En un futuro próximo, ¿tendré quien escriba por mí?

Sevilla, 30/XI/2022

Se veía venir y la verdad es que estábamos avisadas las personas a las que nos entusiasma escribir palabras útiles para todos, que luego se enlazan en múltiples formatos para llegar a formar libros en sus múltiples versiones. Ante la página en blanco de hoy, intento traducir a palabras lo que se elabora por mi cerebro, lo “esencial” para decir algo “especial”, que decía Ítalo Calvino en su “arte de empezar y arte de acabar” una obra escrita, teniendo muy presente un artículo que he leído con atención plena a primera hora de la mañana y que me resulta siempre inquietante: GPT-3 y como pueden afectar los sistemas de escritura, un artículo de Keith Darlington en el que se plantea que Internet se va a ver inundado próximamente de contenidos generados por GPT-3 (Generative Pre-Trained Transformer Version 3), desarrollado por la organización OpenAI de Elon Musk, un sistema de inteligencia artificial (IA) mediante el cual se elaborarán, por máquinas, narrativas de todo tipo, “blogs y noticias, chatbots e incluso creación de juegos ‘trivial’”.

A pesar del carácter aparentemente novedoso de esta realidad digital, hay que recordar que desde la década de 1960 ya se trabajaba en este tipo de diseños: “Por ejemplo, Sharples y Pérez describen programas automáticos de escritura de novelas que comenzaron en la década de 1960. Eran en su mayoría colaboraciones entre humanos y máquinas. Sin embargo, fue un programador llamado Scott French quien fue el primero en afirmar que había creado una novela completa escrita por IA. La novela se tituló “Solo por esta vez” y estaba escrita de tal manera que emulaba el estilo de la autora de la década de 1960, Jacqueline Susann. Scott hizo esto mediante el uso de reglas explícitamente escritas de IA simbólica. Por ejemplo, su programa usaba las reglas «Si… entonces» para mostrar cómo reaccionaría un personaje ante un evento. También usaría reglas para mostrar cómo es probable que el autor describa alguna acción en palabras. Este proyecto de escritura de libros de IA no terminó bien para Scott porque más tarde fue demandado por el patrimonio de Jacqueline Susann por copiar su estilo. El problema con el uso de IA basada en reglas era que requería mucho tiempo: Scott tardó ocho años en completar este libro. Otros proyectos de escritura automática encontraron problemas similares. La IA simbólica carecía de las capacidades de aprendizaje de las redes neuronales. Esto significaba que la programación humana que consumía mucho tiempo era la única forma en que este tipo de proyecto podía completarse”.

GPT-3, como modelo lingüístico de aprendizaje automático, funciona de la siguiente forma: “[…] el usuario puede introducir una secuencia incompleta de palabras y generar un texto a partir de ella.  Por lo tanto, se le puede comparar a un modelo de ‘autocompletar’, algo así como cuando un usuario está escribiendo un correo electrónico y el sistema le sugiere palabras para completar la frase y reducir así el esfuerzo. GPT-3 se ha entrenado con un conjunto de datos de unos 175.000 millones de parámetros (ponderaciones de neuronas artificiales) recogidos de sitios web como Reddit, Wikipedia, Google y otros, sumando mucho más texto del que ningún humano verá durante toda su vida. El entrenamiento de los programas generativos consiste en introducir parte de una frase y pedirle a la máquina que prediga la siguiente palabra. Luego se comprueba si el resultado coincide con la palabra correcta. Como en todas las redes neuronales, las ponderaciones se ajustan en función de lo bien que coincidan con la palabra correcta, por lo que, a medida que se introducen más ejemplos, la red predice la siguiente palabra con mayor precisión”.

Cuando el autor aborda conclusiones acerca de este sistema, afirma que “Sin duda, GPT-3 ha dado paso a una nueva ola de aplicaciones lingüísticas de IA que permitirá mejorar la comunicación con los ordenadores. También es probable que desencadene un movimiento hacia la automatización de los contenidos de Internet, como las crónicas deportivas, por ejemplo. El futuro de la comunicación lingüística de la IA ha tomado un nuevo rumbo como consecuencia de GPT-3. Sin embargo, a pesar de su fenomenal capacidad de aprendizaje, todavía carece de la comprensión semántica del lenguaje, ya que, a pesar de las apariencias, todavía no ofrece capacidades de escritura de narrativa extensa a nivel humano”. Aunque casi todo llegará y estando de acuerdo con él con este nuevo aviso digital, creo que olvida algo muy importante a la hora de enfrentarnos a la página en blanco: cuando se escribe siempre está detrás el alma humana y las máquinas, hoy por hoy, no la tienen, porque podemos escribir la historia mejor y jamás contada pero, si le falta alma, no es nada: «Y eso el lector lo nota. Intuye que a esa perfección le falta algo». Se llama corazón, alma, un texto en el cual se nota si el autor se ha enamorado de su libro más allá de las ideas que quiere contar”.

Esto me pasa a mí y dudo que las máquinas “copien” este sentimiento no escrito. Me he enamorado de las palabras y estoy viviendo esos momentos en los que mi alma está pendiente de todo, para que no falte de nada a las personas que quieres y, a las desconocidas que van a captar esos sentimientos y emociones que adornan siempre la inteligencia conectiva que escribe, que se expresa desde dentro de cada autor, siendo Internet un medio poderoso y lleno de recursos para difundir este momento mágico, dando la razón a San Agustín cuando escribía en un perfecto latín un constructo que me ha acompañado siempre: bonum est diffusivum sui (el bien, se difunde a sí mismo). O lo que es lo mismo: la buena literatura, escrita con alma, se difunde a sí misma. Todavía más, con la ayuda de las tecnologías y sistemas de información, porque se construye y difunde con la inteligencia digital, cada día más al alcance de muchas personas que saben qué es escribir con el alma de la pasión, aunque GPT-3, todavía, no sea capaz de sentirlo así.

Recuerdo en este momento, ante la página que escribo hoy y para finalizar, a Gabriel García Márquez,  con motivo de la edición de un millón de ejemplares de Cien años de soledad, en un homenaje dedicado a él en Cartagena de Indias, durante la jornada inaugural del IV Congreso Internacional de la Lengua Española, el 26 de septiembre de 2007, donde recordó cómo empezó su aventura de escribir: “No sé a qué horas sucedió todo. Sólo sé que desde que tenía 17 años y hasta la mañana de hoy, no he hecho cosa distinta que levantarme temprano todos los días, sentarme frente a un teclado, para llenar una página en blanco o una pantalla vacía del computador, con la única misión de escribir una historia aún no contada por nadie, que le haga más feliz la vida a un lector inexistente”. También, me acuerdo ante GPT-3 de Orhan Pamuk, Premio Nobel de Literatura en 2006, en su artículo Una mirada a mis fuentes de inspiración, en el que explica de forma minuciosa, cómo se fraguó una novela que ha tenido luego su proyección en un museo de Estambul que conserva su título: El museo de la inocencia: “Treinta y cinco años después, al terminar El museo de la inocencia, decidí que había llegado el momento. De todos los libros que había escrito, esta novela era la que más claramente suscitaba preguntas como: “¿Cuándo se le ocurrió esta idea?”, “¿Qué le inspiró para escribir esta novela?”, “¿De dónde se sacó esto?”, y así sucesivamente. Y escribe una lista de influencias, hasta trece, “sacadas de la vida, la literatura y el arte”, con una maestría proverbial, con alma.

Quizás, al escribir hoy estas palabras especiales, para decir algo especial, he copiado una experiencia contada una vez por el escritor portugués António Lobo Antúnes, sobre una idea preciosa aportada por un enfermo esquizofrénico al que atendió tiempo atrás: “Doctor, el mundo ha sido hecho por detrás”, como si detrás de todo está el alma humana que fabrica el cerebro. Porque según Lobo Antúnes “ésta es la solución para escribir: se escribe hacia atrás, al buscar que las emociones y pulsiones encuentren palabras. “Todos los grandes escribían hacia atrás”. También, porque todos los días, los pequeños, escribimos así en las páginas en blanco de nuestras vidas, como cavando un pozo con una aguja. Lo verdaderamente difícil es la soledad sonora ante la página en blanco, en cualquier soporte (no sé si le ocurre eso a GPT-3), porque podemos decirlo todo o nada, de todos los modos posibles, aunque lo verdaderamente fascinante es comprometerse todos los días en decir algo especial. Porque nos queda la palabra. Nunca inocente, por cierto, sobre todo porque en mi caso, tienen alma, algo que nunca podrá descifrar una máquina, por muy “inteligente” que sea y aunque componga con “arte digital” palabras hilvanadas y extraídas de cien mil millones de neuronas que tiene mi cerebro. El alma no está ahí ahora. Estuvo cuando escribí esas palabras «especiales»…, para nunca más volver.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

Los ciudadanos nunca fueron ignorantes molestos para Hans Magnus Enzensberger

Sevilla, 29/XI/2022

Uno de los referentes intelectuales durante los últimos años de mi vida profesional fue el polifacético pensador alemán Hans Magnus Enzensberger, que falleció la semana pasada en su país natal a los 93 años de edad. Lo descubrí en su vertiente crítica del mundo digital, pero cargado de razones existenciales para desarrollar tejido crítico necesario en esta revolución digital tan controvertida hoy.

