Semana Laica

Estamos viviendo la denominada Semana Santa en el calendario de las fiestas religiosas cristianas, en lenguaje Microsoft. Así aparece en los asistentes personales digitales (PDA), para programar con tiempo las fiestas correspondientes a las tres religiones monoteístas. No podemos negar que la ingeniería digital está en todo. Los sistemas emergentes ratifican a diario, que incluso en las semanas laicas (cualquiera del año) la sociedad se organiza habitualmente en torno a lo que le interesa, es decir, dan lugar a comportamientos inteligentes. Sevilla se organiza durante todos los días de las semanas “laicas” con las miras puestas en la “Semana Santa”, la única, la principal del año, la definitiva, la que propicia cartelería indicativa como la que conocí hace muchos años en un pueblo del Aljarafe, en una pizarra “dedicada”, que decía: “faltan 264 días para el Rocío”.  Y cada día, con tiza y borrador, se diseñaba de forma humilde la cuenta atrás de la alegría…

El mundo solo tiene interés hacia adelante y los sistemas emergentes, de abajo hacia arriba siguen marcando las pautas de comportamiento colectivo. Cada uno sabe de lo suyo. Las agencias de viaje, atómicas ó digitales, organizan también esta semana a lo laico, es decir, sin ferias ni festejos cristianos, judíos y musulmanes, preparando una escapada para compensar la fuerza de lo santo. El azahar de Sevilla actúa como feromona atrayente para distribuir trabajos muy bien estandarizados. Sin tocar a quien organiza el mayor espectáculo del mundo, porque los de abajo conocen su misión. Tienen oficio. La música sacra de las bandas que han estado preparando sus salidas en semanas laicas, para la semana santa, actúa de catalizador para conducir a las masas que se trasladan en clave de “bulla” hacia alguna parte. Familias enteras de los barrios deshechos por el boom inmobiliario que vuelven en esta Semana Santa a su lugar de origen para recuperar las señas de identidad que les arrancó la especulación y su mejor nivel de vida, aunque hayan perdido el valor del contacto familiar y de la vida compartida en las aceras, porque viven en estado de alerta en los nuevos adosados que ni siquiera tienen parroquia al lado, blindados por la inseguridad ciudadana. Con la excusa de la “Semana Santa”, de su cofradía de toda la vida, de su “Señor ó Señora de Sevilla”, vuelven para recuperar aunque solo sean unas horas, sus tiendas, sus colegios, sus plazas, sus aceras de siempre, donde se hacía eso, la vida. Es decir, sus días laicos, sus semanas laicas, donde solo tiene sentido ese Jesús de la agonía que era la fe de sus mayores, como decía Antonio Machado. Las aceras existen, en definitiva, para crear el “orden complejo” de la ciudad, como afirma Steven Jonson en el libro que comento más adelante.

Hoy, las aceras de Andalucía, funcionan como soporte de interacciones sociales viendo las procesiones. Aunque desde la inteligencia digital siempre me ha encantado saber que Jesús de Nazareth, en su ataque continuo de humanidad, se cansaba y se dormía, porque estaba hecho polvo, en el cabezal del barco (Mc 8,23). En silencio. Comprendiendo el valor de cada día laico y lo que cuesta vivir tranquilo con uno mismo. El que permite que juntos, desde la base, sigamos construyendo una nueva forma de ser en el mundo, en cada segundo, minuto, hora, día, semana y acera, laicos.

Continúo con la lectura de mi libro de cabecera en esta Semana: “Sistemas emergentes”, de  Steven Jonson (Turner-Fondo de Cultura Económica). Se me han ocurrido muchas cosas tras la reflexión a la que me han llevado sus primeras páginas. Y con motivo de esta cita puntual, deseaba transformar la realidad del Miércoles Santo en un día normal, laico, reinterpretando lo que ocurre a mi alrededor. Es que el subtítulo es para no dejar tranquilo a nadie: “O qué tienen en común hormigas, neuronas, ciudades y software”. Casi nada: inteligencia digital compartida.

Sevilla, 12/IV/2006

El siglo del cerebro

El domingo pasado estuve leyendo un reportaje fantástico sobre el cerebro en la revista dominical “Magazine”. El 7 de abril se inaugura la exposición “Paisajes neuronales” en CosmoCaixa, Museo de la Ciencia de Barcelona (http://www.neuroart2006.com/). Va a ser una oportunidad de admirarse de una caja fantástica de 700 gramos de peso, aproximadamente, rememorando a Aristóteles cuando definió la filosofía: capacidad que tiene el ser humano (el decía el hombre y por eso no nos debemos enfadar…) de admirarse de todas las cosas. Les aseguro que en griego suena precioso (inténtelo conmigo leyéndolo tal cual): jó ánzropos estín zaumáxein panta (sic).

Este cuaderno, que poco a poco se va configurando, tiene su razón de ser en el cerebro, donde se instala la inteligencia digital y donde está su primer motor inmóvil que permite desde la preconcepción desarrollar capacidades fabulosas de ser en el mundo. Lo que pasa es que siempre se trabaja en la actualidad con una mala noticia: no sabemos casi nada de lo que pasa en la caja fantástica a la que llamamos “cerebro”. De todas formas, hemos comenzado una aventura fascinante porque en este rincón del mundo vamos a hacer un esfuerzo por democratizar lo que vamos sabiendo del mismo y lo vamos a poner a disposición de la comunidad red. Seguro que entre todos vamos a tejer una malla de conocimiento en todas sus posibles manifestaciones. Llegará el día que podamos abrir categorías y páginas (en lenguaje bloguero) divulgativas, especializadas, de investigación democratizada y no solo de la élite del poder que da siempre el conocimiento, con objeto de hacer un homenaje permanente al auténtico patrimonio de la humanidad todavía por descubrir. Cien mil millones de posibilidades (neuronas) para grabar acontecimientos vitales, diferentes, que caracterizan a cada ser humano, me parece algo sorprendente. También, ilusionante.

