Ciudadano Jesús

Hace veintidós años escribí este artículo en un periódico de Huelva, La Noticia, muy querido por mí, y siempre lo he recordado en cada navidad posterior. Hoy lo entrego a la comunidad digital de Internet, como símbolo de respeto a una tradición pero que sigue vigente para mí sólo por la quintaesencia, no los fárragos, de la personalidad cercana de Jesús, como ciudadano en el mundo, en una parte crucial de su interesante pasado.

Hoy, veinticuatro de diciembre de 1984, es un día más para gran parte de la humanidad. La quintaesencia del recuerdo del renacimiento de Jesús de Nazareth está en el olvido de un progreso cultural cuestionado por días. Hoy se inician vacaciones, fiestas, se intercambiarán regalos y se consumirá en cotas insospechadas el turrón más caro de España (así aparece en los anuncios)… Hoy, veinticuatro de diciembre de 1984 seguirá clamando en nuestros oídos la realidad tangible del sinsentido de la pobreza o miseria. Este mes de diciembre que transcurre en medio de situaciones dolorosas para la humanidad es en sí mismo una pura reflexión. Etiopía, Chad, San Juanico, Bhopal, Afganistán, son una pregunta dura a la simbología cultural de la Navidad, de cualquier día del año que pasa, del año que viene.

A pesar de todo, estamos en las fiestas navideñas. Un todo cada vez más aceptado y asumido en la tranquilidad de la mesa de camilla y del colchón multielastic. Un todo de intranquilidad manifiesta, no latente, de una humanidad que se encuentra en una situación de desconcierto y sinsentido preocupante. Las mejores fotos del año suelen ser de miseria, de hambre, fotos que ganan grandes premios por traernos ante los ojos al niño más triste del globo o a la madre más desconsolada que se pueda encontrar, horrorizada ante los cadáveres de los hijos maltratados por la guerra.

Y en medio de todo el marco incomparable de la sociedad de consumo, utilizando su propia fraseología de las fiestas de diciembre, se trabaja la necesidad de la paz, concordia, buena voluntad, amor, sabiendo utilizar la paga extraordinaria y el toque del perfume que subyuga al amanecer del día veinticinco, después de una juerga nocturna donde todo está permitido, todo autorizado «porque estamos en Navidad». Y todo este montaje «dorado» se debe a que unos cronistas del siglo quinto antes de Cristo, comenzaron a tomar apuntes de un hecho sociológico interesante en sí mismo: el empadronamiento y, en un momento dado de la historia, el ordenado por el emperador romano César Augusto. José y María de Nazareth, ciudadanos responsables, buenos demócratas en su sentido primigenio, acuden a empadronarse a Belén, en hebreo «casa del pan», y allí, fuera del drama que siempre nos han pintado del rechazo a la familia «sagrada», al no encontrar sitio en la posada porque estaba hasta los topes, debido al empadronamiento masivo, se le cumplen los días a María, «estaba cumplida», y nace Jesús, niño-ciudadano, en el acto de empadronamiento de sus padres. María estaba loca de contenta por las cosas «maravillosas» que los pastores decían del «niño».

Había también por allí una profetisa anciana de nombre Ana, que conocía muy bien a la gente del Templo, y hablaba a todo el mundo de las cosas del niño. Y Jesús comenzó su vida normal, creciendo en todos los sentidos. El cronista de la época ha sido muy escueto en sus manifestaciones, pero constituyen en sí mismas un dato muy importante para la humanidad: es necesaria la revolución en las épocas de estancamiento social, de aburguesamiento en todos los sentidos.

La clave de Jesús estaba en su presencia como revulsivo ante los conformismos manifiestos. Toda su vida está llena de intervenciones puntuales en determinadas problemáticas personales y sociales de sus paisanos o ciudadanos próximos. Viene a llamar las cosas por su nombre, que además en hebreo o arameo, tiene una importancia vital. A Jesús de Nazareth se le ha situado tan alto que para muchos no hay posibilidad de entenderlo en su justo sentido. Quizás el cronista Marcos ha sido el más sencillo de todos los profesionales de la época para traemos a la lectura actual una figura de Jesús rica en contenidos humanos. Su enseñanza con autoridad es entendida en contraposición a los profesionales de la fe de su época, es decir, se le notaba que lo que decía era importante para el mismo Jesús, en vocabulario actual, «se lo creía»… a diferencia de los «jefes espirituales» de siempre, que ya no convencían a nadie por su falta de testimonio y compromiso con los sencillos, pobres, marginados y enfermos psíquicos o sociales que les rodeaban a diario.

Para un intérprete progresista de la fe, lo lógico era sufrir los reveses del poder vigente. Su muerte estaba anunciada de antemano. Nadie se debía escandalizar. Molestaba y. no interesaba. Y sabía que al final se iba a quedar solo. Así fue. Así se hizo. Muchos les delataban.

Se podía convertir en un desaparecido cualquiera. Y al fin, este hombre molesto para la sociedad vigente, es eliminado por el procedimiento de la época. La misma autoridad que empadrona, es la autoridad que mata, apoyada por la institución religiosa, por la muchedumbre aborregada, que compara a Jesús con Barrabás. Esa es su miseria.

Esta Navidad podía ser algo diferente. No sería bueno entrar en maniqueísmos desfasados, pero sí sería conveniente no malinterpretar el contenido revolucionario del mensaje del ciudadano Jesús. Con normalidad, con alegría, con coherencia, pero sabiendo de antemano que trabajar en su ideología y actitud de creencia lleva indefectiblemente a encontrarse de lleno con la actitud oceánica de la sociedad actual, donde el oleaje de consumo, violencia y desprecio humano suele ser el acicate para todo aquel que prescinde de la realidad del compañero. Porque nuestro sistema democrático vigente debe mucho al ciudadano Jesús, sobre todo a su actitud ante la necesidad de cambiar una sociedad tranquilizada con el bienestar codificado por las multinacionales de la alegría navideña.