Como homenaje personal, justo y necesario, porque siempre le admiré en mi caminar diario como maestro intelectual, vuelvo a publicar hoy un artículo que le dediqué en 2015 en este cuaderno digital, Los ciudadanos no son ignorantes molestos, porque resume bien esa admiración aristotélica sobre una persona enciclopédica, extraordinaria e imprescindible, que tanto ha entregado al mundo de la cultura y del ensayo.

Lo dije en aquel artículo y lo vuelvo a repetir hoy, al recordar aquel “descubrimiento”, un artículo suyo publicado en Revista de Occidente, El evangelio digital, que me conmocionó en momentos transcendentales de mi carrera pública digital, fundamentalmente porque hacía una defensa de la ciudadanía tildada presuntamente de “ignorante”, que volvió a rescatar en su obra Reflexiones del señor Z, “sobre todo por las precauciones que hay que tomar en la llamada sociedad de la información y del conocimiento, así como por lo que fabrican algunos intelectuales a través de los departamentos de tonterías [sic], que incluso algunas pueden ser digitales por el uso y abuso desordenado de medios electrónicos (teléfonos inteligentes, tabletas, televisión, etc.)”.

Aprendí mucho de su sabiduría infinita y me ayudó a comprender la quintaesencia de los albores de la revolución digital en el Sistema Sanitario Público de Andalucía. No lo he olvidado y su ausencia me duele especialmente.

Los ciudadanos no son ignorantes molestos

En 2001 ya lo expuse en un momento especial en mi vida profesional: “No pertenezco a la legión de embajadores del tratamiento de la informática como los proclamadores de la buena nueva digital, del evangelio digital, en frase de Hans Magnus Enzensberger, aquellos que declaran a los ciudadanos como ignorantes molestos. No soy tampoco vendedor de cajas de trucos pragmáticas, en expresión del mismo autor. No me gustan las brechas digitales… Lo que he venido haciendo desde que tengo uso de razón es buscar sentido a la vida cualquiera que sea la posición que se ocupa en ese momento en el vivir diario”.

Hoy, he vuelto a encontrarme con Enzensberger, en una entrevista realizada por el maestro Juan Cruz, que he leído varias veces porque me ha vuelto a sorprender su frescura mental cuando ya ha alcanzado 87 años de experiencia vital, en el marco temporal de la publicación de su último libro, Reflexiones del señor Z. o migajas que dejaba caer, recogidas por sus oyentes.

Han pasado catorce años y he recordado de forma entrañable un artículo suyo publicado en Revista de Occidente, El evangelio digital, que me conmocionó en momentos transcendentales de mi carrera pública digital, fundamentalmente porque hacía una defensa de la ciudadanía tildada presuntamente de “ignorante”, que ha vuelto a rescatar en el libro citado, sobre todo por las precauciones que hay que tomar en la llamada sociedad de la información y del conocimiento, así como por lo que fabrican algunos intelectuales a través de los departamentos de tonterías [sic], que incluso algunas pueden ser digitales por el uso y abuso desordenado de medios electrónicos (teléfonos inteligentes, tabletas, televisión, etc.): “Sí, en ese sentido hay una parte reaccionaria del señor Z. Naturalmente estos aparatos no le gustan: no tiene móvil, lo rechaza, por tanto no tiene Twitter, ¡no, por favor, qué horror! En él hay todos los aspectos: el sabio, pero también el provocador, el gurú, el payaso… ¡Sí, está entre Sócrates y Jeff Koons! [risas]. Y sí, esta es una enciclopedia que alerta contra la estupidez humana. Pero tengo la cortesía de escribir libros breves; creo que es más amable que imponerle al público libros de mil páginas”.

Indiscutiblemente, hay que leer entre líneas estas afirmaciones sin darles patente de corso, porque es indudable que no dice tonterías de intelectual de tres al cuarto. Me ha preocupado siempre su reflexión acerca de que a veces digitalizamos tantos procesos humanos que se llega a considerar a los ciudadanos como ignorantes molestos por el mundo analógico en el que creemos que están instalados, pasando a formar parte del macromundo de torpes digitales. En todo se debe marcar siempre una delgada línea roja, sobre todo cuando la equidad digital sigue siendo una quimera en la sociedad actual donde se están tomando decisiones desde determinados centros de poder digital, por personas que caben en un taxi (digital, por supuesto) y que pueden llegar a afectar a la quintaesencia del ser humano (1). 

Juan Cruz aborda con delicadeza una cuestión esencial para una persona de tan dilatada vida intelectual, con la prevención digital que tanto lo ha caracterizado. Su protagonista, el señor Z, “dice que la avalancha de información se evaporará. Y añade que “existe vida más allá de los medios”. Ante esta observación, Enzensberger se muestra en estado puro: “Yo también digo que en este momento todos los medios hablan de la digitalización y predicen que todo ha de ser digital. ¡Abajo con el papel, es demasiado analógico! No estoy de acuerdo: yo como analógicamente, duermo analógicamente… Este es un sistema analógico. La rodilla es analógica, la lengua no es un ordenador. ¡No hay que exagerar con lo digital, no es la solución de todo! Los industriales dicen que hay que digitalizar lo más posible, porque hay capacidad de reducir el tamaño de las máquinas… ¿No te parece que se muere también analógicamente, no digitalmente?”.

Con esta reflexión, he vuelto a pensar en el maravilloso avance de la sociedad digital, aquél mundo que preconizó Negroponte y que ha aportado a la humanidad avances tan espectaculares. Pero voy a leer con intención sana este nuevo libro de un autor que hace casi quince años me creó una inquietud razonable sobre el progreso digital, porque lo que verdaderamente me preocupa es que todo esté tan maravillosamente bien planificado desde la revolución digital, superando incluso a la industrial, que lo único que sobra realmente es la persona “ignorante molesta” a la que no se le suelen ocurrir las tonterías de los intelectuales altaneros a los que critica Enzensberger.

Sevilla, 17/V/2015

(1) Morozov, Evgeny (2015, 16 de mayo). Siervos y señores de Internet, El País.com. Artículo extraordinario que demuestra que Internet tampoco es inocente.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

El cerebro, ese gran desconocido

Sevilla, 28/XI/2022

A pesar de que las ciencias adelantan que es una barbaridad, hay que reconocer que en el mundo mágico del cerebro todavía queda mucho camino científico por recorrer. He dedicado centenares de páginas de este cuaderno digital para divulgar extraordinarios avances científicos sobre las estructuras cerebrales que permiten buscar caminos de prospección sobre la justificación de los actos humanos, porque nuestra identidad más clara reside en el cerebro, lugar donde se procesa cada vida humana a través de cien mil millones de neuronas que interactúan sin descanso alguno a lo largo de nuestra vida para “expresarse” a través de cada inteligencia humana. A pesar del tiempo transcurrido desde que se produjo el gran salto del momento alfa de la humanidad, la aparición de los humanos sobre el planeta, la verdad es que seguimos sabiendo muy poco de cómo funciona la compleja maquinaria estructural del cerebro y, sobre todo, por qué pensamos e interactuamos regidos por órdenes de ese cerebro, un gran desconocido todavía para la ciencia en todas sus proyecciones posibles, en los millones de maniobras de aproximación a su quintaesencia que se producen en el laboratorio de la vida corriente y de las ciencias neurológicas todos los días.

En este contexto, se acaba de publicar un libro extraordinario del profesor Javier DeFelipe, De Laetoli a la Luna. El insólito viaje del cerebro humano, cuya sinopsis oficial nos abre la curiosidad sana de iniciarnos en esta investigación a través de sus páginas: “En este libro el autor se ocupa de ciertos aspectos del origen de nuestras ideas, sobre la estructura del cerebro y su relación entre creatividad artística y cognición, temas que representan un puente muy interesante entre la ciencia y la filosofía. Con una sugerente narración, el autor utiliza numerosas obras y pensamientos de artistas y escritores como metáforas para saltar del mundo del arte al de la ciencia y viceversa, y para que al mismo tiempo sirvan de inspiración al lector para meditar sobre la naturaleza del cerebro, la esencia de nuestra humanidad. El resultado final es un libro híbrido —divulgativo, humanístico y científico— que aúna el rigor científico y el placer intelectual” DeFelipe es en la actualidad profesor de Investigación en el Instituto Cajal (CSIC), especializado en el estudio microanatómico del cerebro.

