La inteligencia digital no es software

Presumes que eres la ciencia
Yo no lo comprendo así
Cómo siendo tú la ciencia
No me has comprendido a mí

Enrique Morente, Soleá de la ciencia

He leído una frase de Javier Fesser, director de la discutida película Camino, que me ha conmocionado: “Y me quedó claro que la fe es un chollo, pero que recuerda a la lotería: te tiene que tocar. No se puede instalar como un software” (1). Desde que estudio y construyo, poco a poco, las bases científicas de la teoría de la inteligencia digital, he podido comprobar que siempre emerge una tentación en el laboratorio por la propia semántica del constructo: comparar el cerebro con una estructura similar a un ordenador superpotente. Y la comparación, como todas, es odiosa.

En las diferentes acepciones que he construido desde que voy de mi corazón a mis asuntos, pretendo aportar puntos críticos de investigación en la maravillosa posibilidad que las tecnologías de la información y comunicación aportan hoy a la inteligencia humana. En mi libro Inteligencia digital. Introducción a la noosfera digital (2), todos los caminos del índice conducen a una conclusión maestra: la inteligencia es un recurso humano, muy complejo, no un software, de una individualidad extrema, hasta tal punto que se puede decir con rigor científico extremo que no hay dos inteligencias, ni dos cerebros iguales.

Atendiendo las cinco acepciones que he formulado en mi incipiente teoría crítica de la inteligencia digital, entendida como:

1. destreza, habilidad y experiencia práctica de las cosas que se manejan y tratan, con la ayuda de los sistemas y tecnologías de la información y comunicación, nacida de haberse hecho muy capaz de ella.
2. capacidad que tienen las personas de recibir información, elaborarla y producir respuestas eficaces, a través de los sistemas y tecnologías de la información y comunicación.
3. capacidad para resolver problemas o para elaborar productos que son de gran valor para un determinado contexto comunitario o cultural, a través de los sistemas y tecnologías de la información y comunicación.
4. factor determinante de la habilidad social, del arte social de cada ser humano en su relación consigo mismo y con los demás, a través de los sistemas y tecnologías de la información y comunicación.
5. capacidad y habilidad de las personas para resolver problemas utilizando los sistemas y tecnologías de la información y comunicación cuando están al servicio de la ciudadanía, es decir, cuando han superado la dialéctica infernal del doble uso.

se puede colegir muy bien que el punto de partida se constituye en la posibilidad del ya pero todavía no de cada cerebro particular, centrado en destreza, capacidades y habilidades consustanciales con la realidad personal e intransferible de cada cerebro individual, con un componente de calidad extrema, las neuronas, viajando siempre a alguna parte de nuestras vidas. Proyectando cada milisegundo las múltiples posibilidades que contiene cada inteligencia particular, dado que conllevan un conjunto de habilidades, talentos o capacidades mentales, que se organizan a la luz de los orígenes biológicos de cada capacidad para resolver problemas, en un determinado entorno cultural, con una operación nuclear identificable (sensibilidad para entonar bien, por ejemplo) y que se debe codificar en un sistema simbólico (el lenguaje, la pintura y las matemáticas, entre otros muchos).

Parafraseando a Fesser, la realidad emergente de la inteligencia digital nos podría llevar a decir hoy sin ambages: “Y me quedó claro que la inteligencia es un don humano (para algunas personas “divino”), pero que afortunadamente, no es una lotería: venimos pre-programados a la vida, después de un proceso de concepción y construcción cerebral que se prolonga a lo largo de nueve meses (sinceramente, de toda la vida…). En cualquier caso, se viene demostrando científicamente que la inteligencia, ni siquiera la estrictamente digital, no se puede instalar como un software” (por cierto, ¿libre ó de mercado?. Ninguno.). Ese es el motivo de que ayer me sorprendiera la inteligente expresión de Fesser.

Sevilla, 19/X/2008

(1) Belinchón, G. (2008, 18 de octubre). “Hay actitudes que no entiendo; ven el dolor como algo redentor”, El País, p. 42.
(2) Cobeña Fernández, J.A. (2007). Inteligencia digital. Introducción a la noosfera digital Edición digital.

2 respuestas a «La inteligencia digital no es software»

  1. Sobre la película Camino, basada en la vida de Alexia, cito los comunicados de la famila de Alexia González Barros, cuyos 4 hermanos aún viven. Me parece que son elocuentes:

    * Fesser en «Camino» se sirve de Alexia González Barros: primer comunicado
    * «Camino» de Javier Fesser carece de la autorización de la familia de Alexia González Barros: segundo comunicado
    * Grave e injusto error demencial: carta abierta de uno de los hermanos de Alexia a Javier Fesser
    * Camino de Fesser y Alexia: película y realidad, por Ninfa Watt ex alumna del colegio en el que estudiaron las hermanas González-Barros y amiga de la familia
    * «Le ruego que deje de maltratarnos»: carta abierta de José Damián, hermano de Alexia González-Barros, a Javier Fesser, director de la película «Camino» (19.oct.08)

    Más información en la web oficial de Alexia González Barros http://www.alexiagb.org

    Estos textos se pueden leer también en: http://www.opusdeialdia.org/

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