el alma humana, alada, que fabrica el cerebro. Porque al igual que manifestó en ese acto: “ésta es la solución para escribir: se escribe hacia atrás, al buscar que las emociones y pulsiones encuentren palabras. “Todos los grandes escribían hacia atrás”. También, porque todos los días escribimos así en las páginas en blanco de nuestras vidas, entusiasmados con nuestras almas aladas. Lo mismo que me ocurre hoy, al aproximarme a una lectura responsable de unos cuentos preciosos y peregrinos, al ir del timbo al tambo de la vida en este invierno y en una navidad próxima, en las postrimerías de 2023. Hago, de todas formas, una confesión: me ha emocionado leer La barra de pan, porque he comprendido lo que significa comerse el alma humana, por azar o necesidad, por cosas que nos ocurren en el atrás de la vida. También en el presente o cuando frecuentamos el difícil futuro amable de cada día, incluso sí es invierno y navidad al mismo tiempo.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

Gloria Fuertes, poetisa de guardia…, siempre

Sevilla, 28/XI/2023

Ayer se cumplió el 25 aniversario del fallecimiento de la poetisa Gloria Fuertes. Sigue viva en esta ciudad, de forma sencilla, tal y como lo describí en 2017 en este cuaderno digital, en una reflexión para la Noosfera, la malla pensante de la Humanidad, que vuelvo a publicar hoy, como recuerdo imborrable de su buen hacer en el mundo, como persona imprescindible, ‘muy buena’, en el buen sentido de esa palabra, ‘buena’, que Antonio Machado ensalzó maravillosamente y para la posteridad.

Sé que sigue de guardia permanente entre las personas dignas. Siempre. En esta singladura de hoy, en La isla desconocida, la encuentro de nuevo a través de sus versos, con la garantía de que llevan cascadas de paz dentro.

Gloria Fuertes, poetisa de guardia

A esta isla que soy, si alguien llega,
que se encuentre con algo es mi deseo
–manantiales de versos encendidos y
cascadas de paz es lo que tengo–

Gloria Fuertes, Isla ignorada (1950)

Gloria fuertes, poetisa de guardia

Suelo volver, de vez en cuando, de mis asuntos a mi corazón. Hace tan solo unos días crucé mi mirada con la de Gloria Fuertes, en un dibujo troquelado en negro con fondo dorado y sobre una pared blanca, cubierta de cal, del Colegio Público “José María del Campo”, en el barrio de Triana, en Sevilla. Sentí una emoción especial, como si fuera una deuda moral hacia ella porque en el año del centenario de su nacimiento no la había recordado en este cuaderno digital en busca de islas desconocidas, quizá “ignoradas”, como ella las llamaba en su primera obra poética. Quien no la conozca bien puede recurrir a su propia autobiografía, en la que mediante sencillas palabras traza un hilo conductor vital, siempre buscando paz interior y exterior, incluso cuando quiso ir a la guerra civil para pararla, prestando un servicio especial a las niñas y niños de España y del Mundo, a las mujeres y hombres de España y del Mundo, porque ella era y sigue siendo nuestra poetisa de guardia:

Gloria Fuertes nació en Madrid
a los dos días de edad,
pues fue muy laborioso el parto de mi madre
que si se descuida muere por vivirme.
A los tres años ya sabía leer
y a los seis ya sabía mis labores.
Yo era buena y delgada,
alta y algo enferma.
A los nueve años me pilló un carro
y a los catorce me pilló la guerra;
A los quince se murió mi madre, se fue cuando más falta me hacía.
Aprendí a regatear en las tiendas
y a ir a los pueblos por zanahorias.
Por entonces empecé con los amores,
-no digo nombres-,
gracias a eso, pude sobrellevar
mi juventud de barrio.
Quise ir a la guerra, para pararla,
pero me detuvieron a mitad del camino.
Luego me salió una oficina,
donde trabajo como si fuera tonta,
-pero Dios y el botones saben que no lo soy-.
Escribo por las noches
y voy al campo mucho.
Todos los míos han muerto hace años
y estoy más sola que yo misma.
He publicado versos en todos los calendarios,
escribo en un periódico de niños,
y quiero comprarme a plazos una flor natural
como las que le dan a Pemán algunas veces.

Es verdad, porque ella, en su isla ignorada, era gloria bendita…

Sevilla, 24/X/2017

NOTA: la fotografía se tomó por mí el 15 de octubre de 2017, en una pared pública de un Colegio Público de esta ciudad, donde ella estaba de guardia permanente…, sin descanso alguno para almas desconocidas e inquietas.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

La cultura Disney, no inocente, cumple cien años

Sevilla, 21/XI/2023

Desde que era niño, haciendo las cosas de niño y pensando también como un niño, he vivido de cerca la cultura Disney en todas sus proyecciones posibles. He dibujado todos los protagonistas de mis años de infancia, con especial atención al pato Donald, Mickey Mouse, Minnie Mouse, Pluto y Goofy, imágenes que guardo en mi memoria de hipocampo. Es verdad que mí personaje preferido era Peter Pan, el de Disney (1953) y su mundo de nunca jamás. Este año, se cumple el centenario del nacimiento de esta factoría de sueños y deseos no inocentes, fundada en 1923 por Walt Disney junto a su hermano Roy, celebrándolo con la presentación de una nueva película, Wish. El poder de los deseos, rodada con tecnología de última generación, con algún guiño a las anteriores, en la que han intentado hacer un repaso visual a su intrahistoria y que, leyendo entre líneas, se puede atisbar en su sinopsis oficial: ”En Wish: El poder de los deseos, Asha, una optimista con mucho ingenio, pide un deseo tan potente que le responde una fuerza cósmica, una pequeña bola de energía ilimitada llamada Estrella. Juntas, Asha y Estrella se enfrentan a un imponente enemigo, el Rey Magnífico, gobernante de Rosas, para salvar a su comunidad y demostrar que cuando la voluntad de una persona conecta con la magia de las estrellas, pueden ocurrir cosas maravillosas. Con las voces en versión original de la actriz ganadora del Premio de la Academia,Ariana DeBose como Asha, Chris Pine como Magnífico y Alan Tudyk como Valentino (la cabra favorita de Asha), la película está dirigida por el ganador del Óscar, Chris Buck (Frozen. El reino del hielo, Frozen II) y FawnVeerasunthorn (Raya y el último dragón), producida por Peter Del Vecho (Frozen. El reino del hielo, Frozen II) y coproducida por Juan Pablo Reyes (Encanto). Jennifer Lee (Frozen. El reino del hielo, Frozen 2) es la productora ejecutiva y Lee y Allison Moore (Night Sky, Manhunt) son las guionistas del proyecto. Con canciones originales de la cantante y compositora nominada al Grammy, Julia Michaels y del productor/compositor/músico ganador del Grammy, Benjamin Rice, además de música del compositor Dave Metzger”.

