El derecho a existir de los niños «nadies» del mundo

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Sevilla, 27/XI/2021

El poeta Antonio Gamoneda, en su discurso de entrega del Premio de Literatura en lengua castellana Miguel de Cervantes de 2006, nos regaló unas palabras preciosas que no olvido: «[…] el individuo y, por tanto, el poeta, se realiza en la colectividad. Por esta indefectible circunstancia, toda poesía, aun siendo «irremediablemente subjetiva» (nos lo dice Sartre), es también siempre, en su significación última, poesía social. Puede o no llevar consigo convicciones ideológicas. Ante los poderes injustos, en los poetas de origen acomodado podrá darse la ideología solidaria; en los que se reconocen en la pobreza, será una manifestación de su vida desafortunada. Dicho más brevemente: hablar desde el interior de la pobreza no es lo mismo que solidarizarse con la pobreza». O cuando publicó La pobreza, autobiografía de un poeta nacido en ella, para comprender esta cultura, que también existe: “No es invisible pero está invisibilizada. No es lo mismo conocer la pobreza objetivamente, como un sociólogo o un antropólogo, que vivirla desde dentro. No es igual el pobre que el que se solidariza con el pobre. No digo que sea mejor ni peor, digo que es distinto. Por eso digo también que las hambres históricas modifican para siempre el pensamiento de los hambrientos”. O de las personas sin identidad alguna, los nadies.

En este contexto de ideología solidaria, quiero aproximarme hoy a la realidad de los niños y niñas en Benín, en concreto la de Abidemi, un niño de 12 años que “sin que apenas hayan despuntado los primeros rayos del alba, acude al mercado de Dantokpa, en Cotonou. No hay tiempo que perder, es hora de portear aquello que haga falta, y de vender objetos encontrados entre la basura. Abidemi quiere estar en la escuela como muchos otros niños de su edad, pero su situación de extrema pobreza no se lo permite. Los niños del mercado, como él, están sin escolarizar. No tienen documentación legal por lo que están privados de educación formal y asistencia sanitaria. Abidemi tampoco podrá nunca conducir un camión que le ayude a transportar el género que hoy porta su pequeño cuerpo de niño. No tendrá carné de conducir. Tampoco pasaporte. A ojos de la sociedad, Abidemi «no existe. Como Abidemi, cientos de niños y niñas malviven en el mercado. Es hora de que sean dueños de su propia vida y vuelen. ¿Les ayudamos a existir? Para que niños como Abidemi disfruten de un futuro mejor, han de ser reconocidos legalmente”.

Esta historia, real como la vida misma, es un ejemplo de la existencia de los niños y niñas nadies a los que tantas veces he citado gracias a la descripción que hizo de ellos Eduardo Galeano, que no olvido: los hijos de nadie, los dueños de nada. / Los nadies: los ningunos, los ninguneados, / corriendo la liebre, muriendo la vida. Lo que verdaderamente me ha impactado es que la mayoría de estos niños de Benín, que representan hoy a los niños nadies del mundo, pueden encontrar una solución a su dura existencia gracias al esfuerzo de Organizaciones No Gubernamentales como EDUCO, a través del programa “Regalos Solidarios”, en los que figura uno que considero transcendental: el Registro Oficial, “trámites para obtener el registro de identidad. Para darles el derecho a existir y que sean reconocidos. Así podrán tener acceso a ayudas, como poder estudiar”, que “cuesta” al mal llamado primer mundo 8 euros por niño o niña, como registro oficial único.

La solidaridad humana se puede manifestar con acciones como la expuesta. Para que no se olvide y para que estos niños y niñas de Benín, como representación de millones de niños sin identidad, dejen de ser nadies, siendo conscientes de que hablar desde el interior de la pobreza no es lo mismo que solidarizarse con ella.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada. 

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