Sevilla, 24/XII/2006

Persona del año

TIME YOU 2006

Me han llamado la atención los titulares que aparecen hoy en todos los periódicos del mundo y en los medios de comunicación, en general, por la portada de la revista TIME, en su próxima edición: Tú. Hace alusión a que todos los que estamos convencidos de las bondades de los sistemas y de las tecnologías de la información y comunicación, hemos sido elegidos “personas del año”. La verdad es que es un reconocimiento que se convierte inmediatamente en producto, mucho más con la presión mediática actual de Risto Mejide (el personaje estrella de Operación Triunfo), al que todas las semanas esperan con ardiente impaciencia millones de personas de este país, de teledivertidos y telesufridores (cada uno se divierte y sufre como puede y sabe…), para escuchar frases que muchos sienten y que a otros ofenden, porque dados los actuales convencionalismos sociales prefieren quizá no decirlas ni aceptarlas, en sus formas, en los tiempos que corren. Todo es producto, hasta la forma de ser persona, mucho más desde lo televisivamente correcto. Casi nada, derechos, porque en la sociedad que nos toca vivir y experimentar día a día, si no “consumes los productos” estás fuera de la ley… de mercado, de las gafas y pose de Risto, como símbolo, para entendernos.

Por eso, cuando me han dado la oportunidad en el periódico digital El País.com de opinar sobre la noticia de Time, he escrito a las 14:00:36:

El movimiento celular que genera Internet y el de los cuadernos de bitácora es una nueva oportunidad para alcanzar libertad de expresión y conductas de proactividad para ser más felices. Si además se puede compartir algo, en cualquier momento, será mejor que tener que hacerlo porque el mercado nos dice que es Navidad, por ejemplo. No, es Internet.

Es decir, no me conmueven estos productos, mucho más cuando cada año se eligen personas que no son un ejemplo a seguir. A la historia de Time me remito. No es inocente, porque compartir estas mieles con determinados personajes que también han sido declarados personas más influyentes del año 2006, me hace temblar. Sinceramente, prefiero ir al puente de mando de mi barco “La Isla desconocida II” y navegar por Internet con la ilusión puesta en aprender a compartir con otras y otros navegantes, pensamientos y sentimientos alojados en un lugar muy concreto de nuestros cerebros y de los que todavía nos asombraremos más al saber cómo se construyen a través de la inteligencia digital.

Sevilla, 17/XII/2006

Cumpleaños de una declaración de principios

Pasado mañana cumplo un año como piloto de este cuaderno de bitácora. Han ocurrido muchas cosas en trescientos sesenta y tres días, en torno a la experiencia que inicié el 11 de diciembre de 2005, al asomarme a una pequeña ventana del mundo Internet y compartir las hojas escritas de mi blog escribiendo sobre pantallas en el blanco del a priori en red, con el riesgo comprometido que adquirí un día muy lejano en el tiempo, muy cercano en el alma, por la lectura compartida con Ítalo Calvino. Era una aventura hacia lo desconocido, en la clave de Saramago, aprendida de un pequeño texto fantástico, programático, paradigmático y mágico, El cuento de la isla desconocida, en el que nunca tuve duda alguna sobre el barco que me podía llevar a una isla, mejor, a muchas islas, que forman parte de un archipiélago digital, extenso y comunicado en todas las direcciones posibles. Y he descubierto que esta configuración del mundo solo es posible a través del mar digital de Internet.

Y escribo desde un puerto firme, de salida, donde he recalado hasta doscientas veces, en el ejercicio del compromiso con la esfera de la inteligencia, porque el oleaje que practico es el de la inteligencia digital. En la singladura anual he descubierto mundos con islas desconocidas:

