Cateura recicla para la dignidad

El mundo nos envía basura, nosotros le devolvemos música

Favio Chávez, Director de la Orquesta de Cateura (Paraguay)

Ha sido una experiencia extraordinaria. Hoy he asistido al concierto de la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura, dirigida por Favio Chávez, formada por niños, niñas, adolescentes y jóvenes de escasos recursos que viven en la comunidad del Bañado Sur ubicada alrededor del vertedero Cateura en Asunción (Paraguay). Su seña de identidad es la interpretación de obras musicales con instrumentos reciclados elaborados a partir de basura rescatada del vertedero: “Los instrumentos de la Orquesta imitan violines, violas, cellos, contrabajos, guitarras, flautas, saxofones, trompetas e instrumentos de percusión. Entre su repertorio ejecutan música clásica, música folklórica, música paraguaya, música latinoamericana, música de los Beatles, de Frank Sinatra, música de películas, metal sinfónico entre otros. La Orquesta tiene por objetivo desarrollar un proceso de formación dirigida a niños y jóvenes que viven en condiciones precarias y en estado de vulnerabilidad, a través de la música como elemento motivador y de promoción para los niños y jóvenes de modo que estos vivan experiencias que les ayuden a aprender, a permanecer en la escuela, desarrollar su creatividad y a tener acceso a oportunidades para mejorar su futuro”.

El programa ha mostrado en todo su esplendor el aserto que inspiró la música barroca por excelencia, al convertirse en compañera de los momentos alegres y medicina o consuelo en los tiempos difíciles, porque un vertedero se transforma en una oportunidad para niñas y niños paraguayos que solo conocían hasta hace nada la pobreza y la miseria humana de Cateura. También ha sido hoy compañera en momentos de dignidad extrema del concierto, extraordinario en su fondo y forma en la ejecución del programa y cuando han compartido diversas interpretaciones con miembros de la Academia de Estudios Orquestales de la Fundación Barenboim-Said, con un gesto final digno de encomio, cuando dos hermanos y miembros de la citada orquesta han regalado sus instrumentos iniciáticos, una flauta y una trompeta, a sus compañeros de Cateura.

VIOLIN CATEURA

Lo manifesté al iniciar este año una serie en este blog, Cuaderno en clave, dedicada a la música interior del alma y su proyección en los dos instrumentos que estoy aprendiendo a tocar en la actualidad: “Admiro el simbolismo de la música. Cada día descubro un mundo nuevo al aproximarme al teclado del piano o al arco y mástil del violín, para conocer mejor su alma. Es una experiencia única que me regala la vida y en la que estoy inmerso por los sentimientos y emociones que me ofrece. He descubierto la riqueza sonora del clave, el instrumento tan querido por Bach y Mozart en sus años de éxito sonoro, asimilando a diario algo que ha perdurado a través de los siglos: Musica laetitiae comes, medicina dolorum, es decir, la música es compañera en la alegría y medicina para el dolor. En esta clave escribiré día a día, cuando sienta la necesidad de transmitirlo”.

Esta noche he reciclado la conciencia de ser y estar en el mundo, aunque vivo en el vertedero mundial de las mercancías. Lo agradezco a estas niñas y niños de Cateura que me han traído el mejor regalo de una navidad con alma, lejos del mercado que la convierte sistemáticamente en una multinacional de consumo y de mercancías que intenta olvidar por unos días y con esta experiencia concreta, lo que se cantaba en un villancico de mi niñez en esta época del año, sin darnos cuenta de lo que decíamos a los cuatro vientos de una Cateura simbólica, imaginaria y multisecular: “en esta tierra nunca ha habido caridad, ni nunca la ha habido, ni nunca la habrá”. Aunque en este vertedero de Asunción, en Paraguay, hoy existe algo más que caridad: dignidad a través de la música del alma.

Sevilla, 30/XII/2015

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