El teletrabajo en España y la UE antes del COVID-19
Sevilla, 3/VII/2020
Es importante conocer a fondo la realidad social de la implantación del teletrabajo en nuestro país a través de fuentes fiables. He acudido a la fuente estadística oficial del país el Instituto Nacional de Estadística, donde se puede analizar entre numerosos documentos el que han elaborado didácticamente en relación con el teletrabajo en España, El teletrabajo en España y la UE antes del COVID-19: «Con motivo de la crisis provocada por la pandemia del COVID-19 y la declaración del estado de alarma, muchas empresas y trabajadores han cambiado de forma súbita las condiciones en las que desarrollan su trabajo. Entre estos ocupan un lugar destacado aquéllos que ahora desempeñan sus funciones desde sus hogares en lo que comúnmente se conoce como trabajo a distancia. Si bien no se dispone actualmente de información sobre la población en esta circunstancia, se ofrecen aquí datos que pueden dar a entender la magnitud del cambio. Los datos más recientes sobre este fenómeno provienen de las variables de la submuestra de la Encuesta de Población Activa, 2019. Fuente: Eurostat, Encuesta de población activa. EPA, Encuesta sobre el equipamiento y uso de TIC en los hogares y Encuesta sobre el uso de TIC y comercio electrónico en las empresas)».
Las afirmaciones sintéticas del documento son relevantes ante la situación actual:
- Según la Encuesta de Población Activa, en 2019 continúa la moderada tendencia al alza de las personas que trabajan desde casa. Tanto de las que lo hacen normalmente (o más de la mitad de los días) que ha pasado del 4,3% al 4,8%, como la de las que lo hicieron ocasionalmente, que ha aumentado del 3,2% al 3,5%.
- La proporción de ocupados que trabajan normalmente desde casa es más alta en Principado de Asturias (6,6%), Illes Balears (5,8%) y Galicia (5,5%). Y más baja en Región de Murcia (4,0%), Comunidad Foral de Navarra (3,9%) y La Rioja (3,6%).
- Como trabajo ocasional desde casa, el dato es mayor en la ciudad autónoma de Ceuta (6,6%), Illes Balears (5,0%) y Aragón (4,9%). Y menor, en Cantabria (2,5%), La Rioja (2,4%) y Canarias (2,2%).
- Aunque el porcentaje de ocupados que trabajan desde casa es mayor que el de ocupadas (4,9% frente a 4,7%, como trabajo habitual, y 4,0% frente a 2,9%, como trabajo ocasional), en algunas regiones el porcentaje de mujeres supera al de hombres. Concretamente, en Principado de Asturias, las que trabajan desde casa más de la mitad de los días son el 7,1% del total. Y en la ciudad autónoma de Ceuta, las que lo hacen ocasionalmente son el 8,0%.
- El porcentaje de ocupados que normalmente realizan trabajo desde el domicilio en la Unión Europea es más alto que en España en numerosos países. Destacan en este aspecto Países Bajos (14,0%), Finlandia (13,3%) y Luxemburgo (11,0%). Entre los trabajadores por cuenta propia, estos representan el 46,4% total en Finlandia, el 44,5% en Países Bajos y el 43,6% en Austria. Todos ellos porcentajes muy superiores al de España, que apenas supera el 15%.
- En casi todos los países, hay más mujeres que hombres que trabajan normalmente desde casa. En la Eurozona, el porcentaje es del 6,1% de mujeres frente al 5,5% de hombres.
- Una tendencia común que se observa en todos los países es el incremento del porcentaje de empleados conforme aumenta la edad. En el caso de España, entre los 15 y 24 años, los que trabajan desde casa representan solo un 1,8% del total; entre los 25 y 54, la cifra sube al 7,7%; y entre los de 55 años o más se sitúa en el 8,4%.
- Atendiendo al tipo de hogar, los hogares formados por algún adulto viviendo en pareja con hijos registran el porcentaje más alto de trabajadores desde casa (9,3%), seguidos de los formados por un adulto con hijos (8,5%), los de parejas sin hijos (8,3%) y un adulto sin hijos (8,1%). La pauta es similar entre los tipos de hogar dentro de la eurozona, aunque siempre con valores más altos. En media, casi el doble de hogares que en España tienen algún ocupado que trabaja desde casa.
Finaliza este breve análisis con datos referidos a empresas que facilitan conexión móvil a internet a sus empleados y al uso de tecnología en los hogares, destacando en este último punto que «En España, el 80,9% de los hogares con al menos un miembro de 16 a 74 años dispone de algún tipo de ordenador (de sobremesa, portátil, tablet…) en 2019. Además, el 91,4% de los hogares tienen acceso a internet, frente al 86,4% del año anterior, y de estos, casi la totalidad (el 99,7%, 15 millones de hogares) disponen de acceso a internet por banda ancha (fibra óptica o red de cable, ADSL, telefonía móvil 3G o 4G…). Las viviendas que no disponen de Internet señalan como principales motivos de tal situación los siguientes: porque no necesitan internet (75,5%), por falta de conocimientos para usarlo (51,3%) y por los altos costes del equipo (28,0%)».
Recientemente, se ha publicado también una estadística de la evolución del teletrabajo en España por EPDATA-Europa Press, que recoge datos actualizados a 13 de abril de 2020, soportados por los datos que aporta oficialmente el Instituto Nacional de Estadística (INE), fuente fiable y que he podido verificar accediendo a su página web correspondiente. Son interesantes porque respeta una serie iniciada en 2006 y se pueden establecer análisis que aportan datos esclarecedores sobre una realidad, la del trabajo a distancia mediante teletrabajo, que se ha podido experimentar exponencialmente en muchos hogares durante el confinamiento decretado por el estado de alarma.
También he verificado los datos de un artículo reciente elaborado por el Banco de España, El teletrabajo en España, que «analiza el potencial de esta forma de trabajo en España, así como la capacidad de diferentes colectivos sociodemográficos para beneficiarse de ella. Según la Encuesta de Población Activa, el porcentaje de ocupados que, al menos ocasionalmente, trabajan desde su residencia ascendía al 8,3 % en 2019, lo que representa un crecimiento de 2,4 puntos porcentuales desde 2009. Por tipo de ocupación, el trabajo a distancia es más frecuente entre los autónomos, en las empresas pequeñas y entre las ocupaciones cualificadas. Por otra parte, todavía es una forma de trabajar poco utilizada en algunas ramas de actividad que podrían haberse visto favorecidas por los nuevos avances tecnológicos, como las manufacturas, la Administración Pública, el transporte y el almacenamiento, las actividades administrativas, el comercio y otros servicios». Recomiendo su lectura atenta y detallada porque utiliza una fuente casi exclusiva, el INE, en la cohorte de diez años, referidos concretamente al periodo 2009-2019. Sirva como muestra de su interés el siguiente gráfico sobre la evolución del teletrabajo en el periodo citado:
Destaco del trabajo realizado por EPDATA las cifras que ofrecen mayor valor social como hallazgos clave en esta nueva forma de prestar el trabajo a distancia. El estudio comienza con el análisis de la evolución del número de ocupados que teletrabajan de forma habitual u ocasional en España, donde se aprecia que “alrededor de un 8,3% de los ocupados en España realizan teletrabajo, ya sea de forma ocasional o más de la mitad de los días que trabajó, según los datos aportados por el INE. Esta cifra contrasta con la de 2006, cuando era el 5,2% de los trabajadores los que realizan este tipo de prácticas”. Tomando en consideración los catorce años transcurridos, se observa un incremento muy pobre en la implantación real y efectiva del teletrabajo, a pesar de la evolución de las TIC en el sector empresarial, lo que traduce un problema de ausencia de estrategia pública digital para llevar a cabo este tipo de implantación junto a otras de enorme interés público.
Tal y como se detalla en el informe, “En números absolutos, alrededor de 951.000 personas realizaron teletrabajo más de la mitad de los días que trabajó mientras que 688.700 lo hizo de forma ocasional, frente a los 19 millones de ocupados que registraba España en 2019”.
Se aborda a continuación un dato que me ha resultado sorprendente por razón de la edad de las personas analizadas: “Por edad, el grupo que más realiza teletrabajo es el de ocupados entre 55 y más años, con un 9,9% de los trabajadores de este colectivo. El que menos, los jóvenes de 16 a 24 años, con un 2,1% de los ocupados”. ¡Qué sorpresa, cuando todos esperábamos que la revolución digital la lideraran los jóvenes!, aunque tiene una razón clara y muy objetiva: el altísimo desempleo juvenil en el país. El informe del Banco de España destaca en este sentido que «Por tipo de trabajador, una vez que se tienen en cuenta las características de la actividad laboral, el trabajo no presencial es más habitual entre personas de entre 35 y 65 años y entre trabajadores con formación universitaria», es decir, vuelve a insistir en que, sorprendentemente, el teletrabajo no acaba de estar implantado suficientemente entre la población laboral más joven.