1. La inteligencia digital permite gobernar los barcos que se consiguen pilotar llamando a las puertas de las peticiones soñadas y saliendo después por las puertas de las decisiones, para navegar y descubrir islas desconocidas.
2. La inteligencia está en islas por descubrir pero que ya están. Así lo reafirma la ciencia y este año me ha permitido descubrir islas cerebrales que nos permiten justificar la inteligencia. El sistema límbico alojado en la parte más central del cerebro nos va ofrecer sorpresas muy gratas para la felicidad humana cuando lo interpretamos bien y todo el mundo lo conozca. Es una isla por descubrir, científicamente hablando.
3. La importancia de la isla digital, en cualquiera de sus representaciones para las personas, manifiestan la necesidad de compartir el descubrimiento, porque permiten que seamos más inteligentes, más capaces de resolver problemas cotidianos, con la ayuda de los sistemas y tecnologías de la información y comunicación. Basta reflexionar sobre los beneficios del teléfono móvil y del mando a distancia.
4. Estoy empeñado en que muchas personas conozcan este barco (Internet) y esta posibilidad de navegar. Me emocionó el fragmento del cuento de Saramago que decía así, en un diálogo crucial entre el rey el hombre que pide el barco, para entender este mensaje: Y esa isla desconocida, si la encuentras, será para mí, A ti, rey, sólo te interesan las islas conocidas, También me interesan las desconocidas, cuando dejan de serlo, Tal vez ésta no se deje conocer, Entonces no te doy el barco, Darás. Al oír esta palabra, pronunciada con tranquila firmeza, los aspirantes a la puerta de las peticiones, en quienes, minuto tras minuto, desde el principio de la conversación iba creciendo la impaciencia, más por librarse de él que por simpatía solidaria, resolvieron intervenir en favor del hombre que quería el barco, comenzando a gritar. Dale el barco, dale el barco. El rey abrió la boca para decirle a la mujer de la limpieza que llamara a la guardia del palacio para que estableciera inmediatamente el orden público e impusiera disciplina, pero, en ese momento, las vecinas que asistían a la escena desde las ventanas se unieron al coro con entusiasmo, gritando como los otros, Dale el barco, dale el barco. Ante tan ineludible manifestación de voluntad popular y preocupado con lo que, mientras tanto, habría perdido en la puerta de los obsequios, el rey levantó la mano derecha imponiendo silencio y dijo, Voy a darte un barco, pero la tripulación tendrás que conseguirla tú, mis marineros me son precisos para las islas conocidas.
5. La experiencia del cuaderno de bitácora se enriquece con la lectura de los post. Y los lectores son la tripulación de esta nave. Y hay que conseguirla, en el terreno de los derechos para vivir, contratarla en el argot de mercado. Y aquí nace la voluntad ética de contar con personas que quieran compartir la aventura en régimen de libertad. Cuando alguien ha leído mi post y ha dejado un comentario sé que le ha interesado conocer la aventura. Más interesante me parece el lector desconocido en la clave que expongo. Tripulantes desinteresados pero comprometidos con una forma de navegar en la vida, pero a los que no conozco en su interés. Casi setenta y cinco mil en un año. Y solo queremos navegar bien y seguros…
6. Me ha ilusionado crear un espacio denominado Género y vida, dedicado a la mujer. Cada vez que me ha dolido el daño que hace la humanidad a la mujer y que así lo he sentido, he navegado contracorriente de la vida y he gritado a los cuatro vientos del mar de Internet que algo tenemos que hacer, por pequeño que sea, para detener esta contrainteligencia humana, vinculada a los hombres que hacen daño a las mujeres, fundamentalmente porque quieren ser libres y dejar de barrer los palacios de hombres-rey. Y vuelve Saramago a escribir en su cuento:  La aldaba de bronce volvió a llamar a la mujer de la limpieza, pero la mujer de la limpieza no está, dio la vuelta y salió con el cubo y la escoba por otra puerta, la de las decisiones, que apenas es usada, pero cuando lo es, lo es. Ahora sí, ahora se comprende el porqué de la cara de circunstancias con que la mujer de la limpieza estuvo mirando, ya que, en ese preciso momento, había tomado la decisión de seguir al hombre así que él se dirigiera al puerto para hacerse cargo del barco. Pensó que ya bastaba de una vida de limpiar y lavar palacios, que había llegado la hora de mudar de oficio, que lavar y limpiar barcos era su vocación verdadera, al menos en el mar el agua no le faltaría. No imagina el hombre que, sin haber comenzado a reclutar la tripulación, ya lleva detrás a la futura responsable de los baldeos y otras limpiezas, también es de este modo como el destino acostumbra a comportarse con nosotros, ya está pisándonos los talones, ya extendió la mano para tocarnos en el hombro, y nosotros todavía vamos murmurando, Se acabó, no hay nada más que ver, todo es igual.
7. El 10 de diciembre de 2005, contraté mi dominio (me dieron el barco…) y diseñé el cuaderno de bitácora, siguiendo las instrucciones del rey: que el barco navegara bien y que fuera seguro. Y aprendí que aunque no era un hombre de Internet, quería serlo, aprender este nuevo lenguaje de los blog, un medio que me respeta y que me ayuda a respetar a los demás, porque el lenguaje creo que lo conozco y puede ser un buen medio para hacerme a la mar digital. Y recordé una frase preciosa del cuento: todas las islas, incluso las conocidas, son desconocidas mientras no desembarcamos en ellas. Y esta isla me fascinó, por sus inmensas posibilidades por descubrir. Y me hice a la mar y desembarqué en ella. Cada día que pasaba abría con la ilusión del primer día la página de estadística de accesos. Y he descubierto que tengo deuda ética con setenta y cinco mil personas, que acceden a esta navegación, que posiblemente están todavía en las puertas de los regalos ó en las de las peticiones, pero que posiblemente un día han pensado en una actitud muy inteligente, con inteligencia digital, que merecía la pena traspasar el umbral de la puerta de las decisiones para embarcar en esta nueva forma de hacerse al mar de la libertad. Porque el mundo sólo tiene interés hacia adelante. Porque la mujer de la limpieza quiere ser libre aún en lo desconocido, baldeando barcos de libertad.
8. Y me hice con una carabela digital, elaborada de forma colaborativa por nuevos carpinteros de ribera digital: wordpress. Es muy recomendable, porque sufre arreglos y adaptaciones y se curte con los aires marinos de Internet.
9. Me he dado cuenta que es difícil encontrar tripulación, porque mucha gente piensa que ya no hay islas desconocidas. Y por otra parte asisto al espectáculo diario de cómo se hacen a esta mar millones y millones de personas que se hacen al océano de Internet a sabiendas que el mayor coste es mantener el rumbo, día a día, para no morir en el intento. Ahora somos unos sesenta millones de capitanas y capitanes, a veces grumetes intrépidos, que luchamos por buscar islas desconocidas y explorar su existencia real y efectiva.
10. He aprendido a lo largo del año que salir al mundo Internet, aún cuando sientas la tentación de Groucho, de querer bajarte en un momento dado del mismo, es una experiencia extraordinaria y con mucha carga vital: Si no sales de ti, no llegas a saber quién eres, El filósofo del rey, cuando no tenía nada que hacer, se sentaba junto a mí, para verme zurcir las medias de los pajes, y a veces le daba por filosofar, decía que todo hombre es una isla, yo, como aquello no iba conmigo, visto que soy mujer, no le daba importancia, tú qué crees, Que es necesario salir de la isla para ver la isla, que no nos vemos si no nos salimos de nosotros, Si no salimos de nosotros mismos, quieres decir, No es igual.   

