Diraya, mejor que Riwaya

Se acerca el decimosexto aniversario de un día mágico en la historia de Andalucía, el próximo 25 de abril, porque ese día se presentó en 2000 el proyecto Diraya por primera vez, en sus primeros pasos como historia de salud del ciudadano en Andalucía, de base digital, para que siempre estuviera disponible, para quien la necesitara recuperar, escribir o estudiar en ella, como ya ocurre en la actualidad. Ha sido un viaje digital muy largo, con muchas personas, profesionales extraordinarios, que han trabajado en este excelente proyecto para que sea una realidad casi mágica hoy día y con un claro beneficio propio y asociado con otros proyectos, como la receta electrónica o la gestión de la cita previa por Internet. Fue en un encuentro de directivos del Servicio Andaluz de Salud, en el Salón de Actos del recién inaugurado Hospital de Antequera, en el que se firmaba también el contrato-programa de aquél año, un formato nacido para la gestión que aún perdura como método incontestable en el Sistema Sanitario Público de Andalucía.

Reconozco que fue un momento emocionante. Era un día especial porque también recordé el aniversario de la revolución de los claveles, con una canción emblemática en clave de revolución, Grândola, Vila Morena, de Jose Zeca Afonso, casi como una premonición de lo que iba a ser Diraya en Andalucía, una auténtica revolución de derechos y deberes sanitarios de la ciudadanía con una base digital incuestionable e imprescindible.

Se presentó el proyecto y el significado de Diraya, “conocimiento” en árabe, porque nos hace más libres, frente a Riwaya que significa “transmisión”, en una dialéctica que debería marcar una impronta en la historia de este grandioso proyecto. ¿Por qué este nombre? En esos días estaba leyendo un libro muy interesante sobre el médico de Cámara cordobés Averroes, junto con otros de clara inspiración informática, en la búsqueda de razones de la razón y del corazón para justificar la implantación de nuevos sistemas digitales en el Sistema Sanitario Público de Andalucía, de amplio espectro y con respeto reverencial al interés general. Y en aquella lectura sobre Averroes, descubrí el valor de la dialéctica en el vuelo de su inteligencia que es el que nos enseña aprender a aprender: es más importante trabajar en el conocimiento (diraya) que progresa, que estar viviendo permanentemente de la tradición (riwaya). Así lo expresaba Dominique Urvoy, en su libro “Averroes”: ”bajo la estabilidad social del cuerpo de los ulemas se manifestaban tensiones, crujidos, que explican la insatisfacción de Averroes ante la orientación ideológica predominante en al-Ándalus durante su juventud, y su opción decisiva a favor de una reforma que, ante todo, se concibe como el resultado del uso de la razón. Tanto más cuanto que, nos dice su biógrafo más próximo a él en el tiempo, Ibn al-Abb¬ar, se sentía más inclinado hacia el conocimiento (diraya) que hacia la simple transmisión (riwaya)” (1).

Fue un momento mágico. Diraya simbolizaba algo trascendental para Andalucía con la ayuda de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), sin las que hubiera sido imposible acometer una aventura tan apasionante. Creímos en ello y el resultado hoy es excelente. Todos los ciudadanos y ciudadanas de Andalucía forman parte de Diraya, como un todo digital. Es lo que deseo seguir manteniendo como llama viva: las TIC pueden ser el instrumento imprescindible para hacer habitable el mundo digital en lo que somos, estamos y existimos. Averroes lo vio claro en al-Ándalus hace ya muchos siglos: el conocimiento (diraya), es decir, la inteligencia digital, es lo único que nos hace libres y es más importante protegerlo en términos de educación permanente y liberadora que seguir creyendo en la pura tradición por transmisión (riwaya). Esa fue su gran lección de progreso y cambio que he querido recordar hoy, como muestra inteligente de que otro Gobierno, digital por supuesto, es posible.

Sevilla, 17/IV/2016

(1) Urvoy, Dominique (1998), Averroes. Madrid: Alianza, pág. 43.

 

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