A veces, toda la vida cabe en un solo día

Sevilla, 19/IV/2023

Sé por su biografía oficial que Silvia Pérez Cruz “es una de las voces más sobrecogedoras que ha aparecido en los últimos tiempos; en palabras de Jorge Drexler, “una voz que marca una generación”. Es compositora además de cantante, y habla el lenguaje de la música desde que tiene uso de razón: creció entre canciones populares ibéricas y latinoamericanas, se educó en el clásico y el jazz. Contagiada por el flamenco a través de una conexión que parece sobrenatural, canta de una forma que sólo es suya y estremece”. Sé que es “cantora”, algo mucho más profundo que “cantante”, porque es consciente que no sólo puede, sino que por principios éticos personales y sociales, debe hacerlo.

Si la traigo hoy a estas páginas buscadoras de islas desconocidas es por la publicación de su última obra, Toda la vida, un día, en la que la artista ha querido a través de cinco capítulos de su vida, con cinco colores diferentes, transmitirnos algo muy importante: “cuida lo que haces, disfrutemos y dediquemos el tiempo que necesita cada cosa”, porque para ella la música es “un milagro y un amparo donde uno siempre encuentra cobijo”, invitándonos a que la acompañemos en ese viaje y nos dejemos llevar por él. Esta obra “representa una vida entera, un día, de sol a sol, circular, un instante, una eternidad”, según explica en las redes sociales.

La canción que he escogido para comprender bien su última obra, Toda la vida, un día, que da título también al álbum, es un homenaje a la cantora argentina Liliana Herrero, acompañada a la guitarra por Pedro Rossi, con un coro grabado en la capilla de la Asociación Cultural Mutte, en Pontós (Girona), y la música especial que se obtiene de un violonchelo barroco, envolviendo las voces de Silvia y Liliana: “Como no la conocía, se me ocurrió hacerle una canción que finalmente no le enseñé hasta después de nuestro encuentro. Es una canción dedicada a ella, una mujer espectacular, potente, profunda, comprometida; un ser humano de los que te cambian la vida”. El vídeo que he escogido está grabado en Islandia — “en un paisaje bellísimo, pero a la vez abrumador”—, que refleja la relación con la soledad de la que habla Toda la vida, un día”. Me ha agradado conocer que en esta producción colaboran grandes músicos flamencos como Pepe Habichuela, Carmen Linares, Diego Carrasco y Carles Benavent, en una fusión extraordinaria que engrandece todavía más su empeño artístico.

Según se afirma en la sinopsis oficial a título de presentación de esta producción, el título simboliza “una vida entera, un ciclo, habla del tiempo infinito, circular, ordenado en principios y finales. Tiene cinco movimientos, cada uno tiene una sonoridad y una búsqueda distinta. El primero es la infancia y la seguridad, la calma en casa. El segundo es la búsqueda de los sonidos, donde también toca el saxo, y se reencuentra con un instrumento que tocaba desde los 7 años. El tercer movimiento es más de la intimidad, de madurez, y donde aparecen los dúos. El cuarto es una edad más adulta, entra el peso, la música va cogiendo profundidad y peso. El quinto y último movimiento es el renacimiento, es decir, son canciones más alegres y vivas. En este movimiento también participa Maro, cantante portuguesa que participó en Eurovisión 2022, y es una gran amiga también. ‘Toda la vida, un día’ se compone de 21 canciones, donde están representadas todas las generaciones, desde niños cantando a abuelos. Es un disco en el que se reivindica la belleza y la riqueza de todas las edades”.

Pasado mañana se presenta oficialmente esta obra magna y se lanza a todos los vientos del mundo, para quien lo quiera escuchar y, sobre todo, entender. Mientras, intento asimilar el mensaje de la canción principal que da nombre a toda la producción y resume a la perfección su hilo conductor: a veces, toda la vida cabe en un solo día, recordando algo que aprendí hace ya muchos años del poeta de Moguer, Juan Ramón Jiménez, cuando en su obra Diario de un poeta recién casado, recogió unas palabras bellísimas del sánscrito -¡ay, la influencia de Zenobia Camprubí!- que no deja indiferente a nadie:

¡Cuida bien de este día! Este día es la vida, la esencia misma de la vida. En su leve transcurso se encierran todas las realidades y todas las variedades de tu existencia: el goce de crecer, la gloria de la acción y el esplendor de la hermosura. El día de ayer no es sino sueño y el de mañana es sólo una visión. Pero un hoy bien empleado hace de cada ayer un sueño de felicidad y de cada mañana una visión de esperanza. ¡Cuida bien, pues, este día!

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

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