Sevilla, 12/XII/2022
Vivo a sólo tres kilómetros de Pico Reja (cementerio de San Fernando), un lugar que no debería haber existido, «la mayor fosa común abierta en Europa occidental desde Srebrenica (Bosnia y Herzegovina)», una realidad histórica que me conturba y conmueve. «Con dos tercios de la superficie excavada, ya han sido exhumados un total de 4.453 individuos de los que 869 corresponderían al perfil de víctimas de la represión franquista», según informa la página oficial de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, que comenzó en enero de 2020 los trabajos en este enterramiento ilegal con víctimas del franquismo, que «en las investigaciones previas –tanto desde el punto de vista documental como arqueológico– citaban 1.103 personas inhumadas en el enterramiento ilegal entre julio y agosto de 1936. Y sumaban al menos dos víctimas sepultadas entre los años 38 y 39, […] Las cifras, a fecha de febrero de 2022, son contundentes. Como resumen, en el espacio intervenido hasta ahora (68%) se han recuperado un total de 4.453 individuos de los que 869 corresponderían al perfil de víctimas de la represión franquista. Los restantes, 3.584 individuos, son fruto de una actividad funeraria normalizada». Hay que señalar que esta intervención profesional se está llevando a cabo por la Sociedad de Ciencias Aranzadi y está promovida por el Ayuntamiento de Sevilla, junto a la participación del Gobierno de España, Junta de Andalucía y la Diputación de Sevilla.
Ahora, se nos ofrece la oportunidad de conocer bien lo ocurrido en Pico Reja a través de un documental necesario para poner muchas cosas y personas en su sitio. El título, Pico Reja, la verdad que la tierra esconde, es en sí mismo representativo de lo que a lo largo de una hora y media se narra con detalle, con una codirección impecable de Arturo Andújar y Remedios Malvárez, persona esta última a la que conozco y respeto por su excelente trabajo profesional llevado a cabo en los últimos años y a la que he citado en este cuaderno digital con ocasión de la realización del documental Alalá, que tantas almas conmovió. La sinopsis oficial sobre Pico Reja no deja lugar a dudas sobre su objetivo: “La apertura de la fosa común Pico Reja del cementerio de Sevilla da pie a este documental con intervenciones de Rocío Márquez y Antonio Manuel Rodríguez que reflexionan sobre la memoria histórica, la represión franquista y la España actual. En el cementerio de Sevilla sigue cerrada en 2020 la fosa común de Pico Reja, que se estima que puede albergar a más de 2000 víctimas civiles de la represión franquista. En esta película la apertura de la fosa nos lleva a través de su propia historia (incluso descubriendo nuevos hechos no documentados) en un relato enraizado en el presente que se entreteje, además, con el encuentro entre la cantaora Rocío Márquez y el poeta Antonio Manuel Rodríguez para crear un cante al respecto. Un profundo análisis del pasado que sirve también para comprender el presente de un país aún con muchas deudas pendientes con la memoria de los represaliados y con la historia”.
Recomiendo que se contemple y asuma este documental como un compromiso de la necesidad de estar bien informados para emitir juicios sobre la memoria histórica de este país por los hechos ocurrido en la guerra civil del siglo pasado, que suena tan lejos, pero que está tan cerca cuando contemplamos con sensibilidad y respeto lo que aquí se muestra: la verdad que la tierra y la desmemoria no inocente esconden. Si se quiere completar esta información, también es de sumo interés escuchar con atención el PODCAST | Pico Reja: autopsia de una masacre ocultada, en el que Juan Luis Sánchez, periodista, cofundador y subdirector de eldiario.es, desarrolla un trabajo espléndido informativo “de la mano de Carmen Ibáñez”, en el que habla con “Juan Manuel Guijo, director de la excavación, antropólogo forense con una larga trayectoria de trabajo en fosas comunes en Andalucía; y con Emilia Rivero, que entró en Pico Reja en abril y será una de las arqueólogas que cierren la fosa”.
La entrada en vigor de la Ley de Memoria Democrática en esta legislatura, rescata una acción de Estado justa y necesaria en democracia. También, la de respeto a cientos de miles de personas que murieron en la guerra civil y años posteriores por el mero hecho de pensar y obrar de forma diferente a los golpistas y que merecieron siempre ser reconocidos por la memoria histórica de este país tan dual y cainita. Es justo decir ahora que la memoria democrática necesitaba ser amparada mediante una Ley como la que, afortunadamente y por dignidad humana, entró en vigor el 21 de octubre de este año y que nos permite intentar “cerrar una deuda de la democracia española con su pasado y fomentar un discurso común basado en la defensa de la paz, el pluralismo y la condena de toda forma de totalitarismo político que ponga en riesgo el efectivo disfrute de los derechos y libertades inherentes a la dignidad humana”. Como demócrata, deseo expresar con estas palabras mi agradecimiento al poder legislativo de este país. Nada más y para que no se olvide lo sucedido en Pico Reja, un ejemplo entre otros muchos, de aquella guerra civil tan injusta e inhumana.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.
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