Realismo de España

REALISTAS DE MADRID

Ayer se inauguró en el Museo Thyssen una exposición sobre “Realistas de Madrid”. Es una manifestación artística que valoro mucho, sobre todo en la obra extraordinaria de Antonio López, sobre el que he escrito en diversas ocasiones en este blog. Es fantástico contemplar sus pinturas en las que es difícil distinguir entre realidad fotográfica o pictórica, por su precisión absoluta. El tiempo deja de huir en algunos cuadros, sobre todo en los que precisa la hora exacta en que fueron pintados.

Esta realidad artística me ha recordado otra realidad de España, la política, actualmente en candelero y de consecuencias insospechadas. También he traído a la memoria el realismo político del siglo pasado tan cercano siempre a las dictaduras, aunque sean del proletariado y que algunos, sin nombrarlo, quizá añoran tanto a la derecha como la izquierda, arriba o abajo. Es inimaginable lo que tuvieron que hacer compositores tan extraordinarios como Dmitri Shostakóvich, Serguéi Prokófiev y Aram Jachaturián, cuando el régimen realista soviético censuraba sus obras por no ajustarse a los patrones rígidos del Realismo Socialista. A pesar de ello, vuelvo a escuchar siempre “La danza del sable”, de Jachaturián y aprecio cómo los caballos galopan para demostrar qué es lo que ocurre en las estepas armenias, su realidad social interpretada a través del arte…, aunque solo sea para contentar al poder establecido. O lo que escribía Alberti:

Las tierras, las tierras, las tierras de España,
las grandes, las solas, desiertas llanuras.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo,
al sol y a la luna.

¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!

Aun así, coincido con lo expresado por George Lukács en su precioso libro sobre “El asalto a la razón”, en el sentido de que no existen ideologías inocentes, ni realismos tampoco.

Todo esto venía a cuento de la situación política actual en España, porque es necesario y urgente aplicar el principio de realidad en la interpretación final de lo que han manifestado los votantes en las elecciones de 20 de diciembre. Hay que aplicar el realismo político tal y como está sucediendo, obligando a pintar las cosas como son y no solo como algunos las interpretan. Si se ha elegido pluralismo, aceptemos esta realidad. ¿Por qué se empeñan en llamar necesidad imperiosa de gobierno firme a lo que todo el mundo llama, a través de sus votos, gobierno de cambio y progreso? ¿Es tan difícil pintar o poner música a esta realidad?

Hace falta realismo en Madrid, sede en estos momentos de las decisiones transcendentales para que se conforme el próximo Gobierno de España. Quizá la exposición del Thyssen ayude a comprender que puede nacer un nuevo realismo político a gusto de muchos, no de unos pocos. Ya lo dije anteriormente: no existen ideologías inocentes, pero determinados realismos políticos tampoco. ¡Cuidado!

Sevilla, 10/II/2016

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