Sevilla, 26/IV/2022, en el 85º aniversario del bombardeo aéreo en Guernica
Es un instrumento de guerra ofensiva y defensiva contra el enemigo. Lo leí exactamente así en la portada de un libro en espera paciente de ser vendido en mi librería habitual de calle, en una mañana del verano de 2018. Así hablaba Picasso sobre el Guernica cuadro que pintó en 1937, por encargo de la República para el Pabellón de España de la Exposición Universal de París de ese mismo año, transmitiéndonos una forma diferente de interpretar el arte y la cultura. Es verdad que es una expresión en un contexto definido y con resonancias múltiples al contemplarlo hoy en cualquier espacio de nuestras casas. A mí me ocurre cada vez que lo observo en su pared azul de la mía, habiéndome acompañado siempre en el largo camino del timbo al tambo de la vida. Probablemente porque su resonancia me recuerda que no esta ahí como oscuro objeto de decoración sino como revulsivo para vidas quietas ante el enemigo que acecha por todas partes.
Es una litografía que compré en el Casón del Buen Retiro en Madrid, durante una visita inolvidable en su emplazamiento provisional, donde me recreé en este cuadro original, durante mucho tiempo, para intentar comprender su mensaje, tanto implícito como explícito. Lo que me duele todavía hoy es haber crecido sin conocer nada de su existencia, porque se prefería ignorarlo junto a su autor, proscrito hasta la saciedad por una de las dos Españas, la de toda la vida, mientras la otra seguía teniendo helado el corazón. Me he acercado a la habitación donde está colgado y lo he recorrido visualmente como un pequeño homenaje en este reencuentro con mi moviola de secreto, personal e intransferible. Siempre descubro algo nuevo, porque tiene un mensaje subliminal que recorre el color triste que lo acompaña. Como aprendí de Oliver Sacks, salvando lo que haya que salvar, en el tiempo real de aquél horrible bombardeo nos dejaron ciegos al color, como nos pasa muchas veces en la vida al ver casi todo de un color gris o negro perturbador.
Picasso nos deja una pintura plagada de preguntas a través de mujeres, niños y animales que sufren. No hay hombres, solo el mensaje explícito de que esos hombres son solo lobos para el hombre, en una reinterpretación de la mítica frase de Hobbes: homo homini lupus. En este cuadro se representa la verdad expresa de la guerra y el sufrimiento que siempre conlleva. Nos debería servir hoy para convertirnos en militantes de la paz, de cualquier paz que se deba defender en los círculos donde somos y estamos, sobre todo cuando se lucha con dignidad por otro mundo mejor y posible. Fue un regalo de la vida en una librería de paso, con valor, sin precio, evitando la confusión de todo necio. Un auténtico aviso para navegantes hacia la isla desconocida del alma de todos y la de secreto.
Hoy he recordado también, especialmente, mi visita a Guernica en 2018, de la que guardo impresiones que no olvido y que recogí en unas palabras escritas al regreso de aquél viaje tan enriquecedor en relación con la memoria histórica sobre la Guerra Civil de este país en el pasado siglo. Todo comenzó al llegar a Guernica, cuando un niño nos indicó dónde estaba el Museo de la Paz: “junto a… (silencio) donde se reza, al final de esta calle, junto a una iglesia…”. Fueron palabras que alumbraban simbólicamente una visita anunciada en mi alma, Guernica, un lugar que me ha acompañado siempre a través del cuadro de Picasso, dondequiera que haya ido en el timbo al tambo de la vida. Volvía de nuevo a caminar por sus calles en la paz actual de Euskadi, todo un símbolo, en Gernika-Lumo, por respeto a su identidad actual.
Accedimos a la sede de la Fundación Museo de la Paz de Gernika, iniciando la visita en la exposición permanente, que gira en torno a tres preguntas: ¿Qué es la Paz?, ¿Qué ocurrió en Gernika en un momento de ausencia de paz? y ¿Qué pasa actualmente con la Paz en el mundo? Todo se podía fotografiar o grabar, sin restricción alguna. A la primera pregunta, hay un hilo conductor de la misma: una amplia gama de ideas, conceptos, pensamientos y puntos de vista sobre la paz, y especialmente una idea contemporánea en la que la paz, con el objetivo de resolver conflictos, brota por sí misma de manera positiva en las relaciones entre las personas. La historia de la paz no debe ser la historia de la finalización de los conflictos. Esta primera pregunta se aborda en las siguientes salas: los caminos de la paz, con contenidos expresos sobre la paz acordada, la paz interior, el Planeta azul, planeta paz, la paz de cada día, cómo organizarse por un deseo: la paz y una acción de paz: una actitud personal. La segunda sala está dedicada a la paz en el siglo XXI, o lo que es lo mismo, paz de vida, paz negativa y las herramientas por la paz.
La segunda pregunta, ¿qué ocurrió en Gernika en un momento de ausencia de paz?, pretende hacer una lectura de la historia de Gernika-Lumo y la Guerra Civil española, el episodio del bombardeo y la ejemplar lección de paz que nos ofrecen los supervivientes de aquel trágico hecho reconciliándose con sus agresores, así como otras reconciliaciones y mediaciones de paz en el mundo. Se aborda en una sala especial: 26 de abril de 1937: Todos fueron Begoña, con una escenografía y audiovisual sobrecogedores, que recrea el comedor de una casa de Gernika el 26 de abril de 1937. Sentados en un banco, en penumbra, escuchamos sobrecogidos la narración de Begoña en aquel fatídico día, incluido el ruido ensordecedor de las bombas.
