Úbeda: abierta por obras

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Retablo de la escopeta (Iglesia de San Lorenzo, Úbeda). Juan Vida, Bernardino Sánchez Bayo y Heli García.

Hice caso a la recomendación de Antonio Muñoz Molina (1): “Si un amigo visitara Úbeda y solo pudiera llevarlo a un sitio, le daría un paseo desde el mirador de San Lorenzo hasta el del Salvador por el contorno de la muralla, porque la vista del valle del Guadalquivir es memorable”. Así fue y es el mejor resumen de mi visita reciente a esta preciosa ciudad renacentista. Eso hicimos, pero en el contexto de la infancia del escritor, visitando su querida Plaza de San Lorenzo, donde se ubica su casa natal y la iglesia del mismo nombre, con una historia reciente que me sobrecogió. La visita al mirador vino después, como colofón de una aventura inolvidable. El azul absoluto que según Muñoz Molina se divisa desde el mirador, se convirtió esa mañana en gris pleno por el azar del dios tiempo.

Tuvimos la oportunidad de visitar la iglesia de San Lorenzo, en restauración continua, una experiencia extraordinaria llevada a cabo por la Fundación Huerta de San Antonio (FHsA), que se ha salvado de su ruina definitiva gracias al esfuerzo de personas entusiastas y comprometidas con la cultura abierta de una ciudad. El lema “San Lorenzo, abierto por obras”, no es inocente y representa el hilo conductor de su actividad actual: “Todas las actuaciones de la FHsA están englobadas bajo el epígrafe «Abierto por obras», fruto de la colaboración con la Fundación Catedral de Santa María de Vitoria, cuyo espíritu es el de compartir el conocimiento generado por un patrimonio considerado universal. Así sucede con todas las intervenciones de restauración llevadas a cabo en la Iglesia de San Lorenzo, como es la recuperación del alfarje del siglo XIV o las catas arqueológicas realizadas para conocer su historia”.

El Retablo de la escopeta, que preside el Presbiterio de San Lorenzo, es una obra reciente (2018), coral, de Juan Vida, Bernardino Sánchez Bayo y Heli García, que utiliza de forma alegórica el esquema compositivo del cuadro de Tiziano sobre el martirio de San Lorenzo. El soldado-cazador (autorretrato de Juan Vida), la estatua del general Saro a modo de representación franquista y las figuras de los otros dos autores del cuadro emergiendo de un huerto como guiño irónico a la película Amanece que no es poco, bajo la presidencia de una hoguera aludiendo sin ambages a San Lorenzo, nos llevan de la mano a un surrealismo puro en un templo en el que el dios de Alberti quizá conteste con alma humana a la pregunta de un turista descreído: “dime a lo que a nadie le dirías cuando tu corazón anonadado gime…”, tal y como nos lo contó en Roma, peligro para caminantes.

El gris absoluto que envolvía la Sierra Mágina en mi visita a Úbeda me recordaba el sentimiento de García Márquez cuando nos explicaba qué significaba en su vida la hora malva de Cartagena de Indias: “Me bastó con dar un paso dentro de la muralla para verla en toda su grandeza a la luz malva de las seis de la tarde, y no pude reprimir el sentimiento de haber vuelto a nacer…” (2). Yendo de un lado a otro del Mirador situado en la iglesia de San Lorenzo y escuchando atentamente las explicaciones sobre la historia de esa maravillosa aventura laica y cultural, comprendí también a Gabo en su eterno ir del timbo al tambo de la vida “peleando para sobrevivir a las perversidades de la incertidumbre”. Pasé de la historia renacentista de los diseños de Vandelvira en la Úbeda de toda la vida, con su magnificencia de autor reflejada en iglesias y palacios, a los restos arqueológicos de una iglesia desacralizada que mostraba su voluntad de estar abierta a la ciudadanía en su obra permanente. Imaginé por unos instantes que San Lorenzo, encumbrado hoy en la Basílica de Santa María de los Reales Alcázares, volvería encantado a su hogar primitivo, humilde, a su hornacina del barrio querido de Antonio Muñoz Molina, de donde nunca debería haber salido.

Lo que constaté es que Úbeda es preciosa… cuando está abierta por obras.

Sevilla, 30/I/2019

(1) https://elviajero.elpais.com/elviajero/2016/05/05/actualidad/1462440053_872414.html
(2) García Márquez, Gabriel (2014). Vivir para contarla. Barcelona: Random House.

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