Complementa la información estadística anterior, los datos que facilita el informe del Banco de España, al profundizar sobre las características sociodemográficas del teletrabajo en España (1), con datos concretos sobre edad y sexo, entre otras que se pueden analizar con detalle consultando el documento:
El informe EPDATA trata a continuación de los ocupados con posibilidad de teletrabajar, destacando que «Un total de 4.405.320 personas disponen de la opción de teletrabajo en España, lo que supone únicamente el 22,3% del total de población ocupada, que en 2019 ascendió a 19.779.300 personas, si bien el porcentaje varía notablemente según las distintas ocupaciones, según un análisis realizado por Randstad».
En este caso, «Así, del total de profesionales que disponen de la opción de teletrabajo en España, el 49,8% corresponde a técnicos y profesionales científicos e intelectuales (2.194.300), seguidos a distancia de contables, administrativos y otros empleados de oficina, que suman el 20% del total de profesionales que pueden optar a esta modalidad de trabajo (890.930)».
Por último, recojo dos tratamientos parejos pero con matices, en referencia al teletrabajo según Comunidades Autónomas, con el decalaje cronológico de ambos estudios, más amplio el de EPDATA, aunque con más detalle el del Banco de España, que figura a continuación:
Según el estudio EPDATA, «Por comunidades autónomas, las que cuentan con mayor número de trabajadores con opción a teletrabajo y están por encima de la media nacional son la Comunidad de Madrid, con el 28% del total de trabajadores de toda España con opción a teletrabajar, seguida de Cataluña (25,1%), País Vasco (24,5%), Navarra (23%) y Asturias (22,4%)».
Como proyección estadística de gran interés general he analizado también los datos aportados por el informe del Banco de España en relación con la descripción de ocupados con teletrabajo y ocupados que podrían teletrabajar, por Comunidades Autónomas (2019):
Por considerarlo de sumo interés como propuesta, incluyo a continuación un gráfico del informe del Banco de España sobre «propuesta de empleos que podrían realizarse desde casa»:
Quizá sea el último gráfico a incluir en este post el que refleje bien lo que sería un antes y un después del teletrabajo si se implantara legalmente en España en todo los ámbitos posibles. Es importante señalar el papel que juega en esta proyección la Administración Pública:
Son breves pinceladas de aproximación objetiva a la situación actual del teletrabajo en España, donde se observa que llevamos bastante retraso en la implantación de las diversas modalidades de trabajo a distancia, con una ausencia clamorosa de legislación al respecto, más significativo aún si lo relacionamos con la situación actual del teletrabajo en Europa y en el Mundo en general. Lo que no olvido, más allá de nuestras fronteras, es el esfuerzo que el presidente Obama realizó desde 2010, coincidiendo con mi actividad profesional en aquél año en el ámbito digital, para implantar el teletrabajo en el sector federal de EE.UU., porque estaba convencido de que él era el primer teletrabajador del país, un Teletrabajador en Jefe, porque «trabajaba desde su casa». Quiso que «en la medida de lo posible todos los empleados del gobierno de Estados Unidos trabajaran desde casa. El ímpetu original fue el temor a que dejara de funcionar el gobierno debido a la pandemia de gripe aviar. Desde ese momento, actos de terrorismo, eventos causados por el clima inclemente y otras amenazas de pandemia han recordado repetidamente a los líderes del gobierno la necesidad del teletrabajo como piedra angular de su estrategia de continuidad de operaciones. Impulsó la promulgación de legislación federal sobre teletrabajo» (2). Desplazó la conversación relacionada con teletrabajo «más allá de la continuidad de operaciones, planteándola como estrategia para mejorar la conciliación entre la vida laboral y personal, atraer y retener talento, y medir el rendimiento del empleado por resultados más que por presencia. El resultado fue que en diciembre de 2010, ambas cámaras del Congreso, con apoyo de demócratas y republicanos, aprobaron la Ley de Promoción y Desarrollo del Teletrabajo (TEA) que fue sancionada como ley por el Presidente. Un ejemplo a seguir en el sector público.
NOTA: la imagen primera se ha recuperado del documento del INE, elaborado recientemente en relación con el teletrabajo en España: El teletrabajo en España y la UE antes del COVID-19.
(1) FUENTE: Instituto Nacional de Estadística (Encuesta de Población Activa, microdatos de la submuestra anual de 2019). NOTA: Para identificar el teletrabajo, se utiliza la pregunta «¿Trabajó en su domicilio en las cuatro últimas semanas? (posibilidad prevista en acuerdo de trabajo)». Las opciones de respuesta son las siguientes: «Más de la mitad de los días que trabajó», «Ocasionalmente» o «Ningún día».
(2) https://joseantoniocobena.files.wordpress.com/2020/06/trabajar-en-cualquier-momento-y-en-cualquier-lugar.pdf, p. 46.
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.
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