El hilo conductor, una vez más, el poder de los deseos y cómo interviene la magia de una estrella para conseguirlos, frente al poder omnímodo de un rey malvado, porque de ellas, las estrellas, vienen casi siempre las soluciones a los grandes problemas de la vida, establece una dialéctica rey malo/ heroína buena, con la ayuda misteriosa de una estrella. Esto sucede porque los humanos no podemos hacer las cosas bien solos, lo que nos lleva a analizar este relato con detalle, para dejar a cada personaje en su sitio en este loco mundo, porque el mundo real no funciona así, a pesar de que la película se anuncia como portadora de “una historia que lleva un siglo esperando a ser contada”. Ha pasado ese siglo y visto lo visto, los reyes siguen estando desnudos, a la manera de Andersen, dejando mucho que desear en algunos casos; las princesas de toda la vida, que lo consiguen todo aunque vengan de extracción social pobre, ya no son tales, porque la mujeres han dado pasos de gigante por sí mismas, gracias a sus creencias de empoderamiento y no a Disney, huyendo despavoridas de esta representación sempiterna de la mujer “princesa rescatada”, de ese nombre; los sueños ya no necesitan de estrella alguna para ser alcanzados y para encontrar el auténtico sentido de la vida no es necesario seguir llamando a las puertas del castillo del rey, de cualquier patriarca, sobre todo a la de los regalos para ser felices, porque el secreto está en buscarnos a nosotros mismos para saber quiénes somos.

Exactamente, lo que nos recomendó José Saramago en su “Cuento de la isla desconocida”, donde la mujer que zurcía en palacio cerca del filósofo del rey, sabía cuál era la fórmula mágica para ser felices y dignos en la vida: “Si no sales de ti, no llegas a saber quién eres, El filósofo del rey, cuando no tenía nada que hacer, se sentaba junto a mí, para verme zurcir las medias de los pajes, y a veces le daba por filosofar, decía que todo hombre es una isla, yo, como aquello no iba conmigo, visto que soy mujer, no le daba importancia, tú qué crees, Que es necesario salir de la isla para ver la isla, que no nos vemos si no nos salimos de nosotros, Si no salimos de nosotros mismos, quieres decir, No es igual”.

Un día, hace ya muchos años, a modo de una película íntima, sin factoría Disney alguna que me alumbrara la vida, decidí ampliar el horizonte de miras de este cuaderno de bitácora, con nuevas y blancas letras: cuaderno de inteligencia digital para buscar islas desconocidas… Es lo que hicieron los protagonistas del cuento de Saramago al finalizar su microhistoria y, quizá, la tuya y la mía, la vuestra, queridos tripulantes digitales: “Después, apenas el sol acabó de nacer, el hombre y la mujer fueron a pintar en la proa del barco, de un lado y de otro, en blancas letras, el nombre que todavía le faltaba a la carabela. Hacia la hora del mediodía, con la marea, La Isla Desconocida se hizo por fin a la mar, a la búsqueda de sí misma”.

Les aseguro que, con profundo respeto a las historias de Disney, convertidas en guiones no inocentes para aprehender la vida, cualquier parecido de lo que he contado en este cuaderno digital, con la realidad de sus casi dieciocho años de vida, no es pura coincidencia. Sólo me viene a la cabeza, en el momento de escribir estas líneas, una petición a la vida, un “deseo”: ojalá llegue el día en el que se pueda rodar una película sobre el cuento de Saramago, como guion mágico, lejos de Disney, que nos permita descubrir la principal isla desconocida que existe en elmundo, la que cada persona lleva dentro, para que se cumpla el deseo más digno de cada uno, cada una, con sus cadaunadas: ser felices, sin estrellas que nos digan lo que tenemos que hacer en los momentos más difíciles, cuando en la penumbra vital hacemos camino al andar.

Es verdad lo que decía al principio: cuando era un niño, hacía las cosas de niño y me aferraba en algunas ocasiones a Peter Pan, tan niño como yo, porque deseaba ser como él y no crecer en un mundo al revés, de cartón piedra, diseñado por el enemigo (o por la factoría Disney, la de toda la vida). Era mi deseo (wish) íntimo, sin estrella alguna que iluminara este sentimiento, que todavía perdura en mi niñez rediviva.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA – ISRAEL/HAMÁS, ¡Paz y Libertad! 

¡Cuéntame películas!

La vida es más difícil, márchate, el mundo es tuyo, no quiero oírte más, sólo quiero oír hablar de ti. Hagas lo que hagas, ámalo. 

Alfredo a Totó en Cinema Paradiso, 1988.

Sevilla, 25/X/2023

Desde que tengo uso de razón, he escuchado en bastantes ocasiones la expresión “no me cuentes películas”. Craso error, quizás inducido por la famosa frase en los títulos de crédito de multitud de películas, cuando se advertía que cualquier parecido con la realidad de lo que podía ver “era por pura coincidencia”, siendo lo cierto todo lo contrario. Recuerdo ahora a la excelente escritora Irene Vallejo, cuando en su libro El futuro recordado, afirma que, “a pesar de expresarnos así, lo cierto es que entendemos mejor los mensajes si tienen forma narrativa y la mente asimila mejor los datos nuevos si están enhebrados en anécdotas, aventuras o ficciones. Así que, en realidad, bien podríamos decir: “cuéntamelo con una película” o “cuéntamelo como una novela”. El relato, tanto en sus diferentes formas audiovisuales o literarias, constituye una forma de conocimiento que no puede ser sustituida por otro discurso”. Las frases coloquiales en torno a las películas, despectivas generalmente, tales como “se ha montado una película de lo que le ha pasado” o “allá películas”, muestran la cara menos amable de este excelente recurso cultural.

