Se aproxima el verano, en el que los días son más largos, tienen más luz… y los niños tienen más tiempo libre. Aunque pasa durante todo el año, vuelve a la realidad social de este país un hecho irrefutable: la existencia, invisible oficialmente, de las niñas y niños de la llave, una infancia atada a una llave colgada del cuello para que puedan entrar y salir en sus casas, solos, porque sus padres, por imperativo laboral precario (en el mejor de los casos) no pueden estar con ellos durante muchas horas del día. No digamos de los padres o tutores que tienen que salir a diario para buscarse la vida de la mejor forma posible, pero con un presente muy incierto por la situación de pobreza estructural en la que viven.
He leído atentamente el informe que ha elaborado Educo sobre esta realidad social en España, Nativos de la crisis: los niños de la llave, con un antetítulo (Una mirada indiscreta a la España que emerge de La Gran Recesión) y subtítulo (Una infancia silenciosa que sobrevive esquivando las trampas de la escasez) que enuncian el hilo conductor de unas páginas que sobrecogen en su exposición cruda y objetiva de “una infancia en aislamiento, en riesgo de exclusión social por falta de tiempo de sus cuidadores, por falta de red de relaciones sociales, por falta de recursos económicos”. Este trabajo en formato dossier ”aporta una aproximación a la temática, aportando nueva información a partir de una encuesta de Educo realizada por Salvetti & Lombart en abril 2017, en base a 600 encuestas a familias con al menos un adulto con empleo, con niñas y niños a cargo de entre 3 y 16 años. Se ha calculado en base a los ingresos netos por hogar en función de la composición adultos/niños, según la fórmula para el cálculo de umbral de pobreza utilizado por el INE en base estatal. Para una familia de dos personas adultas y dos niños menores de 14 años, el umbral de riesgo de pobreza se considera en 16.823 euros anuales. Margen de error +/- 4/5%”.
Aborda capítulos con títulos enunciativos de contenidos de alto voltaje social: Solos, Trabajadores pobres, La vida de niños y niñas en riesgo de pobreza y, a modo de conclusiones, el dedicado a Nativos de la crisis, nativos de la escasez, que resume muy bien todo lo expuesto a lo largo de las 34 páginas del documento, que considero de lectura obligada para los que formamos parte del Club de las Personas Dignas, en cualquier lugar donde somos y estamos con los demás: “Esta investigación revela la existencia y expansión de una infancia silenciosa, privada, de puertas adentro y fuera del foco de lo que miden las actuales estadísticas, como son las niñas y niños de la llave. Esta infancia muestra las consecuencias de la pobreza material, que sobrevive y se desarrolla en un contexto complejo de precariedades varias. Son las nativas y nativos de la escasez, una infancia en riesgo de exclusión social y aislamiento, ya sea por falta de tiempo de sus cuidadores, por falta de relaciones cercanas y sociales, o por falta de recursos económicos. O por falta de las tres”.
No conocen la Catedral, ni la Giralda. No salen del barrio. Ni
la Torre de los Perdigones que está aquí cerca. Tampoco tienen
motivación para buscar información. (…) Tenemos que tener en
cuenta que la madre sale a trabajar a las 9 de la mañana y con
suerte llega a las 10 de la noche. El padre con suerte tiene trabajo,
y en el peor de los casos sale también a las 9 de la mañana
a buscar trabajo y vuelve por la noche. Los referentes familiares
no están en casa. Y pasamos a serlo las personas que estamos con
ellos la mayor parte del día. Es una responsabilidad, un reto.
Para mí es súper bonito, pero no deja de ser un reto. Y así se lo
transmito al equipo de trabajadores.Teresa Muro, Asociación Sevilla Acoge.
Esta realidad de las niñas y niños de la llave es una consecuencia más de lo que denomino “precariedad de precariedades, todo es precariedad” y que he abordado recientemente en este cuaderno digital que utiliza la inteligencia para buscar islas sociales desconocidas, que podemos localizar y alumbrar mediante estas palabras para la transformación social de este país, que tanto lo necesita. La precariedad de esta vida familiar expuesta anteriormente es la consecuencia de la falta de la autoridad ética suficiente en quienes tienen que ejercerla, porque se legisla de una forma que no es tolerable para muchas personas de este país, refiriéndome en concreto y para que se entienda bien, a la situación de paro y trabajos en precario que lo asolan.
El Diccionario de Autoridades recoge una explicación de la utilización del término “precario” e interpreta literalmente la larga vida latina del lema, de donde procede: “Que el respeto de los Consejos se apoya en la Majestad de los Reyes, y es el espíritu que los anima, que cuando esta falta, como sucedía en aquella ocasión, era precaria cualquier obediencia”. Es decir, todo es cuestión de Majestad, es decir, del principio de autoridad bien entendido. Cualquier obediencia está también en precario, porque casi nadie se fía del orden y poder político establecido, porque lo único a lo que se puede acceder, salvo honrosas excepciones, es a un trabajo que no tiene correspondencia casi nunca con los títulos universitarios que se posean y por tolerancia de una legislación complaciente. Lo que ocurre con el trabajo precario es solo una manifestación de la precariedad que se extiende como una gota de agua o un mar en el que falta “majestad ética ejemplar” para exigir la obediencia debida en todos los órdenes de la vida. Precariedad de precariedades, todo es precariedad. Falta ejemplaridad política y eso es lo que nos pasa, como siglos atrás pasaba con la falta de Majestad de los Reyes. De ahí a la obediencia precaria universal en todo lo que se mueve, solo hay un paso. Estamos avisados por la Historia, que ahora pasa por la cerradura que tienen que abrir en este país, casi a ciegas y todos los días, miles de niñas y niños de la llave, los nativos de la crisis, los que nunca deberían sufrirla tanto.
Sevilla, 1/VI/2017
PORQUE NO QUIERO OLVIDARLO, NI SIQUIERA UN MOMENTO…
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