Desde el 27 de enero, fecha en la que se ha recordado en la aldea global el nacimiento de Mozart, (recuerda: Trazom) he escuchado con gran interés una parte de una obra que llena el espíritu de búsqueda de verdad: el concierto para flauta y arpa en do mayor, K 299. La pieza central, el Andantino, es una exposición sublime del entendimiento de la música como interpretación del mundo compartido, dado que desde cualquier lugar del planeta la conjunción de flauta y arpa te sumergen en una aventura de contrapuntos de gran valor humano.
Basta pensar que dos seres humanos, mediante el diálogo de flauta y arpa, logran llamar la atención desde una composición apresurada de Mozart, durante su estancia en París en 1778, escrita por encargo -como siempre- para poder sobrevivir y con un final doloroso: nunca le pagaron su trabajo. Quizá con la eterna oferta a los seres humanos que todavía se emocionan al escucharla, como es mi caso, Mozart recibe la mejor contraprestación del valor del concierto en este aquí y en este ahora. Una vez más, no hay que confundir valor y precio.
Si al mismo tiempo que escuchas el Andantino, quieres recrearte en un pequeño documental sobre su aniversario, te invito a que entres en esta dirección: http://www.cico.tv/austria/mozart/mozartspanish-512k.wmv y compartas el tamaño del archivo (al revés: K 512) como símbolo de una nueva obra catalogada por Köchel (la actual k que aparece junto a cada una de sus obras) …
Sevilla, 29/01/06