
Sevilla, 4/V/2022
Es muy importante conocer la empresa que está detrás del programa de software espía Pegasus, NSO Group, para emitir juicios bien informados sobre los últimos acontecimientos de espionaje de Estado que hemos conocido en nuestro país. Fue fundada por tres exmilitares israelíes pertenecientes a la unidad especializada en SIGINT o inteligencia de señales de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF), cuyas iniciales de sus apellidos, Niv Carmi, Shalev Hulio y Omri Lavie (NSO), conforman la denominación del grupo empresarial, siendo importante señalar que el programa Pegasus necesita siempre la autorización del Ministerio de Defensa de Israel para poder ser vendido a terceros. En su página web oficial, aparece en el apartado de Noticias una muy reciente, de 1 de abril de 2022, en la que se informa que la revista TIME dio a conocer el pasado 31 de marzo las 100 empresas que tienen un impacto extraordinario en todo el mundo, “elegidas por su relevancia, impacto, innovación, liderazgo, ambición y éxito en sus respectivas industrias y por su participación en la configuración del futuro. NSO Group se enorgullece de ser una de estas 100 empresas más influyentes y una de las dos empresas israelíes en esta lista. Es un honor y un orgullo que los editores y corresponsales de TIME en todo el mundo, así como los expertos de la industria, reconozcan a NSO Group por su liderazgo, innovación y el impacto que está teniendo. Nuestros empleados continuarán desarrollando y brindando a nuestros clientes nuestras tecnologías para salvar vidas que son esenciales para la seguridad global”. En concreto, NSO Group figura en el apartado dedicado a “disruptores”, personas u organizaciones que rompen con lo habitual mediante “un proceso o un modo de hacer las cosas que supone una “rotura o interrupción brusca” y que se impone y desbanca a los que venían empleándose” (1).
La empresa NSO informa en su página web oficial que su Misión es “trabajar para salvar vidas y crear un mundo mejor y más seguro”, junto con cuatro valores perfectamente identificados: responsabilidad, adoptando un enfoque pionero para aplicar estándares rigurosos y éticos en todo lo que hace: “nuestra metodología de investigación de antecedentes incluye un estricto proceso de concesión de licencias de la autoridad de control de exportaciones pertinente, así como una revisión interna detallada y estructurada conforme a nuestra Política de derechos humanos, que revisa y proporciona recomendaciones y decisiones para cada oportunidad de marketing. Nuestro proceso establece un punto de referencia para la industria”; integridad: “estamos comprometidos con el uso adecuado de nuestra tecnología, para ayudar a las agencias gubernamentales de seguridad e inteligencia a proteger a sus ciudadanos contra el terror, el crimen y otras amenazas importantes a la seguridad. Tomamos este compromiso con seriedad e investigamos cualquier acusación creíble de mal uso del producto”; excelencia: “tenemos un historial de éxito. Nuestra tecnología ha ayudado a los gobiernos a salvar miles de vidas, prevenir ataques terroristas, acabar con los principales delitos y hacer del mundo un lugar más seguro y, finalmente, audacia: “creemos que el éxito debe ser intrépido. En NSO, junto con una comprensión profunda de nuestras responsabilidades comerciales, hacemos hincapié en ser audaces pero responsables”.
He querido profundizar en el conocimiento de la empresa propietaria del programa Pegasus porque muchas veces se ataca sin piedad a estos avances científicos que, en este caso como en muchos otros, con una correcta utilización, pueden ser muy beneficiosos para la humanidad, como así se le reconoce. El problema radica en el uso inadecuado de los mismos, al ser tecnologías de doble uso. NSO desarrolla programas de amplio espectro “para ayudar a las agencias gubernamentales a detectar y prevenir el terrorismo y el crimen” para que puedan abordar legalmente los problemas más peligrosos del mundo actual. Aplicando el principio de realidad, estos programas ayudan a “prevenir el terrorismo, incluida la violencia armada, los coches bomba y los terroristas suicidas en centros de transporte, parques públicos, mercados, salas de conciertos, estadios deportivos y otras áreas públicas”. También, a “desmantelar la pedofilia, las redes de tráfico sexual y de drogas y las operaciones de lavado de dinero, encuentra y rescata a niños secuestrados y asiste a los equipos de búsqueda y rescate de emergencia (SAR) en la localización de sobrevivientes atrapados debajo de edificios derrumbados a raíz de desastres naturales o fallas en la construcción”.
