El oro para quien lo quiera

Esta frase figura en la primera canción del álbum que presenta en estos días Alejandro Sanz. Hace muchos años aprendí del profesor de ética, Adolfo Sánchez Vázquez, que el oro solo tiene valor porque se lo dan las personas, dado que en sí mismo podría pasar desapercibido. Pero lo que califica el valor de las cosas, que no su precio, de acuerdo con la diferencia establecida de forma maravillosa por Antonio Machado, es la visión que las personas pueden llegar a tener de las cosas materiales. Ser o tener, en dialéctica permanente. Y una frase de Alejandro Sanz, recogida en el reportaje de Magazine de 5/XI/2006, puede ser la mejor clase de ética jamás contada.

Alejandro, subido a un episódico “Tren de los momentos”, reflexiona que “planeamos la vida como si fuéramos a ser eternos y luego, en realidad, te das cuenta de que no tienes nada salvo los recuerdos, la gente que te quiere y la gente a la que tú quieres”. Y quiere convencernos que en la terraza del restaurante Pizarro, en su Alcalá de los Gazules (Cádiz) de la niñez rediviva, las personas que le han rodeado siempre, son las que pueden recibir las pequeñas cosas de los amigos, las que siempre ensalzó Tagore en sus “Pájaros perdidos” y a las que hoy pone música y palabras.

Carta enviada a «Magazine» el 5/XI/2006

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«¿Por qué debería preocuparme por la posteridad?
¿Qué ha hecho la posteridad por mí?»

Groucho Marx

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He esperado veinticuatro horas para dedicar unas líneas a UniCienBlog, el encuentro que durante el día de ayer tuvo lugar en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática de Sevilla, para digerir bien la quintaesencia de lo vivido próximo. Y la espera genera siempre una «ardiente impaciencia» en la clave de Neruda. Tuve el honor de participar en la Mesa Redonda sobre Ciencia, compartiendo la experiencia con Juan de Dios Santander y su Memoria de Acceso Aleatorio, Juan Fernández – JuanJaén: Con nocturnidad, Juan Julián Merelo (Universidad de Granada) – Atalaya. A ellos mi agradecimiento por el tesoro aprehendido al compartir inteligencia digital y creadora con organizadores (entusiastas…, José Ramón PortilloRafael Poveda SantosJorge Vas MorenoCarlos A. García Vallejo y SOLFA, personas que asistieron y espectadores en red. La objetividad de lo ocurrido se mide de muchas formas, pero este cuaderno nació para expresar el pensamiento creativo y a él me debo en acontecimientos puntuales como éste. Fue extraordinario volver a la Universidad, espacio público al que reconozco su puesto en el cosmos de la inteligencia compartida. Quizá no en el formato actual, que tiene fecha de caducidad, sino en búsquedas incesantes de lo desconocido pero sustentado por el deseo de localización de hilos conductores (¡qué buena expresión de red!) que hagan más atractivo frecuentar espacios de aprendizaje de corte digital.

En mi intervención, vivida como un contrato desde la parte contratada (con Groucho Marx de fondo), intenté expresar la realidad del estado del arte de la aproximación de la Universidad a Internet, con datos llamativos sobre la llamada realidad nacional de ámbito digital. Y en ese marco comparable, comenté la importancia de los cuadernos de bitácora en su relación con la Universidad y la ciencia. Fundamentalmente porque me interesa sobre todo la ética científica, la que no engaña, la que tiene el suelo firme de justificación como justicia y no como mero ajustamiento. El conocimiento y su gestión adecuada (?) es tan complejo en sí, tan inabarcable, hablando con humildad existencial, que tratarlo con fórmulas tradicionales es una tarea imposible. Hablé de Michel Onfray, ateólogo por definición y profesor de la Universidad popular de Caen, y de la realidad de la Universidad digital/global que es en sí mismo Internet, a la que puedes asistir con pantuflas también, desde tu casa, donde se puede atisbar que el gran reto del siglo actual es trabajar al servicio de la inteligencia compartida, del cerebro, gran desconocido todavía desde el punto de vista científico.

