Soñar en Afganistán


Niño afgano. Fotografía recuperada del blog: Marta mira alrededor, el 31 de agosto de 2009

Leyendo el reportaje sobre Afganistán, “Democracia entre susurros” (Magazine del 16 de agosto), podemos constatar que la lucha por la libertad en ese país es muy difícil, casi un sueño, al encontrarse muchas personas con el “corazón negro”, en palabras de comerciantes que se asombran por presenciar las compras imposibles en cualquier calle comercial, donde el miedo hace estragos a diario por bombas. Esta situación tan oscura obedece a la negación permanente de la inteligencia humana, al estar instalados en el gobierno unos señores de la guerra analfabetos que son protegidos, paradójicamente, por algunos gobiernos occidentales, en una visión del mundo al revés que se simboliza en el símbolo de urnas electorales transportadas a lomos de asnos, que todavía son leales.

Por otra parte, he sabido hoy [18 de agosto de 2009, dos días antes de las elecciones generales] que a preguntas de un periodista, un niño afgano en Kabul, aguador profesional, vive con la ilusión de volar muy alto porque quiere ser piloto. El problema radica en que cuando se le pide que concrete el sitio, no sabe responder sobre lugares alternativos a su dura proximidad, porque no conoce otra posibilidad que volver a su casa cada día, volando bajo, con unos cuantos afganis que recauda, quizá, por la sed de expertos en matar sueños.

Carta publicada en la revista dominical Magazine, el 30 de agosto de 2009

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