20º aniversario de la fundación Bill y Melinda Gates: un cumpleaños de dignidad digital

FUNDACION BILL&MELINDA GATES

Los datos son inequívocos: independientemente del lugar en que uno nazca, la vida será más difícil si naces niña

Melinda Gates

Sevilla, 12/II/2020

«La vida que vais a compartir juntos, será, al fin y al cabo, el veredicto en cuanto a vuestro reconocimiento de las obligaciones extraordinarias que acompañan a recursos extraordinarios”. Esta frase, recogida por Melinda Gates al finalizar la carta anual conjunta en 2020, cuando se celebra el 20º aniversario de la creación de la Fundación Bill y Melissa Gates, pronunciada por la madre de Bill Gates en el día de su boda, resume a la perfección el compromiso que el matrimonio Gates adquirió con el proyecto de su Fundación.

La carta es muy extensa y es, a modo de memoria de lo hecho en estos veinte años, una historia de éxitos y fracasos en la que siempre han tenido claro el mensaje de la madre de Bill: ser especialmente sensibles y hacer llegar a los que menos tienen, al mundo olvidado en general, a los que más sufren, las soluciones a problemas reales y a modo de obligaciones extraordinarias por disponer de recursos extraordinarios. Filantropía sin secretos o recovecos, en estado puro.

Recomiendo la lectura atenta de su larga carta. Hay expresiones que me han hecho pensar en la necesaria filantropía, cada persona ajustada a su nivel de recursos. Destaco las siguientes: “[…] Sabemos que la filantropía nunca puede —y nunca debería— sustituir a los gobiernos o al sector privado. Sin embargo, creemos firmemente que tiene un rol único a la hora de impulsar el progreso; […] el objetivo no es solo un progreso incremental. Es poner toda la potencia de nuestros esfuerzos y recursos en grandes apuestas que, si tienen éxito, salvarán y mejorarán vidas”, […] Los riesgos que asumimos son diferentes de los que los verdaderos héroes del progreso global asumen constantemente: los trabajadores de la salud que van a las zonas de guerra para vacunar a los niños que lo necesitan, los maestros que se inscriben para trabajar en las escuelas más complicadas, las mujeres en los lugares más pobres del mundo que se oponen a las normas y tradiciones culturales diseñadas para mantenerlas atrapadas… Lo que hacen requiere sacrificios personales que nosotros nunca tuvimos que hacer y tratamos de honrarlos apoyando las innovaciones que algún día podrían facilitarles la vida […]”.

La fundación ha invertido un total de 53.000 millones de dólares en estos veinte años. Abordan a lo largo de la carta los principales trabajos desarrollados en cuatro áreas prioritarias: salud, educación, cambio climático y género. Hay que leer con detalle todo lo expuesto en su carta y quizá comprendamos mejor cómo la inmensa fortuna generada por Microsoft a lo largo de su historia ha revertido en grandes beneficios para la humanidad en acciones muy concretas que detallan en su escrito.

He recordado al finalizar la lectura de esta carta esperanzadora una frase de Negroponte que leí hace ya muchos años y que me llevó de la mano a estudiar y dirigir estrategias digitales en la Administración Pública de Andalucía, con visión de estrategias de Estado para hacer la vida más amable a todas las personas, salvando siempre el principio constitucional del interés general digital de la ciudadanía: “Los bits no se comen; en este sentido no pueden calmar el hambre. Los ordenadores tampoco son entes morales; no pueden resolver temas complejos como el derecho a la vida o a la muerte. Sin embargo, ser digital nos proporciona motivos para ser optimistas. Como ocurre con las fuerzas de la naturaleza, no podemos negar o interrumpir la era digital. Posee cuatro cualidades muy poderosas que la harán triunfar: es descentralizadora, globalizadora, armonizadora y permisiva” (1).

He vuelto a mi rincón de pensar, en silencio. Y ha brotado en mi alma de secreto una estrofa de Antonio Machado que nunca olvido: Converso con el hombre que siempre va conmigo / quien habla solo espera hablar a Dios un día; / mi soliloquio es plática con ese buen amigo / que me enseñó el secreto de la filantropía.

(1) Negroponte, N. El mundo digital. Barcelona: Ediciones B, 1995, p. 270.

NOTA: la imagen se ha recuperado hoy de https://www.gatesnotes.com/2020-Annual-Letter?WT.mc_id=20200129100000_AL2020_GFG-ORG_&WT.tsrc=GFGORG

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja para ninguna empresa u organización religiosa, política, gubernamental o no gubernamental, que pueda beneficiarse de este artículo, no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de jubilado.