El punto omega (II)

El vuelo de la inteligencia es el que nos enseña a aprender a aprender (1). En este análisis sobre Teilhard, hay un segundo rumbo del vuelo que nos propone siempre el profesor Marina, que nos permite conocer mejor lo que sucede, para romper la rutina y el tedio de muchas vidas anónimas. Lo importante es valorar lo que dejamos más que lo que vamos a conocer. Dejamos confusión, prejuicios, error, ignorancia, la persistencia de lo histórico, de lo inamovible, de la tradición. Adquirimos conocimiento. Cuando trabajaba en el proyecto de historia de salud digital, en el Sistema Sanitario Público de Andalucía, nos propusimos darle un nombre nuevo. Así nació “Diraya”, que en árabe quiere decir “conocimiento”, porque en una interesante lectura sobre Averroes, descubrí el valor de la dialéctica en el vuelo de su inteligencia: es más importante trabajar en el conocimiento (diraya) que progresa, que estar viviendo permanentemente de la tradición (riwaya). Así lo expresaba Dominique Urvoy, en su libro “Averroes”: ”bajo la estabilidad social del cuerpo de los ulemas se manifestaban tensiones, crujidos, que explican la insatisfacción de Averroes ante la orientación ideológica predominante en al-Andalus durante su juventud, y su opción decisiva a favor de una reforma que, ante todo, se concibe como el resultado del uso de la razón. Tanto más cuanto  que, nos dice su biógrafo más próximo a él en el tiempo,  Ibn al-Abb¬ar, se sentía más inclinado hacia el conocimiento (diraya) que hacia la simple transmisión (riwaya)” (2).

Mucho se ha escrito sobre la personalidad controvertida de Teilhard. De acuerdo con la postura de Averroes, el “nómada de la ciencia”, como es descrito por Josef Vital Kopp, en el libro sobre el que iniciaba el comentario de texto, actualizado, en el artículo de 16/IV/2006, cubrió una vida de 74 años (1881-1955) plagada de sobresaltos, en la búsqueda del probable punto omega, en el Universo en el que tenía que migrar constantemente por el imperativo categórico de la rigidez dogmática de la Iglesia romana, que acabó desterrándolo a una habitación de un hotel, en Nueva York, donde muere en soledad, víctima de su trabajo incansable por aunar esfuerzos en la dialéctica creacionismo-evolucionismo. Crisis nacida en el terreno de las preguntas que preconizaban hipótesis de trabajo científico, auxiliado por su martillo de geólogo: ¿de dónde viene y adónde va el hombre y cuál es el puesto y destino del hombre dentro del cosmos?. El ejemplo más contundente se encuentra en el fracaso intelectual de Teilhard al conocer que su obra principal “El fenómeno humano” (1948) no era aprobada por la censura de Roma, aunque ¡paradojas de la vida!, la Academia francesa de Ciencias lo elige como miembro de la misma dos años después del duro golpe romano.

Con la misma pasión subrayé página a página, a mis dieciocho años, la obra prohibida en una España que helaba el corazón. Preparé trabajos de investigación, escribí un ensayo en francés sobre la evolución creadora de Maurice Blondel y dibujé hasta la saciedad los círculos concéntricos de la nueva forma de ser la persona y el cerebro en el mundo: la geosfera, la biosfera y la noosfera, cruzados por una línea delgada roja de la nueva interpretación de la continuidad alfa y omega, asimilados al principio y fin de la vida, en el terreno de la creación y/ó en el de la evolución. Esa era la cuestión a dilucidar, pero había que tener el valor científico de plantear la cuestión en el terreno de las hipótesis que en sucesivos artículos iremos desentrañando.

Queda claro para los amantes de la ciencia e investigación-acción que Teilhard fue un ejemplo de constancia en la creencia. Sin calificarla, en principio. Diraya, mejor que riwaya.

Sevilla, 20/IV/2006

(1) Marina, José Antonio (2000), El vuelo de la inteligencia. Barcelona: Plaza & Janés Editores, págs. 15 y 187.

(2) Urvoy, Dominique (1998), Averroes. Madrid: Alianza, pág. 43.

Una respuesta a «El punto omega (II)»

  1. Digitālis

    Mis respetos y mi admiración al ponente de esta bitácora.

    Las palabras tienen su ser, su origen, razón de su existencia, de su significación y de su forma, a esto lo llamamos etimología.

    Intervenir con medios hábiles y, a veces, arteros, en la política, en el mercado, en la información, con distorsión de la verdad o la justicia, y al servicio de intereses particulares, a esto lo llamamos manipular.

    Nos dice la Real Academia Española de la Lengua:

    digital. (Del lat. digitālis). 1. adj. Perteneciente o relativo a los dedos. 2. adj. Referente a los números dígitos y en particular a los instrumentos de medida que la expresan con ellos. Reloj digital. 3. f. Planta herbácea de la familia de las Escrofulariáceas, cuyas hojas se usan en medicina. 4. f. Flor de esta planta.

    El herborista alemán Hyeronimus Tragus en 1539 adjudicó el término Digitalis a una determinada planta de la familia de las Escrofulariáceas, por la forma en dedo de guante de la corola, se dice que el pintor holandés Vincent Van Gogh consumía una sustancia estimulante derivada de estas plantas , bajo cuyos efectos -distorsionantes de la percepción- supuestamente habría pintado muchos de sus cuadros, ¿pintura digital acaso?

