Las Ítacas son también para el verano

ROZYTE MARIANO POZO

Mariano Pozo, Rozyte

Ten siempre a Ítaca en tu mente. Llegar allí es tu destino. Mas no apresures nunca el viaje. Mejor que dure muchos años y atracar, viejo ya, en la isla, enriquecido de cuanto ganaste en el camino sin aguantar a que Ítaca te enriquezca.

Ítaca te brindó tan hermoso viaje. Sin ella no habrías emprendido el camino. Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado. Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia, entenderás ya qué significan las Ítacas.

Konstantinos Kavafis, Ítaca

El verano es una estación que invita a viajar o a imaginar sueños, que es otra forma de hacer viajes de interior (del alma). Ayer tuve la oportunidad de rememorar viajes hacia alguna parte, Ítacas de mi vida, visitando dos exposiciones en Antequera, muy relacionadas hoy entre sí. Me refiero a una exposición itinerante del fotógrafo malagueño, Mariano Pozo, con un título muy sugerente: Capítulos vividos, colgada en el patio principal de la Biblioteca Municipal, una colección de imágenes que conforman una forma de entender su Ítaca particular. Me emocionó una sobre todas: la de Rozyte, una actriz lituana que enloqueció al morir su marido, también actor y que deambula por las calles de Vilnius hacia ninguna parte en un viaje a su interior tan particular. Para no olvidarla.

LA LLEGADA TORAL

Cristóbal Toral, La llegada, 1989

La segunda experiencia fue en la visita que tenía comprometida en este viaje con Cristóbal Toral, en su tercera planta del Museo de la Ciudad. Una vez más estuvimos a solas, recordando con interpretación laica un poema de Alberti escrito en su Ítaca romana que recuerdo habitualmente, Entro Señor en tus iglesias [siempre vacías], cambiando lo que haya que cambiar al poder decir también hoy “entro Cristóbal en tus salas, siempre vacías…”. Me detuve en esta ocasión en una obra, La llegada, en la que aparece su sempiterna mujer sola, entrando en una habitación llena de vacío. No tiene nombre, pero me sugirió, una vez más, el drama de tantas mujeres que sufren a solas la incomprensión de un mundo diseñado a veces por el enemigo. Para no olvidarlas.

EL VENDEDOR DE GLOBOS

Mariano Pozo, El vendedor de globos

Salí de aquella sala solitaria y recordé otra imagen de Mariano Pozo en la exposición, que me devolvió la esperanza de continuar el viaje hacia las Ítacas de mi vida. Era la de un vendedor de globos, en la Semana Santa de Málaga, que corre por las calles de la ciudad rodeado de la magia suficiente como para alegrar la vida de niñas y niños en Andalucía, en la edad en la que inician sus viajes a sus Ítacas tan diminutas, en momentos en que sería más importante recordarles al Jesús de la mar que al del madero, haciendo caso siempre a Machado, que hizo un camino impecable de dignidad hacia su Ítaca tan particular. Para no olvidarlo.

Sevilla, 4/VII/2018

 

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