En el llamado “dossier de prensa” sobre esta publicación, nos podemos aproximar al contenido de la obra, con detalles de sumo interés, en palabras del autor: “En este libro trataré principalmente la evolución, la estructura y la función de la corteza cerebral humana. En concreto, haré hincapié en ciertos aspectos del origen de nuestras ideas sobre la estructura cortical y la relación entre microoorganización cortical, creatividad artística y cognición, temas que representan un puente muy interesante entre la ciencia y la filosofía. […] A lo largo del libro utilizo numerosas obras y pensamientos de artistas y escritores como metáforas para saltar del mundo del arte al de la ciencia y viceversa, y para que al mismo tiempo sirvan de inspiración para meditar sobre la naturaleza del cerebro. Entre los pintores incluyo a Leonardo da Vinci, el Bosco, Vincent van Gogh, Salvador Dalí y Pablo Picasso, entre otros, y a los escritores Gustavo Adolfo Bécquer, Juan Ramón Jiménez, Ramón del Valle-Inclán, Miguel de Unamuno, Antonio Machado, Fernando Pessoa y José Saramago, por mencionar solo a algunos”.

¿Qué significa el título, De Laetoli a la Luna? Según DeFelipe, el rastro humano más antiguo quedó grabado sobre el barro en lo que hoy es el yacimiento de Laetoli (Tanzania), hace tres millones de años, hasta que lo llevó a la luna en 1969 y el viaje del cerebro a lo largo de este tiempo multisecular ha sido muy largo y complejo, algo que la ciencia multidisciplinar sigue intentando descifrar todavía en estos tiempos tan modernos. Queda mucho por hacer pero el profesor DeFelipe es optimista en el estado del arte actual sobre la investigación del cerebro humano: “La neurociencia ha avanzado de un modo espectacular en las últimas décadas, permitiendo el estudio del cerebro desde múltiples ángulos —genético, molecular, morfológico y fisiológico—; sin embargo, tan solo hemos comenzado a desentrañar algunos de los misterios que encierra, ya que el salto de una disciplina a otra es gigantesco y está poco explorado. […] Meditamos poco sobre nuestra humanidad, sobre lo que somos y el porqué de nuestra esencia. Pero esto cambiará en los próximos años y la neurociencia será el motor de una revolución cultural que transformará nuestra sociedad. Estoy convencido de que en un futuro próximo la sociedad y los dirigentes políticos comprenderán que el cerebro es el responsable de nuestra humanidad, y que para tener un cerebro sano y más “humano” o civilizado es fundamental considerarlo como un órgano especial: el cerebro puede ser dañado no solamente por diversos agentes materiales (por ejemplo, las drogas de abuso), sino que otros factores que podríamos llamar agentes psíquicos o mentales, como los inducidos por el medio ambiente familiar durante la infancia o la educación y la cultura, son también piezas fundamentales a las que debemos conceder la máxima atención”.

El libro me recuerda el trabajo que he desarrollado en este cuaderno digital y en las publicaciones que he puesto a disposición de la Noosfera sobre el cerebro y la inteligencia humana y digital desde el inicio de esta singladura digital a través del blog en 1995. Como curiosidad tengo que decir que la Introducción del libro de DeFelipe comienza también con un texto de Hipócrates de Cos (c. 460 a. C.-c. 370 a. C.), en su obra Sobre la enfermedad sagrada, que incluí a modo de portadilla en mi libro Inteligencia digital. Introducción a la Noosfera Digital, publicado en 2007: “Los hombres deben saber que los placeres, las alegrías, la risa y las diversiones, así como también las penas, las aflicciones y las in[1]quietudes no se localizan en ningún otro órgano sino en el cerebro. Gracias especialmente a él, pensamos, vemos, oímos y distinguimos lo feo de lo hermoso, lo malo de lo bueno, lo agradable de lo desagradable […]. También por obra suya deliramos, enloquecemos, sufrimos la presencia de pesadillas, terrores, unas veces de noche, otras incluso durante el día, insomnios, extravíos injustificados, preocupaciones infundadas, desconocemos cosas habituales y realizamos actos insólitos. […] Por estas razones yo opino que el cerebro es un órgano de capital importancia en el hombre, pues es él quien nos interpreta los fenómenos procedentes del aire […]. Los ojos, las orejas, la lengua, las manos y los pies actúan en relación acorde con el conocimiento cerebral […]. El cerebro es el mensajero de la inteligencia”. Maravilloso.

Junto al texto anterior, publiqué también unas palabras de Howard Gardner, el precursor de la teoría de las inteligencias múltiples, sobre el que me especialicé con el paso de los años y durante mi etapa de investigación de la conducta humana y sus habilidades sociales, porque siempre me preocupó intentar descifrar el cerebro como el gran laboratorio personal e intransferible de cada inteligencia humana y porque en este largo viaje del cerebro humano, enunciado por el profesor DeFelipe, siempre se buscó su obstinación legítima, su auténtico sentido, resolver los problemas del día a día para poder ser felices: “Es de la máxima importancia que reconozcamos y alimentemos toda la variedad de inteligencias humanas y todas las combinaciones de inteligencias. Somos tan diferentes entre nosotros, en gran parte, porque todos tenemos diferentes combinaciones de inteligencias. Si llegamos a reconocer esto, pienso que, como mínimo, tendremos una oportunidad mejor de enfrentarnos adecuadamente a los muchos problemas que se nos presentan en el mundo. Si podemos movilizar toda la gama de habilidades humanas, no sólo las personas se sentirán más competentes y mejor consigo mismas, sino que incluso es posible que también se sientan más comprometidas y más capaces de colaborar con el resto de la comunidad mundial en la consecución del bien general. Tal vez, si podemos movilizar todas las inteligencias humanas y aliarlas a un sentido ético, podamos ayudar a incrementar la posibilidad de supervivencia en este planeta, e incluso contribuir a nuestro bienestar”.

Comienzo a leer el libro a través de las veintisiete páginas de su Introducción que facilita la editorial, hasta que pueda comprarlo con carácter inmediato. Me permitirá seguir avanzando en el conocimiento de este maravilloso viaje que describe el profesor DeFelipe, recordando también algo que me asombró hace ya muchos años al iniciar el proceso de divulgación en este cuaderno digital sobre mi investigación sobre la inteligencia digital, cuando escribí que hace doscientos mil años que la inteligencia humana comenzó su andadura por el mundo. Los últimos estudios científicos nos han aportado datos reveladores y concluyentes sobre el momento histórico en que los primeros humanos modernos decidieron abandonar África y expandirse por lo que hoy conocemos como Europa y Asia. Hoy comienza a saberse que a través del ADN de determinados pueblos distribuidos por los cinco continentes, el rastro de los humanos inteligentes está cada vez más cerca de ser descifrado. Los africanos, que brillaban por ser magníficos cazadores-recolectores, decidieron hace 50.000 años, aproximadamente, salir de su territorio y comenzar la aventura jamás contada. Aprovechando, además, un salto cualitativo, neuronal, que permitía articular palabras y expresar sentimientos y emociones. Había nacido la corteza cerebral de los humanos modernos, de la que cada vez tenemos indicios más objetivos de su salto genético, a la luz de los últimos descubrimientos de genes diferenciadores de los primates, a través de una curiosa proteína denominada “reelin”. Empezó la aventura de una mente maravillosa que sigue siéndolo en nuestros días y que ya alcanza la cima de ocho mil millones de mentes pensantes. El profesor DeFelipe lo demuestra de forma fehaciente y con autoridad científica en esta publicación, necesaria e imprescindible. Bienvenida sea.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

Los desposeídos y nadies, en el siglo XXI

Detalle del acto final de la manifestación de Sevilla, en la Plaza de la Encarnación (Las Setas) – 26/XI/2022 / JA COBEÑA

Sevilla, 27/XI/2022

Vivimos momentos muy especiales en la sociedad mundial y, obviamente, en nuestro país, afectados como estamos por un movimiento silente que se sitúa en la cola del mundo, que a modo de cordón umbilical de seguridad existencial lo quieren cortar los ideólogos capitalistas y liberales de turno. Esa cola la ocupan los desposeídos, situados estadísticamente en un centro en el que algo tienen y algo son, junto a los nadies defendidos por Eduardo Galeano, que nada tienen y nada son, los últimos de la cola existencial que, juntos y en una desunión sólo aparente, siguen presentes en la sociedad y cada día que pasa con mayor protagonismo, triste honor, en la sociedad actual, en nuestro país, en nuestra Comunidad Autónoma. En este contexto, he leído un artículo de opinión muy interesante en el diario El País, Los desposeídos, en el que su autor, Christophe Guilluy, afirma algo inquietante: “Se acusa con frecuencia a las clases medias y trabajadoras de dejarse llevar por pasiones tristes y elaborar un discurso contra las élites. Este análisis simplista esconde la verdadera naturaleza de un movimiento que no está “en contra de”, sino “en otro lugar”. Autónomos, impermeables a las arengas de quienes los desposeen cuando les dicen cómo deben sobrevivir y comportarse, los desposeídos ya no se dirigen a las “élites”, a las que consideran impotentes y ridículas, sino a la sociedad en su conjunto. Impulsado por el instinto de supervivencia, este llamamiento existencial que hace saltar por los aires el relato de quienes nos prometieron el mejor de los mundos no tiene más que un objetivo: reconstruir todo mediante el regreso a las realidades sociales y culturales de la vida ordinaria”. Ya no se aspira a nada más, sólo que nos quedemos, como dicen en el modismo popular, al igual que cuando se pide a la Virgen, como estamos y, sobre todo, que “a mí que no me llamen para nada, porque no estoy”. O algo peor, cuando se afirma: “¡no me hable de ideología, por favor! Yo no soy político o política”, porque aquí, el género, da lo mismo.