Continúa la visita con un espacio dedicado a La ciudad nos habla, Gernika-Lumo, una historia anterior, detallando aspectos tales como los primeros pobladores, la fundación de la villa, fueros y revueltas, el boom industrial, los tiempos modernos, la España de preguerra, Gernika en los años 30, la segunda república, la autonomía de Euskadi, el inicio del conflicto: la Guerra Civil española; continúa con el bombardeo de Gernika, el ataque aéreo: aspectos militares del bombardeo, la destrucción de la ciudad, la ocupación de Gernika, la vivencia del bombardeo, la difusión del bombardeo, Gernika después de la guerra: el franquismo y la represión y por último, el camino hacia la reconciliación, con la presentación de un audiovisual, In Memoriam, presentación audiovisual creativa que invita a reflexionar sobre la tragedia, la destrucción, la esperanza y la vida.
A esta altura de la experiencia de pensamiento y sentimiento por la cercanía de lo ocurrido en el comedor de Begoña, abordamos las respuestas a la tercera pregunta, ¿qué pasa actualmente con la Paz en el mundo?, con una mirada a través del Guernica de Picasso y mediante una reflexión sobre los derechos humanos como prisma para observar el actual estado de la paz en el mundo. Pasamos a las tres salas que permiten plantear unas alternativas a la sinrazón actual, a través de tres miradas: a la vida, a la libertad y a la igualdad.
La verdad es que es difícil explicar con palabras los sentimientos que afloran en esta experiencia de los sentidos. El Museo de la paz de Gernika-Lumo no nos dejó indiferentes y salimos hacia el exterior en silencio, sumidos en un respeto a una forma de abordar lo ocurrido en su memoria histórica solamente a través de un camino: el trabajo diario y solidario por la implantación de paz en el mundo, que empieza en la autosatisfacción de uno mismo.

Fuimos a ver el mural del Guernica de Picasso con una leyenda en su base, El Guernica a Guernica, como una forma de reivindicación popular del cuadro para que se entregue un día no lejano al lugar que lo hizo tristemente famoso. Desde allí nos dirigimos al árbol que constituye la razón de ser democrática del pueblo vasco, situado junto a la Casa de Juntas, un roble centenario que simbolizaba la costumbre de reunirse las Juntas ante él para tomar las decisiones democráticas que se recogían posteriormente en las leyes vizcaínas hasta finales del siglo XIX. Es un símbolo que perdura hasta nuestros días y curiosamente está situado en la anteiglesia de Lumo tan íntimamente unida a Guernica.

Salimos de Guernica en silencio, con la mirada puesta en el cuadro de Picasso, guardado en nuestra memoria de secreto, que interpretamos mejor que nunca al compartir con Begoña el drama de su terrible bombardeo, el 26 de abril de 1937. Picasso nos legó una pintura plagada de preguntas a través de mujeres, niños y animales que sufren. Hay pocos hombres, solo el mensaje explícito de que esos hombres son solo lobos para el hombre, en una reinterpretación de la mítica frase de Hobbes: homo homini lupus (el hombre es un lobo para el hombre). En este cuadro se representa la verdad expresa de la guerra y el sufrimiento que siempre conlleva, sobre todo para los más débiles, mujeres, niños y ancianos. Nos debería servir hoy, cuando asistimos al terrible asedio de Ucrania, para convertirnos en militantes de la paz, de cualquier paz que se deba defender en los círculos donde somos y estamos, sobre todo cuando se lucha con dignidad por otro mundo mejor y posible.
Sigo sin olvidar hoy a los niños y niñas de Guernica, que jugaban aquella tarde en sus aceras, hablando en euskera, con aires de libertad, en paz. También, resuena todavía en mi conciencia el terrible bombardeo de Guernica, simulado en la habitación de Begoña. Lógicamente, comprendo una vez más que el cuadro pintado por Picasso sobre lo ocurrido en Guernica no está pintado para decorar apartamentos, sino para alertar constantemente a almas inquietas, porque es un instrumento de guerra ofensiva y defensiva contra el enemigo, que acecha en tácticas cuidadas para acosar y demoler la democracia. Estas palabras de Picasso las recupero hoy de nuevo contemplando el Guernica con admiración aristotélica, con la que está cayendo en el país, porque el fascismo siempre acecha y desea entrar por los resquicios de la democracia y la libertad. Nunca he querido desprenderme de mi litografía, a pesar de mis turbaciones y mudanzas asociadas, desoyendo a Ignacio de Loyola. Cada vez que lo contemplo, intento comprender su mensaje, tanto implícito como explícito. Lo que me duele todavía hoy es haber crecido sin conocer nada de su existencia, porque la Autoridad Competente de mi época, Militar por Supuesto, prefería ignorarlo junto a su autor, proscrito hasta la saciedad por una de las dos Españas, la de toda la vida, que todavía se añora por muchos, mientras la otra seguía teniendo helado el corazón.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.
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