Si la clase política mostrara inteligencia digital, salvo honrosas excepciones, se daría cuenta de que al hacer política digital en sentido estricto, como marco unificado de actuación transversal para todas las políticas a llevar a cabo en una legislatura y bajo la responsabilidad del Gobierno correspondiente, la respuesta ciudadana sería extraordinaria porque tiene una herramienta de participación y comunicación en alta disponibilidad (24x7x365), que no tiene parangón en la democracia actual. Me refiero en concreto al teléfono móvil inteligente con acceso a Internet, “el smartphone se asienta definitivamente como el dispositivo de acceso más utilizado”, atendiendo al nivel de penetración en la sociedad española que ha alcanzado en la actualidad, tal y como se recoge en la 16ª edición del informe «La Sociedad de la Información en España«, correspondiente a 2015, elaborado por Telefónica. No tiene el informe patente de corso en sus páginas y conclusiones, ni es inocente, pero es indudable su calidad técnica que se puede colegir al consultar las fuentes que ha utilizado en su elaboración, tal y como lo recoge el apartado denominado «Los informes claves para entender la Sociedad de la Información en 2015», en su página 54.
Junto al teléfono inteligente, está también el mando a distancia de la televisión y las tabletas, con la conectividad a Internet, constituyendo una tríada digital de una capacidad de inteligencia desbordante y al alcance de la ciudadanía, sin grandes brechas digitales según los últimos datos conocidos.
Figura 1. Telefónica. Informe de la Sociedad de la Información en España, p. 39.
Ante este panorama y las tendencias señaladas en el citado Informe, se puede deducir que ahora más que nunca urge hacer política digital con altura de miras y como acción de Gobierno indispensable en la situación actual de impasse en la que se encuentra el país. Sirvan como botón de muestra las principales conclusiones que se presentan en el mismo:
- El 83% de los early adopters [usuarios avanzados] prefiere disfrutar experiencias a tener cosas y el uso que hacen de Internet es tan intenso que un 26,1% lo utiliza durante más de tres horas diarias.
- El estudio señala el principio del fin de la frontera entre el mundo off y online.
- Llega a España la realidad aumentada de segunda generación y la comunicación multisensorial. Durante 2015-2020 el crecimiento de ventas de los cascos de realidad virtual será del 99% anual.
- El smartphone se asienta definitivamente como el dispositivo de acceso más utilizado.
- Las mujeres utilizan más comúnmente los mensajes a las redes sociales para comunicarse con familiares y amigos (42,7% frente al 36,6%), mientras que los hombres utilizan más twitter (10,9% frente al 6%).
- El Internet industrial supondrá una aportación al PIB español de los próximos 15 años de entre 108.000 y 137.000 millones de dólares.
- Los servicios inteligentes comienzan a ser capaces de reaccionar ante el entorno e interaccionar proactivamente con el usuario, llegando a recurrir a la inteligencia artificial y a capacidades como la percepción, conexión, “inteligencia” y reacción.
- El Smart data es capaz ya de predecir atascos y epidemias con antelación.
Si por razones de oportunidad política unimos a estas conclusiones el análisis que también hace de las últimas tendencias de uso que se analizan en el informe, podemos calibrar hasta qué punto es imprescindible el abordaje de la política digital enunciada a lo largo de esta serie y su extraordinaria proyección social en la ciudadanía de este país:
- La tecnología nos hace bellos. La mayoría de las personas ven más atractiva a una persona o a una organización cuando es tecnológicamente avanzada.
- Breaking generations. Gran incremento del uso de Internet para actividades relacionadas con la productividad en el segmento de personas más maduras. En concreto en los internautas de entre 55 y 64 años, se produce un incremento del 48,5% a la hora de realizar compras, del 41,83% para realizar cursos de formación, del 28,45% en las operaciones bancarias, y del 24,87% en las operaciones con las administraciones.
- Digitalización junto a formatos tradicionales. Aumenta el número de personas que combinan el uso de medios tradicionales y digitales, pasando del 7% al 13,1%.
- Los usuarios demandan “libertad digital”: quieren tener la capacidad de controlar sus datos y moverlos entre plataformas. El 85,2% de los internautas consideran muy importante poder identificar y borrar los datos personales.
- Miedo al ojo indiscreto. Un 43% la población internauta desactiva la cámara Web o incluso la tapa por miedo a que alguien la controle de forma remota.
- Los usuarios españoles, los más avanzados de la clase. España destaca como país avanzado tecnológicamente entre los internautas y los Early Adopters. Además, el 83% de estos últimos prefieren disfrutar experiencias a tener cosas.
- Transmitiendo cariño: abrazos y caricias a distancia. Se están desarrollando sistemas que permiten detectar y dar una cierta interpretación a las ondas cerebrales en lo que se llama neuro comunicaciones.
- Los millennials ponen sus condiciones a las empresas: el 60% valora más tener un trabajo que le apasione al salario, y un 72% prefiere empresas que dispongan de la modalidad de teletrabajo.
- Mucha afluencia pero poca influencia. Las personas hacen mucho menos caso de la información personalizada que reciben que de la información que buscan ellos.
- Mensajería instantánea. La gente empieza a racionalizar el uso de la mensajería instantánea: a salirse de grupos, limitar a horas concretas el acceso (56,8%), silenciar a gente (44,1%) y a utilizarla sólo para las buenas noticias (68,2% de media).
A modo de conclusión hoy, creo que el Internet de las cosas será asumido e introyectado por la ciudadanía cuando se tome conciencia de que es el internet de las personas y para ellas, a través de las cosas. Solo será posible cuando se capacite a la sociedad española, mediante el uso intensivo de Internet, en inteligencia digital desde la educación infantil hasta la permanente a través de la vida, por una decisión del Gobierno Digital correspondiente, que decide y aprueba legalmente que la inteligencia digital permita a la ciudadanía, a la que sirve, adquirir conocimiento por empoderamiento, como capacidad para resolver problemas o para elaborar productos que son de gran valor para el contexto comunitario o cultural en el que vive, a través de los sistemas y tecnologías de la información y comunicación. Permitirá que la sociedad sea más libre a través de la responsabilidad digital, entendida también como la capacidad de dar respuestas conjuntas a la vida mediante el conocimiento y la libertad de decisión que mantenemos vivas a través de las TIC, de la educación digital y de un teléfono inteligente, tan accesible hoy.
Sevilla, 6/IV/2016
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