El retrato social que he expuesto anteriormente creo que no es fatalista sino realista en grado sumo. Ayer, sin ir más lejos, lo viví codo con codo con los manifestantes de la Marea Blanca aquí en Sevilla. No había casi siglas de partidos políticos o sindicatos, con toda la parafernalia clásica, sino múltiples movimientos ciudadanos de todo tipo, que se unieron, nos unimos, para reivindicar algo muy concreto, Recuperemos la salud pública, con un eslogan, entre otros muchos, que estaba escrito en minipancartas y que se coreaba por los allí asistentes: “Gobierne quien gobierne, la salud se defiende”. Aquello no era algo promovido por la conciencia de clase sino por miles de personas anónimas hastiadas de que se juegue con sus principales intereses personales y sociales, es decir, gritaban por ser desposeídos de algo que se les estaba robando, y aunque entendía perfectamente el fondo de la cuestión no me acababa de sonar bien porque los logros sociales del Estado de Bienestar no se alcanzan por cualquier gobierno que gobierne, porque todos los partidos políticos no son iguales, ni los Gobiernos tampoco. Tomé conciencia, en vivo y en directo, de que las ideologías están heridas de muerte y lleva razón el articulista de El País cuando dice en su columna de opinión lo siguiente: “Esta revuelta no está impulsada por la conciencia de clase, sino porque a la gente se le han arrebatado sus prerrogativas, se la ha empujado poco a poco hasta el borde del mundo. Su fuerza y su serenidad derivan de su integración a largo plazo. Por eso, este movimiento descoloca a los defensores del presente perpetuo y la agitación permanente. Sus motivos de fondo —y esta es su especificidad— no son solo materiales, sino, sobre todo, existenciales. Su dimensión inmaterial la hace imparable e incomprensible para las clases dirigentes, acostumbradas a resolver todo de forma “material”, a base de cheques. En contra de lo que se dice, la protesta tampoco distingue entre los que luchan por “llegar a fin de mes” (la gente corriente) y los que se preocupan por “el fin del mundo” (los intelectuales)”.

Por cierto, si la “manifestación pacífica de ayer” sólo era un problema de 4.000 personas según algunos medios oficiales (había muchas más y puedo dar fe de ello), periódicos de la órbita de la derecha y obviamente con el refrendo del Gobierno actual en Andalucía, podemos deducir claramente que los desposeídos, los nadies, lo tienen difícil para seguir defendiendo sus intereses legítimos, porque la mayoría actual en el Parlamento de Andalucía seguirá con su rodillo imparable y la oposición seguirá con silencios clamorosos ante una realidad dolorosa para este territorio que, digámoslo de paso, supone el 20% del país. Las ideologías de izquierda representadas por partidos políticos que pueden transformar la sociedad, no solo cambiarla, fueron ayer las grandes ausentes de la manifestación y lo considero algo como muy preocupante en este país, en pleno ocaso de la democracia. Personalmente, lo tengo muy claro: para los desposeídos y los nadies, no es lo mismo gobierne quien gobierne a la hora de atender las claves sociales de un Estado de Bienestar: educación, salud y servicios sociales, basadas en el principio de equidad en la accesibilidad a esos servicios en espacios públicos, financiados con dinero público y llevados a feliz término en tiempo público, es decir, el presupuestario que guían los resultados de una legislatura democrática y como resultado de unas prioridades no inocentes, en una tríada capitolina que no se debería olvidar nunca: espacio, dinero y tiempo, públicos. No es lo mismo, no es lo mismo, gobierne quien gobierne, transformar una sociedad que cambiarla, porque para llevar a cabo esta acción hace falta mucha ideología y liderazgo social, detrás y delante de cada movimiento ciudadano, para alcanzar logros sociales no inocentes, donde el interés general, por encima del individual, presida cualquier acción pública democrática de transformación social en favor de los desposeídos y nadies, fundamentalmente porque de ello se trata.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.  

Vuelvo de una manifestación imprescindible, como testigo de mí mismo

Acto final de la manifestación de Sevilla, en la Plaza de la Encarnación (Las Setas) – 26/XI/2022/ JA COBEÑA

Sevilla, 26/XI/2022

Huyo de cualquier conformismo, entendido como una actitud de parálisis ante todo lo que está ocurriendo a nuestro alrededor. Hoy, al regresar de mi participación en una manifestación convocada por la Coordinadora de Mareas Blancas en Andalucía, en defensa de la sanidad pública en todas sus proyecciones posibles para salvaguardar el interés general, bajo el lema “Recuperemos la sanidad pública”, con asistencia de miles de personas, sin entrar en la guerra de cifras habitual de izquierdas y derechas, porque sólo me consta lo que he escuchado de quejas y consignas de megafonía proclamadas durante las dos horas en que avanzábamos desde la sede del Gobierno andaluz hasta la Plaza de la Encarnación, me he acordado de Mario Benedetti, porque en una obra suya preciosa, Testigo de uno mismo (1) un soneto del pensamiento, hay una estrofa que me remueve, conturba y conmueve todavía al leerlo de nuevo: sin pensar uno ahorra desalientos / porque no espera nada en cada espera / si uno no piensa no se desespera / ni pregunta por dónde van los vientos. Cuando preguntamos a nuestro alrededor ¿cómo va la cosa sanitaria? lo habitual es que te respondan siempre ¿no lo ves? ¡fatal! Y la cosa es un constructo universal que tiene nombres y apellidos de casi todo lo que se mueve. De ahí al conformismo más activo solo hay un paso. No hay pensamiento, aliento, espera, ni preguntas para saber por dónde va la cosa de los vientos de salud pública del Sur, que también existe.

Las cuatro razones por la que se ha convocado la manifestación las comparto en su fondo y forma: la falta de plantilla de profesionales, el aumento de las derivaciones a la sanidad privada, la fuga de talento de miles de profesionales que emigran a otros territorios del país y fuera de él, así como la imprescindible y necesaria dotación urgente de recursos en la atención primaria. El manifiesto final de la manifestación así lo ha expresado con datos concretos acerca del incremento del 17,94% respecto de 2022 para el año que viene en los Presupuestos Generales de Andalucía, que permitirá -sobre todo- seguir incrementando los conciertos con entidades privadas de salud, la incertidumbre sobre 12.000 profesionales a los que finaliza en diciembre de este año su actual contrato vinculado con el plan especial de atención a la COVID-19 y la imprescindible y urgente reordenación del Sistema Sanitario Público de Andalucía, para rentabilizar al máximo todo sus dispositivos, infrautilizados en muchas ocasiones por falta de recursos públicos.

El conformismo hace estragos allí donde nace, se desarrolla y muere, porque se instala en el confort de las personas tibias y tristes, alejando como por arte de magia a las personas dignas de cualquier movimiento andante. Tengo que reconocer que la tibieza y el conformismo me dan pánico, pero crecen como por encanto, porque todos coinciden en que la cosa sanitaria está fatal, entre otras muchas. Pero ¿qué es la cosa, su cosa? Dice Mario Benedetti más adelante en el soneto citado anteriormente que la mente se acostumbra a ese vacío / no sabe ya de nortes ni de sures / no sabe ya de invierno ni de estío. Es verdad, porque el conformismo lleva a un electroencefalograma plano de la inteligencia que inhibe para tomar conciencia de que el Sur también existe en sus necesidades de salud pública, como nos pasa con el conformismo general en esta tierra de maría santísima, donde a veces nos acaba dando igual el calor que el frío. Lo que ocurre es que cuando se decide salir del conformismo que nos invade, el pensamiento, acostumbrado al vacío, huye de ángeles y tahúres y busca desesperadamente la noche, para pensar en las necesidades de salud pública de esta tierra…, a troche y moche, tal y como Benedetti nos recuerda en su precioso poema. A mí, hoy, como testigo de mí mismo durante la manifestación.

