Frente al ademán impasible de la derecha, aún nos queda la Internacional

LA INTERNACIONAL, coro de Quilapayún con la Orquesta Sinfónica de Chile dirigida por Sergio Ortega

Sevilla, 13/IX/2023

Leyendo hoy un artículo de Íñigo Sáez de Ugarte en elDiario.es, Aznar, impasible el ademán, he recordado inmediatamente un artículo que publiqué en 2017, en momentos difíciles para este país, Impasible el “alemán”, cuando se estaban celebrando las primarias en el PSOE para la secretaría general del partido y en las que, finalmente, resultaría vencedor Pedro Sánchez, casualmente y no de forma inocente actual presidente “legítimo” en funciones en este país, frente a la inspiradora maestra del derrocamiento de su rival en octubre de 2016, Susana Díaz, de cuyo nombre preferiría no haberme acordado hoy, hecho sobre el que también escribí largo y tendido en este cuaderno digital en aquellos momentos de autos. Sí hay que señalar, por mucho que nos duela a los demócratas, que desde la perspectiva de unos próceres del socialismo en este país, se intenta volver hoy casi a la casilla de salida de aquellos meses en los que la izquierda socialista dio un giro copernicano hacia una supuesta moderación que, en el fondo y forma, fue algo impresentable desde una ideología digna de izquierdas, permitiendo con su abstención el gobierno de derechas, aunque la realidad de hoy es bien diferente, avalada por más de doce millones votos que han confiado en que el nuevo gobierno sea fundamentalmente “rojo”, junto a la escala cromática de la izquierda y del nacionalismo democrático  en general, y no de color azul y verde, atendiendo a los resultados de las elecciones generales del pasado mes de julio.

Además de lo anterior, la derecha hizo ayer, a través del expresidente Aznar, un anuncio apocalíptico para el que tenía un bálsamo de Fierabrás extraordinario y no menos impresentable, como podemos leer en el artículo citado: “Impasible el ademán, el expresidente pintó un panorama tétrico. Alertó sobre la defunción de España y, por tanto, exigió una respuesta en la calle a la altura de los riesgos. “Son tiempos dramáticos porque existe un riesgo cierto existencial para la continuidad de España como nación”, dijo. La ruptura de España y de sus instituciones, que la derecha lleva anunciando de forma reiterada desde hace una década, vuelve a cernirse sobre todos. ¿Hasta qué punto reclamó Aznar una especie de insurrección general contra el enemigo? Afirmó que “nadie puede quedarse al margen” en esta misión. Es lógico que pida refuerzos. Si la cosa es tan grave, no se va a solucionar con ruedas de prensa de Cuca Gamarra. “Creo que España acumula energía cívica, institucionalidad y masa crítica nacional para impedir que este proyecto de disolución nacional se consume”, continuó. Es difícil saber qué quiere decir con eso de “masa crítica nacional” si antes había mencionado la energía. Hay que confiar en que no esté pensando en una reacción en cadena nuclear […] Hay que decir de nuevo ¡basta ya! (el grito contra ETA desde el asesinato de Miguel Ángel Blanco). España no puede volver y no va a volver a un sistema basado en la exclusión, en el sectarismo ni en la destrucción programada de la nación”.

Frente a ese cara al sol redivivo de la nostalgia golpista, impasible el ademán de Aznar y lo que representa en el actual Partido Popular, tiene sentido volver a citar por mi parte aquél artículo de 2017, escrito en el contexto de un giro copernicano del PSOE al recuperar Pedro Sánchez la Secretaría General del partido con todas las bendiciones democráticas que hoy se requiere para adquirir la legitimidad secuestrada, en su caso, en 2016, con apoyo explícito de las fuerzas vivas de este país, medios de comunicación incluidos como el diario “El País, conocedoras de aquella letra inconfundible del “Cara al sol” y con clamorosos y vergonzantes silencios cómplices.

Al leer el artículo citado, Impasible el “alemán”, el que quiere entender que entienda. Creo que lo dejé bastante claro en aquella ocasión y si algo debo destacar hoy es lo que señalé al finalizar aquél artículo: “Sé lo que dice la canción [la Internacional] y se puede ajustar como justicia, no ajustamiento, a la situación actual en el mundo [en nuestro país], que todavía es posible cambiarlo a pesar de los agoreros mayores del Reino de la Tibieza y de la Tristeza, [asentados en la derecha ultramontana], que existir…, existen. Hay dos estrofas que me sigue ilusionando cantarlas y vivirlas con especial ilusión, sobre todo con el coro de Quilapayún en la octava de 50 aniversario del golpe de estado en Chile, que tanto aprecio: El día que el triunfo alcancemos / ni esclavos ni dueños habrá / los odios que al mundo envenenan / al mundo se extinguirán // El hombre del hombre es hermano / derechos iguales tendrán / la tierra será el paraíso / patria de la humanidad. No me pasa con lo que he contado de mi canto a un “alemán” desconocido, impasible y que como la música militar nunca me supo levantar”. Tampoco hoy, por cierto, porque frente al ademán impasible de la derecha y su grito «¡basta ya!», del que se han apropiado de forma indebida y descontextualizada, no de forma inocente, para sacar a su gente a la calle, aún nos queda la palabra y el canto, en las casas y en la calle también, si hace falta, de la dignidad humana y democrática que nos ofrece la Internacional.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes para su interés personal, aparte de su situación actual de persona jubilada.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!