Predilección y medallas alternativas en Andalucía

Sevilla, 26/II/2020

Se acaba de publicar la relación de hijos predilectos y de personas a las que se les ha concedido la medalla de Andalucía 2020. Vaya por delante que cada vez que ocurre esta acción pública soy consciente de que no están todos los que son ni son todos los que están, causando estupor, a veces, cómo se han elegido determinadas personas y personajes para tal reconocimiento. Obras son amores y no solo buenas razones. Tengo que reconocer que este año me cuesta aceptar que la Comunidad tenga predilección, entendida como “cariño especial con que se distingue a alguien o algo entre otros” según la RAE, respecto de determinadas personas premiadas en esta ceremonia institucional.

Dicho lo anterior, a modo de declaración de principios, creo que habría que crear un medallero alternativo y un listado de hijas e hijos predilectos de Andalucía, también alternativo, que ocuparían en primer lugar los miles de personas anónimas que trabajan todos los días para y por Andalucía y no los identificamos en los medios de comunicación, porque hacen una labor sorda y eficaz en pro de las personas más débiles y que menos tienen en esta sacrosanta tierra que, por cierto, son cientos de miles de personas. También, para reconocer a los trabajadores y trabajadoras de los servicios públicos que velan diariamente por la mejor atención para todos, en un anonimato que merece nuestro respeto y atención, nuestra predilección o «cariño especial» según la RAE.

Recuerdo ahora los últimos estudios sobre la realidad social en Andalucía de los que he ofrecido datos objetivos en este cuaderno digital. Empezando por los niños y niñas andaluces que en número aproximado de casi cuatrocientos mil son pobres según lo expresaba un informe reciente de la OCDE: “Según la OCDE un niño o niña que nazca hoy en una familia pobre en España va a necesitar cuatro generaciones, el equivalente a 120 años, para alcanzar el nivel de renta medio de la sociedad en la que vive. Esta es, ciertamente, una situación profundamente injusta para los más de dos millones de niños y niñas en España que viven en hogares pobres, así como para sus padres y madres, que movilizan todos sus recursos para evitar esta herencia y dar a sus hijos las mejores oportunidades, y se enfrentan a las grandes dificultades que tiene criar a un niño en un país que no invierte lo suficiente en familia y en infancia” (1).

Ante esta situación, muy representativa de que esta Comunidad no está para muchas medallas en el momento actual, con un paro que asola a centenares de miles de familias, propongo que en un hipotético medallero y relación de hijos e hijas predilectos de Andalucía, virtuales, figuraran al menos por una vez los centenares de miles de padres, madres, abuelos, parientes próximos y lejanos, amigos y organizaciones no gubernamentales, entre otros actores solidarios, que hacen la vida un poco más amable a estos niños, niñas y familias andaluzas que no tienen lo imprescindible para vivir cada día dignamente y viven en la pobreza más absoluta.

Como no pretendo amargar la fiesta a nadie, pongo también un ejemplo, solo un ejemplo, revelador de cómo tratamos a veces a nuestros paisanos andaluces a través de la cultura, en concreto en su expresión musical. He presentado en este blog en varias ocasiones a un oboísta de fama mundial, Lucas Macías Navarro, nacido en Valverde del Camino (Huelva), que no acaba de ser reconocido como merece en nuestra Comunidad (no hablo de medallas, por supuesto, sino de más «presencia» en el pleno sentido de la palabra). Pasea nuestro país por el mundo entero a través de conciertos en los que se le reconoce su enorme valía, habiendo obtenido premios de un alcance extraordinario a nivel mundial. Es un ejemplo, nada más, pero traduce un problema en el reconocimiento de Andalucía a sus paisanos, en vida, que ya lo dejó claro Luis Cernuda cuando se dirigía con cierto dolor íntimo desde el exilio a sus paisanos sevillanos, andaluces en definitiva, con estas palabras: “Más el trabajo humano, con amor hecho, merece el reconocimiento de los otros”.

Esta es la razón por la que incorporo a partir de hoy en la cabecera del blog y para quien lo quiera escuchar y llenarse de un espíritu diferente de predilecciones y medallas honoríficas, una interpretación preciosa de Lucas Macías, de una obra de J.S. Bach, Concierto para oboe en La mayor (BWV 1055R), con el sonido mágico de su oboe d´amore. Mi reconocimiento virtual y predilección ya los tiene desde hace muchos años.

De eso de trata al final, que reflexionemos por qué y cómo se otorgan reconocimientos de predilecciones y medallas con motivo del 40º aniversario de la celebración del referéndum sobre la iniciativa del proceso autonómico de Andalucía del año 1980 que dio autonomía plena a la comunidad andaluza. Ese día, 28 de febrero de 1980, tampoco estuvieron determinados partidos políticos a la altura de lo que se decidía en un día tan trascendental para Andalucía. No olvido ese día tan especial, ni sus circunstancias.

 

NOTA: la imagen de la cabecera se ha recuperado del informe Familias en riesgo, un análisis de la situación de pobreza en los hogares con hijos e hijas en España, publicado recientemente por la ONG Save the Children.

(1) OECD (2018), A Broken Social Elevator? How to Promote Social Mobility (Spain), OECD Publishing, Paris, http://www.oecd.org/spain/social-mobililty-2018-ESP-EN.pdf

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja para ninguna empresa u organización religiosa, política, gubernamental o no gubernamental, que pueda beneficiarse de este artículo, no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de jubilado.

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