(1) Benedetti, Mario, Testigo de uno mismo, 2014, 2º ed.  Madrid: Visor Libros, pág. 122.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

El Congreso de los Diputados debe blindar la Verdad y Dignidad de sus Palabras

Sevilla, 25/XI/2022

Lo vivido en los últimos días en el Congreso de los Diputados, sobre todo la descalificación machista y soez de la diputada de Vox, Carla Toscano, dirigida a la ministra Irene Montero, de Unidas Podemos, creo que ha sobrepasado todas las barreras de la dignidad humana. Insultos, descalificaciones, citas torticeras, manipulación de noticias hasta límites insoportables, lenguaje soez, odio en definitiva, protagonizado siempre por la derecha en todo su arco parlamentario, muestran un mal ejemplo que provoca una instantánea desafección política y, por tanto, el ocaso de la democracia que tantas veces he citado en este cuaderno digital, porque es una pre-ocupación, con guion, que me con-mueve (también con guion) a diario, para no caer en el conformismo maldito que lo atenaza todo, como si todo esto fuera cosa de los demás y no un asunto propio como ciudadano demócrata de base.

En este contexto, se ha publicado un libro aleccionador, un ensayo didáctico en definitiva, El Ministerio de la Verdad: Una biografía del 1984 de George Orwell, de Dorian Lynskey, que viene a poner bastantes cosas en su sitio en el momento actual a pesar de su distopía intrínseca. Su sinopsis oficial no deja lugar a duda alguna: “La fascinante obra 1984, de George Orwell, se ha convertido en un relato definitorio del mundo moderno. Su influencia cultural puede observarse en algunas de las creaciones más notables de los últimos setenta años, desde El cuento de la criada de Margaret Atwood hasta el hito televisivo Gran Hermano, mientras que ideas como «Policía del Pensamiento», «doblepensamiento» y «nuevalengua» están arraigadas en nuestro discurso. El Ministerio de la Verdad traza la vida de uno de los libros más influyentes del siglo XX y una obra que es cada vez más relevante en esta tumultuosa era de «noticias falsas» y «hechos alternativos». Dorian Lynskey investiga las influencias que confluyeron en la escritura de 1984, desde las experiencias de Orwell en la guerra civil española y en el Londres de la guerra hasta su fascinación por la ficción utópica y distópica. Lynskey explora el fenómeno en que se convirtió la novela cuando se publicó por primera vez, en 1949, y las formas cambiantes en que se ha leído desde entonces, revelando cómo la historia puede orientar a la ficción y cómo la ficción a su vez puede influir en la historia”.

El ocaso de la democracia tiene una misión muy próxima a la creación de un Ministerio de la Verdad, en términos orwellianos. La derecha cerril y la ultraderecha crean poco a poco a modo de gota malaya un “nuevo lenguaje”, equívoco casi siempre, para defender su supuesta Verdad con mayúscula, manipulando todo lo que toca, convirtiendo todo en el contrario que haga falta, sin escrúpulo alguno y utilizando la maquinaria orwelliana de la única verdad posible. Creo que se puede llegar a entender así ya que los tres lemas del Ministerio de la Verdad de Orwell, El lema del Ingsoc (acrónimo del “socialismo inglés” en la novela de Orwell), es decir, «La guerra es paz, la libertad es esclavitud, la ignorancia es la fuerza», se puede trasladar a cualquier partido totalitarista de corte ultraderechista, como hemos podido visualizar y escuchar estos días atrás en el Congreso de los Diputados de nuestro país. Triste experiencia que va más allá de una distopía con visos de realidad, porque también frecuentan un lema que me horroriza: “Quien controla el pasado controla el futuro”, es decir, no conviene en este país que se respete la memoria democrática, porque los guardianes de la Verdad son ellos, a través su propia policía del pensamiento político. Si hay que cambiar la verdad de la Historia se cambia, porque para eso está detrás la maquinaria del partido ultraderechista.

Lo que me ha acabado sorprendiendo al acercarme a esta publicación de Dorian Lynskey es la justificación de por qué tituló así su obra, El Ministerio de la Verdad, extraída de una entrevista muy interesante con el autor: “[…] Me cuenta que, de entre todos los títulos posibles, eligió el de El Ministerio de la Verdad «para llamar la atención sobre la idea de un asalto a la realidad objetiva, que es esencial para los autoritarios y que se ha acelerado enormemente con Internet. Añade que no le habría sorprendido al autor descubrir que el Gran Hermano no era un requisito, que los ciudadanos se las apañan solos con la desinformación”. El totalitarismo social y político está cerca y estamos avisados.

Visto lo visto estos días pasados en el Congreso de los Diputados, entro de nuevo en mi Clínica del Alma, mi biblioteca, para leer a  Marco Fabio Quintiliano, abogado y profesor de retórica, nacido en Calahorra en el siglo I d. C., porque es rotundo en su Instituciones oratorias (1): “Por lo común, el discurso manifiesta las costumbres y descubre los secretos del corazón, y no sin razón dejaron escrito los griegos que cada uno habla en público según la vida que tiene” (XI, 1), es decir, el orador será honrado si es creído o creíble, como manifiesta también en el mismo libro, en el capítulo IV, 2: “Nunca habla mejor el orador que cuando parece hablar con verdad”. Lo que de verdad me llama la atención en Quintiliano es la contundencia a la hora de unir oratoria con ética, tal y como lo demuestra de forma reiterada en su libro: “No separo el oficio de orador de la bondad moral” (II, 18),  “Porque no solamente digo que el que ha de ser orador es necesario que sea hombre de bien, sino que no lo puede ser sino el que lo sea. Porque en la realidad no se les ha de tener por hombres de razón a aquellos que habiéndose propuesto el camino de la virtud y el de la maldad, quieren más bien seguir el peor; ni por prudentes a aquellos que no previendo el éxito de las cosas, se exponen ellos mismos a las muy terribles penas que llevan consigo las leyes y que son inseparables de la mala conciencia. Y si no solamente los sabios, sino que también la gente vulgar ha creído siempre que ningún hombre malo hay que al mismo tiempo no sea necio, cosa clara es que ningún necio podrá jamás llegar a ser orador” (XII, 1).

El que quiera entender que entienda, pero necesitamos buena oratoria de hombres buenos y mujeres buenas en política, para acabar con los escándalos y sonrojos parlamentarios. Lo que puedo asegurar es que hay que blindar la Verdad en el Congreso de los Diputados y en el Senado para responder de la mejor forma posible y no desde un Ministerio de la Verdad no inocente, de la derecha cerril y ultraderecha, a la pregunta que deja entrever lo sucedido: ¿No será que no hablan bien algunos padres y algunas madres de la patria, porque no son buenas personas? En Quintiliano se puede encontrar alguna solución a esta realidad que nos asola.

(1) López Navia, Santiago A. (ed.), El arte de hablar bien y convencer. Platón, Aristóteles, Cicerón y Quintiliano, 1997. Madrid: Ediciones Temas de Hoy. Sobre la obra de Quintiliano, he utilizado la citada por el autor en su libro, Quintiliano, Instituciones oratorias, en la traducción de Ignacio Rodríguez y Pedro Sandier, editada en Madrid en 1916 por la Librería de Perlado y Páez, sucesores de Hernando, a la que se puede acceder online en la Biblioteca Virtual de la Universidad de Sevilla, en la siguiente dirección: Instituciones oratorias – Universidad de Sevilla (us.es), con alguna corrección sintáctica para facilitar la comprensión del texto.

NOTA: la imagen del autor, en la fotocomposición mía junto a la portada del libro, se ha recuperado hoy de Dorian Lynskey – Better Known

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

Ser, simplemente ser, no lo cubre el seguro

Sevilla, 24/XI/2022

La dialéctica entre tener o ser no se despejó con el famoso libro homónimo de Erich Fromm que leí en mis años jóvenes, los de Cllff Richard. Vuelve a mi mapa mental esta encrucijada permanente en la vida al contemplar ayer un anuncio de la aseguradora valenciana Divina, en una campaña, Tener, que ha lanzado para atraer clientes jóvenes, abandonados por algo que es real: lo difícil que es que tengan propiedades o cosas en el mundo de la precariedad en el que les ha tocado vivir por la sinrazón humana. La publicidad no es inocente y este anuncio tampoco, a pesar de que está muy bien realizado en su fondo y forma. Lo importante no es lo que se ve, sino entrar a fondo en lo que se escucha en la transcripción del guion con un hilo conductor, dar a conocer “el primer programa de ayudas para jóvenesque tienen algo que asegurar por primera vez”:

“Nos pedisteis una campaña de seguros para jóvenes. Pero no podemos hacerla. No vamos a participar en este juegos de anuncios, películas y series que venden una imagen de la gente joven que no es real. Jóvenes sin trabajo o con trabajos precarios, pero que viven en pisos de 200 metros en los barrios más caros de Madrid. Tres de cada cuatro jóvenes no pueden comprarse una vivienda. Sin embargo los mostramos felices, porque a compartir piso ahora lo llamamos “co-living”. A no poder abrir una oficina se le llama “co-working”. Y siempre encontramos la palabra perfecta para blanquear la precariedad. ¿Sabéis lo que dice el FMI? “En 2030 no tendrás nada y serás feliz”. Pero nadie nos ha preguntado si queremos tener. Una casa. Un negocio. Hijos. Igual no queremos vivir bajo suscripción, bajo un recordatorio constante de que no puedes permitirte nada, que lo que crees que tienes en realidad es prestado. ¿Qué sentido tiene hacer una campaña de seguros para jóvenes? Si la mayoría no tiene la oportunidad de tener nada, ¿qué van a querer asegurar?”.

