Os debo una explicación

FUNDACION MARIO BENEDETTI

Fundación Mario Benedetti

El alcalde de “Bienvenido, Míster Marshall”, que encarnaba con su gracejo y voz característica el gran actor Pepe Isbert, se dirigía a sus vecinos en aquella película excelente de Berlanga con una frase memorable: «Como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación, y esa explicación os la voy a dar porque os la debo». Más o menos lo que debo hacer ahora con el deseo de aclarar, con la sencillez de aquel alcalde entrañable, una situación reciente, que traduce el cuidado que hay que tener con las consultas en Google en tiempos de posverdad, en las que hay que demostrar siempre la competencia digital adecuada.

El miércoles pasado utilicé en el post que dediqué a mi cumpleaños, ¿Cómo saber que siempre hay tiempo?, un poema que guardaba en mi persona de secreto y del que quise rescatar su autor y texto completo utilizando uno de mis buscadores de cabecera. Además, corroboré que su autor era Benedetti, consultando muchas páginas. No tuve la precaución de localizar el poema en la fuente exacta, cosa que hago siempre en mis artículos, como se puede contrastar día a día. Esta labor la acometí el día siguiente y mi sorpresa fue mayúscula: no aparecía en su obra. Para garantizar esta desagradable situación, me dirigí a la Fundación Mario Benedetti, solicitándoles la verificación de la autoría del poema y he recibido la respuesta que me temía: “Ese poema ha sido atribuido a varios escritores. En los libros de Mario Benedetti no ha sido encontrado. Lamentablemente en Internet circulan varios textos con su nombre que no le pertenecen. Lo mejor es siempre recurrir a sus libros”.

Esta explicación la doy porque la debo y pido sinceras disculpas. Mantendré desde ahora el anonimato del poema y el contenido del mismo, sin alterar lo que a lo largo de los años me ha entregado y sugerido, pero siento haberlo atribuido el miércoles pasado a Benedetti de forma equivocada. Él merecía esta explicación y todas las personas que leyeron el post, también. La debía, sobre todo, como miembro del Club de las Personas Dignas, al que tanto debo y aprecio. Sigo ahora un sabio consejo de Mario Benedetti, No te salves, porque sé que no me salvo con lo ocurrido, pero quiero quedarme con él a pesar de todo.

Sevilla, 13/VI/2017

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