Y he decidido ampliar el horizonte de miras del cuaderno de bitácora, con nuevas y blancas letras: cuaderno de inteligencia digital para buscar islas desconocidas… Es lo que hicieron los protagonistas del cuento de Saramago al finalizar su microhistoria y, quizá, la tuya y la mía, la vuestra, queridos tripulantes digitales: Después, apenas el sol acabó de nacer, el hombre y la mujer fueron a pintar en la proa del barco, de un lado y de otro, en blancas letras, el nombre que todavía le faltaba a la carabela. Hacia la hora del mediodía, con la marea, La Isla Desconocida se hizo por fin a la mar, a la búsqueda de sí misma.

Con mi agradecimiento personal e intransferible.

En Sevilla, a 9 de diciembre de 2006, porque todavía me dedico al acopio de avíos en tierra para poder navegar mejor.

Rebeldes con causa

He leído atentamente todas las entrevistas que han publicado en Magazine a Premios Nobel de Literatura. Las he seguido con la pasión del niño que colecciona cosas queridas, en cajas que después se dejan en un trastero, por si algún día se pueden entregar al mundo, sin que se les falte el respeto. Las he conservado en mi memoria en sus mejores frases y experiencias. La entrevista a Naipaul (Magazine, 24/IX/2006), es sorprendente en fondo y forma. Las cartas a su padre no han sido revisadas por él tras la publicación autorizada en formato de libro. Para no sufrir. Son cosas que ocurren cuando guardamos la vida, las pequeñas cosas que has apreciado y que después han sido el futuro, en cajas de cartón piedra, en un trastero, como un símbolo, pero que no deben detener el tiempo de existir, en su caso, el tiempo de escribir. Además, para Naipaul es su religión, “lo más alto que puede existir”.

Las siete rebeldías hacen visible la persona de secreto que estas siete personas magníficas llevaban, llevan y llevarán dentro, explicando en primera persona qué les motiva para seguir viviendo a pesar de la literatura que las ha llenado de contrapuntos y por los cuales, un día, recibieron un premio.

Carta enviada a Magazine el 24/IX/2006

Zenobia Camprubí

ZENOBIA 

Puede ser una paradoja que muchas personas no entiendan. El próximo 25 de octubre se celebra la conmemoración del 50 aniversario de la concesión del Premio Nóbel a Juan Ramón Jiménez. Y es verdad que en este año se han preparado múltiples eventos para celebrar este gran acontecimiento. Pero me gustaría rescatar en este día a una persona que empecé a conocer por sus excelentes traducciones de Rabrindanath Tagore cuando era niño (Pájaros perdidos) y también en la adolescencia inquieta: Zenobia Camprubí, la excelente compañera de vida de Juan Ramón, la enamorada impenitente de una persona extraordinaria en su realidad existencial, difícil, desaforada, extraña, alejada de un siglo en el que estaban obligatoriamente obligados a vivir y entenderse.

Zenobia Camprubí Aymar, mujer ejemplar en etapas de la vida “nacional” que nunca se tendrían que haber escrito, ha representado a la inteligencia creadora y comprometida de las mujeres del segundo plano, de aquellas que han dejado todo, en el pleno sentido de la palabra, para acompañar el éxito de sus parejas masculinas, en el que la retroalimentación ha sido en el mayor número de ocasiones un auténtico calvario de vaciamiento existencial. Y creo que la conocí mucho mejor en mis múltiples visitas a la Casa Municipal de Cultura “Zenobia y Juan Ramón”, en Moguer (Huelva), pueblo en el que viví algunos años (1976-1978) por temporadas, en el Hotel Fuentepiña, edificio desaparecido hoy en su función hotelera y recuperado para el pueblo, afortunadamente. En aquella Casa de Zenobia y Juan Ramón, el guía que la atendía con dedicación y primor, Pepito, siempre repetía las mismas frases de ternura hacia Zenobia, cuando subíamos a la primera planta y entrábamos en su habitación dormitorio: “qué guapa, verdad, siempre se dedicó a atender a Juan Ramón, porque él creía que siempre estaba enfermo”. Allí había un cuadro, con una fotografía de esta excelente mujer y para ella eran las palabras más cálidas de la visita. Tengo que reconocer que allí empezó mi interés por conocer su apasionante vida. Gracias a Pepito, enamorado de la obra y vida del matrimonio Jiménez-Camprubí, que en una de mis últimas visitas a Moguer, me enseñó con gran orgullo el perejil de plata que le habían entregado en la excelente Fundación Juan Ramón Jiménez, y que muchas veces me había sellado los libros que compraba en ediciones que casi nadie quería, pero de un valor incalculable por ser primeras ediciones, con las firmas autógrafas de Zenobia Camprubí de Jiménez y Juan Ramón Jiménez.

Zenobia vivió con dedicación plena a Juan Ramón. Recientemente, se ha publicado el tercer tomo de su Diario, y tal como manifestaba Andrés Trapiello, en el suplemento Babelia de El País, de 7/X/2006: “estamos ante una obra donde no cabe mayor seriedad: han sido dictados por la consciencia y por la paciencia, es decir, por un pensar y un padecer únicos y muy hondos”. Es una gran desconocida para el gran público porque todos los honores se los llevó siempre Juan Ramón, pero la lectura de su obra diaria permitirá recuperar la autenticidad y grandiosidad de esta mujer culta, inteligente, sensible, compañera, amiga y enfermera sempiterna de “su único hijo, Juan Ramón”, en un amor correspondido a su manera y que se traduce con exactitud existencial en su dedicatoria a los diarios: “A Zenobia de mi alma, que la adoró como la mujer más completa del mundo, y no pudo hacerla feliz”. Ahí está la clave de su éxito.