El texto anterior se transmite en un minuto y medio, toda una filosofía no inocente de tener más que ser en definitiva, ante una serie de personas muy mayores y serias que, probablemente, no entienden nada de lo que se está diciendo. Cuando una persona se hace dueña de su ser, algo harto difícil en la actualidad, asediados continuamente para tener, como estamos todos por tierra, mar y aire publicitarios, es posible que tenga la libertad para decidir qué es lo que de verdad quiere tener. Es posible que entonces no tenga casi nada por asegurar porque descubre que se es más feliz siendo que teniendo, sabiendo que a cada día le basta su afán y que el carpe diem también genera riqueza del alma humana, que no necesita campaña alguna de aseguramiento “divino” de la muerte. Otra cosa es el trabajo digno y bien remunerado para vivir con seguridad vital personal y familiar. Tener trabajo sí es importante para poder ser y, asegurarlo de la mejor forma, también, huyendo de la precariedad que lo corroe.

La campaña no es inocente. A través de cuatro líneas del Programa Tener, se ofrecen rebajas de seguros de hogar, de vida, salud, decesos, comercio y accidentes personal, junto con unas “oportunidades” de participar en concursos de cortos, becas de estudios en ESIC y becas de gimnasia. Todo legítimo, pero no inocente, porque lo verdaderamente importante es que el Estado, con su legislación sustantiva, y las Comunidades Autónomas, con sus peculiaridades,  “aseguren” y provean de garantías totales para salvaguardar la esencia del ser humano, los derechos y deberes de jóvenes en general, para que sean a través de una educación pública equitativa en todos sus tramos y para que tengan un trabajo digno y no precario para proteger sus legítimos intereses particulares, que no pasan siempre por tener que asegurar casas, vehículos  o cosas innecesarias, posiblemente inútiles, porque desearán siempre ser más que tener. El aseguramiento de ser no existe en el mercado, porque es un proyecto de vida, no una mercancía.

Recuerdo en este contexto el papel actual que juegan los jóvenes en nuestro país, como fuerza motriz del mismo y su débil relevancia del peso cuantitativo en la participación social en todos los estamentos posibles, a la luz de datos muy fiables que se publicaron en el Informe Juventud en España 2020, así como su Resumen Ejecutivo, publicados por el Instituto de la Juventud en 2021: “En la actualidad España cuenta con 10.094.500 jóvenes de entre 15 y 29 años. Desde mediados de la década de los noventa hasta 2020 este número se ha reducido en casi tres millones siendo España el segundo país con menos población joven, porcentualmente, de toda la Unión Europea. La cohorte de edad comprendida entre los 15 y los 29 años alcanza el 10,8% de la población de hombres (5.098.616) y el 10,5% de las mujeres (4.995.884). Por su parte, los mayores de 50 años suponen el doble de personas que la juventud española, lo que se traduce en un escaso peso cuantitativo de estos últimos”. España es una sociedad de “hijo único” y con un envejecimiento progresivo. En la presentación se decía que “es importante contar con datos fiables y representativos que nos ayuden a hacer un correcto diagnóstico para poder plantear soluciones. El diseño de políticas públicas de juventud debe estar basado en la realidad juvenil y esa es la intención del Informe Juventud en España 2020, cuyo objetivo es presentar una radiografía general de la situación de las y los jóvenes españoles teniendo en cuenta su enorme heterogeneidad. Es por ello que hemos preguntado por la situación de la educación, del empleo, de la emancipación, por sus intereses y actitudes con respecto al ocio, a la sexualidad, a la igualdad de género y al cambio climático”.

Estos datos sí que necesitarían una buena campaña para “Ser joven en España”, porque conociéndolos bien y buscando soluciones a los problemas detectados con datos fiables y verdaderos, se pueden ofrecer alternativas a la dura situación actual que atraviesan más de 10 millones de jóvenes en nuestro país y con un objetivo muy claro y digno: “asegurarles” un país mejor para que puedan ser antes que tener.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

La inclinación artística de Artemisia Gentileschi, al desnudo

Artemisia Gentileschi, Alegoría de la Inclinación, 1616

Sevilla, 23/XI/2022

Vuelvo de nuevo a rememorar en este cuaderno digital la grandiosa obra pictórica de la pintora barroca Artemisia Gentileschi. Ahora, con ocasión del lanzamiento del proyecto Artemisia Desvelada, auspiciado conjuntamente por el Museo y Fundación Casa Buonarroti, Calliope Arts, una organización sin fines de lucro con sede en Florencia y Londres que promueve el conocimiento público y la apreciación del arte, la literatura y la historia social desde una perspectiva femenina y el coleccionista de arte británico Christian Levett, fundador del Museo Mougins de Arte Clásico en Francia y de la galería-casa Levett Collection en Florencia (1), se inicia una experiencia maravillosa al poder contemplar en directo, cada viernes, el proceso de restauración y descubrimiento de la obra original de la Gentileschi, Alegoría de la Inclinación (1616), en la ubicación actual que se ha mantenido a lo largo de los siglos, aunque más accesible al haber sido descolgada del techo de la Galería en la Casa Buonarroti en vía Ghibellina, 70, en Florencia, en el mes pasado, para llevar a cabo el proceso de su restauración “a vista de todos”, en la sala de modelos de esta Casa-Museo dedicada íntegramente al gran pintor Michelangelo Buonarroti, pudiendo hablar el público asistente con la restauradora jefe, Elizabeth Wicks, mientras desarrolla su maravilloso trabajo ante la inclinación artística de Artemisia Gentileschi, en su alegoría sobre la inclinación al arte de Miguel Ángel.

En el fondo de este proyecto está “desvelar” cómo era el original de esta obra, un encargo de Miguel Ángel el Joven, sobrino nieto de Miguel Ángel el Grande, el gran Michelangelo, porque se sabe que Lionardo Buonarroti, ordenó posteriormente que se cubriera con velos la desnudez de la figura alegórica pintada por Artemisia, acción que llevó a cabo Baldassarre Franceschini, “Il Volterrano”, unos setenta años después de la finalización de esta obra, para cumplir con las normas de pulcritud y decoro de la época. Tengo que decir que conservo en mi casa grabados de il Volterrano, que adquirí por su gran calidad artística en mi primera visita a Florencia, dado que es difícil de catalogar a simple vista su diferencia con los de Miguel Ángel. La doctora Wicks, encargada de la restauración integral del cuadro, ha manifestado que aunque se sabe de esta desnudez interior de la figura femenina que aparece en el cuadro, que posiblemente sea un autorretrato de la Gentileschi, no se eliminarán las capas de pintura ejecutadas por Franceschini con objeto de “velar” su desnudez extrema: “La primera razón es que los repintados de Il Volterrano se consideran históricos y parte del escenario y la historia de vida de la pintura. En segundo lugar, solo hay una diferencia de 70 años entre la pintura de Artemisia y las cortinas y el velo de «censura». Es una capa gruesa de pintura, con empaste. Puede resultar que las capas de los dos artistas estén muy unidas, y si ese es el caso, no podemos poner en riesgo la pintura en absoluto”.

