Sevilla, 31/X/2021
En una competición de apnea celebrada en Honduras en 2017, Camila Jaber consiguió el cuarto lugar del campeonato mundial en la categoría de peso constante sin aletas (CNF, por sus siglas en inglés), al descender 56 metros en 2 minutos con 20 segundos, lejos todavía del récord de 102 metros de su coach, William Trubridge. En aquella ocasión recordó una frase de Frida Kahlo, que no olvida: pies, para qué los quiero, si tengo alas para volar, porque lo hacía hacia la profundidad del océano con el impulso de sus brazos y cuerpo. En su breve autobiografía, Camila Jaber se presenta como “apneísta por elección y soñadora de naturaleza. El sentimiento de libertad en el agua, y la conexión que sientes con el mundo marino cuando practicas apnea es incomparable. Participo en proyectos de conservación, en campañas de concientización, estudio Ingeniería en Innovación y Desarrollo con enfoque en Sostenibilidad. Soy una embajadora del empoderamiento de la mujer en mi país y voluntaria en iniciativas que buscan reducir el gran margen de clases sociales. Viajar, explorar y perseguir atardeceres son mis pasatiempos favoritos”.
Si importante fue aquél triunfo de esta estudiante de Ingeniería en Innovación y Desarrollo, en la Universidad de Monterrey (México), más lo ha sido haber ganado cuatro años después el certamen Create COP26, apoyado por una ONG y la Unesco, dentro de la Cumbre Climática de Glasgow, Escocia, que comienza hoy, por su compromiso con la crisis mundial del agua, los problemas de los océanos y de los ecosistemas de agua dulce, creando con sus inmersiones auténticas obras de arte como respuesta simbólica ante la industria del turismo, por ejemplo, para que ésta reconozca su contribución destructiva a esta crisis y al cambio climático. También como aviso constante sobre los vertidos de aguas residuales de su país al océano.
Camila se presenta también de una forma muy atractiva por su origen mexicano, prendada de la cultura maya: “Yo soy cenote, soy flores que se convierten en jardines, soy una montaña subacuática o un bosque. Soy donde se encuentran el río y el mar”, tal y como describe Camila durante poco más de dos minutos la belleza y fragilidad de varios de los miles de cenotes de la península de Yucatán y la Riviera Maya mientras bucea, a través del vídeo que ha obtenido el premio citado en Create COP26, protagonizado por ella y dirigido por Daan Verhoeven, en colaboración con el proyecto Gran Acuífero Maya, que explica de forma excelente qué es un celote: “Entre los mitos más populares de las culturas antiguas están aquellos protagonizados por mujeres mágicas, poderosas y en muchos casos, malignas. Por ejemplo, las sirenas, criaturas acuáticas que encarnan a la mujer fatal de la mitología griega, eran conocidas por seducir a los marineros con sus dulces voces para arrastrarlos a la muerte. En la península de Yucatán, aún puede escucharse hablar de la Xtabay, (mujer – serpiente), relacionada también con el agua, ya que, en algunas leyendas mayas, este personaje surge de los cenotes (cuevas inundadas); su belleza y peculiar aroma son sus principales armas de seducción, y sus víctimas son hombres embriagados y perdidos. En el Estado de México, se habla de la Tlanchana, del náhuatl: atl, agua; tonan, madre; chane, ser o espíritu mágico. Según la leyenda, en la zona lacustre de la entidad existía una mujer con la mitad del cuerpo en forma de serpiente acuática, ataviada con corona y collares, y en la cintura llevaba peces, acociles y ajolotes. Dependiendo de su estado de ánimo hacía permisible o no, la pesca. Su canto, belleza y poder de transformación en una mujer de cuerpo completo, eran sus mejores trucos para seducir a los pescadores y arrastrarlos al fondo de la laguna”.

Contemplar el vídeo premiado, secuencia a secuencia, nos permite tomar conciencia de su compromiso social con el agua y los cenotes del Yucatán, viendo las imágenes, bellas por sí mismas, así como escuchando atentamente el mensaje de Camila:
“Yo soy cenote, soy luz y oscuridad. Mis aguas se adornan con cortinas de rayos de luz y se transforman en magia. Estoy vivo. Yo soy cenote. Soy flores que se convierten en jardines, soy una montaña subacuática o un bosque. Soy colorido y vibrante. Soy donde se encuentran el río con el mar. Contengo tus memorias más queridas y tus sueños más grandes. La naturaleza me ha permitido ser ambos, el principio y el fin. Yo soy Cenote. Soy movimiento y quietud. Soy raíces y árboles. Mis aguas desencadenan ciclos de vida. Mis aguas alimentan el suelo árido sobre mí. Mis aguas nutren desinteresadamente. Soy necesario. Yo soy Cenote. Yo soy Cenote. Soy la fuente de vida para la selva sobre mí. Te causaré asombro y daré inspiración. Mis aguas son sagradas y contienen secretos. Estoy dispuesto a compartirlos, si prestas atención. Yo soy Cenote. Estoy contaminado. Soy parte de un sistema complejo pero vulnerable. Aguas residuales y fertilizantes se filtran por el suelo hasta llegar a mí. Necesito tu ayuda tanto como tu necesitas la mía. Necesito tu ayuda”.
Quizás sea un mensaje expuesto en el proyecto al que dedica gran parte de su tiempo, Gran Acuífero Maya, el que sintetiza bien el significado de su obra recordando sus ancestros mayas: “En pleno Siglo XXI, existen «mujeres mágicas», con habilidades extraordinarias, como aquellas que protagonizan estos mitos antiguos. Sólo que en este caso, son mujeres reales, de carne y hueso y con un mensaje positivo. Como Camila Jaber, quien a base de esfuerzo y disciplina ha desarrollado la capacidad de ir a las entrañas de la Tierra, el mundo acuoso donde todo nace. Y consigo trae un mensaje importante: la conservación de una de las reservas de agua y del patrimonio cultural, más importantes del mundo”. Y, obviamente, alumbran estas palabras lo que Camila quiere decirnos cuando afirma de forma rotunda que ella es “cenote”: “Como embajadora del Proyecto Gran Acuífero Maya (GAM), con su voz y sus movimientos que se funden con el agua misma, Camila personifica un Cenote y nos muestra lo vulnerable que es el acuífero de la península de Yucatán”. Excelente trabajo y mensaje de una mujer imprescindible. Gracias, Camila.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.
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