Lo expuesto anteriormente viene a colación por el estreno mundial de ‘La contadora de películas’, dirigida por la realizadora danesa Lone Scherfig (An Education) y protagonizada por Bérenice Bejo (The Artist), Antonio de la Torre y Daniel Brühl, está basada en el libro homónimo de Hernán Rivera Letelier: “una carta de amor al cine y homenaje al arte de narrar historias”, según RTVE, que se estrenará el próximo 3 de noviembre en nuestro país, en la que se relata la vida de una familia en el desierto de Atacama (Chile), de acuerdo con la sinopsis que facilitó en septiembre Radio Televisión Española: “Años 60, desierto de Atacama, Chile. María Magnolia es una mujer que a pesar de vivir bajo difíciles condiciones, trata de transmitir a su hija, María Margarita, su pasión por el arte, y ella se convertirá en la contadora de historias de un pueblo chileno, donde la mayor parte de sus habitantes no pueden pagarse una entrada de cine, pero les trasladará el poder de los sueños. […]  Refleja las turbulencias políticas en las épocas de Frei, Allende y la llegada de Pinochet, y revive la decadencia de los históricos pueblos mineros del salitre en el norte de Chile, además de revelar los recuerdos incalculables enterrados en nuestras raíces históricas asociados al viejo cinematógrafo en una época de transición. María Margarita (Bérenice Bejo) ha heredado el amor por el cine de su madre. Y en su caso, demuestra ser una talentosa intérprete, transformándose en el escenario cuando le cuenta a su familia empobrecida (que solo pueden permitirse una entrada de cine entre ellos) las imágenes que ha visto en el único cine de la ciudad. Pronto se convertirá en la estrella más destacada de la comunidad. Los mundos exóticos, alienígenas y épicos que descubre en la pantalla despiertan en ella un profundo amor por la narración y, como «narradora de películas», transporta a su audiencia a nuevos mundos, permitiéndoles olvidar su trabajo y escapar de las dificultades de su vida cotidiana. A través de la lente de su fértil imaginación, estas historias cobran vida para su gente, inspirándolos con la esperanza de que, al igual que el “Espartaco” interpretado por Kirk Douglas, puedan seguir luchando. Al cumplir los sueños de su madre, María es una luz brillante para la gente de Atacama. La cinta con guion de Walter Salles, Rafa Russo e Isabel Coixet es una celebración de nuestra capacidad para desafiar incluso las circunstancias más duras, para encontrar amor, comunidad, inspiración y esperanza donde parece que no la hay. A través de las historias que tejemos podemos elevar nuestras vidas con emoción humana compartida”.

Aprendí hace muchos años una gran lección del cine que muestra compromiso social activo: hoy empieza todo. La película homónima, dirigida por Bertrand Tavernier, me enseñó algo transcendental para abordar la dura realidad diaria para ser y, no tanto, tener. Cuando el autor del guion, Dominique Sampiero explicó por qué se puso este nombre a la película, Hoy empieza todo, se comprende mejor la clave ética, porque lo que ocurre en la vida diaria, en cada momento, es lo contrario a un cuento de hadas. Lo contrario de Había una vez. Es verdad que hoy empieza todo. Momentos como este te hacen ver que el cine, en realidad, no es cine, sino la interpretación de una realidad más próxima de lo que parece. Contenemos la respiración. Todos nos enfrentamos a este momento en un cuerpo a cuerpo. Cuando se asiste a la proyección de determinadas películas, siguiendo de cerca las explicaciones de Dominique Sampiero, un gran corazón late, se alarma, va más despacio… Todos los rostros miran en la misma dirección, la gran pantalla del cine de toda la vida donde se proyecta La contadora de películas, en este caso. Este impulso es, probablemente, el que nos acompañará siempre al recordarla y nos permitirá conducir esta microhistoria saludable. ¿Saben por qué? Porque como decía el autor de la obra sobre la que está basada la película, aunque hoy comience todo, en verdad, todo se parece al amor.

Confieso que en mi vida he tenido siempre una debilidad cinematográfica, entre otras muchas, que me ha marcado para siempre y que me lleva a tener una deuda no saldada con su magia tantas veces oculta. Me refiero a lo que llamo personalmente “el síndrome de Errol Flynn”, un gran actor de mi infancia madrileña, que me ha acompañado a lo largo de mi azarosa vida. He avanzado muchas veces por desfiladeros existenciales que están situados en zona comanche permanente, pero sin la valentía e intrepidez aprendidas en mi niñez rediviva del General Custer o Errol Flynn (tanto monta, monta tanto), en los que de manera arrogante y sin despeinarse, con la botonadura dorada reluciente y sin una mota de polvo en su traje y botas de montar, avanzaba con su Séptimo de Caballería para deshacerse de Caballo Loco o Víctor Mature (otra vez, tanto monta, monta tanto), sabiendo, eso sí, que al final del desfiladero podía estar siempre Olivia de Havilland (Beth) para fundirse en un abrazo eterno y casto, como si no pasara nada, que arrancaba aplausos eternos en el patio de butacas del Cinema Paradiso de mi infancia, el Cine Ideal en Sevilla. Lo de menos era ya el final desastroso de la película, de cuyo nombre no quiero acordarme, en un país que estaba necesitado de escenas edulcoradas y de cartón piedra, porque lo importante era y será que nunca hay que rendirse ante la adversidad de la indignidad humana.

Sinceramente confieso que, a diferencia del clásico aviso en los títulos de crédito de antes, cualquier parecido de lo aquí contado con la realidad de lo que he visto y vivido en la película de mi vida, no ha sido una pura coincidencia. A partir de hoy es probable que en determinadas ocasiones, recordando a Irene Vallejo, sea yo el que solicite a las personas que aprecio y amo, que cuenten lo que sienten como si fuera una película o un cuento, para el caso es lo mismo. De lo que estoy convencido en este aquí y ahora, personal e intransferible, es que nunca más se me ocurrirá decirles, sobre lo que me cuentan, una frase aparentemente inocente, pero que puede llegar a ser el mayor de los desprecios, «para mí, lo que te pasa, allá películas”. Les aseguro, compañeros y compañeras del patio de butacas en el Gran Cine de la Vida, que les diré siempre “cuéntame lo que te pasa, por favor, como si fuera una película”, porque sé que lo que les ocurre es pura y verdadera coincidencia con lo que sienten y sufren en ese momento mágico de confidencias sentidas.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA – ISRAEL/HAMÁS, ¡Paz y Libertad!

Luisa Carnés, una mujer obrera en ´La Moderna´

Sevilla, 15/X/2023

He leído con cierta preocupación un artículo en elDiario.es sobre la serie La Moderna que se está proyectando en la televisión pública de este país, Cómo desactivar políticamente ‘Tea rooms’, la novela obrera y revolucionaria de Luisa Carnés, para adaptarla a televisión. El modo en que se está produciendo la recuperación de esta obra literaria aleja, y en ocasiones neutraliza, el sentido político de la novela de Carnés. Junto con la recomendación de su atenta lectura, creo que aborda un asunto de sumo interés en las adaptaciones de obras literarias que se llevan al cine o a la televisión. Una frase de ese artículo aporta una inquietante reflexión sobre la producción de esta serie basada en la obra de Luisa Carnés: “Seguir leyendo a Carnés como la ‘escritora olvidada de la generación del 27’ supone situarla en un lugar equivocado y negarle las condiciones de legibilidad que harían posible entender su obra como una literatura otra, pensada y construida desde un lugar otro, distinto al lugar desde donde siempre se ha escrito la literatura: la ideología y la cultura burguesa. La recuperación por sí misma no vale nada: no solo hay que recuperar el texto sino restituir las condiciones de legibilidad que le dan sentido. Esto es lo que no está ocurriendo. Tampoco con la adaptación televisiva de Tea rooms, o al menos esa es la conclusión que podemos provisionalmente extraer una vez vistos los primeros capítulos emitidos”. De ahí la importancia de conocer esta obra de Carnés y saber contextualizarla en su tiempo y en su momento para no confundir a los telespectadores, menos aún -si cabe- en la televisión pública, porque una de las protagonistas de La Moderna es ella. Para que no se olvide.

En este contexto recomiendo, como siempre, acudir a las fuentes, en este caso literarias, sobre Luisa Carnés, para no llamarnos a engaño y, lo que es peor, confundirnos ideológicamente con lo que nos dicen que pasó y estamos viendo, cuando no es así acudiendo a la intrahistoria de esta novela. Para comenzar, les cuento mis maniobras de aproximación a esta escritora. Hace tan sólo unos años, localicé en una de mis singladuras hacia islas desconocidas, una pequeña editorial independiente, Hoja de Lata, con señas de identidad propias, sensibles a determinadas letras, porque todas no son iguales ante el mercado, ideológicamente hablando. Hoja de Lata, que como dicen en su sinopsis oficial sobre quiénes son publican “libros en papel de narrativa y no ficción. Pretendemos llegar a ese público lector habitual que sabe lo que quiere y que se deja asesorar por su librero de confianza. Aspiramos a construir un catálogo de cuidados «artefactos narrativos», al estilo de los entrañables juguetes de hojalata que tuvimos en nuestra infancia. Nuestra colección de ficción, SENSIBLES A LAS LETRAS, se propone publicar narrativa de calidad incontestable, un equilibrio entre grandes voces contemporáneas y nuevos autores que sorprendan por su sensibilidad al hablarnos de este mundo o de otros mundos posibles. Buscamos y escogemos con mimo nuestros títulos, tratando de descubrir nuevos nombres y propuestas a los lectores; tratando también de que cada uno de ellos sea el libro que a nosotros mismos nos gustaría encontrar en la librería. Defendemos con especial ahínco las historias que no pasan de moda, las ópticas constructivas del mundo y las voces valientes, de opinión no necesariamente mayoritaria”.

Aquella localización de la editorial como isla desconocida me llevó a conocer a Luisa Carnés, gracias a un artículo precioso, Los relatos olvidados de Luisa Carnés: exiliada republicana, escritora comprometida (1), que me pareció en su momento fascinante, porque dejaba al descubierto la ignorancia que tenemos en este país sobre la pléyade de mujeres escritoras que fueron silenciadas durante el régimen franquista. Me emocionó conocer esa operación rescate de mujeres que escribieron maravillosamente bien, pero desde el exilio en el mayor número de casos. Luisa Carnés escribió dos obras señeras, de alto voltaje político, Tea Rooms y Trece cuentos, que por lo narrado en el artículo parecen apasionantes. Leerlas es el mejor homenaje a esta mujer, olvidada durante tantos años de desidia y desprecio a las mujeres escritoras de este país durante la posguerra y pertenecientes también a la denominada Generación del 27, con matices, porque la esencia republicana de Luisa Carnés, por ejemplo, tiene elementos diferenciadores cuando se la vincula a esta generación.

Posteriormente, en 2018, compré en la Feria del Libro celebrada en esta ciudad una obra de Luisa Carnés, Rojo y Gris, una primera recopilación de sus cuentos completos publicada por la excelente editorial Renacimiento, que leí con la ilusión de un niño que dejó de ser Cuchifritín (el hermano de la inolvidable Celia, personajes creados por Elena Fortún), de feliz memoria de izquierdas también. También, en ese año, leí un cuento suyo, La chivata, que lo encontré como un regalo ideológico en la página web de la editora Hoja de lata, de su libro ejemplar, Trece cuentos (1931-1963), que recogí en un post que dediqué en 2017 a las mujeres en su tarea imprescindible de escribir. Lo publiqué entonces, como homenaje a una mujer extraordinaria que ha escrito páginas memorables de la España profunda, que tanto cuesta olvidar. Pero no a ella, ejemplo de ayer, hoy y siempre, porque estoy convencido de que son imprescindibles las mujeres que escriben. Por último, traje a colación en la Navidad de 2019, con una interpretación laica, un cuento suyo, Sin brújula (Trece cuentos),en el que un grupo de mujeres embarcan hacia el exilio durante la guerra civil con sus hijos y con lo puesto, dejando a sus maridos en la retaguardia del país, en la costa que cada vez está más lejos o más cerca, según se mire, para intentar llegar a Francia y escapar de la tragedia de la guerra civil en España. Durante el trayecto, contemplan la soledad acusadora de Benitín, un niño solo que enferma a los pies del capitán, del que dudan en un determinado momento porque no saben que el barco no tiene brújula y, finalmente, desean que el niño, enfermo, desaparezca de sus vidas por temor al contagio de una enfermedad que intuyen como letal. Hasta que una buena mujer sola se acerca al niño y lo toma en su regazo para que deje este mundo en la paz de un Dios desconocido.

Mujeres escritoras, como Zenobia Camprubí, María Teresa León, Simone de Beauvoir y Luisa Carnés, entre otras muchas, merecen nuestro aprecio y respeto todos los días, porque sencillamente lo reconocemos a través de sus libros. Baste un ejemplo final de lo que escribí en 1976 sobre una mujer escritora, Simone de Beauvoir, después de un análisis de su magnífica obra El segundo sexo, ignorada en España en los años de autos por su texto y contexto: “Es indudable que el análisis de Simone de Beauvoir sobre la infancia, no pasa de ser un análisis monocolor de su infancia, que era también la infancia de la época, década de los años diez y veinte del Siglo XX. Paradójicamente, acepto que muchas reflexiones de ella podrían aplicarse a décadas posteriores, donde la educación sexual (no olvidemos que es su preocupación fundamental en esta obra) ha brillado por su ausencia. Hoy, asistimos a un momento diferente, donde los jóvenes han hecho periclitar el edificio clásico de las inhibiciones y frustraciones sexuales. Bastaría citar el fenómeno registrado en Italia, con la publicación del libro “Porci con le ali”, donde Rocco y Antonia viven una experiencia sexo-política muy similar y donde el vocabulario utilizado para sus expresiones dialécticas, desde el principio y hasta el fin del libro, darían que pensar incluso a Simone. Junto a esta realidad, la formación real hoy es una formación de la calle, de los diferentes clubes, de la filmografía, donde el lenguaje desenfadado manifiesta un epifenómeno muy curioso: la insatisfacción por saturación (…). El problema radicó en que la lectura de “El segundo sexo”, a escondidas, por ser manzana prohibida, facilitó un curso acelerado de formación y de satisfacción de curiosidad, con todos los problemas que podría acarrear a las mujeres lectoras. Hoy, su obra, aporta datos de interés a nivel histórico, pero cualquier manual o revista “avanzada” abre ya los ojos a muchas realidades. Aun así, hay que reconocer la valiente realización de Simone de Beauvoir, su desesperada lucha por encontrar su libertad…” (2). También, lo que aportó a los hombres y mujeres de muchas épocas, lectores y lectoras de relatos basados en la libertad intelectual, como tantas escritoras de su tiempo y experiencias vitales, olvidadas por la memoria no democrática en este país. Como ha ocurrido, por ejemplo, con Luisa Carnés, sin ir más lejos. Ahora, podemos y debemos recuperar su vida y su obra en su justo sentido.

(1) Franch, Ignasi (2017, 28 de mayo). Los relatos olvidados de Luisa Carnés: exiliada republicana, escritora comprometida.

(2) Cobeña, J.A. (1976). La personalidad frustrada de Simone de Beauvoir. Trabajo de doctorado realizado en mayo de 1976, en Roma (sin publicar).

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

Sobre Rubiales, ¡disculpen mi ignorancia!

Jugadoras de la selección española de fútbol celebran el triunfo en Australia / SAEED KHAN

Sevilla, 29/VIII/2023

La imagen que encabeza hoy estas palabras lo dice todo: ese fue el auténtico beso de la noche, entre otros similares, el que habría que resaltar por encima de todo y de todos. Aunque lo que debía haber quedado en el imaginario popular del Campeonato Mundial de Fútbol Femenino, en Australia, en torno al éxito incontestable de la selección española, debía ser esta imagen y otras parecidas, los acontecimientos sobrevenidos no permitieron que fuera así. Por esta razón y en torno al llamado ya en medio mundo, “caso Rubiales”, no sé si en el otro medio también, que desgraciadamente ha dado la vuelta a este loco mundo al revés, he recordado algo que escribí en 2020 en este cuaderno digital, con motivo del fallecimiento de Maradona, cuando en cierta ocasión preguntaron a Jorge Luis Borges qué opinaba acerca de Maradona, a lo que el escritor -argentino como él- respondió: ¡Disculpen mi ignorancia! Cuando se lo contaron al jugador, hizo una jugada verbal perfecta y le devolvió la ironía de origen preguntando en qué equipo de fútbol jugaba Borges. Al escritor, todo lo relacionado con el fútbol lo sacaba de sus casillas: “La idea que haya uno que gane y que el otro pierda me parece esencialmente desagradable. Hay una idea de supremacía, de poder, que me parece horrible”. No llego a ese extremo de juicio, pero tengo que reconocer que el fútbol no me apasiona, aunque me asombra el seguimiento que tiene por millones de personas y el dinero que mueve, con frases de asombro vinculadas casi siempre a las cifras astronómicas derivadas de la compraventa de jugadores en los mejores mercados del mundo. Me reafirmo en el aserto de que todo necio confunde valor y precio. En estos días, ha recobrado un impacto mundial con el triunfo de la selección española femenina al ganar el campeonato del mundo y los hechos impresentables protagonizados por el presidente de la Real Federación Española de Fútbol, apartado de su cargo por la FIFA, por unas imágenes que conocimos en directo celebrando el triunfo con una jugadora de la Selección, que se definen por sí mismas.

Tengo que reconocer una vez más que este deporte, junto a la música militar, nunca me supo levantar. Volviendo a Borges, recuerdo ahora que escribió en 1967 un cuento junto a Adolfo Bioy Casares con un título críptico, Esse est percipi (Ser es ser percibido, en Crónicas de Honorio Bustos Domecq), pero evidente en nuestros tiempos modernos del caso Rubiales. He vuelto a leer un fragmento del mismo: “El género humano está en casa, repantigado, atento a la pantalla o al locutor, cuando no a la prensa amarilla. ¿Qué más quiere, Domecq? Es la marcha gigante de los siglos, el ritmo del progreso que se impone”. Porque, agrega: “No hay score ni cuadros ni partidos. Los estadios ya son demoliciones que se caen a pedazos. Hoy todo pasa en la televisión y en la radio. La falsa excitación de los locutores, ¿nunca lo llevó a maliciar que todo es patraña? El último partido de fútbol se jugó en esta capital el día 24 de junio del 37. Desde aquel preciso momento, el fútbol, al igual que la vasta gama de los deportes, es un género dramático, a cargo de un solo hombre en una cabina o de actores con camiseta ante el cameraman”.

Reconozco que en relación con el fútbol soy un espectador ignorante. Ya lo decía Hans Magnus Enszerberger, escritor sobre el que he escrito páginas en este cuaderno digital, cuando hablaba de la ciudadanía “ignorante y molesta”, al referirse a las personas alejadas de las tecnologías de la información y comunicación, que no es mi caso, aunque hace ya mucho tiempo que entré -a juicio de muchas personas- en el colectivo de ovejas descarriadas de lo que está pasando y están viendo a través del fútbol, que ahora se traduce en una pregunta no inocente: ¿No te has enterado de lo de Rubiales?

Sí, me he enterado, ¡como para no hacerlo con el bombardeo mediático, a todas horas, que ha tenido el “caso”! Soy consciente de que lo que ha ocurrido ha dado, efectivamente, la vuelta al mundo, en un momento en que gracias a lo acontecido y a pesar de ello, el feminismo en el deporte en general, no sólo en el fútbol, alcanza ahora el protagonismo que en este país debió haber tenido hace ya muchos años, Percibimos en estos momentos y en torno al caso Rubiales algo de sumo interés, el gran espectáculo del fútbol en un mundo que ya no es lo que era, porque en su vertiente femenina es una ilusión colectiva muy importante y contagiosa, cuando los estadios representan también con ellas, a veces, un género dramático, como fue siempre, donde unos ganan y otros pierden, eso sí, con gran dolor de Borges. Ahora, todo es diferente con lo ocurrido con el caso Rubiales, porque el fútbol tiene la gran oportunidad de reinventarse, hacer que desaparezcan las estructuras machistas sempiternas, como es el caso de la Real Federación Española (yo diría que ahora “y Machista” también) de Fútbol, que debería removerse desde sus cimientos como ejemplo de que otra forma de entender la cultura del fútbol en nuestro país es posible. Si no ocurre esto, el caso Rubiales se quedará en una mera “patraña” que alguien interesado nos ha contado, la que preocupaba tanto a Borges en su cuento Ser es percibido.

Una cosa más sobre el caso Rubiales: ¡perdonen mi ignorancia sobre el oscuro mundo del fútbol en general!, donde los silencios cómplices están a la orden del día, pero hoy que no cuenten con el mío, porque lo digo alto y claro: el comportamiento de Luis Rubiales, como Presidente de la Real Federación Española de Fútbol me pareció impresentable en los minutos que siguieron al triunfo de la Selección Española desde el palco presidencial del Stadium Australia de Sydney, el pasado domingo 20 de agosto, con gestos obscenos de un machismo recalcitrante, un beso no consentido en su esencia y unos comportamientos exculpatorios inadecuados, por parte de un representante del país en el deporte de élite, en todo el proceso que siguió a estos acontecimientos y que se siguen produciendo hasta el día de hoy por parte del citado presidente suspendido, así como por su círculo de allegados.

Perdonen que diga finalmente lo que pienso al respecto por lo sucedido: el fútbol, el llamado “deporte rey”, junto con Rubiales y su equipo al frente, va hoy desnudo, como el protagonista del cuento de Andersen, a pesar del silencio cómplice de los que aplauden a rabiar estos comportamientos indeseables y fuera de lugar.

NOTA: la imagen se ha recuperado hoy de https://cadenaser.com/nacional/2023/08/21/cuanto-ganan-las-jugadoras-de-espana-por-la-victoria-del-mundial-2023-cadena-ser/

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

La Biblioteca “Fantasía”, de un colegio público de Sevilla, en un barrio con pobreza severa y exclusión social, recibe el Premio Nacional de Fomento de la Lectura 2023

Sevilla, 23/VI/2023

La noticia es una bocanada de aire fresco para esta ciudad y para uno de sus barrios, las Tres Mil Viviendas, en el que la pobreza severa y la exclusión social son señas de su identidad desde hace ya muchos años, demasiados en esta perpetuidad como nadies, hijos de nadies, al haber conseguido el Colegio Público (C.E.I.P.) Andalucía de Sevilla, situado en aquella barriada, el Premio Nacional al Fomento de la Lectura 2023, en el que el jurado ha valorado “el espíritu de lucha de una comunidad educativa que apuesta decididamente por el fomento de la lectura como antídoto contra las desigualdades en un entorno difícil como es el barrio sevillano de las Tres Mil Viviendas. Por convertir la biblioteca en el centro de atención y educación, así como en la pieza fundamental de un trabajo en las aulas y fuera de ellas, abriendo su puerta a toda una comunidad en riesgo de exclusión social, para que tengan la oportunidad de tener otra vida a través de los libros». Además el jurado ha valorado la candidatura de este colegio público »como reconocimiento a toda la comunidad educativa, por su enorme esfuerzo para impulsar la actividad lectora y creer en el poder transformador de la lectura».

No es la primera vez que resulta premiado su proyecto en torno a su Biblioteca “Fantasía”, porque en 2011 ya fue reconocida especialmente por el Ministerio de Educación: “Uno de los pilares de nuestra Comunidad es la biblioteca de Centro, la biblioteca «Fantasía». Gestionada a través de la Comisión de biblioteca, es el núcleo de numerosas actividades en torno al libro, teniendo el honor de haber sido premiada en el año 2011 por el Ministerio de Educación. Nuestra biblioteca es un espacio de compensación de las desigualdades, por ello entre sus objetivos además de la promoción y el fomento de la lectura, está: el apoyo al currículum ordinario, el desarrollo y fomento del estudio e investigación, y la dinamización y extensión cultural”. A continuación describen algunas de las actividades que se organizan desde la biblioteca:

  • Formación de usuarios, realizamos actividades específicas para aprender a usar una biblioteca.
  • Apadrinamiento lector, actividad en pareja que involucra a todo el alumnado durante una hora. El alumnado de mayor edad hace de padrino/madrina leyendo un cuento al alumnado de menor edad. Todo el Centro se transforma en una sala de lectura y cualquier rincón es aprovechado para leer
  • Cartelera de cuentos, similar a una cartelera de cine, pero de cuenta cuentos. El alumnado tiene que elegir entre diversos cuentos que se van a contar a la vez en diferentes espacios del centro. Las carteleras siempre son temáticas, algunas de los temas tratados: el amor, amistad, la diversidad, la música, etc.
  • Encuentros con autores/as
  • Tertulias literarias, es una de las actividades educativas de éxito. Todo el alumnado participa de las tertulias literarias adecuadas a su nivel de competencia lectora. Para ello la biblioteca dispone de numerosos volúmenes de algunos títulos literarios.

El argumento del jurado del Premio expresa perfectamente la importancia del proyecto en ese Colegio Público tan dignamente reconocido porque a través de los libros de su Biblioteca “Fantasía”, se abre la puerta “a toda una comunidad en riesgo de exclusión social, para que tengan la oportunidad de tener otra vida a través de los libros”. He entrado en el blog de la Biblioteca y reproduzco a continuación su última publicación, Leer da sueños, que resume perfectamente el proyecto y justifica de forma sobrada la concesión del Premio citado:

“Así es. A lo largo de nuestra vida hemos escuchado frases como «si no tienes sueño, ponte a leer que seguro te entra…» Y puede que sea cierto, pero no más cierto que la misma frase en plural…«leer da SUEÑOS». Así, en mayúscula y bien grande.

Y es que los SUEÑOS tienen mucho que ver en nuestro cole, y LEER, también. Es por eso que desde la comisión de biblioteca se ha organizado la XVII Semana del libro que ha tenido lugar desde el 27 al 31 del pasado mes de marzo.

Entre otras actividades el alumnado y las familias han podido disfrutar de:  cuento teatralizado por parte de los más pequeños del cole, visita de nuestra mascota Cangulibro, encuentro con el narrador Pepepérez, mercadillo de libros, tertulias intergeneracionales, Jornadas literarias, apadrinamiento-amadrinamiento lector…

Como podéis ver, ha sido una semana muy entretenida en la que todas y todos hemos podido disfrutar de la magia y el encanto de la lectura. Y es que esta «nos abre las puertas del mundo que te atreves a imaginar».

A continuación os dejamos un enlace para que podáis disfrutar de algunos momentos de esa semana: XVII SEMANA DEL LIBRO.

Me ha emocionado conocer esta excelente noticia y he recordado mi participación en 2021, en la Feria del Libro de Sevilla, en un acto organizado por la Asociación Iniciativa Sevilla Abierta, ISA LEEcon la participación ese año de niños de la barriada de La Candelaria, una de las tres que conforman Los Tres Barrios-Amate, un conglomerado urbanístico donde, al igual que en las Tres Mil Viviendas, se da uno de los mayores índices de pobreza severa en la ciudad de Sevilla, sostenida en el tiempo, desde que personalmente los conocí en los años sesenta del siglo pasado. El programa del acto cumplió su objetivo, en el que se pudo comprobar que el gran poder de la lectura estaba en el alma de La Candelaria, a través de los niños y niñas del barrio, también de los pedagogos de la Asociación Educativa y Social (AES Candelaria), que leyeron textos de Albert Camus, Eduardo Galeano, Carmen Laforet y Federico García Lorca, a los que acompañé con un texto mío, La lectura enseña el arte de vivir, que reproduzco a continuación, del que se leyó un fragmento: “Personalmente, considero la lectura como el arte para vivir, para aprender a leer las señales de la vida, porque hablar y escribir es solo cosa de personas. Leer, igual. Es una maravilla constatar que estamos preparados desde la preconcepción y a través del cerebro, para leer, cuando todo está conjuntado para comenzar a unir letras y grabarlas con unas determinadas formas en el cerebro. Agregando, además, sentimientos y emociones, de forma indisoluble, en relación con lo que nuestro cerebro lee. La lectura es un acto de libertad intelectual que se modula a lo largo de la vida, convirtiéndose poco a poco en arte. Desde la escuela infantil y hasta los últimos días de la vida, tenemos millones de posibilidades de leer todo lo que se pone por delante para invitarnos a dar forma a unos caracteres que en sí mismo no son nada sin nuestra intervención personal e intransferible, porque aunque alguna vez leamos algunas palabras junto a alguien, lo que se graba en cada cerebro es irrepetible. Como si fuéramos bibliotecas ambulantes conteniendo siempre lecturas diferentes de textos llenos de palabras sueltas o frases que hemos acumulado en ellas a lo largo de la vida.[…] Nos quedan las palabras… en los libros. En estos momentos tan delicados para la humanidad por los estragos de la pandemia, tenemos la obligación ética de hacer una operación rescate de placeres útiles como el de la lectura, proclamándola como medio de descubrimiento de la palabra articulada en frases preciosas, cuando lo que se lee nos permite comprender la capacidad humana de aprehender la realidad de la palabra escrita o hablada”.

Mi enhorabuena a la comunidad educativa de las Tres Mil Viviendas al haber obtenido el Premio Nacional al Fomento de la Lectura 2023, por su trabajo incansable por ofrecer una ventana abierta al mundo a través de su Biblioteca “Fantasía “, en el Colegio Público “Andalucía”, que merece toda nuestra atención hoy y cada día en el presente y futuro de este barrio, de esta ciudad y de esta Comunidad. Son los imprescindibles, que tanto necesitamos en estos momentos difíciles en el país, a los que definió perfectamente Bertolt Brecht en su Elogio a los combatientes (los corchetes son míos): “Hay hombres y [mujeres] que luchan un día y son buenos, otros [y otras] luchan un año y son mejores, hay quienes luchan muchos años y son muy buenos, pero están los [hombres y mujeres] que luchan toda la vida, y esos son los imprescindibles”.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

