
Sevilla, 5/III/2023
El mundo y la vida sólo tienen interés hacia adelante. Cuando era joven y pensaba las cosas de joven, descubrí a un pensador que ha sido un maestro de vida y al que he dedicado la quintaesencia de este blog, Pierre Teilhard de Chardin, fundamentalmente porque comprendí bien la ardua tarea de desentrañar el recorrido que va desde el alfa de la vida humana hasta su omega, como complementario. Así lo he descrito en artículos de este cuaderno digital que desarrollé en 2006 bajo el epígrafe de El punto omega, a través de doce entregas que definen bien mi posición teórica y práctica al respecto. El comienzo de aquél camino intelectual era un presagio de lo que desarrollé posteriormente y que invito a leer con la pasión que lo escribí en aquel momento: “Era la una y media de la madrugada. Fue un momento sobrecogedor, difícil de explicar. La última frase del libro “Origen y futuro del hombre”, de Josef Vital Kopp, era un homenaje a cuarenta años de permanencia en algún lugar oculto de mi cerebro, después de aquella primera lectura y análisis en 1966, de meses de estudio hasta que la Autoridad competente me recomendó que no investigara tanto sobre Teilhard de Chardin, porque era una persona que había muerto como había vivido: solo, equivocado de siglo, contraviniendo las teorías de la creación, reviviendo las teorías darwinistas en una nueva interpretación de raíces dudosas acerca de la creación y la evolución de las especies. Desde la portada, pasando por el índice y por mis propias anotaciones, pasaron imágenes y secuencias extraordinarias para un joven de dieciocho años que había descubierto que otro mundo era posible. Y he vuelto a leer página a página al autor que interpretando a Teilhard de Chardin me llevó de la mano (creo que también de la inteligencia) a descubrir una interpretación del mundo que se simboliza en la cabecera de este diario digital: el mundo sólo tiene interés hacia adelante (Tientsin, 1923, recogida en sus Lettres de voyage, 1923-1939)”.
Se cumplen cien años de aquella obra y de la publicación de aquella frase en la que el adverbio sólo ya llevaba tilde. Si lo recuerdo ahora es porque todos los días lo utilizo en este cuaderno digital y a pesar de la indicación de la Real Academia Española de la Lengua (RAE) en 2010, sobre la recomendación de no utilización de la misma, la he seguido poniendo con especial énfasis porque siempre consideré que era necesario enfatizar lo que quería decir: la única manera de que el mundo y la vida de cada persona progrese es mirar sólo hacia adelante. Entonces, la RAE dijo lo siguiente, en el Departamento de “Español al día”: “Sin embargo, ese empleo tradicional de la tilde en el adverbio solo y los pronombres demostrativosno cumple el requisito fundamental que justifica el uso de la tilde diacrítica, que es el de oponer palabras tónicas o acentuadas a palabras átonas o inacentuadas formalmente idénticas, ya que tanto solo como los demostrativos son siempre palabras tónicas en cualquiera de sus funciones. Por eso, a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en estas formas incluso en casos de ambigüedad. La recomendación general es, pues, la de no tildar nunca estas palabras. Las posibles ambigüedades pueden resolverse casi siempre por el propio contexto comunicativo (lingüístico o extralingüístico), en función del cual solo suele ser admisible una de las dos opciones interpretativas. Los casos reales en los que se produce una ambigüedad que el contexto comunicativo no es capaz de despejar son raros y rebuscados, y siempre pueden evitarse por otros medios, como el empleo de sinónimos (solamente o únicamente, en el caso del adverbio solo), una puntuación adecuada, la inclusión de algún elemento que impida el doble sentido o un cambio en el orden de palabras que fuerce una única interpretación”.
Ahora resulta que en la sesión plenaria del pasado 2 de marzo, esta institución que limpia, fija y da esplendor a la lengua española, acordó una nueva redacción que se publicará en el Diccionario Panhispánico de Dudas (DPD), que «no modifica la norma sino que la hace más clara», sólo un inciso, en la que se recogerá que ya no será obligatorio no poner la tilde si no existe ambigüedad y que será optativo ponerla en los textos y contextos donde la persona que escribe estime que existen riesgos de ambigüedad. En su momento no seguí la norma de 2010 y he mantenido a lo largo de estos años la tilde en el adverbio “sólo”, porque estimé que reforzaba la claridad conceptual de lo que deseaba expresar con rotundidad, que el mundo sólo tiene interés hacia adelante, tal y como lo expresó Teilhard de Chardin hace cien años. Al fin y al cabo, es lo que quiso expresar también Antonio Machado en unas excepcionales palabras, cuando lo importante es andar hacia adelante también, porque lo que queda atrás ya no existe, porque todo fluye y nada permanece: Caminante, son tus huellas / el camino y nada más; / caminante, no hay camino, / se hace camino al andar. / Al andar se hace el camino, / y al volver la vista atrás / se ve la senda que nunca / se ha de volver a pisar. / Caminante no hay camino / sino estelas en la mar. Lo importante es ir sólo hacia adelante, frecuentando el futuro, haciendo camino al andar.
Este cuaderno digital que está hojeando en este momento de lectura, deja constancia de mi recorrido vital y virtual que he recorrido sólo hacia adelante, transmitido también mediante palabras a la Noosfera, la piel digital pensante que descubrí en mi juventud a través de Pierre Teilhard de Chardin. Esa fue la razón de elegir el título de este blog, el mundo sólo tiene interés hacia adelante, junto con un canto al fenómeno de la soledad sonora y creadora ante la página o pantalla en blanco, tan queridas por el arte de empezar y el arte de acabar preconizados por Ítalo Calvino. Tampoco olvido que en este camino, sólo hacia adelante, también hice un contrato social con Jose Saramago en aquél 10 de diciembre de 2005, cuando acompañado por mi hijo Marcos elegí el dominio que me abría el cuaderno digital al universo entero. Fundamentalmente, porque no quería que fuera inocente, como no lo es ideología alguna de este mundo en danza perpetua, deseoso de seguir buscando islas desconocidas, una vez tomada la decisión de acudir solamente a las puertas de las decisiones, no a las de regalos o a las de peticiones, que me permitieran como al protagonista de su cuento de la isla desconocida, descubrir junto a la sencillez de una mujer de la limpieza qué significado tiene salir de nosotros mismos para encontrarnos. Sólo…, para vivir dignamente.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.
UCRANIA, ¡Paz y Libertad!
Debe estar conectado para enviar un comentario.