
Miguel Hernández, a la salida del Ayuntamiento de Valencia, al finalizar la sesión de apertura del II Congreso Internacional de Escritores Antifascistas para la Defensa de la Cultura. Domingo 4 de julio de 1937. ©Walter Reuter. FGFZ.
Sevilla, 31/III/2023
En la singladuras continuas que llevo a cabo para descubrir islas desconocidas, saliendo de mí mismo, como me aconsejó hace ya muchos años una mujer de la limpieza de la carabela “La isla desconocida”, protagonista sin par del cuento homónimo de José Saramago, he localizado hoy una muy importante para reforzar la memoria democrática de nuestro país. Me refiero al hallazgo y posterior tratamiento científico de las fotografías encontradas en 2016, en lo que se conoce como “la lata de Walter Reuter”, una lata de película que guardaba celosamente el biólogo Guillermo Fernández Zúñiga “en lo alto de un armario”, creador del llamado “cine científico”, que compartió con el fotógrafo alemán misiones importantes durante la Guerra Civil, en el Comisionado de Propaganda de la República. En ella se encontraron más de cuatro mil negativos que, en un principio, se atribuyeron a Fernández Zúñiga, pero que después de un laborioso trabajo de investigación se sabe que unos dos mil doscientos eran obra indiscutible de Reuter.
Hoy, se ha publicado un artículo muy interesante en relación con este hallazgo, que permite consolidar las primeras atribuciones al fotógrafo alemán, Salen a la luz las fotos del congreso de escritores antifascistas, 80 años perdidas, donde se detalla que la Generalitat Valenciana ha montado una exposición con 60 de las 450 imágenes que realizó Reuter en 1937 durante el evento citado, “que se habían conservado dentro de una lata, escondida en un armario”: “Cuando la viuda de Zúñiga falleció, los herederos entregaron la lata a rebosar a la Asociación Española de Cine e Imagen Científicos (ASECIC), que su padre había creado en 1966. Esa asociación se puso en contacto con la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Cultura, que por su lado había comprado por 12.000 euros a un coleccionista cerca de 300 fotografías de un autor del que no se tenían noticias. El fondo había aparecido en los archivos del Partido Comunista de España (PCE) y tenían que investigarlo”.
Lograr definir exactamente la identidad de esas fotografías de la lata, distribuidas entre Fernández Zúñiga y Reuter fue un trabajo llevado a cabo por “Aku Estebaranz, conocedor de la obra de un fotógrafo alemán llamado Walter Reuter (1906-2005), todavía más desconocido que Zúñiga. Había visto reproducido en la prensa un retrato de un soldado con un arma y una cámara colgando del cuello. Sabía que esa foto la había hecho Reuter a un amigo suyo de las Brigadas Internacionales. Así empezó el rastreo que llevó, muchos años después, a identificar a Reuter con el contenido de la lata. Había nacido un fotógrafo, pero no era Guillermo Zúñiga, sino Walter Reuter. Al parecer, ambos fueron amigos y por algún motivo uno conservó el archivo del otro. El estudio definitivo ha descubierto 1.500 fotos de Zúñiga y 2.100 de Reuter en la lata aparecida. Reuter marcha al exilio y pasa por el campo de concentración de refugiados de Argelès-sur-Mer, después llega a París y otro amigo le permite usar su laboratorio: Robert Capa. Pero es arrestado por los nazis, que lo mandan a hacer trabajos forzados a Argelia, para construir el ferrocarril. Su mujer consigue pasaportes y billetes para ellos y su hijo y logra escapar a tiempo para subir al barco que lo llevará a México, desde Casablanca”.
Es importante señalar que Reuter vivió en España durante toda la guerra civil, hecho que da un valor incalculable a su trabajo y porque desde 1933 ya trabajó para la República, aunque desde el comienzo del golpe de estado, trabajó también en dos proyectos sociales muy importantes: “[…] las colonias escolares, instituciones educativas que refugiaron a niños afectados por la guerra, y la cartilla escolar, método de alfabetización para soldados de ese bando. «Son la imagen que la República quería dar en el extranjero sobre su lucha y posicionamiento democrático”, relata Aku Estebaranz, experto en fotos históricas. «Cuando el gobierno tenía un gran proyecto y quería difundirlo, al que llamaban era a Reuter. Fue una persona de su absoluta confianza”. Junto a este hallazgo se sabe que rehízo su vida en México con una segunda pareja a partir de 1942 después de enviudar y continuar cerca de su hijo Jasmín, nacido curiosamente en Málaga, siendo México un lugar que lo respetó siempre profundamente, habiendo instituido el Premio Walter Reuter que se entrega desde 2006, porque como se demuestra en la obra que se presenta estos días en Valencia, toda su obra presenta “una cuestión emocional que le impedía a Reuter retratar la pornomiseria y su lástima”.
El fondo fotográfico de Reuter es inmenso, tal y como se expone en el artículo publicado por DW en 2021, Walter Reuter: “El fotógrafo más comprometido con la República y la guerra civil española: «La última fotografía conocida de Reuter es del 16 de enero del 39. Es de un soldado que hace un acto heroico… Más o menos el día 26 de enero cae Barcelona e inicia el exilio. Estuvo trabajando comprometido con el gobierno republicano hasta el último momento: el que el apagó la luz fue Reuter”. Después de eso su obra se perdió. La dejó encargada en una oficina de prensa con la encomienda de mandársela a suelo galo, lo cual no sucedió. El mayor archivo del fotógrafo alemán está en México, donde vivió desde 1942 y murió a los 99 años. Consta de más de 96 mil imágenes y negativos resguardados por su hija menor, Hely Reuter, fruto de su segundo matrimonio con la mexicana Ana María Araujo. Con el hallazgo en España -analizado gracias a una subvención del Ministerio de Presidencia ibérico-, «se podrían alcanzar las 100 mil piezas. Reuter nunca contabilizó ni rastreó sus fotos, las tomaba porque le gustaba”, narra a DW Gilberto Chen, supervisor de la colección mexicana. «También destruyó mucho al final de su vida, decía que no servía. En realidad, había mucho más”.
Cuando preparaba los artículos que he dedicado frecuentemente de mi viaje a Ibiza, “guiado” por el que hicieron Rafael Alberti y María Teresa León en 1936, en los días previos al comienzo de la guerra civil, tuve la oportunidad de leer atentamente la participación de ellos en el II Congreso Internacional de Escritores Antifascistas para la Defensa de la Cultura, organizado por la Alianza de Intelectuales Antifascistas en Valencia, Madrid y Barcelona entre el 4 y el 17 de julio de 1937, del que se han escogido 60 imágenes representativas del mismo para la exposición Letras por la libertad, que se inaugura hoy en el Palacio de las Comunicaciones de Valencia, organizada y patrocinada por el gabinete de Presidencia de la Generalitat Valenciana. Me ha emocionado recordarlos y ver en alguna de ellas a poetas españoles como Miguel Hernández o Manuel Altolaguirre, junto al chileno Pablo Neruda, entre otros y por primera vez, como testimonio gráfico inolvidable que hace justicia a la memoria histórica y cultural de este país durante la Guerra Civil. Memoria Democrática, en definitiva, instantes mágicos para reforzarla anímicamente y para que no se olvide ni siquiera un momento. Mi agradecimiento expreso por esta exposición, por mostrarnos una isla cultural desconocida.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.
UCRANIA, ¡Paz y Libertad!
Debe estar conectado para enviar un comentario.