Sevilla, 3/II/2020
El italiano, idioma que admiro en el sentido aristotélico del término, recoge una palabra en su diccionario, pentimento, que necesita varias para traducirlo al español de la RAE como segunda acepción de arrepentimiento, que recoge de la mejor forma posible el sentido pictórico del término: “enmienda o corrección que se advierte en la composición y dibujo de los cuadros y pinturas”. Creo que en la historia de la pintura, el pentimento va más allá, porque introduce no solo cambios sino, a veces, transformaciones parciales o completas de lo que el autor deseaba pintar y expresar a través de los pinceles, gubia o escritura en el lienzo en blanco.
Leí hace ya muchos años un artículo de Marina Rodríguez Serrano en el que decía algo mágico sobre un pentimento revelador: “Veo a Giovanna Tornabuoni, la dulce y recta Giovannina, a la que Ghirlandaio modificó su perfil, disminuyó pecho y eliminó perlas. El Museo Thyssen Bornemisza me la muestra, a la otra Giovanna. No me contengo al darle al click e irradiarla para comparar las imágenes tomadas bajo los Infrarrojos, Ultravioletas o Rayos X, sobrepasando, seguro, las dosis por año que puede soportar esa criatura. ¿Acaso no era diferente esa otra Giovanna subyacente, más voluptuosa, vanidosa, desenfadada? Sí, menos áurea. ¿Y no expira en vez de contenerse?”.
Traigo a colación este término tan expresivo en una sola palabra, porque el arrepentimiento, en su acepción no pictórica y dicho de una persona (en la primera acepción de la RAE), lo entendemos como “sentir pesar por haber hecho o haber dejado de hacer algo”. A diferencia de lo que ocurre en el arte en general, en las personas no es posible radiografiar lo que hicimos o dejamos de hacer en algún momento, para que algún día lo sepan los demás, porque además no nos podemos bañar dos veces en el mismo río, aunque la memoria de hipocampo almacene en el cerebro todo lo que nos ocurre en la vida y, además, no se destruya.
Ghirlandaio, sirva como ejemplo claro, lo dejó allí para la posteridad. Queda en el aire la gran pregunta de por qué lo hizo, por qué introdujo cambios. Más o menos como nos pasa a nosotros cuando sentimos pesar por haber hecho o haber dejado de hacer algo importante en nuestras vidas. Podemos imaginarlo al leer el texto que figura en el cuadro: “ARS VTINAM MORES / ANIMVMQVE EFFINGERE / POSSES PVLCHRIOR IN TER / RIS NVLLA TABELLA FORET”: “¡Ojalá pudiera el arte reproducir el carácter y el espíritu! En toda la tierra no se encontraría un cuadro más hermoso”. Esta frase [..] es una variación del final de un epigrama del poeta Marcial que alude, en primer lugar, a las virtudes de Giovanna durante su vida, que apenas pueden plasmarse en imágenes y, en segundo lugar, exalta el arte de la pintura, algo así como “mirad de lo que es capaz la pintura” (1).
Quizá tenga que ver algo el pentimento con el perdón, porque perdonar es comprender y a veces comprendemos tanto que no hay nada que perdonar o… de lo que arrepentirnos. En eso consiste la belleza de vivir con dignidad, conocimiento y libertad. Pentimento, en estado puro.
(1) https://depasoarte.blogspot.com/2010/08/ghirlandaio-y-el-renacimiento-en.html
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja para ninguna empresa u organización religiosa, política, gubernamental o no gubernamental, que pueda beneficiarse de este artículo, no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de jubilado.
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