Los resultados de esta magna obra se podrán ver con todo detalle en el Museo Buonarroti, a partir de septiembre de 2023 y hasta enero de 2024 y según ha manifestado su director, Alessandro Cecchi, “La muestra destacará los hallazgos de conservación y explorará el contexto que rodea la pintura. creación, incluida la importancia de su debut florentino y sus relaciones clave con el Gran Duque Cosimo de’ Medici y el entorno cultural de la ciudad”. Lo que he leído en el artículo excelente, citado anteriormente, sitúa a la perfección la grandiosidad de esta actuación sobre una de las obras de Artemisia Gentileschi: “Al acercarse a Artemisia en persona, observe la estrella cerca de la frente de la Alegoría. Algunos dicen que es la estrella polar, colocada en el cielo para guiar el proceso creativo. La «inclinación» de un artista es lo que lo impulsa, o en este caso, a ella, a aplicar el pincel al lienzo o el bisturí a la piedra, y esta figura pretendía rendir tributo a las virtudes de Miguel Ángel, como una de las 15 pinturas encargadas por Miguel Ángel el Joven, Sobrino nieto de Miguel Ángel el Grande, cuyo sueño era transformar los cinco edificios de Buonarroti en una casa-museo o, más aún, convertirlo en un templo del siglo XVII dedicado a Miguel Ángel, cuya leyenda crecía rápidamente. «El Grande» no era lo suficientemente bueno, como sugieren las obras de arte centrales del techo de la galería, iba a ser Il Divino, un artista que había alcanzado el estatus divino de Miguel Ángel, «el Divino». Esa transformación tomó unos 30 años y la pintura de Artemisia fue la primera de su serie. Si alguna vez hubo un momento para pintar estrellas, fue en 1616 y Casa Buonarroti fue el lugar. Galileo frecuentaba la casa de los Buonarroti y Miguel Ángel el Joven fue tan audaz como para incluir la imagen del científico en el techo pintado al fresco de su “estudio”, entre grupos de las mentes más grandes de la historia, desde la antigüedad hasta la actualidad, a pesar de la impopularidad de su Tierra. -Teorías de la revolución alrededor del Sol. Artemisia terminó su propia pintura el mismo año en que se declaró herético el heliocentrismo de Galileo. También en 1616, se convirtió en miembro de la cercana Accademia delle Arti del Disegno; sus compañeros académicos incluyeron a Miguel Ángel el Joven y, más famoso, al propio Galileo Galilei. Se cree que la brújula que sostiene la figura de Artemisia es un guiño a los descubrimientos de Galileo, ya que ella y el científico eran amigos y mantuvieron correspondencia hasta la muerte de Galileo en 1642″.

No es de extrañar la valentía y arrojo de Artemisia Gentileschi a la hora de abordar esta obra excelente y dedicada a Miguel Ángel: “Que Artemisia, que aprendió a leer y escribir en Florencia, frecuentara las mentes más ilustres de su tiempo no debe sorprendernos; ella tenía el favor del gran ducado. […] Tampoco deberíamos sorprendernos de que Artemisia, desde sus primeros días en adelante, fuera inmensamente hábil en la autopromoción, por lo tanto, no es descabellado sugerir que no le habría importado que la virtud que describía estuviera asociada para siempre con su propio nombre, en una sociedad donde las mujeres no eran vistas como «impulsadas» a hacer algo que duraría a través de las generaciones, excepto por soportarlas. Aunque su tributo a Miguel Ángel no se definió como un autorretrato, muchos asumen que el propio rostro (¿y cuerpo?) de Artemisia era similar al de su Alegoría”.

Personalmente, siento una satisfacción especial cada vez que el mundo de la cultura se detiene en la trayectoria vital y profesional de esta pintora, a la que ya he dedicado algunas páginas en este cuaderno digital, especialmente en 2020, Artemisia Gentileschi pintó la melancolía, sintiendo su proximidad pictórica por albergar el Museo de la catedral de Sevilla una obra suya excelente,  María Magdalena como la melancolía, sobre el que reflexiono en su relación con la copia de la misma pintora que se encuentra en la actualidad en México y donde se interpretan dos variaciones sobre el mismo tema, no una mujer que está apoyada sobre su brazo, como figuraba en los catálogos primigenios, sino cómo una mujer sufre de melancolía, sentimiento que pintó como ningún otros artista, hombre o mujer, ha hecho a lo largo de los siglos.

Creo que la Gentileschi es una pintora imprescindible para entender el papel de la mujer en la historia democrática del mundo, una mujer guerrera a través de su inclinación al arte como pintora, con obras para exponer con gran belleza la transformación de la mujer en el mundo, tal y como se puede visualizar en un documental excelente, Artemisia Gentileschi, pintora guerrera, sobre la vida y obra de esta pintora del barroco, con un título que intenta sintetizar en un adjetivo el perfil de una mujer extraordinaria e imprescindible por su aportación excelente a la historia de la pintura. La plataforma Filmin presenta el documental con palabras sencillas y esclarecedoras: “En el 1618, a los 23 años, Artemisia Gentileschi es la primera mujer en ser admitida a la Academia de Diseño. Fue la primera mujer artista italiana en tener una carrera internacional, siempre bien integrada en los ambientes intelectuales y artísticos más sofisticados. Tuvo importantes contactos con los mayores genios de la época, entre ellos Caravaggio. El film recorre toda la vida de la artista, símbolo del feminismo mundial por su carácter y por la ferviente defensa de su dignidad profesional, que surgen en la correspondencia con coleccionistas y personalidades de la época, entre ellos Galileo Galilei”. No es de extrañar que en el proceso de restauración de La Alegoría de la Inclinación cobre todo su esplendor, junto a su desnudez alegórica también, la brújula que sostiene la figura pintada por Artemisia, como un guiño a los descubrimientos de Galileo, ya que ella y el científico eran amigos y mantuvieron correspondencia hasta la muerte de Galileo en 1642.

Su inclinación al arte como mujer, la expresó siempre de forma veraz y desnuda de todo artificio de la época. Fue una de las “imprescindibles” de Bertolt Brecht, porque como pintora luchó siempre por elevar al cénit de la vida cada mujer que salía de sus pinceladas no inocentes.

(1) Fridays with Artemisia at Casa Buonarroti | The Florentine

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

Cuando calla Pablo Milanés, calla la vida

Propongo compartir lo que es mi empeño
Y el empeño de muchos que se afanan
Propongo, en fin, tu entrega apasionada
Cual si fuera a cumplir mi último sueño

Pablo Milanés, Proposiciones

Sevilla, 22/XI/2022

Hoy, al igual que Bartleby, el escribiente, preferiría no haber tenido que escribir estas palabras de despedida de Pablo Milanés, que ha fallecido en un hospital de Madrid a consecuencia de una enfermedad que le tenía atenazado hace ya unos años. Me conmueve y conturba su ausencia, porque cuando muere un cantor calla la vida y la palabra, como aprendí de la letra de “Si se calla el cantor”, de Horacio Guarany (1972) e inmortalizada por Mercedes Sosa en mi banda sonora personal: Si se calla el cantor calla la vida / Porque la vida, la vida misma es todo un canto. / Si se calla el cantor, muere de espanto / La esperanza, la luz y la alegría. Pablo ha significado mucho en mi vida, desde la juventud hasta hoy, recordando la última vez que lo escuché en directo en un concierto, aquí en Sevilla, en febrero de 2019. En aquella ocasión escribí unas líneas en este cuaderno digital, porque al comprar las entradas aparecía en ellas la siguiente frase: “descripción producto: Pablo Milanés”, todo un símbolo del poder del mercado y de sus mercancías, incluso la cultura. La sociedad de mercado controla bien estos “productos”, llámense como se llamen. Pero no es lo mismo comprar cosas que presencias en conciertos de una persona, como Pablo, cuyo valor simbólico es muy alto por su trayectoria “militante”, personal y artística.

Cuando he conocido la ausencia de Pablo Milanés, prefiero quedarme con sus palabras y su música, más allá de los productos en los que los convierte el mercado, incluido él. Canciones suyas emblemáticas y revolucionarias del alma, como Solo te pido, Proposiciones o Yolanda, me entregan (todavía hoy) más de lo que a veces he pagado por tenerlas, porque me han transmitido siempre una constante de la militancia de las personas dignas: conocimiento y libertad para vivir, es decir, respuestas ante las grandes preguntas de la vida. Puedo asegurar que Pablo nunca fue un producto. Solo hacía “proposiciones” con sus canciones para vivir de forma diferente a cómo nos impone hacerlo la sociedad de consumo: Propongo compartir lo que es mi empeño / Y el empeño de muchos que se afanan / Propongo, en fin, tu entrega apasionada / Cual si fuera a cumplir mi último sueño. Gracias, Pablo. Hoy, se quedan solos los humildes gorriones de los diarios, los obreros del puerto se persignan y nos preguntamos ¿quién habrá de luchar por su salario?, como decía en su canción Horacio Guarany. Por eso me apena, recordar con él y los dos a solas qué ha de ser de la vida si el que canta no levanta su voz en las tribunas por el que sufre, por el que no hay ninguna razón que lo condene a andar sin manta, porque si se calla el cantor muere la rosa. De qué sirve la rosa sin el canto. Debe el canto ser luz sobre los campos Iluminando siempre a los de abajo.