Sevilla, 13/X/2006

La biblia de IKEA

El domingo leí un artículo extraordinario de Juan Cueto sobre el catálogo de IKEA en El País Semanal. Está muy bien escrito, con lenguaje lleno de guiños a la sátira, pero lo que me llamó poderosamente la atención es el dato que facilitaba sobre la edición de 2007, con una tirada multimillonaria de ejemplares, que supera hoy día al libro que alcanza más ediciones en el mundo: la Biblia. Se editan 160 millones de catálogos, como manuales de ciudadanía para las “repúblicas independientes de nuestras casas” según el eslogan de este año. Y me entró curiosidad por hojear sus páginas, en un acto de rivalidad digital por excelencia: lo visualicé por Internet, en la página Web de la firma, en línea, para mayor toma de conciencia de que pasaba a engrosar la lista de los lectores digitales del nuevo sentir “político” como ciudadano e inquilino virtual de repúblicas amuebladas por IKEA.

Indudablemente es un fenómeno humano que me entusiasma analizarlo desde una esfera de inteligencia social. Para empezar, no es baladí la fecha de publicación anual en España: septiembre de cada año, en el comienzo del curso escolar, una nueva etapa en la vida de cada uno y familiar, porque toda aquella persona que se estime conocedora y usuaria de los muebles de IKEA y que se precie de estar a la última, sabe que en agosto finaliza la validez del catálogo anterior. Está programada la tensión y el estrés está asegurado: se fabrica la necesidad de consumir bienes muebles (nunca mejor dicho), para la vida horizontal, como su sempiterno embalaje, porque la verticalidad no es válida en la república independiente de la casa de cada uno. La distribución es cosa del boca a boca. En la calle no se habla durante días de otra cosa. Todo el mundo ha visto el catálogo en televisión, pero la angustia crece por momentos porque “a mi casa todavía no ha llegado”. Y un buen día de septiembre corre la voz: “está en el portal, en el jardín, hay montones, no te preocupes porque hay muchos, no faltará uno en cada casa”.

Y comienzas a hojear la biblia de IKEA. Son 362 páginas, llenas de mensajes subliminales, como veremos más adelante, escritas (corporativamente hablando) por el espíritu del fundador, Ingvar Kamprad, cuyas iniciales, IK, unidas a las de la granja (Elmtaryd) y la aldea donde nació (Agunnaryd), EA, conforma el acrónimo IKEA, en un juego de nombre/hombre hecho a sí mismo, que nace en un ámbito rural, de familia campesina, un gran desconocido, que estimula la plasticidad de los cerebros y corazones de millones de personas en los cinco continentes. Hasta agosto de 2007, puedo “conquistar mi vida”, porque muy preocupados por mi existencia se preguntan: “¿qué está pasando en tu vida?” El mensaje de bienvenida no tiene desperdicio, como una admonición del siglo XXI: “Estás tan ocupado, siempre trabajando, corriendo de un lado a otro sin parar, que te has olvidado de lo bien que sienta estar en casa. Tu hogar está dejando de ser tu refugio. El exterior reclama más y más tu atención. Muy a menudo dedicamos nuestra energía a cosas que, en realidad, no son tan importantes para nosotros, desperdiciando oportunidades de disfrutar de las cosas que nos hacen felices. ¿Cómo has llegado hasta aquí?. La vida en realidad es algo que está ocurriendo ahora, en este momento. La calidad de vida no depende de grandes cosas, sino de ese pequeño mundo que llamamos “mi casa”. Así que vamos a crear juntos un lugar donde puedes desconectar del exterior, ser tú mismo y disfrutar de las personas y las cosas que hacen que te sientas feliz. Ha llegado el momento de vivir en un mundo real: tu casa”.

A partir de la página 4 se resaltan los “valores” tradicionales de la familia: “Pelea por estar juntos”, “Coincidir es un milagro”, todo trufado de entornos de película por conseguir, pero que de la mano de IKEA están al alcance de tu mano y de tu bolsillo: la isla familiar (1.669 euros), la mesa sociable (299 euros) y las puertas/pizarra. Avanzamos en la lectura y llega el espíritu de la república independiente. “Pelea por tu espacio, … intenta encontrar un lugar que solo te pertenezca a ti”: con los pies en alto (299 euros), en un escritorio con vistas (119 euros) y con un balneario privado. Sin que le falte un detalle a tu nueva vida. Todo muy cercano y muy al alcance de la mano. “Pelea por un buen descanso”: decídete por el confort y las ventanas estarán siempre bajo tu control (24,95 euros). “Pelea por momentos de magia”: creatividad reposada y diversión instantánea: garantizado. Con su precio, porque es mercancía, porque todo es una pelea, como la vida misma.