    Desde muy antiguo son conocidos los efectos de la infusión de las hojas de esta flor, la dedalera (Digitalis), tanto con fines medicinales como por sus efectos potencialmente venenosos. En 1785, Withering publica las primeras observaciones científicas sobre su uso en pacientes que padecían de «hidropesia y otros trastornos», los digitálicos constituyen un ejemplo extraordinariamente rico de la evolución de la farmacología y la terapéutica de los últimos 200 años, ¿medicina digital por ventura?

    Nos dice la Real Academia Española de la Lengua:

    dígito. (Del lat. digĭtus, dedo). 1. m. Mat. número dígito. El que puede expresarse con un solo guarismo. En la numeración decimal lo son los comprendidos desde el cero al nueve, ambos inclusive.

    impresión digital. La que suele dejar la yema del dedo en un objeto al tocarlo, o la que se obtiene impregnándola previamente en una materia colorante.

    Al estudio y aplicación del comportamiento de los electrones en diversos medios, como el vacío, los gases y los semiconductores, sometidos a la acción de campos eléctricos y magnéticos, lo llamamos electrónica.

    La electrónica digital es una parte de la electrónica donde la información está codificada en estados determinados a los que se les asigna un voltaje o rango de voltaje, magnitudes que toman un conjunto de valores discretos.

    Se diferencia de la electrónica analógica, donde se emplean magnitudes que toman valores continuos. La mayoría de las cosas que se pueden medir cuantitativamente aparecen en la naturaleza en forma analógica. Un ejemplo de ello es la temperatura: a lo largo de un día la temperatura no varía entre, por ejemplo, 20 ºC o 25 ºC de forma instantánea, sino que alcanza todos los infinitos valores de ese intervalo. Otros ejemplos de magnitudes analógicas son el tiempo, la presión, la distancia, el sonido ¿la inteligencia humana tal vez?

    La electrónica digital ha alcanzado una gran importancia debido a que es utilizada para realizar autómatas y por ser la piedra angular de los sistemas microprogramados como son los ordenadores o computadoras, pero también se ha aplicado en los siguientes ingenios que por cierto no se apellidan digital: buzón electrónico, cañón electrónico, cerebro electrónico, computadora electrónica, computador electrónico, correo electrónico, guerra electrónica, microfotografía electrónica, microscopio electrónico, pantalla electrónica o tarjeta electrónica.

    Hoy la palabra digital, de los dedos y los dígitos, es adjetivo esplendoroso, distingue al orador, moderniza conceptos: Libertad digital, Solidaridad digital, Salud digital, Calor digital, Casa digital, Amor digital, Música digital, Inteligencia digital ¿para cuando un Dios Digital?, Google contesta proponiéndonos la compra del libro «THE COMING DIGITAL GOD $12.95».

    Propongo un nuevo cuño, «muy digital» o incluso «muy muy digital»…

    Vamos con el QUID PRODEST de la manipulación, la demagogia digital, la iluminación del iluminado, digitalicemos nuestras mentes, nuestras digitales sensaciones, megalomanía digital para ciudadanos digitales, bienestar digital, dinero muy muy digital….

    Emplear una palabra desviadamente de su etimología es algo común y se soluciona si está justificado con una nueva acepción de su significado, pero quienes habitualmente han distorsionado el término lo han hecho interesadamente, intencionadamente, tratando de que proyectos hueros y estériles subieran al tren de la tecnología y de la modernidad tan sólo apellidándolos como digitales, vendiendo humo, humo digital.

    No es contar mentiras, es encantar de hacer encantamientos (Del lat. incantamentum), las nuevas tecnologías, las infocomunicaciones, son un medio para mejorar el bienestar, para facilitarnos la vida, pero la salud es la salud, y la salud no es digital valga el ejemplo, la salud digital no puede suplantar a la SALUD, porque la salud digital es un medio no un fin, sutilmente se distorsiona, podría decirse que la información clínica se almacenará y transmitirá por medios electrónicos digitales, y esto será un buen medio para lograr que nuestra SALUD sea mejor.

    Y el amor es amor, ¿o ya no será verdadero amor si no es tecnológico?, ¿si no te conocí en un chat será verdad lo nuestro?, prefiero el beso en el portal de tu casa que en el portal digital mi amor.

    Y la cultura ¿será cultura sino es digital?

    ¿La inteligencia, la humana, la nuestra, es digital? y entonces si es así ¿la estupidez también lo es?

    Alfabetización digital, municipios digitales, colegios digitales, hospitales digitales, que hay detrás de esta grandilocuencia, enseñar a los mayores a navegar por internet, pueblos con líneas ADSL disponibles, aulas con enseñanza asistida por ordenador, hospitales con historias en soporte electrónico ¿porque no se habla así?, ¿el famoso marketing? ¿no vende igual?

    La digitalización como adjetivo es frecuentemente la palabrería que separa a los que dirigen la modernidad y se sienten dueños del futuro de todos, de los que están indefensos por su ignorancia digital.

    Propongo y reivindico lo electrónico frente a lo digital, por respeto a las palabras y al electrón que es materia tangible desde los postulados de «de Broglie», para los anglosajones es Electronic Health (e-health) y no Digital Health, para la farmacia es receta electrónica y no receta digital, me congratulo que el Plan Electrónico Informático Nacional no sea digital, y considero riesgo digital pillarse un dedo en una puerta.

    ¿Que hay tras la estrategia digital? Curiosa omisión de la táctica digital, estrategia sin táctica.

    Inteligencia electrónica de los cerebros electrónicos, Inteligencia Digital querido ponente ¿de que cerebros?

    aνuνυμος

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