Lo hilvané todo sobre la necesidad de contar siempre con la realidad de la inteligencia digital, entendida de cinco formas diferentes:

1. destreza, habilidad y experiencia práctica de las cosas que se manejan y tratan, con la ayuda de los sistemas y tecnologías de la información y comunicación, nacida de haberse hecho muy capaz de ella.
2. capacidad que tienen las personas de recibir información, elaborarla y producir respuestas eficaces, a través de los sistemas y tecnologías de la información y comunicación.
3. capacidad para resolver problemas o para elaborar productos que son de gran valor para un determinado contexto comunitario o cultural, a través de los sistemas y tecnologías de la información y comunicación.
4. factor determinante de la habilidad social, del arte social de cada ser humano en su relación consigo mismo y con los demás, a través de los sistemas y tecnologías de la información y comunicación.
5. capacidad y habilidad de las personas para resolver problemas utilizando los sistemas y tecnologías de la información y comunicación cuando están al servicio de la ciudadanía, es decir, cuando ha superado la dialéctica infernal del doble uso.

Y manifesté algo radical: a la Universidad y a la ciencia le falta alma, entendida de esta forma, en el formato de pregunta y respuesta de un autor en actitud de compromiso:

P. ¿Cómo aporta un blog alma a la Universidad?
R. Con su acción celular (noosférica), alternativa y creadora, haciéndose visible mediante teoría crítica, con utilización plena de la inteligencia digital.
P.¿ Cómo aporta un blog alma a la ciencia?
R. Con su despertar múltiple a las preguntas de la vida, las de la ciencia de la vida, con una ingeniería renovada del porqué de todas las cosas, con utilización plena de la inteligencia digital.
P. ¿Cómo aporta mi blog alma a la Universidad y a la ciencia?
R. Con imaginación, con nuevas fórmulas de acción i+d+i: investigación, dedicación, imaginación, con utilización plena de la inteligencia digital compartida/conectiva.

Me despedí con un texto adaptado de Manuel Castells (La galaxia Internet), al que admiro, que reflejaba a todas luces que los blogs, como posibles monstruos tecnológicos del siglo XXI, pueden dar miedo, es decir, hoy día existen sesenta millones de posibilidades de crear miedo…: “Existen malas noticias para los que sólo quieren vivir su vida: si no nos relacionamos con las redes, las redes si se relacionan con nosotros. Mientras queramos seguir viviendo en sociedad, en este tiempo y en este lugar, [mientras que queramos trabajar con blogs], tenemos que tratar con la sociedad red. Porque vivimos en la galaxia Internet”.

A las cinco y media de la tarde salí a la Avenida Reina Mercedes y comencé a pensar que el conocimiento distribuido ya había volado a todas las latitudes por medios digitales. Y pensé que así le gusta trabajar al  cerebro. Algunas neuronas habían hecho su trabajo para dar ideas. Y ahí radica su secreto de proximidad a Internet.

Sevilla, 17/XI/2006

Agua y cerebro

La crisis del agua para la vida constituye la violación amplia del derecho humano básico al agua. Una de cada seis personas en el mundo carece del derecho al agua potable, accesible y asequible. Dos mil seiscientos millones de personas no tienen siquiera las formas más rudimentarias de saneamiento. Esta carencia causa la muerte evitable de casi dos millones de niños por año. Como lo dijo el gran Víctor Hugo en Les Miserables, “La cloaca es la conciencia de la ciudad”. El mensaje central del Informe de este año es que la crisis mundial del agua no trata de la escasez física, sino del hecho de que está arraigada en la pobreza y la desigualdad.

Fragmento del discurso pronunciado por Kemal Dervis, con motivo de la presentación del Informe sobre Desarrollo Humano 2006, en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, el 9 de noviembre de 2006

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Existe una realidad irrefutable en el ser humano: su cuerpo está compuesto en un 60 por ciento de agua, el cerebro de un 70 por ciento, la sangre en un 80 por ciento y los pulmones en un 90 por ciento. Si se provocara un descenso de tan sólo un 2% de agua en el cuerpo se comenzaría a perder momentáneamente la memoria y de forma general se descompensaría el mecanismo de relojería corporal. Todo lleva a una reflexión muy importante: el agua nos permite ser inteligentes. Y la disponibilidad del líquido elemento en el planeta que habitamos es la siguiente: hay 1.400 millones de kilómetros cúbicos de agua, de los cuales el 97 por ciento es agua salada. Del 3 por ciento restante de agua dulce, tres cuartas partes corresponden a agua congelada en los Polos o a recursos inaccesibles que, por lo tanto, tampoco se pueden beber. Eso nos deja a los humanos cerca de un uno por ciento del total de agua en la Tierra para usar. Es decir, existe una descompensación en la situación y disponibilidad del uno por ciento mágico que permite desarrollar la inteligencia, todos los días.

Y sobre este bien que nutre la inteligencia humana de forma considerable, vital, se acaba de publicar un documento científico, el Informe de Desarrollo Humano (IDH) realizado por el Programa de las  Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en el que se señala la falta de acceso al agua como el principal escollo para el desarrollo y el cumplimiento de los Objetivos del Milenio, concluyendo de forma rotunda: “Más de 1.000 millones de personas se ven privadas del derecho al agua limpia y 2.600 millones no tienen acceso al saneamiento adecuado”. Cuando se habla de esos 1.000 millones, la tercera parte se sitúa en África subsahariana, donde son la mitad de la población.

El administrador del Programa, Kemal Dervis, ha explicado algunas de las razones: “Cada año mueren cerca de 1,8 millones de niños como consecuencia de la diarrea y otras enfermedades causadas por el agua sucia y por un saneamiento insuficiente. A comienzos del siglo XXI, el agua sucia es la segunda causa de muertes infantiles en el mundo”. Mientras, en los países desarrollados, “se pierde más agua en las cañerías que gotean que la disponible al día para más de 1.000 millones de personas”. Es decir, por la fontanería de nuestras casas, se fuga la inteligencia de los más desasistidos por el malestar físico, psíquico y social.

¿Qué hacer?

Los Objetivos del Milenio, marcaron una pauta para erradicar esta miserable situación en relación con el agua, como fuente de energía cerebral. En relación con el Objetivo I, “Erradicar la pobreza extrema y el hambre”, hay datos escalofriantes: agua sucia permanente para todos los servicios de las casas, siempre los 1.000 millones de personas rodeadas de sed múltiple, hay que pagar a precios prohibitivos el agua para malvivir, hay que comprarla en mercados alternativos y así pasa a ser siempre mercancía y nunca un derecho. Y solo estamos hablando de garantizar a esta población 20 litros de agua/día, es decir, lo que tiramos en el día (agua potable) al utilizar las cisternas domésticas. El Objetivo II, “lograr la educación primaria universal”, choca frontalmente con la realidad palmaria de la enfermedad infantil crónica y en muchos casos irreversible, porque la escasez de agua provoca absentismo vergonzante: 443 millones de días de absentismo escolar al año. Y el problema de género respecto de este objetivo es una auténtica sangría para las niñas: son las que tienen que acarrear el agua, siempre que sea posible. Y cuando esas niñas tienen que ir a las letrinas, les da vergüenza porque sus creencias les impiden entrar en los mismos lavabos que los niños y…abandonan la escolarización. Otro problema de género en relación con el agua.

El tercer Objetivo, “Promover la igualdad de género y la autonomía de la mujer”, nos suena muchas veces cansino, porque cuando no hay agua a escasos metros, hay que buscarla, madres e hijas, casi siempre, por creencias milenarias que también se suman a este paradójico mar de confusiones, y todo es una ceremonia de confusión donde la culpa no es exclusiva de las religiones sedientas. Y no olvidemos cómo estos tres objetivos se enlazan entre sí, porque las niñas y niños enfermos tienen que ser atendidos, en ausencias que son cánticos corales y puertas giratorias de la miseria. Y el Objetivo IV viene a cerrar este círculo perverso: “reducir la mortalidad infantil”: casi 5.000 niños menores de cinco años mueren al día por enfermedades relacionadas con el agua sucia. “El acceso al agua limpia y al saneamiento puede reducir el riesgo de mortalidad de un niño un 50%”, dice el IDH.

Según figura en la página Web oficial del PNUD: “El Informe sobre Desarrollo Humano de 2006 estima que el cumplimiento del objetivo de desarrollo del Milenio en el acceso a agua y saneamiento tendrá un costo adicional total de unos 10.000 millones de dólares anuales, que se tendrá que asumir tanto en el ámbito nacional como internacional. Según el Informe, “el precio de 10.000 millones de dólares para lograr el Objetivo de Desarrollo del Milenio parece una suma considerable, pero se ha de tener en cuenta el contexto. Representa menos de los gastos militares realizados en 5 días y menos de la mitad de lo que gastan los países desarrollados al año en agua mineral”.

Esta es la realidad tal y como nos la presenta el Informe. Hay que pensar fríamente que algo hay que hacer en relación con este fenómeno silente, en el que la inteligencia humana sufre sus consecuencias. Creo que a partir de la lectura de los datos facilitados por el documento citado, puede ayudarnos saber que el agua tiene más valor que precio. Y la inteligencia digital puede hacer un hueco para abordar este problema si estamos de acuerdo en construir juntos una definición sobre la que estoy trabajando últimamente: capacidad y habilidad de las personas para resolver problemas utilizando los sistemas y tecnologías de la información y comunicación cuando están al servicio de la ciudadanía, es decir, cuando han superado la dialéctica infernal del doble uso.

Sevilla, 14/XI/2006

Ciencias de la Web

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Hoy ha corrido la noticia como la pólvora: ha nacido la posibilidad de declarar el interés científico de la Web y de acreditar la investigación científica sobre la red de redes (El País, 3/XI/2006, pág. 54). La información decía así: “Así lo ha entendido el Instituto de Tecnología de Massachussets (MIT, en sus siglas inglesas) y la británica Universidad de Southampton, que ayer presentaron el proyecto de un título de estudios superiores en Ciencias de la Web, que completará los contenidos informáticos con otros en biología, derecho o sociología”. La verdad es que he acogido la noticia con satisfacción y creo que se abre una posibilidad real y científica de aproximarnos con rigor y objetividad máxima al fenómeno imparable de la Web. Será el momento de establecer en el currículum universitario una asignatura sobre el fenómeno “blog” al que pertenezco en militancia activa.

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La iniciativa está respaldada por cuatro directores con rango de fundadores: Tim Berners-Lee, director del World Wide Web Consortium, investigador senior en el MIT y profesor de la Universidad de Southampton; Wendy Hall, profesora de Ciencias de la computación y directora de la School of Electronics and Computer Science en la citada Universidad de Southampton; Nigel Shadbolt, profesor de inteligencia artificial en la misma Universidad y director de la Advanced Knowledge Technologies Interdisciplinary Research Collaboration; y Daniel J. Weitzner, Director del Dominio de Tecnología y Sociedad del W3C e investigador en el MIT.

Mil millones de usuarios nos encontramos diariamente en la Noosfera. He escrito bastante sobre esta realidad y esta noticia viene a respaldar un hecho irrefutable, en el sentido de que el 20% de la humanidad se comunica hoy a través de Internet. Las últimas noticias de la Unión Internacional de Telecomunicaciones vienen a respaldar la realidad de la extensión de la banda ancha en los países calificados como deprimidos (con cierto eufemismo sociológico), aunque sigue siendo asunto de ricos y no de pobres acceder a los beneficios inmediatos de la Web.

Acogeré con la misma satisfacción una noticia que está por llegar, para saber si en algún análisis científico se aborda la importancia de la telefonía móvil y del mando a distancia (del televisor, hoy) como los dos instrumentos digitales con mayor penetración social y que podrían interactuar perfectamente con las utilidades web, como llaves de acceso común, siempre y cuando la banda ancha fuera accesible a la población general mediante programas sociales de amplio impacto, para combatir la llamada fractura (brecha) digital y el analfabetismo de nuevo cuño que la ausencia de estos recursos conlleva.

La noticia se cerraba con una frase de Tim Berrners-Lee, de amplio calado y demostrativa de que frecuenta el futuro: “Se acaba de cumplir la primera década de uso masivo de Internet, y apenas hemos rascado todavía la superficie de lo que se podría llegar a alcanzar con un estudio más profundo de su diseño y de su impacto en la sociedad”. En esa tarea estamos y acontecimientos como el evento UniCienBlog, a celebrar en Sevilla el próximo 16 de noviembre vienen a reforzar las palabras del inventor de la telaraña mundial, cuyo efecto querulante nos permite hoy disfrutar de un medio poderoso para comunicarnos como personas de secreto y de todos, con un interés científico común: aproximarnos a una verdad de la vida, con el soporte experimentado de la gran malla mundial.

Sevilla, 3/XI/2006

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