Pasolini está en la lista de espera de la Cineteca de Bolonia

Sevilla, 13/IV/2023

A estas alturas de la “película” de este cuaderno digital, nadie podrá negar el aprecio que he expresado siempre a Pier Polo Pasolini y a una obra suya emblemática, Il vangelo secondo Matteo (El evangelio según Mateo, 1964) que, como contó muy bien el periodista Juan Arias en un determinado momento, nació junto a él en un encuentro de escritores compartido en Asís con el director italiano: “La idea del ateo y homosexual Pasolini de hacer un filme sobre la vida de Jesús fue una pura casualidad. El cineasta tenía 42 años y fue convidado a Asís a un congreso de escritores. Coincidió que también a mí me habían convidado para hablar de un tema curioso: “Jesús escritor”. Recuerdo que Pasolini se sentó a mi lado y cuando en el programa vio el título de mi ponencia, me dijo entre curioso e incrédulo: “¡Pero si Jesús nunca escribió!”. Le pedí que esperara y vería que sí había escrito. El cineasta nunca había leído los evangelios. Cuando yo conté la historia de que Jesús había escrito una sola vez y con el dedo de su mano en el polvo del suelo del templo para salvar a una mujer adúltera de la muerte por lapidación, Pasolini intrigado me dijo: “Pero no has contado qué escribió”. Le expliqué que los evangelios no lo cuentan y él, inquieto en la silla, como enfadado, me susurró: “¡Pero los apóstoles fueron locos por no contar lo único que Jesús escribió en su vida!”.

A partir de esa experiencia inolvidable, Pasolini se quedó un día mas en Asís y leyó de un tirón el evangelio atribuido a Mateo, quedando tan sorprendido que decidió allí mismo llevar esa historia a una película, la que tantas veces he citado en este cuaderno digital, tal y como se puede leer en mi última publicación Ciudadano Jesús. Otra navidad es posible. En su portada, figura una imagen tomada por Domenico Notarangelo en un descanso durante el rodaje de “Il vangelo secondo Matteo” (1964), en la que aparecen Enrique Irazoqui, que interpretó el papel de Jesús y Pier Paolo Pasolini. Él expresó algo muy importante en relación con esta obra tan paradigmática y, aparentemente, contraria con su ideología. “Mi lectura del Evangelio sólo podía ser la lectura de un marxista, pero al mismo tiempo se iba extendiendo en mí la fascinación de lo irracional, de lo divino, que domina todo el Evangelio. Como marxista, no puedo explicarlo y tampoco el marxismo”. ¡Que curioso que el propio Papa Francisco haya afirmado sobre esta obra que es “quizás el mejor film que se ha rodado sobre Jesús”!

Pasolini hizo con esta película un cine diferente, singular, diverso: “Jesús es mostrado continuamente caminando entre el desierto o entre pueblos en ruinas. Su mirada, como la de Pasolini, no evita a los leprosos ni a los cojos, sino que se detiene en ellos; la cámara, por su parte, se complace, por ejemplo, en la mano del mesías que acaricia los rostros marchitos de quienes acuden a él para encontrar salud. El contacto entre dos cuerpos alivia, de ahí la alegría del rostro de la adolescente María (Margherita Caruso) al ver regresar a José, al saber que, sin importar lo que digan los demás, él ha decidido estar con ella” (1). Me emocionó esta película cuando la vi de nuevo en Roma, en 1976, sabiendo como sabía a través de Rafael Alberti que aquella ciudad era un peligro para caminantes que hacen camino al andar. Pasolini sigue muy presente en mi pensamiento crítico y acudo frecuentemente a él. Por ejemplo, a una obra magnífica de Miguel Dalmau Soler, Pasolini. El último profeta, que ganó el XXXIV Premio Comillas de Historia, Biografía y Memorias 2022, año en el que cumplió el centenario del nacimiento del director italiano.

Pero, ¿por qué traigo hoy a colación esta referencia a la película de Pasolini? Lo hago sorprendido por una cita sobre esta obra preciosa en un artículo en el diario El País sobre el que se podría llamar el Hospital del Cine, la Cineteca de Bolonia, con un comienzo, nunca mejor dicho, de “película”: “A veces, la paciente que ingresa es una estrella. Otras, no la conoce nadie. Pero a todas se las cuida y escucha, porque cada una tiene una historia que contar. Algunas tan solo sufren los achaques de la edad. Pero en el laboratorio se lidia también con casos más desesperados: fracturas, cortes, quemaduras, afonía, incluso trozos desaparecidos. Y, por supuesto, desmemoria. Al fin y al cabo, las enfermas más jóvenes suman 40 o 50 años. Y las hay incluso que superan el siglo de vida. “No sé si en alguna ocasión rozamos la obstinación terapéutica. Les coges cariño a las películas”, sonríe Céline Stéphanie Pozzi, una de las principales responsables de velar por los filmes que la rodean. Aunque, si fuera un hospital geriátrico, la Cineteca de Bolonia rozaría más bien el milagro: se entra dolida, o hasta decrépita, se sale casi siempre esplendorosa. Y lista para volver a brillar. Cuando el cine ya no hace magia, acude a este gran sótano. Y encuentra decenas de hechiceros dispuestos a ayudar”.

Leyendo este artículo he conocido que “En una estantería, El evangelio según Mateo, de Pasolini, aguarda a que llegue su turno de cuidados”. Es decir, está en lista de espera para recibir la atención que merece, porque los años no pasan en balde y porque acusa el paso del tiempo, que no perdona nada, tampoco al celuloide. Espero con emoción conocer algún día que la han llamado para ingresar y ser atendida de forma inmediata, porque Pasolini hizo con ella un gran milagro: apear al suelo de todos, a la calle y sus aceras, una figura enigmática y atractiva por los siglos de los siglos, la de un ciudadano llamado Jesús, pero traído a nuestros días: “Hasta cierto límite de conciencia, más bien en toda conciencia, es una obra marxista: no podría rodar escenas sin que hubiera un momento de sinceridad, entendida como actualidad. De hecho, ¿cómo podría representar a los soldados de Herodes? ¿Podría hacerlo con bigotes, dientes rechinantes, vestidos con harapos, como coros de ópera? No, no podría hacerlos así. Los vestí un poco como fascistas y los imaginé como escuadrones fascistas”.

Por todo lo anterior, es muy importante que tras la atención que reciba la película en su delicada situación actual, aunque pase por la Unidad de Cuidados Intensivos Cinematográficos, vuelva a la vida que siempre tuvo gracias a que la Cineteca de Bolonia “rozará el milagro”, sabiendo que en la espera actual, con la ardiente paciencia de Neruda, sueña con salir esplendorosa por los siglos de los siglos. Que así sea.

(1) https://cinedivergente.com/el-evangelio-segun-san-mateo/

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

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