El recorrido empresarial de NSO no es que deje tranquilo a nadie, porque en la actualidad es propiedad de un fondo de inversión americano y de dos de sus fundadores, que lo volvieron a comprar en una parte significativa del mismo. Las acusaciones de espionaje fraudulento por parte de la empresa ha sido una constante en los últimos años, habiendo sido calificada negativamente por el Gobierno de los Estados Unidos en época reciente, aunque el reconocimiento otorgado en TIME es también una contradicción americana de amplio espectro. Sabemos que la Administración del presidente Joe Biden incluyó el año pasado a NSO en la lista negra de empresas vetadas en contratos públicos, mientras que la prestigiosa revista TIME la eleva a los altares del progreso digital. El mundo al revés, digital por supuesto, está servido: con la izquierda a la derecha, el ombligo en la espalda y la cabeza en los pies, que diría Eduardo Galeano.
Una cosa más. Pegasus fue creado en 2011 y desde entonces se sabe que NSO lo ha vendido a 60 agencias militares, de inteligencia o de seguridad, en 40 países de todo el mundo, entre los que está España. Volvemos a encontrarnos con un “clásico digital” ante lo sucedido en estos días en nuestro país, es decir, el uso indebido de tecnologías que nacen precisamente para un buen fin y acaban utilizándose en muchas ocasiones para otro bien distinto. He citado en bastantes ocasiones en este cuaderno digital esta dialéctica digital, con un ejemplo que vale más que mil palabras. Cuando he tratado el constructo inteligencia digital, ya he señalado en muchas ocasiones un hecho irrefutable que, ahora con Pegasus, se hace más patente: junto a la correcta utilización de las tecnologías digitales, es de imperiosa urgencia y necesidad superar el uso no racional de las mismas, entendida la citada inteligencia digital, en una de sus acepciones, que he definido durante muchos años y en diferentes publicaciones, como la “capacidad y habilidad de las personas para resolver problemas utilizando los sistemas y tecnologías de la información y comunicación cuando están al servicio de la ciudadanía, es decir, cuando han superado la dialéctica infernal del doble uso”, que lo ejemplificaba con un dato clarificador al respecto: la utilización de los descubrimientos electrónicos para tiempos de guerra y no de paz, como en el caso de los drones o de la fabricación de los chips que paradójicamente se usan lo mismo para la última versión de la consola PlayStation que para los misiles mortíferos Tomahawk. Ese es el principal reto de la maravillosa inteligencia, digital por supuesto, porque vivimos en la sociedad red, que puede ser a la vez maravillosa o malvada, en función de cómo se use.
Utilizando la simbología que nos proporciona la mitología griega, muchos jinetes internacionales han montado sobre Pegasus, como Belerofontes redivivos, para matar a la Quimera del Mal de cada territorio donde se ha aplicado. Tal ha sido su mala fama, que ha acabado siendo odiado por muchos que en su momento lo utilizaron, aunque aspiraron alguna vez a ascender hasta el Olimpo Político de cualquier cuño, a lomos de él. Sin embargo, el tábano de la democracia ha clavado ya su aguijón en el lomo de Pegasus y los beloforontes actuales van cayendo de Pegasus uno tras otro, aunque todavía quedan jinetes que lo montan a diario sin escrúpulo alguno. A pesar de todo, muchos mandatarios actuales de diferentes Gobiernos, una vez descabalgados, añoran reencontrarse con Pegasus en la constelación que, finalmente, encontró este caballo alado para perdurar en la mente de todos. También, porque en la mente de estos poderosos mediocres se aloja la idea de que el ocaso de la democracia está más cerca de nosotros de lo que pensamos y sin necesidad siquiera de volar a lomos de Pegasus, sin ir más lejos. Estamos avisados.
(1) «disrupción», «disruptivo» y «disrumpir» | FundéuRAE (fundeu.es)
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.
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