El reportaje arrancaba con una historia sublime: “Hay en el centro del cerebro, dos pequeños grupos de células que se vuelven hiperactivas en personas que consumen cocaína: el área tegmental ventral y el núcleo caudado. Estas dos áreas que procesan gran cantidad de información a nivel subconsciente, se hiperactivan también en personas recién enamoradas, según una investigación de la Universidad del Estado de Nueva York” (Josep Corbella, Magazine, 2 de abril de 2006). Y se explica cómo a través de la resonancia nuclear magnética de esta zona del cerebro se ha podido  comprobar  que el enamoramiento se experimenta de una forma similar a una adicción. Es más, otra región cerebral, el pálido ventral se activa y permite que las parejas estabilicen su amor. Pero poco a poco el área tegmental y el núcleo caudado dejan de tener actividad  y quedan en estado latente hasta una nueva ocasión de enamoramiento… Apasionante. Luego hay que analizar el contexto humano y social que acaban controlando, al menos hoy, a esos dos motores de lo que llamamos amor, cuando quizá queremos decir otra cosa. Ética de situación, lo llamo yo. Lo que es sobrecogedor se centra en la razón de ser de todas las personas, la igualdad en la realidad de la posibilidad de ser en el mundo. El cerebro nos va a dar muchas sorpresas. Por eso insisto en que este siglo va a ser muy importante para la historia de la humanidad. La inteligencia se va a abrir paso en un mundo hostil que, por ahora, no le interesa mucho descubrir la magia del cerebro, porque dejaría al descubierto la gran mentira de los desajustes sociales, de la indecencia de la pobreza sublime que, por mucho que lo neguemos, la tenemos más cerca de lo que parece. Pobreza mental, sin ir más lejos. La gran lección de los subsaharianos radica en que quieren ser felices, enamorarse de una vida que les permita ser personas. Posiblemente porque quien nos creó ó puso en marcha el primer motor inmóvil, la razón de la evolución, tuvo en cuenta que la maravilla del cerebro era una tarea multisecular. Por los siglos de los siglos. Creo que por el área tegmental ventral y el núcleo caudado anda la cosa. Y esto no ha hecho nada más que empezar.

Sevilla, 4/IV/2006

28.535 niños, niñas y jóvenes de Marbella

De acuerdo con los datos facilitados por el Sistema de Información Multiterritorial de Andalucía, el 22,95% de la población total de Marbella (124.333 habitantes, 2005) supone un proyecto de vida impresionante: 28.535 niños, niñas y jóvenes menores de 20 años, sobre los que debemos confiar el futuro de esta ciudad, tan mal parada en los últimos días por las noticias de corrupción y malversación de dinero público. Siendo una verdad clamorosa, me gustaría construir signos de credibilidad sobre los cimientos de la propia ciudad que, sin lugar a dudas, son las niñas y niños, los jóvenes, a los que debemos confiar la verdad de que otro mundo es posible.

Actualmente, Marbella cuenta con 33 Centros de enseñanza básica, 16 Centros de enseñanza secundaria, 2 Centros de educación de adultos y 6 Bibliotecas públicas en cuanto equipamiento educativo, según datos oficiales de 2003. Las posibilidades que se abren desde esta perspectiva son extraordinarias. Los claustros de profesores tienen un reto muy difícil. Tendrán que abrir un hueco de vital importancia a la asignatura de “Ética del municipio” (http://www.joseantoniocobena.com/?p=24), donde tendrán que hacer malabarismos para conjugar la dialéctica de la honradez versus corrupción, haciendo ver a las niñas, niños y jóvenes marbellíes o residentes en Marbella que otro mundo es posible, que otro municipio es posible, que otro gobierno y clase política son posibles. Los 8.987 inmigrantes (2004), abren unas posibilidades extraordinarias. Sus hijas e hijos nos pueden enseñar que la imaginación y la realidad son verdades reconciliables. Así lo aprendí no hace muchos años de Augusto Monterroso, en una memorable intervención muy crítica con la petulancia de los nuevos conquistadores sociales, como podrían ser los actualmente encausados en Marbella, sabiendo que ellos –los inmigrantes- nos pueden dar muchas lecciones de creencia en las personas y en los valores de su verdad histórica (http://www.literaturaguatemalteca.org/monterroso9.html). Ya lo decía también en el siglo XII, el historiador Al Idrisi, al definir Marbella como «una ciudad pequeña pero bien habitada».

Asimismo, la ciudad cuenta con 43.268 trabajadores activos y con un paro registrado en 2005 de 5.100 trabajadores. Realidad y deseo, fuera de los estereotipos al uso. Son muchas posibilidades actuales también de crear riqueza digna y éticamente admisible.

Estas palabras son un pequeño ejercicio responsable para construir una nueva creencia en esta ciudad entre tanta derrota e ilusión maltrecha. Esta visión positiva de lo posible (seamos realistas: exijamos lo imposible, que decía el “Ché”), justifica por sí mismo el título adaptado de este blog: Marbella solo tiene interés hacia adelante. Hoy, con la ayuda de los jueces y del Estado de derecho, que también se enseña, del que también se aprende. Indudablemente.

Sevilla, 1/IV/2006