Todo se puede reducir a un eslogan mágico, recogido en la página 15: “una forma de pensar diferente”. Y así, durante 347 páginas más, para que nos demos cuenta que desde hace cincuenta años los creadores y creativos de IKEA “perdieron todos los tornillos” para que el transporte, el montaje y la satisfacción personal del trabajo hecho por uno mismo nos llene de orgullo al conquistar los muebles de nuestra vida, a pesar de que lo más importante, la cabeza, siga sin amueblar. Es que el espíritu de IKEA está en todo, incluso en sus tiendas/templos y en mis devociones, pero con fecha de caducidad, 31 de agosto de 2007, en esta nueva experiencia de felicidad y libertad vigiladas. Todo, por un módico precio y con consejos de un dios desconocido. Aunque Anna, la asistente virtual por Internet, siempre estará dispuesta a sacarnos de cualquier apuro existencial y a sentarse conmigo en la mesa de la contraportada del catálogo, de pino macizo, envejecido y con barniz incoloro, eso sí, siempre que pase por caja y pague 89 euros en la península ibérica. Sabré entonces que gracias a IKEA “he vuelto a conquistar mi vida” en un mercado que no me gusta y en el que para mí ¡qué quieren que les diga! está ya, desgraciadamente, casi todo vendido…

Sevilla, 5/X/2006

UniCienBlog

Es, con seguridad, una buena noticia: el 16 de noviembre de 2006 se va a celebrar en Sevilla, un evento universitario sobre blogs, ciencia, tecnología y universidad, UniCienBlog, en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática, con el objetivo de “acercar al ámbito universitario, por una parte, todo lo que no tiene cabida, ya sea por falta de espacio o de temática, en otros eventos; y por otra, todo lo que realmente nos interesa como estudiantes y miembros de la comunidad educativa”. Me adelantó su contenido mi hijo Marcos, al que debo una gran parte de la ilusión para mantener vivo el motor inmóvil del blog, como cuaderno digital al que agrego hojas los días que son diferentes a los demás, en fondo y forma.

Y me han pedido que participe en una mesa. Pondré a disposición de todo aquél que lo quiera conocer, de mi parte, todo lo que he aprendido en una experiencia corta, de diez meses, como activista de la red inteligente, de la red alternativa al conocimiento programado e institucionalizado, mediante una herramienta digital que cuida la libertad creativa y de comunicación. Hablaré del hilo conductor de mi cuaderno digital, de la inteligencia humana aún por descubrir, del estado del arte de la esfera mundial de la inteligencia conectiva, revolucionaria, de la enseñanza universitaria en las aceras de Jacobs, como sistema emergente por practicar.

En este momento todo es agradecimiento y espera. Por la invitación a un anónimo blogger, a un escritor de páginas en blanco que en clave de Calvino (Ítalo, no el otro) sigue sintiendo mucho miedo por esas palabras (posts) y páginas retadoras, y porque como decía él mismo, lo importante es que digamos algo, de una manera especial, a los demás, cuando tenemos la oportunidad –y esta lo es- de decirlo y compartirlo, cara a cara en esta ocasión, como riqueza sobrevenida en una tarde de noviembre, en un edificio donde puede tener cabida el universo científico y respetado de cada uno que, al fin y al cabo, es lo que hace Universidad.

Sevilla, 2/X/2006

Tú, gitana

A María José y Marcos, porque están siempre aquí, en nuestra particular aventura

Ha sido una experiencia deliciosa de la inteligencia digital. Esta tarde he vuelto a ver el magnífico anuncio sobre Galicia y su preciosa frase: palabras únicas, para emociones únicas. Desde hace meses estaba deseando localizar la banda sonora del anuncio. Y la he encontrado en la Noosfera digital: Internet, en una página que recomiendo abrir y escuchar la versión de la canción Tú, gitana interpretada por el grupo coruñés Luar Na Lubre con la cantante Sara Vidal y la colaboración de Pablo Milanés, al que tanto admiro por su compañía cuando buscaba la libertad de Andalucía y España.

Tu gitana que adevinhas
me lo digas pues no lo se
si saldré desta aventura
o si nela moriré.

O si nela perco la vida,
o si nela triunfaré,
Tu gitana que adevinhas
me lo digas pues no lo se.

Tú, gitana que adivinas
dímelo, pues no lo sé
si saldré de esta aventura
o si en ella moriré

O si en ella pierdo la vida,
o sin en ella triunfaré
Tú, gitana que adivinas
dímelo, pues no lo sé

Antes de seguir la lectura de esta página del cuaderno, te pido un favor: escucha la canción, siéntela. Después, continúa la lectura, si el sentimiento de sus voces te dejan pensar que otro mundo es posible cuando nos admiramos de los demás, de sus voces, de su expresión y de la forma de sentir de un pueblo.

Las resonancias de José “Zeca” Afonso, autor de la canción, a quien también debo parte de la ideología por su preciosa Grándola, vila morena, no me dejan indiferente. Espero que esta tarde, mañana o noche te sirva para valorar la inteligencia de la música hecha compromiso. Solo quería compartirlo contigo. Que lo disfrutes, en esta nueva versión de Noosfera musical…, a pesar de que esta fecha esté resonando en el mundo con compases de tristeza y en cada aventura particular.

Sevilla, 11/IX/2006

Wiphala

Los días previos al quinto aniversario del atentado terrorista sobre las Torres Gemelas, están siendo caldo de cultivo para los alentadores apocalípticos que conviven con nosotros mucho más cerca de lo que creemos. Y en este medio hostil, por definición, vislumbré ayer, de nuevo, la realidad de luchar constantemente, de forma celular, por la realidad que recordé el año de la toma de posesión del presidente Lula, en Brasil, cuando manifestaba en los discursos iniciáticos de su actividad  que “otro mundo es posible”. Este recuerdo vino a colación por una noticia que leí en la prensa diaria, sobre la celebración de la 1ª Bienal Internacional del Fin del Mundo, que se celebrará en la ciudad austral de Ushuaia a partir de marzo de 2007. En el acto de presentación del evento, que se llevó a cabo el martes pasado, el canciller Jorge Taiana definió así, textualmente, dicha celebración: “Pensar que otro mundo es posible desde otro mundo”. La Bienal presenta la particularidad de que conectará a los dos polos del planeta, ya que desde la ciudad argentina podrán seguirse actividades culturales desarrolladas en paralelo en Canadá y la Laponia finlandesa.