Peter Pan sigue salvando sueños y vidas

Peter Pan

Sevilla, 15/VI/2023

En la última singladura virtual con mi imaginaria carabela saramaguiana, de cuyo nombre quiero acordarme hoy especialmente, “La Isla Desconocida”, he localizado una noticia esperanzadora sobre adolescentes ingresados en el Great Ormond Street Hospital, en Londres, al haberse producido allí un hecho relevante en los niños enfermos de un tipo de leucemia muy agresivo, cuyos resultados se publicaron ayer en una prestigiosa revista científica, Base-Edited CAR7 T Cells for Relapsed T-Cell Acute Lymphoblastic Leukemia | NEJM. Este avance espectacular lo conocí ayer también en un artículo publicado en el diario EL PAÍS, Un ‘lápiz’ genético logra la remisión de una leucemia letal en dos adolescentes desahuciados, que me emocionó especialmente al leer que parte de la financiación para esta investigación se lleva a cabo con los derechos de autor que recibe el hospital por la obra de J.M. Barrie, Peter Pan, porque los regaló en 1929 al citado centro sanitario. Como se informa en su página web oficial: “A lo largo de los años, esta generosa donación ha proporcionado una importante fuente de ingresos para ayudar a respaldar el trabajo del hospital y ayudar a brindar a los niños gravemente enfermos la mejor oportunidad. para realizar su potencial de vida”. Aunque los derechos de autor expiraron por primera vez en el Reino Unido (y el resto de Europa) en 1987, 50 años después de la muerte de Barrie, en 1996, el plazo de los derechos de autor se extendió a 70 años después de la muerte del autor en toda la Unión Europea, lo que significó que Peter Pan disfrutó de los derechos de autor revividos hasta el 31 de diciembre de 2007, después de lo cual pasó al dominio público en Europa.

Fruto de esta investigación sobre bases genéticas se han llevado a cabo de una forma sorprendente: “Es una de las historias más fascinantes de la medicina. El investigador español Francis Mojica descubrió por casualidad, en 2003, que ciertos microbios de unas salinas de Alicante emplean unas tijeras moleculares para eliminar virus invasores troceando su material genético. La química estadounidense Jennifer Doudna y la bioquímica francesa Emmanuelle Charpentier se percataron en 2012 de que esas tijeras microbianas, bautizadas CRISPR, podían servir para modificar el ADN y acabaron ganando por ello el Premio Nobel. En 2016, el químico estadounidense David Liu inventó la segunda generación de las herramientas CRISPR, los editores de bases, más parecidos a un lápiz con goma, capaz de borrar una sola letra del ADN y sustituirla por otra. Hace un año, Alyssa, una adolescente británica de 13 años con una leucemia muy agresiva, se convirtió en la primera persona beneficiada por los editores de bases. Hoy Alyssa está en su casa, con una remisión completa de su cáncer. Los científicos implicados publican este miércoles los detalles de su caso y los de otros dos jóvenes”.

He sido un niño que he admirado siempre a Peter Pan, aunque cuando era un niño, hacía las cosas de niño, aferrándome en algunas ocasiones a él, tan niño como yo, porque no quería crecer en un mundo al revés de cartón piedra diseñado a veces por el enemigo y un ejemplo vale más que mil palabras. Cuando solo tenía diez años iba al campo de La Campana con mis amigos, en Madrid, justo donde ha crecido el famoso Pirulí y el barrio nuevo en terrenos de La Elipa. La razón era maravillosa: lanzar un cohete “habitado o tripulado” utilizando una funda de aluminio de puro habano, en la que introducíamos una mosca viva en la zona redondeada final, dentro de una cápsula de plástico. En la parte de la tapa enroscable abríamos un agujero central para colocar una mecha en contacto con pólvora mezclada artesanalmente en nuestras casas con los componentes que comprábamos en la droguería de nuestro barrio “Salamanca”, sede del discreto encanto de la burguesía: carbón vegetal, azufre y clorato potásico. Montábamos un trípode de lanzamiento con piezas metálicas del Mecano de casa y encendíamos la mecha en un momento mágico para probar a qué altura éramos capaces de hacer volar aquel artefacto y, cuando caía a tierra, comprobar si la mosca seguía viva. Fueron muchos intentos fallidos, alguno con escaso éxito, otros un auténtico fracaso, pero lo que constato hoy al recordar esta breve historia es que teníamos una curiosidad insaciable, porque si la perra “Laika” (ladradora en ruso) lo había hecho viajando en el Sputnik 2, por qué nuestra mosca querida no podía alcanzar una altura considerable. En cualquier caso, queda acreditado que nos interesaba más aquello que la perra Marilín, de Herta Frankel, famosa en aquellos tiempos o la mula Francis, porque disfrutábamos en nuestro estatus de Peter Pan, soñando que casi todo era posible.

Los locos bajitos, a los que cantaba maravillosamente Joan Manel Serrat, también éramos curiosos incorregibles, como se pudo comprobar en aquel Cabo Cañaveral improvisado en el campo La Campana de mi niñez rediviva en Madrid, siempre tan cerca de Peter Pan. Esa es la razón de por qué hoy sigo pensando que otro mundo es posible, porque el que aprendimos a vivir con justificaciones creacionistas se agota por horas, siendo la ciencia como en el caso del hospital de Londres citado, la que facilita avances maravillosos para entregar vida a niños y adolescentes de todo el mundo gracias a los derechos de autor del cuento de J.M. Barrie. Hoy, comprendo mejor que nunca que nos encantara tener como amigo imaginario a Peter Pan, aquel defensor acérrimo del mundo de nunca jamás, hoy, de siempre es posible. O Jesús de Nazaret, un héroe de mi infancia, siempre presente en la educación creacionista, cuando se dormía en el cabezal del barco por lo cansado que estaba…, no por sus milagros, tal y como nos lo comentaba en directo el joven periodista Marcos, porque se empeñó en transmitirnos que era una persona corriente, singular. O Rafael Alberti, que me ha recordado siempre a lo largo de mi vida que cuando se abre el debate de pensamiento y sentimiento, hay que escuchar siempre el corazón, sencillamente porque es más fuerte que el viento. Es verdad: si la curiosidad o la investigación no tienen sentimiento…, sólo es eso, curiosidad, investigación a secas. Algo así es lo que se ha llevado a cabo en el Great Ormond Street Hospital, en Londres, aunque esta maravillosa aventura científica no haya hecho nada más que empezar a dar sus frutos.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!