Penélope Cruz, tejedora de éxitos y sueños

Penélope Cruz en la entrega de la Copa Volpi / Carteles oficiales de Madres paralelas

Sevilla, 13/IX/2021

Nuestro país no suele cuidar a las personas que triunfan porque siempre afloran en estas circunstancias sus sempiternos pecados capitales, entre los que destaca la envidia, entendida como tristeza o pesar del bien ajeno o «dolor concebido en el ánimo del bien y de la prosperidad ajena» (RAE A, 1732), unido al olvido casi inmediato y a los malos pensamientos en una frase tipo: «por algo será…», donde el presagio del «algo» nunca es bueno y cumple su misión como la mancha de aceite. Puede ocurrir ahora con la actriz Penélope Cruz que ha obtenido el máximo galardón en el 78º Festival Internacional de Cine de Venecia, la copa Volpi a la mejor interpretación femenina en la obra presentada por Pedro Almodóvar, Madres paralelas, que merece nuestro respeto por su trayectoria artística, aunque muchos sientan ese pesar malévolo por el mero hecho de triunfar en el mundo del cine. Es la primera vez que una actriz española obtiene este premio: “Es un honor. Aquí estamos, celebrando el cine. Gracias Pedro, esto es 100% tuyo. Tu trabajo impecable, tu dedicación, ¡son tan difíciles de encontrar en estos tiempos! Te adoro”, dedicándolo también a «sus madres paralelas»: «A mi madre, Encarna, los mejores valores, la mejor maestra y mejor amiga; y a mi suegra, Pilar Bardem», que «Hizo muchísimo por los actores y actrices en nuestro país, y su amor y pasión por esta profesión era enorme». El nombre del premio, copa Volpi, fue instituido en honor de Giuseppe Volpi di Misurata (1877-1947), fundador del Festival de Venecia y fue Pilar Bardem la que pronunció estas dos palabras, copa Volpi, poco antes de morir y dirigiéndose a Penélope como una premonición llena de cariño y admiración. Ella, escribió una carta con motivo del fallecimiento de Pilar el 17 de julio de este año, de la que reproduzco algunas líneas impecables: «[…] Gracias por haberte puesto siempre del lado del que más lo necesita. Por alzar tu voz ante las injusticias. Por dejarte la piel luchando por mejorar las condiciones de vida de los miembros más necesitados de nuestro sector, sin esperar nunca nada a cambio. No se puede olvidar que en nuestra profesión muchas cosas han mejorado gracias a tu grandísimo esfuerzo a lo largo de los años, sin rendirte en ningún momento. Eres admirable. Gracias por compartir conmigo todos estos años tu sabiduría. Y tu humor!. Te quiero muchísimo. Siempre te llevaré en mi corazón. Gracias Pilar».

Penélope ha sabido tejer sus éxitos y sus sueños. Este premio se suma a otros anteriores, tales como un Oscar, tres Goyas, un premio de interpretación femenina en Cannes -’ex aequo’- por «Volver», un BAFTA y un premio de la Academia del Cine Europeo. Poco a poco ha conseguido alcanzar una cima de prestigio en el cine mundial y es una carrera que merece la atención de sus compatriotas, en la clave que tantas veces he recordado de mi paisano Luis Cernuda: “el trabajo humano, con amor hecho, merece la atención de los otros”. Lo he repetido hasta la saciedad en este cuaderno digital: debemos reconocer todo lo que a diario se hace bien en este país, porque necesitamos esos refuerzos positivos y más en los tiempos que corren. Con este reconocimiento cinematográfico a Penélope Cruz, he recordado las palabras del cardiólogo Valentín Fuster, residente durante muchos años en América, que pronunció en 2013 durante una de sus múltiples visitas a España: “Yo puedo estar hablando todo el rato del desastre que hay en España. Pero igual podemos sacar unos minutos para saber si algo funciona…” o lo que es lo mismo, puedo estar hablando todo el rato de lo que hace mal este país, pero igual podemos sacar unos minutos para saber si algo funciona…, si alguien nos representa con dignidad más allá de nuestras fronteras y alegrarnos por ello, rompiendo los silencios cómplices a los que estamos acostumbrados o a desprestigiar a quien tanto lucha por sus ideales y principios. Y comprobaremos que es verdad, que funcionan muchas cosas que aparentemente son de otro mundo pero que gracias a una actriz excepcional española como Penélope Cruz contribuimos a dignificar el país en un premio internacional de cine que debería causar la admiración necesaria y justa de todos, sin excepción alguna.

Gracias Penélope, de cuyo nombre quiero acordarme hoy, que conocí gracias al viaje de Ulises a Ítaca tejiendo mil sueños en su larga espera y a una canción cantada por Serrat que me hizo pensar mucho en las desazones de la vida, sobre todo cuando escuchaba la estrofa final: Le sonrió / Con los ojos / llenitos de ayer / No era así su cara ni su piel / \»Tú no eres quien yo espero\» / Y se quedó / Con el bolso de piel marrón / Y sus zapatitos de tacón / Sentada en la estación”.

El sábado resplandeció su cara cuando sentada en el banco del andén de la vida, la copa Volpi premió su larga espera de reconocimientos cinematográficos que merece por su trabajo con amor hecho. Si por algo reconozco especialmente el trabajo realizado en la película por Penélope en su papel de Janis, es porque la actriz profundiza con su interpretación en unas palabras de Eduardo Galeano, en sus “clases en el mundo al revés” que enmudecen mi corazón: “El derecho de recordar no figura entre los derechos humanos consagrados por las Naciones Unidas, pero hoy es más que nunca necesario reivindicarlo y ponerlo en práctica: no para repetir el pasado, sino para evitar que se repita; no para que los vivos seamos ventrílocuos de los muertos, sino para que seamos capaces de hablar con voces no condenadas al eco perpetuo de la estupidez y la desgracia. Cuando está de veras viva, la memoria no contempla la historia, sino que invita a hacerla. Más que en los museos, donde la pobre se aburre, la memoria está en el aire que respiramos; y ella, desde el aire, nos respira”.

Penélope Cruz, junto al equipo profesional que la ha acompañado en esta aventura tan especial, ha realizado algo que va más allá del premio recibido: ha escrito unas páginas inolvidables para este país y su memoria histórica, que tanto necesitamos respetar y cuidar. De ahí mi humilde reconocimiento y respeto.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

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