Érase una vez una librería bella

MICRORRELATO

Guido Orefice, el gran protagonista de La vida es bella, tenía tres grandes proyectos en su vida: distinguir el norte del sur, leer a Schopenhauer por su canto a la voluntad como motor de la vida y abrir una librería. De todo hizo un arte para vivir, para enseñar a leer las señales de la vida, porque hablar es solo cosa de personas. Leer, igual de bello. Es una maravilla constatar que estamos preparados desde la preconcepción y a través del cerebro, para leer, cuando todo está conjuntado para comenzar a unir letras y grabarlas con unas determinadas formas en el cerebro. Agregando, además, sentimientos y emociones en relación con lo que nuestro cerebro lee.

He conocido una historia preciosa que ha sucedido en una librería de Sevilla, La casa tomada, porque una vez una persona tuvo el sueño de Guido Orefice: abrir una librería: “Un microrrelato de Mª José Barrios copiado a mano por Marta González para colocar en nuestra puerta, que seguro que hemos compartido por aquí más de una vez. Una foto improvisada de nuestro amigo Juan Antonio Hidalgo que desde hace una semana nos encontramos por todos lados, con miles de comentarios, “me gusta”, retuiteos y compartidos en redes sociales… y hoy nos topamos con esta noticia. No es la primera vez que el cuento se comparte en Internet, si bien es cierto que en esta ocasión ha tenido una repercusión sin igual. La única nota amarga, que no llega a empañar la alegría de las libreras, es que en la mayoría de los casos no se cita el nombre de la librería ni de la autora del microrrelato. Tampoco el cartel lo incluye, ya que su intención nunca fue la de llegar tan lejos, sino tan solo la de provocar la sonrisa de los clientes”.

María José Barrios nos ha traído una reflexión, abriendo una librería, con nombre y apellidos, al mundo de la Noosfera. Ha cumplido el mejor sueño con una microhistoria del Sur, que también existe, muy bella. Desde La casa tomada… por Internet.

Sevilla, 23/IX/2015

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