Sevilla, 16/XI/2020
Decía el abad Joseph Antoine Toussaint Dinouart (1716-1786), que “sólo se debe dejar de callar cuando se tiene algo que decir más valioso que el silencio” (Principio 1º, necesario para callar, en El arte de callar), aunque es una situación que me pre-ocupa [así, con guion] mucho, quizás porque si callamos en determinados momentos tan complejos como los que estamos viviendo ahora, bordeamos los silencios cómplices que tanto daño hacen a todos los que desde abajo necesitan luz, esperanza y alegría (entre los que me incluyo). También, Facundo Cabral afirmaba que cantante es el que puede cantar, mientras que cantor es el que debe cantar, dilema que aprendí como misión en la vida a través de un grupo inolvidable, Quilapayún, junto a uno de sus fundadores, Víctor Jara. Entre silencios cómplices o no y deudas cantoras anda a veces el dilema de la cultura en nuestras vidas, en su preciosa responsabilidad de enseñarnos el arte de soñar despiertos.
En este tiempo tan difícil e inhóspito de pandemia, la cultura y el arte de vivirla y sentirla a diario, son una cara amable, imprescindible y necesaria, para cantar permanentemente a la vida, porque nos da mucho a cambio del deber de entenderla, sabiendo que de este mundo casi todos sabemos poco, aunque “estamos aquí, obligatoriamente obligados a entenderlo” (así lo cantaban los cantores de Aguaviva, con letra del poeta malagueño Rafael Ballesteros, a los que no olvido). Cantar sentimientos envueltos en palabras y melodías, es una excelente misión para alegrar cada segundo de la vida de cada uno, cada una, dándole sentido. Basta ahora un ejemplo muy enriquecedor: la letra de “Si se calla el cantor”, de Horacio Guarany (1972) e inmortalizada por Mercedes Sosa en mi banda sonora personal, resuena en estos días de nuevo a modo de denuncia sobre la situación actual de olvido institucional de la cultura en su texto y contexto de la pandemia, a través de la música de Ciudad Jara, TéCanela, Rupatrupa, Amaral, Luis Pastor y Pedro Pastor, Los Locos Descalzos, Rayden, Marisa Valle Roso, ZOO, El Jose, María del Tango, Delaporte, Travis Birds, Nyeleti y Xiluva Tomás, Sara Socas y Antílopez en defensa del proyecto de “cultura segura”, que se expresa a través del vídeo que acompaña a estas palabras. También cuenta con la colaboración de Último Pasillo, ACCES, Promociones Sin Fronteras, La Noche En Vivo, Rodautors, Clubtura y La casa De La Mar.
Conviene repasar una y mil veces la letra de esta canción de Horacio Guarany, presentada en 1972 como banda sonora de la película del mismo nombre estrenada en 1973, porque sigue más presente que nunca en nuestras vidas cantoras:
Si se calla el cantor calla la vida
Porque la vida, la vida misma es todo un canto.
Si se calla el cantor, muere de espanto
La esperanza, la luz y la alegría.
Si se calla el cantor se quedan solos
Los humildes gorriones de los diarios.
Los obreros del puerto se persignan
Quién habrá de luchar por su salario.
Que ha de ser de la vida si el que canta
No levanta su voz en las tribunas
Por el que sufre, por el que no hay
Ninguna razón que lo condene a andar sin manta.
Si se calla el cantor muere la rosa
De qué sirve la rosa sin el canto.
Debe el canto ser luz sobre los campos
Iluminando siempre a los de abajo.
Que no calle el cantor porque el silencio
Cobarde apaña la maldad que oprime.
No saben los cantores de agachadas
No callarán jamás de frente al crimen.
Que se levanten todas las banderas
Cuando el cantor se plante con su grito
Que mil guitarras desangren en la noche
Una inmortal canción al infinito.
Si se calla el cantor calla la vida.
En el afán de hoy, me basta. Personalmente, creo que hoy tenía que decir algo más valioso que el silencio…
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.