Fin del mundo. Son palabras que no suelen dejar tranquilo a nadie. Pero en el fondo de la noticia capté un mensaje que me ha hecho pensar en positivo. Verás. Decía la noticia de agencia que los artistas van a “invadir” el paisaje. Además, “Frente a la bahía de Ushuaia se izarán 2.000 banderas realizadas por artistas argentinos con diferentes materiales y que tendrán como denominador común su relación con la wiphala, la bandera indígena que ha hecho famosa en todo el mundo el presidente boliviano, Evo Morales”. Y una vez más, ignorante de tantas cosas, me puse a verificar qué es la wiphala. Tengo que decir a estas alturas del análisis efectuado que las conclusiones son muy esperanzadoras. Me ha entusiasmado el concepto “wiphala” y todo lo que lo rodea. He intentado comprender bien cómo una bandera es la eclosión de un conocimiento y de unos sentimientos y emociones y no al revés. He leído con atención el significado de la bandera “wiphala”, sus cuarenta y nueve cuadros, su lección de humanidad y ciencia aplicada. Maravilloso.

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He consultado el diccionario que describe el fondo y la forma del lenguaje   “aymará”, donde aparece la voz (siempre me ha gustado denominar así a las palabras) “wiphala”: Símbolo andino que representa la pluralidad de naciones, lengua, culturas y pensamientos. Bandera. Y este hecho de pluralidad conocida y sentida me ha permitido entrar en el conocimiento de la misma. He comprendido que la Wiphala es bastante más que la bandera y el emblema de la nación Andina y de los Aymara Quishwa, es la representación de su filosofía andina y, actualmente, el símbolo de la resurrección de la cultura que fluyó de los primordiales Cuatro Estados del Tiwantinsuyo.

En la página web consultada, he aprendido que los cuarenta y nueve espacios (cuadros) utilizan los siete colores del arco iris. En el centro está atravesada por una franja de siete cuadrados blancos que simbolizan las Markas y Suyus, es decir la colectividad y la unidad en la diversidad geográfica y étnica de los Andes. Esta franja representa también al principio de la dualidad, así como la complementariedad de los opuestos, por lo tanto unión de los espacios; y así la oposición complementaria o fuerza de la dualidad, es decir: fertilidad, unión de los seres y, por consiguiente, la transformación de la naturaleza y los humanos que implica el camino vital, y la búsqueda a la que éste nos impulsa.

He conocido, por primera vez, que los cuatro lados de la Wiphala conmemoran tanto a los Cuatro Hermanos Míticos; Ayar-kachi, Ayar-uchu, Ayar-laq’a y Ayar-k’allku, quienes fueron los precursores de los Cuatro Estados originales del Tawantinsuyu, como el símbolo del calendario Cósmico de los Aymará Quishwa; las cuatro épocas del año divididas por las cuatro festividades que las conmemoran: JUYPHI-PACHA o estación fría, LAPAKA-PACHA, estación del calor, JALLU-PACH-A, estación de la lluvia, y finalmente, AWTI-PACHA o estación seca.

La simbología de los Siete Colores del Arco Iris, también son una lección de historia sentida y transmitida:
• ROJO; representa al planeta Tierra (aka-pacha) así como al conocimiento de los AMAWTAS.
• NARANJA; representa la sociedad; expresa la preservación y procreación de la especie; así como salud y los conocimientos de la medicina; también a la educación y juventud.
• AMARILLO; Energía y fuerza (ch’ama-pacha), doctrina del Pacha-kama y Pacha-mama; dualidad; leyes y normas de la práctica colectiva.
• BLANCO; representa al tiempo y a su dialéctica (jaya-pacha), transformación; el arte y el trabajo, reciprocidad.
• VERDE; Para algunos representa a la economía y la producción andina; riquezas naturales, Tierra y territorialidad, así como la flora y fauna que es también considerada un don.
• AZUL; Espacio cósmico, el infinito (araxa- pacha), es la expresión de los sistemas estelares y de los fenómenos naturales.
• VIOLETA; Expresión del pueblo y del poder comunitario; estado, organizaciones sociales, intercambio.

Para interpretar la simbología matemática de la Whipala, debemos remontarnos a la idea del calendario, el cual podemos leer de tres maneras complementarias: Verticalmente, horizontalmente y diagonalmente, lo cual conforma el AWAKU andino. La parte superior de la Wiphala se identifica con el Sol, el día y la parte de inferior con la Luna, es decir, la noche. La Wiphala permite que a través del cálculo matemático sean previstas las fechas de los equinoccios, solsticios y eclipses. En el calendario andino la “Luna anual” tiene trece meses divididos en 28 días, entretanto el “Sol anual” tiene 12 meses constituidos por 8 meses de 30 días más cuatro de 31 jornadas, lo cual al sumarse nos da un total de 364 días, más un día; el llamado JACH’A-URU o Día Grande.

Recuerdo una vez más, aquél cuento paradójico de Monterroso, El eclipse: Por mucho que el bendito fray Bartolomé Arrazola intentaba persuadir a los indígenas de una selva de Guatemala para que no le mataran: “si me matáis –les dijo- puedo hacer que el sol se oscurezca”, éstos lo tuvieron claro desde el principio ante un propagador de la fe y del más allá. Aquellos primeros pobladores de Guatemala, mucho antes que los conquistadores “españoles” llegados allí gracias al mar, decidieron acabar con estas monsergas del fraile, sacrificándolo en la piedra  de los ritos, comenzando inmediatamente a recitar una por una por una las infinitas fechas en que se producirían eclipses lunares y solares, demostrando que eran excelentes astrónomos, tal y como “la comunidad maya había previsto y anotado en sus códices sin la ayuda de Aristóteles”. Es decir, ya estaban allí antes de que fray Bartolomé Arrazola intentara persuadirles de la bondad de los poderes divinos traídos desde la España de Carlos V.

Ante la inteligencia demostrada por los aymará, he comprobado igualmente, que en su diccionario también se encuentran voces que han proclamado a lo largo de los siglos la experiencia maravillosa de poder ser inteligentes actuando. He obtenido algunos ejemplos: Amuyt´a (sustantivo): inteligencia; Amuyayaña (verbo): hacer reflexionar a las personas; Amuykipaña (v.): revisar, considerar; Amuynaqaña (v.): pensar mucho en algo; Amuyt´asiña (v.): recordarse, con cautela; Amuyu (s.): pensamiento, idea; Amuyuni (s.): persona que tiene idea, consciente, inteligente.

Por ello, al finalizar la lectura del artículo y volver a leer a los cronistas del miedo del 11-F o de cualquier fecha próxima o lejana, viendo también un documental sobre Bin Laden y escuchando de fondo los vaticinios de las últimas voces profundas, he vuelto a pensar en Lula, en su otro mundo posible, en las personas que sonríen a los senegaleses de mirada perdida y en la preciosa historia de la bandera Wiphala.

Por cierto. Entre tanta búsqueda de lo desconocido, encontré unas palabras sorprendentes en lenguaje aymará: Tanta sarañani. Me impresionó su significado en esta lengua celtibérica y obligada a conocer a los indígenas aymará, que acusa tanto cansancio para narrar los desastres: iremos juntos. Me encantaría celebrar así el acontecimiento de Ushuaia, porque el fin del mundo sería mucho más relativo.

Sevilla, 9/IX/2006

Máquina para las niñas y los niños (Children´s Machine)

Vuelve otra vez Nicolás Negroponte, a quien profeso admiración, a demostrar que sigue empeñado en cumplir un compromiso anunciado hace meses: que las niñas y los niños más desfavorecidos del Universo puedan acceder a las nuevas tecnologías de la información y comunicación, a un precio simbólico y con un medio versátil y adecuado a las contingencias de la pobreza. Se trata de la “máquina para los niños” ó 2B1, verde y blanca, del tamaño de un cuaderno, que saldrá el próximo año a la venta a un precio de 140 dólares. Sigue siendo un precio muy competitivo, aunque los mal pensados dirán a los cuatro vientos que en muy pocos meses ya lo han subido de precio, al haberse anunciado como el ordenador de los 100 dólares. Será resistente, ligero y de bajo consumo y permitirá navegar por Internet mediante dos pequeñas antenas. Además, tendrá una batería que podrá ser recargada con un pedal conectado al aparato. Negroponte insiste mucho en que éste es un proyecto educativo, no un proyecto informático de portátiles. Esa es la clave. 

Estos ordenadores, que dignificarán la ignorancia que genera la pobreza, rompiendo la temida brecha digital o el nuevo analfabetismo relacional, tienen características sorprendentes. Como se detalla en la noticia aparecida en el diario El País, de hoy: “presentarán una interfaz adaptada para el uso educativo. Carecerán de disco duro para reducir el peso y el precio, aunque tendrán una pantalla TFT de 20 centímetros, con una resolución de 1200 por 900 píxeles. Incorporará una pequeña memoria de 128 megabytes de RAM y 512 megabytes de memoria flash. Contará con cámara, micrófono y altavoces integrados y tres puertos USB. Además, el 2B1 se podrá utilizar como e-book (libro electrónico). El terminal tendrá una vida estimada de cinco años (…) y contará con un teclado hermético adaptado a los caracteres tipográficos de cada país. Dos pequeñas antenas a cada lado de la pantalla permitirán el acceso a redes inalámbricas (wi-fi) con un alcance mayor al de los portátiles normales. El teclado permite una doble opción donde los chicos podrán escribir y dibujar. La clavija del micro acepta otros dispositivos caseros, de manera que el usuario podrá enchufarlo y convertir el terminal en termómetro u osciloscopio. El aparato, construido por Quanta Computers y Red Hat, será rígido, con una carcasa de plástico de dos milímetros de grosor (a diferencia de los 1,3 milímetros normales) e incorporará parachoques interiores. Además, incluirá un software de sonido (Csound), muy versátil. Las baterías no contendrán metales pesados tóxicos y permitirán recargarlo con fuentes de energía alternativas”.

Todo un reto para Negroponte, el Instituto Tecnológico de Massachussets y para todos aquellos que siguen creyendo en la bondad de las tecnologías y cómo pueden convertirse en un instrumento de liberación personal y colectiva, al generar conocimiento como fuente suprema de la libertad y responsabilidad. Comprendo mejor que nunca una frase que me acompaña desde 1986, cuando la descubrí en boca de su autor, Negroponte, donde se hace explícita la capacidad inherente a la inteligencia digital: Los bits no se comen; en este sentido no pueden calmar el hambre. Los ordenadores tampoco son entes morales; no pueden resolver temas complejos como el derecho a la vida o a la muerte. Sin embargo, ser digital nos proporciona motivos para ser optimistas. Como ocurre con las fuerzas de la naturaleza, no podemos negar o interrumpir la era digital.

Sevilla, 30/VIII/2006