La canción que como homenaje póstumo he escogido hoy del inmenso repertorio de Pablo Milanés, Proposiciones, tiene un sentido especial porque necesitamos todos los días proposiciones que nos llenen el alma para vivir dignamente, fuera de toda duda, para ser felices, instalados en la utilidad de lo que muchos llaman vida inútil: soñar despiertos, amar con locura y ser dignos con la disponibilidad de los bienes naturales y públicos de los que cada uno disponga. Además, he recordado también que muchas intervenciones públicas mías en mi vida profesional las finalizaba con esta canción “propuesta”. Pablo Milanés, que me ha acompañado en muchas ocasiones en mi rincón de pensar, nos ofrece en ella unas palabras breves y buenas, porque no hacen falta ya muchas palabras para compartir este empeño de compartir ilusión por cambiar aquello que no nos hace felices, por mucho que el mercado se empeñe en convencernos de que la felicidad es tener y no ser. Seguir su canción al pie de la letra y contextualizándola en nuestras vidas, nos puede ayudar a estar atentos a disfrutar esta jornada triste por su ausencia, sin ir más lejos, inquietando el gusto de los demás a través de los sentidos, compartir mensajes que entusiasmen a los demás, sobre todo a los que están más cerca, lanzándonos por caminos y veredas anunciando que otro mundo es posible, porque la verdad llega siempre, de forma puntual y con sus cosas, haciendo nuestro el crisol de esta morada. Según la Real Academia Española, proponer es “manifestar con razones algo para conocimiento de alguien, o para inducirle a adoptarlo”, aunque el Diccionario de Autoridades da un sentido al lema «proponer» de especial relevancia: «representar o hacer presente con razones a uno alguna cosa, para que llegue a su noticia, o para inducirle a hacer lo que desea». Impecable propuesta cuando deseamos que el bien se haga difusivo de sí mismo para todos (bonum est difusivum sui).

Gracias de nuevo, Pablo. Sigo pensando, siguiendo tu consejo, que es muy importante cumplir el último sueño. Preferiría no haber escrito estas palabras, pero creo que hoy tenía que decir algo más valioso que el silencio

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

La Romanza de Salvador Bacarisse: música de fondo para un nuevo 20 de noviembre en libertad (IV)

Sevilla, 20/XI/2022

Si se callan…, el cantor, el compositor, el escritor, el soñador, el bloguero, el político digno, el artista o el ciudadano anónimo, no conformes con las injusticias que pasan en nuestro mundo cotidiano, se calla la vida y la palabra. Hoy es un día muy especial para nuestro país, que no olvido: el 47º aniversario del fallecimiento de Franco, el dictador de este país que heló el corazón, durante muchos años, de una de las dos Españas. Como conocí bien lo ocurrido, vuelvo a publicar de nuevo las palabras que escribí hace cuatro años en este cuaderno digital, como pequeño homenaje a la memoria democrática de hombres y mujeres de este país que entregaron su vida durante la dictadura por la ansiada libertad para todos. Para que no se olvide y para lo que sirva, compartiéndolo en el club digital de las personas dignas, libres y buenas, en el buen sentido de la palabra «buenas», como lo aprendí en mis años jóvenes de Antonio Machado, un hombre bueno y ejemplo de lo que significa hoy día la dignidad del exilio interior, que también existe.

La Romanza de Salvador Bacarisse: música de fondo para un 20 de noviembre en libertad

Una romanza es una composición de aire tierno y sencillo, un aria que solo quiere transmitir sentimientos. Estos días estoy experimentando una emoción especial tocando en fase de aprendizaje la Romanza de Salvador Bacarisse, el segundo movimiento de su preciosa obra Concertino en La menor. Mis profesoras de piano y violín han hecho los arreglos necesarios porque la versión original de 1952 es para guitarra y orquesta. Creo que les ha quedado preciosa.

Navegando por la memoria, entre lo que somos, tenemos y hemos perdido, he recordado al pintor Joe Brainard porque encontró una fórmula maravillosa para navegar por ella, los Me acuerdo…”. Así es y hoy me he acordado de la persona que ha colgado en Youtube el vídeo de la cabecera de este post, cuando decía que “Con este vídeo, hago un pequeño y humilde homenaje a Bacarisse y a los que fueron víctimas de sus propios días, sobre todo, a los que tras perder la guerra, por si fuera poco, tuvieron que marcharse. Murieron, perdieron y se marcharon, la gran mayoría lo hizo para siempre, y nunca han tenido el reconocimiento que también ellos merecen. Jamás olvidemos la historia, y aprendamos siempre de ella. Es por eso que, sin demonizar ni buscar culpables, sólo emito un reflejo más de esa época que, espero, al menos nos haya servido para aprender y no volver a cometer los mismos errores nunca más. Sé que este es un tema no superado en España y tenemos que buscar todos los medios para que así sea. Han pasado más de ochenta años y no veo que haya habido un perdón de verdad. Sólo tratando esta época sin rencores podremos avanzar como sociedad, y este país podrá ser algo mucho mejor. Hay que encontrar algún nexo de unión, porque, aunque siempre existan divergencias políticas, la herida de la Guerra Civil española nunca se cierra porque nunca nadie parece querer curarla, sobre todo los que tan malamente nos gobiernan hoy día”.

Cuando toco de forma incipiente la Romanza en sus dos versiones, para piano y violín, con fallos lógicos por mi parte en su ejecución y en este momento de aprendizaje, siento estas palabras como si fueran la letra de esta composición que representa el dolor de la España que ha tenido helado el corazón durante muchos años. No me importa repetir los compases una y otra vez porque es una forma de comprender mejor qué quiso transmitir el autor en ellos. Ya la recordé el año pasado en este cuaderno digital, cuando dediqué unas palabras especiales a Ataúlfo Argenta, gran amigo de Bacarisse: “Buscando esta verdad de Ataúlfo Argenta, he seguido de cerca a Fernando Argenta en mi vida nómada, escuchándolo siempre con enorme respeto en la radio del coche, en viajes siempre hacia alguna parte. El mismo que él tenía hacia su padre cuando nos presentaba el Concertino para guitarra y orquesta en La menor, de Salvador Bacarisse (sobre todo su Romanza), nada apreciado por el Régimen franquista por su deriva republicana y que dirigió en un concierto memorable en París el día de su estreno [15-X-1953, París (Théátre des Champs-Élysées), interpretado por Narciso Yepes (guitarra) y L’Orchestre National, en un concierto publico organizado por la Radio Televisión Francesa)], del que guardo un recuerdo entrañable en mi memoria de hipocampo, de secreto. Escuchen esta versión de la Romanza con la pasión de Ataúlfo Argenta en su dirección musical.

Recientemente, he localizado un tesoro musical: la obra compilada de Salvador Bacarisse en la Fundación Juan March, con un prólogo emocionante de su único hijo, Salvador Bacarisse Cuadrado: “Yo me fui a vivir a Inglaterra pero mis padres siguieron en París, en el pisito del 7 de la rue Cassette que ocuparon más de treinta años. Cuando murió mi madre en 1976, trece años después que mi padre, yo quité el piso de la rue Cassette, y me llevé a Escocia todos los papeles y libros de mi padre. Desde aquel día permanecieron a salvo, y yo creía olvidados, hasta la fecha memorable en que llamó a la puerta de mi casa Emilio Casares, quien venía a pedirme autógrafos y otros materiales para una exposición de «La música en la Generación del 27» que estaba organizando y que tuvo lugar en Granada en julio de 1986. Esa exposición y el magnífico catálogo que publicó el Ministerio de Cultura fue el primer reconocimiento de aquellos músicos olvidados durante el franquismo, entre los que figuraba mi padre. En Granada, durante la exposición y hablando con Rodolfo Halffter, que había venido de Méjico, y con otros, decidí hacer lo que en realidad ya sabía que tenía que hacer: mandar los manuscritos de Salvador Bacarisse a su tierra, a España. Por muy hijo de francés, emigrado a España, que fuera mi padre, nunca se sintió sino español. Vivió treinta años en París, desarraigado y triste lejos de su querido Madrid”. Me ha permitido conocer su obra a través de esta publicación extraordinaria, que está al alcance de quien desee conocer de cerca a este gran compositor olvidado durante la dictadura franquista. Ha sido un hallazgo que me permitirá conocer a fondo a Bacarisse, en su vida y en su obra. En la Fundación está el legado completo del compositor, llevado a cabo por su hijo en 1987, que incluía todas las partituras que obraban en su poder.

Cuando comienzo hoy mi ensayo de violín, he sentido la necesidad de compartir este sentimiento de respeto y agradecimiento a un autor muy desconocido en su país, pero que tuvo el reconocimiento mundial fuera de él alternando su labor de composición y de dirección de orquesta con el trabajo que desarrolló en el exilio en París, en la Radiodifusión-Televisión Francesa, como productor de programas en español para Hispanoamérica.

No lo olvido…, en un día próximo de infeliz memoria. Para lo que sirva, compartiéndolo en el club de las personas dignas y libres de este país.

Sevilla, 17/XI/2018

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

A %d blogueros les gusta esto: