No neguemos a 2021 lo que miramos con esperanza ahora

Ángel González

Tal como siempre, pues, pedid conmigo:
Más fe, mucha más fe.
Que en cierto modo,
creer con fuerza tal lo que no vimos
nos invita a negar lo que miramos.

Ángel González, en Alocución a las veintitrés

Sevilla, 31/XII/2020

En unos días de discursos inocuos de Reyes, Barones y Presidentes de Comunidades Autónomas, Ángel González nos ofrece una visión personal de la vida en una alocución de fin de año cargada de historia reciente en este país y en el mundo que nos rodea, salvando lo que haya que salvar. Lleva por título “Alocución a las veintitrés” (1). Hoy, cuando quedan muy pocas horas para que finalice un año complejo, para no olvidarlo, vuelvo a leerla detenidamente porque siempre calma mi ardiente paciencia y conmueve mi alma de secreto.

Lo decía el año pasado a estas alturas del calendario: estas palabras de Ángel González son un símbolo de lo que a veces no queremos ver aunque es evidente lo que está pasando, aplicando el principio de realidad de Freud cuando finaliza este año. Las preguntas serias son las que enuncia metafóricamente el poeta: ¿quién se dirige a quién? ¿quién, con poder suficiente, sean reyes, presidentes o ministros, se dirige así a sus subordinados con un discurso paradigmático de doble moral? ¿lo pronuncian solo los políticos o todas las personas que no quieren ver lo que miramos todos, solo por ejercer cierta prepotencia sobre los demás? ¿afecta solo a los de arriba o solo a los de abajo, a los de izquierdas o a los de derechas? ¿a todos?

Alocución es un discurso o razonamiento breve por lo común y dirigido por un superior a sus inferiores, secuaces o súbditos [sic, según la RAE]. Lo que sí tengo claro es que cuando cambie el año, suenen las campanadas y nos enfrentemos a las uvas, esta alocución va a ser un revulsivo a las veinticuatro horas para que aprendamos del valor de la libertad de la palabra que aún nos queda en tiempos difíciles de coronavirus y que, afortunadamente, no está a la venta en Amazon ni en los mercados porque, seamos sinceros, interesa escucharla solo a unos pocos. Porque nos ofrece, entre otras muchas cosas, tener fe en ella aunque la terca realidad nos complique a veces la vida. Porque ahí está, a pesar de que algunos ciudadanos perfectos sólo ven el mundo del nunca jamás en todo lo que les rodea, sin mezcla de esperanza alguna.

ALOCUCIÓN A LAS VEINTITRÉS

Ciudadanos perfectos a estas horas,
honorables cabezas de familia
que lleváis a los labios vuestra servilleta
antes de pronunciar las palabras rituales
en acción de gracias por la abundante cena:

vuestra responsabilidad de sólidos pilares
de la civilización y de Occidente,
del consumo de bicarbonato sódico
y del paternalismo hacia la servidumbre,
exige de vuestra parte
cierta ignorancia de hechos también ciertos,
un esfuerzo final en bien de todos,
la tozuda incomprensión de algunas realidades,
la fe más meritoria, en resumen,
que consiste en no creer en lo evidente.

Yo podría jurar que la tierra está fija
–ya lo juré otras veces–
y que el sol gira en torno a ella;
yo podría negar que la sangre circula
–lo seguiré negando, si hace falta–
por las venas del hombre; yo podría
quemar vivo a quien diga lo contrario
–lo estoy quemando ahora–.

No es que sean importantes los asuntos
objeto de polémica:
lo importante es la rígida
firmeza en el error.
Pues las mentiras viejas se convierten
en materia de fe, y de esa forma
quien ose discutirnos
debe afrontar la acusación de impío.
Con esto, y una buena cosecha de limones,
y la ayuda impagable de nuestros coaligados,
podemos esperar algunos lustros
de paz como ésta de hoy,
en una noche semejante a ésta de hoy,
tras una cena lo mismo que ésta de hoy.

Tal como siempre, pues, pedid conmigo:
Más fe, mucha más fe.
Que en cierto modo,
creer con fuerza tal lo que no vimos
nos invita a negar lo que miramos.

(1) González, Ángel, Palabra sobre palabra, 2018. Barcelona: Austral, p. 176s.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

Nos queda la palabra… «confinamiento»

Sevilla, 30/XII/2020

Para la Fundación del Español Urgente (FundéuRAE), promovida por la Agencia EFE y la Real Academia Española, «Confinamiento» es la palabra del año 2020. Para mí también lo fue cuando escribí el artículo que sigue a continuación, que dediqué a la situación de confinamiento, 49 días después de haberse declarado el estado de alarma que nos llevaba a vivir una situación nueva para millones de personas en este país. Pertenezco a la generación que comprende que los diccionarios no son inocentes.

En aquella ocasión, analicé la trazabilidad histórica del verbo «confinar» y su acción principal, el confinamiento, destacando una acepción que no era la principal para el Diccionario de la Lengua Española (RAE) pero que comprendí que tenía un sentido especial como decisión personal e intransferible que iba más allá de la impuesto por la autoridad competente: decido recluirme en casa para igualarme y ponerme a la misma altura de los otros confinados. Por responsabilidad personal y colectiva, solidaridad y respeto al bien común y al interés general de todos, sin excepción alguna.

Siento ahora, al escribir estas líneas, que el mejor homenaje que podemos hacer hoy a la palabra del año, es recuperar este sentido solidario y comprometido con la situación actual. Fundamentalmente, por el bien de todos y porque siempre nos queda la palabra «confinamiento» en el sentido profundo y liberador que nos transmitió Blas de Otero:

Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.

Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.

Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.

Blas de Otero (1916-1979), En el principio

Confinarse es también ponerse a la altura del otro

Sevilla, 3/V/2020

Quien se acerca a este cuaderno digital sabe que recurro con mucha frecuencia a conocer a fondo el significado de las palabras en nuestro rico lenguaje en todas sus acepciones. En los 49 días que llevamos de confinamiento, el verbo “confinar” y su acción principal de “confinamiento”, son palabras buscadas de forma masiva en internet. He recurrido a investigar la trazabilidad del verbo confinar y a través del buscador denominado Nuevo Tesoro Lexicográfico de la Lengua Española (NTLLE) he localizado, en relación con el verbo “confinar”, todas las acepciones desde 1611 hasta 1992, a las que se puede incorporar las últimas actualizaciones del Diccionario de la Lengua Española hasta 2019 en su versión electrónica 23.3.

La trazabilidad citada se ha centrado a lo largo de la historia en el ámbito penal y militar casi siempre refiriéndose a personas o decisiones políticas, en términos de destierro o castigo, conllevando siempre la privación de libertad hasta nuestros días. Confinar, en la actualidad se entiende en las dos primeras acepciones, como desterrar a alguien, señalándole una residencia obligatoria o recluir algo o a alguien dentro de límites (DLE RAE, 2019). En ambos casos, su aplicación al estado de alarma sigue teniendo un marcado sesgo penal, de condena política (1853) u orden militar.

Siendo esto así, me ha llamado la atención la segunda acepción que aparece en el Diccionario de Autoridades (primer diccionario oficial de la Real Academia Española), diccionario de la lengua castellana, “en que se explica el verdadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad, con las frases o modos de hablar, los proverbios o refranes, y otras cosas convenientes al uso de la lengua […], compuesto por la Real Academia Española, publicado en Madrid, en 1729, en la imprenta de Francisco del Hierro”. En ella se dice que confinar “se toma algunas veces por igualar o poner en una misma altura o paralelo una cosa con otra. Es de raro uso”. Esta visión más amable de confinar se refuerza en el diccionario de Vicente Salvá, publicado en París en 1846, que “comprende la última edición íntegra, muy rectificada y mejorada del publicado por la Academia Española, y unas veinte y seis mil voces, acepciones, frases y locuciones, entre ellas muchas americanas […]”, porque en la tercera acepción de confinar se pasa a igualar a personas y no cosas: igualarse, ponerse a la misma altura que otro.

Estas últimas acepciones, con una diferencia de 117 años, no se mantienen en las sucesivas publicaciones del Diccionario Usual de la Real Academia Española, desde 1780 hasta 1843, en nueve actualizaciones y tampoco en el diccionario de Núñez de Taboada publicado por Seguin, París, en 1825. Este análisis nos permite concluir que la acepción más amable con el lema “confinar”, igualarse, ponerse a la misma altura que otro, aparece exclusivamente en ambos Diccionarios de 1729 y 1846, volviéndose a incluir exclusivamente en el diccionario de Gaspar y Roig de 1853 y en el suplemento del publicado por Ramón Gaspar Domínguez en 1869.

En relación con lo expuesto anteriormente, es interesante señalar una acepción de “confinar” que aparece por primera vez en el Diccionario Manual e Ilustrado de la Lengua Española (RAE), publicado en 1927 en Madrid por Espasa-Calpe, en el que se recoge una tercera acepción en los siguientes términos y como un galicismo: “encerrarse, recluirse: se confinó en su casa”, como acepción en la que se expresa una decisión personal y no impuesta. Volvió a recogerse esta acepción de nuevo en la segunda y tercera edición de este diccionario manual, publicadas en 1950 y 1983, respectivamente, desapareciendo curiosamente en la actualización como manual de 1989. Pasó esta acepción definitivamente del diccionario manual al usual en la edición de 1984, estrictamente en los siguientes términos: “encerrarse, recluirse”, como tercera acepción, desapareciendo definitivamente desde la edición del diccionario usual de 1992 hasta la última edición en soporte papel, llevada a cabo en 2014 y la última actualización en red de la edición (versión electrónica 23.3).

He intentado expresar con este análisis breve la importancia de las palabras en el acervo cultural de este país, porque las palabras tienen un sentido muy profundo cuando nos afectan directamente, como en este caso es la realidad del confinamiento. El hecho de haber destacado la acepción de “igualarse o ponerse a la altura misma altura que otro” es intentar reforzar la idea de que lo que se pretende con el confinamiento en el estado de alarma que se decretó el 14 de marzo pasado es igualar la situación de permanecer localizados en su residencia, saliendo de forma controlada, dentro de unos límites, respetando el espacio de los otros empezando por uno mismo, preservando de esta forma la salud de todos. Creo que es lo que la Real Academia Española, limpiando, fijando y dando esplendor a nuestras formas de hablar, ha pretendido trasladar a los diccionarios con la expresión más genuina de “confinar” y su acción directa, el “confinamiento”. Quizá, con la riqueza que aporta la lengua francesa (galicismo), tal y como hemos visto anteriormente: es una decisión personal que se toma comprendiendo el sentido actual ante la pandemia del COVID-19. Decido recluirme en casa para igualarme y ponerme a la misma altura de los otros confinados. Por el bien de todos.

NOTA: la imagen se ha recuperado hoy de https://www.rae.es/recursos/diccionarios

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El termopolio de Pompeya: la comida caliente y rápida del siglo I

Sevilla, 27/XII/2020

No, no es una inocentada en la víspera del día de los Santos Inocentes. Se trata del descubrimiento en las ruinas de Pompeya de un termopolio, una casa de comida rápida y caliente, también de bebidas, que ya existía en el año 79 (siglo I), año de la erupción del Vesubio, en excelente estado de conservación. La representación de una pintura de Nereida a caballo, descubierta en 2019, abrió el camino para excavar completamente una casa de comidas, habituales en Pompeya donde se solía comer frecuentemente fuera de casa en casi ochenta locales de este tipo, en la que destaca en su decoración de la época, a título de reclamo publicitario, detalles de naturaleza muerta, descubriéndose también restos de alimentos, huesos de animales y de víctimas humanas de la erupción, quizás los de su propietario.

Se ha podido recuperar completamente el trazado del local que se encuentra en el cruce de dos calles, la de las Bodas de Plata y la de los Balcones: “Frente al termopolio, situado en una plaza, se ha encontrado una cisterna, una fuente y un depósito para distribuir el agua), ubicada a poca distancia de la tienda ya conocida por el fresco descubierto de gladiadores en combate. Las decoraciones del mostrador, las primeras en emerger de la excavación, muestran en el frente la imagen de una Nereida a caballo en un entorno marino y en el lado más corto la ilustración, probablemente de la propia tienda como rótulo comercial. El hallazgo, en el momento de la excavación, de ánforas colocadas frente al mostrador reflejaba que la imagen no se había pintado por casualidad”.

Se han encontrado en el interior de las vasijas perfectamente alineadas en el mostrador, restos de comidas preparadas con los animales que aparecen en las pinturas publicitarias del mismo, tales como ánades reales expuestos boca abajo, listos para ser preparados y comidos, un gallo y un perro con correa, éste a modo de advertencia sobre la vigilancia del lugar (Cave Canem) o algo más que se explica a continuación, un detalle curioso que se encuentra en el marco de la pintura del perro, en el que se puede leer un grafiti de la época con la siguiente inscripción:  “Nicia cineadecacator”: Nicia (probablemente un liberto de Grecia) ¡Cacatore, invertido!, que  “probablemente lo dejó un bromista que quería burlarse del dueño o de alguien que trabajaba en el termopolio”.

También se han encontrado huesos humanos, como los de un individuo “de al menos 50 años, que probablemente fue colocado en una cama o un catre al momento de la llegada de la corriente volcánica, como lo demuestra el compartimento para albergar la cama y una serie de clavos y restos de madera encontrados debajo del cuerpo”. Cerca, se han encontrado objetos de despensa y transporte tales como nueve ánforas, una bandeja de bronce, dos frascos, una olla común de cerámica de mesa. El suelo de toda la sala está formado por fragmentos de terracota, en el que se han insertado en algunos lugares fragmentos de mármol policromado compuesto de alabastro, piedras de sedimento y mármol azul y gris oscuro.

Este descubrimiento fascinante nos lleva a pensar que hay muy pocas cosas nuevas bajo el sol que nos puedan sorprender más que vivir dignamente, ser más que tener, porque siempre tenemos tiempo de seguir aprendiendo de la historia. Hoy, de Pompeya. El símbolo del descubrimiento del termopolio nos muestra que algo que nos parecía tan moderno, como los establecimientos de comida rápida, las casas de comidas de toda la vida, los McDonald´s y Burger King de hoy, entre otros lugares de cuyo nombre no quiero acordarme, ya existieron hace nada menos que dos mil años. También, que la tradición bíblica nos recuerda que tenemos hasta 27 oportunidades para disfrutar del tiempo a lo largo de la vida, que también se viene repitiendo desde que el mundo es mundo: nacer, morir, plantar, arrancar lo plantado, sanar, destruir, edificar, llorar, reír, lamentarse, danzar, lanzar piedras, recogerlas, abrazarse, separarse, buscar, perder, guardar, tirar, rasgar, coser, callar, hablar, amar, odiar, guerra y paz. Casi nada, pero administrar esta carga vital, en su tiempo específico, es harina de otro costal.

Excepto dos muy concretas, nacer y morir, que compartimos todos los seres vivos en el ciclo vital natural y evolutivo, las demás oportunidades compartidas por la experiencia de Qohélet (persona educada en la Asamblea), dependen de nuestra forma de vivir el tiempo en el que nos ha tocado desarrollarnos como seres humanos. Cada uno, cada una, con sus cadaunadas, puede repasar en su particular experiencia esta lista tan sabia, para comprobar qué realidad de las citadas hemos vivido o nos gustaría experimentar mediante esta oportunidad que nos ofrece el tiempo actual de pandemia. Es la ocasión para tachar algunas ya vividas y pasadas o resaltar con fosforescencia las que se pueden jerarquizar como más atractivas.

Podemos probar para ver qué nos queda por vivir según el guion del Eclesiastés (Qohélet), aprendiendo hoy algo muy importante en la casa de comidas calientes de Pompeya: un día, todo desaparece y muchos siglos después descubren que hubo tiempo de todo, incluso de cruzarse entre las calles de las Bodas de Plata y la de los Balcones de una Pompeya rediviva, para comprar una comida rápida y caliente antes de que la lava los borrara de la vida casi sin darse cuenta.

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Riccardo Muti vuelve a dirigir el Concierto de Año Nuevo

Sevilla, 26/XII/2020

Este año dirigirá a la Filarmónica de Viena, por sexta vez en el Concierto de Año Nuevo, el director de orquesta napolitano Riccardo Muti. Será un concierto muy especial, sin público asistente por la situación actual de la pandemia , aunque acompañado por millones de personas que podremos seguirlo por la retransmisión de la televisión austriaca, de calidad asegurada en su realización, en la Sala Dorada del acogedor Musikverein (Club de Música) de Viena.

Riccardo Muti escribió en su autobiografía, Primero la música, después las palabras, que quizás ese título (no suyo, sino de Giovanni Battista Casti) se podría interpretar como una contradicción, pero a lo largo de su vida la palabra escrita e interpretada por la partitura ha tenido un lugar especial, sobre todo en las representaciones teatrales de las óperas, donde la palabra de los libretos suelen ir siempre más allá a través de la música que las interpreta. También, porque en su autobiografía sólo quería encerrarse y reflexionar sobre su vida, sobre sí mismo y dar la importancia que en sí misma tiene la palabra para un músico como él.

Su trayectoria musical se puede conocer con detalle en su página oficial, donde describe su marcha iniciática a Milán desde su Nápoles natal, donde empezó a consagrarse como un excelente director de orquesta, hasta nuestros días, en los que dirige oficialmente la Orquesta Sinfónica de Chicago. Desde 2015 está volcado en la formación de jóvenes músicos a través del Proyecto Riccardo Muti Italian Opera Academy.

La Filarmónica de Viena, con la que tiene un recorrido de más de cincuenta años en común y con más de quinientas actuaciones conjuntas, informa oficialmente que “cuando Riccardo Muti levante su batuta para el Concierto de Año Nuevo el 1 de enero de 2021, será la sexta vez que dirija este prestigioso concierto. La asociación entre la Filarmónica de Viena y los Jardines de la Ciudad de Viena para los arreglos florales en toda la Sala Dorada del Musikverein de Viena, está en vigor desde 2015. Una vez más este año, para deleite de los televidentes de todo el mundo, los jardineros y floristas austriacos, llevarán a cabo los arreglos florales que iluminan la Sala Dorada con un color especial de los Jardines de la Ciudad de Viena”.

El Concierto, que comenzará a las 11:15 horas, se desarrollará de acuerdo con el siguiente programa:

PRIMERA PARTE

Franz von Suppé

Fatinitza March

Johann Strauss II.

Schallwellen (Ondas sonoras), Waltz, op. 148

Johann Strauss II.

Niko Polka, op. 228

Josef Strauss

Ohne Sorgen (Sin cuidado), Polka rápida, op. 271

Carl Zeller

Grubenlichter (Lámparas Davy), Vals

Carl Millöcker

En Saus und Braus (Living It Up), Galop

SEGUNDA PARTE

Franz von Suppé

Obertura a «Poeta y Campesino»

Karl Komzák

Bad’ner Mad’ln (Chicas de Baden), Waltz, op. 257

Josef Strauss

Margherita Polka, op. 244

Johann Strauss I.

Galop veneciano, op. 74

Johann Strauss II.

(Voces de la primavera), Waltz, op. 410

Johann Strauss II.

En el Krapfenwaldl, Polka francesa, op. 336

Johann Strauss II.

Nueva Melodies Quadrille. 254

Johann Strauss II.

El vals del emperador, 437 op.

Johann Strauss II.

Tempestuoso en el amor y la danza, Polka rápida, op. 393

Para finalizar el concierto, este año se va a estrenar una partitura nueva, enriquecida a lo largo de los años, de la famosa Marcha Radetzky de Johann Strauss (op. 228), que fue interpretada por primera vez en un Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena, el 1 de enero de 1946, gracias a un arreglo de Leopold Weninger publicado por la editorial Benjamin en Leipzig en 1914. Este año, el presidente de la Filarmónica de Viena, Daniel Froschauer, encargó a la biblioteca musical de la orquesta localizar y documentar los cambios que ha sufrido la partitura a lo largo de casi setenta y cinco años e incorporarlos a la nueva partitura actual que se interpretará en el próximo Concierto de Año Nuevo dirigido por Muti.

Una vez más y en plena pandemia tendremos la oportunidad, a través del Concierto de Año Nuevo, de experimentar en nuestra vida el gran aserto musical del barroco y del clasicismo: musica laetitiae comes, medicina dolorum, es decir, la música puede ser compañera en la alegría y medicina para el dolor. Ahora, de la mano de Riccardo Muti.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

El discurso desnudo del Rey

Sevilla, 25/XII/2020

He leído con profunda atención el discurso que pronunció anoche el Rey, según la costumbre nacional en Nochebuena y que había levantado una gran expectación. Es verdad que recorrió la agenda de lo ocurrido en este país en los últimos meses, frecuentando el futuro con soluciones y visión de Estado,  pero tuvo un silencio cómplice que no me ha pasado por alto: alguna referencia de lo que ha pasado con los líos éticos y económicos de su Padre, que son un clamor popular. En el cuento de Andersen, El traje nuevo del emperador, en sus párrafos finales, se menciona un supuesto traje nuevo del emperador que nadie veía aunque nadie decía nada, excepto un niño, recurso que también utilizó Groucho Marx en Sopa de ganso, la sabiduría infantil sin filtro alguno, salvando lo que haya que salvar: “¡Hasta un niño de cuatro años sería capaz de entender esto!… Rápido, busque a un niño de cuatro años, a mí me parece chino“:

-¡Pero si no lleva nada! -exclamó de pronto un niño.

-¡Dios bendito, escuchen la voz de la inocencia! -dijo su padre; y todo el mundo se fue repitiendo al oído lo que acababa de decir el pequeño.

-¡No lleva nada; es un chiquillo el que dice que no lleva nada!

-¡Pero si no lleva nada! -gritó, al fin, el pueblo entero.

Aquello inquietó al Emperador, pues barruntaba que el pueblo tenía razón; más pensó: «Hay que aguantar hasta el fin». Y siguió más altivo que antes; y los ayudas de cámara continuaron sosteniendo la inexistente cola.

Es un cuento hecho realidad ahora, porque el discurso de anoche estaba desnudo de referencias de Felipe VI a su padre y su alargada cola de despropósitos que tanto ha salpicado la ya dolorosa pandemia, haciendo un daño irreparable. En el mes de agosto pasado escribí un artículo con motivo de la salida vergonzante del Rey emérito de este país, Agosto 2020 / 4. El traje nuevo del rey, en el que contaba que el Rey emérito ya no estaba en España: “Se ha ido después de haberlo consultado con su espejo. Es una noticia de un calado excepcional porque compromete muchas cosas, fundamentalmente la Constitución, al tocar de lleno a la Jefatura del Estado, de la que se debe esperar siempre no heroicidades sino la máxima ejemplaridad en todos los ámbitos de la vida real. Correrán ríos de tinta para analizar todo lo ocurrido, verdaderamente lamentable, pero cada uno tiene una parte en la responsabilidad de analizarlo como es debido”.

Esa es la razón de por qué vuelvo a abrir un libro al que tengo especial aprecio, el cuento de Andersen citado, El traje nuevo del emperador, pero interpretado y leído por actores que son amigos de Steven Spielberg. Hace ya muchos años conocí una experiencia dirigida por este afamado director, el proyecto Starbright (hoy Starlight), del que aprendí muchas cosas. Pero sobre todo me llamó la atención la publicación de un cuento, El traje nuevo del emperador (1), editado por la Fundación del mismo nombre y con el prólogo de Spielberg, que servía para financiar una parte de los gastos de los diferentes proyectos de la Fundación, que recomiendo leer en su versión al castellano y por sus magníficas ilustraciones. Suelo leerlo a menudo, sobre todo para refrescar siempre una recomendación del reconocido director: ¡Cuidado con los tejedores espabilados! (incluidos determinados partidos políticos y militares de este país).

Hojeándolo de nuevo con atención, he vuelto a leer la interpretación que del mismo hace la actriz Geena Davis, dedicado especialmente al espejo imperial [o real], que en estos momentos reales creo que ha tenido un papel decisivo y refiriéndome en estos momentos al discurso de anoche, donde cada uno, cada una, vuelve a desempeñar perfectamente su papel:

“Soy PERFECTO

No bromeo, soy perfectísimo. Reflejo las cosas exactamente como son. Soy incapaz de cometer un error.

Es cierto que el emperador y yo hemos discutido a menudo por unos cuantos kilos o por la progresiva extensión de su calva, pero por lo general termina aceptando mi punto de vista. Por esta razón me había divertido tanto con la farsa de los tejedores. Estaba seguro de que una vez que el emperador se contemplara en mi luna el día de la gran prueba final vería la verdad: los ladrones quedarían en evidencia, y al final todos nos desternillaríamos de risa.

Pero no: el emperador se plantó delante de mí y nos miramos el uno al otro. Con los ojos buscaba el reflejo de su persona, pero no podía dejar de mirar los de sus consejeros, que seguían el “ensayo general” desconcertados. Estoy convencido de que Su Majestad vio lo que yo, sin dejar lugar a dudas, reflejaba: un emperador prácticamente desnudo, enmarcado en un espejo; un par de nerviosos “tejedores”; el transparentemente siniestro primer ministro, y todo el cabeceo aprobatorio de la corte imperial de tontos.

Sin embargo, no dijo esta boca es mía. Nadie dijo una palabra. Yo casi me hago añicos por la frustración. Había creído que el emperador era un hombre sensato.

¡Por mi gloria! ¿Es que no se daba cuenta?

Parece ser que no. Muchas veces, los “tejedores” más próximos [del Rey] son los que menos ayudan a ser uno mismo, por muy perfectos que sean (al buen entendedor en este país con pocas palabras basta, porque de todo hay en en esa viña del Señor). Hasta que un día cualquiera, en un momento especial, un niño de Andersen o de Groucho Marx o cualquier persona digna, incluso un juez, da igual que sea mujer u hombre, nos desmontan todos los esquemas de la rutina diaria y salta la posibilidad de que podamos ser otros, porque son los que de verdad denuncian a personas que suelen ir desnudas por el mundo con la obsesión de vivir la perfección apasionadamente, convencidos de que llevan incluso ropa de emperadores, reyes o reinas, cosidos puntada a puntada por modistos o tejedores -supuestamente imparciales- que se refugian en ellos y son incapaces de decir la verdad de lo que está pasando a quienes cosen. Sobre todo, porque son profesionales de la farsa a cualquier precio y de los silencios cómplices.

Así lo leí un día ya lejano y así lo he vuelvo a contar hoy, con un problema serio a diferencia de cómo finalizaban los cuentos en mi infancia: colorín, colorado, este cuento real no se ha acabado. Confío ahora en el niño avispado de Andersen o en el de cuatro años de Groucho Marx, para que nos digan la verdad de una vez por todas y nos interpreten de la mejor forma posible el discurso desnudo, anoche, del Rey. La necesitamos, porque en el caso de la Jefatura del Estado constitucional, no se trata, como en el cuento, de «aguantar hasta el fin».

(1) The Starbright Foundation (1998). El traje nuevo del emperador. Barcelona: Ediciones B.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

Ciudadano Jesús (2ª edición)

Enrique Irazoqui y Pier Paolo Pasolini, durante el rodaje de Il vangelo secondo Matteo / Domenico Notarangelo

Sevilla, 21/XII/2020

Vuelvo a poner a disposición de la Noosfera, a modo de promoción ética digital y fuera de la lógica habitual de mercado, mi nueva publicación, Ciudadano Jesús, una pequeña obra que -siguiendo el aserto de Baltasar Gracián, lo breve, si bueno, dos veces bueno– pretendo que también sea buena, en el buen sentido de la palabra «buena» (siempre cerca de Antonio Machado), porque ante la discutida Navidad que ya está con nosotros y que muchos pretenden «salvar», sólo reinterpreto a través de voces autorizadas la comprensión del niñodios y del ciudadano Jesús, según la palabra y obra de escritores, poetas, músicos, pintores y artistas de variado género.

Me ha servido para acercarme a su figura y agradezco que me hayan dado la oportunidad de seguir interesándome por una historia contada a lo largo de los siglos, que siempre ha despertado un gran interés general, situación que me sigue sobrecogiendo en el momento actual de tanto desamparo existencial.

En tal sentido, adjunto el Prólogo completo del libro, como guía de lo que viene después, una recopilación de la Navidad anterior, la de 2019, a la que miro ahora por el espejo retrovisor de mi vida, la de la «antigua» normalidad, fundamentalmente porque me ofrece un horizonte de espera y esperanza cuando frecuento también el nuevo futuro.

Michel Corrette (1709-1795), José es un buen compañero (Seis sinfonías de Navidad, Sinfonía III, Allegro), interpretado por La Fantasía.

PRÓLOGO

Las páginas que siguen, marcadas por la brevedad de una efeméride que se celebra anualmente, tienen este año un texto y contexto muy especiales, lastradas por una pandemia que no ha dejado nada igual que antes. Este año, en un tiempo de silencio, en el que vivo en la actualidad, he querido salir de él por un momento y recuperar a modo de termómetro vital los artículos que escribí en torno a la navidad del año 2019, hasta la fecha de cierre oficial de las fiestas que se celebra el 6 de enero, el día de Reyes, a modo de espejo retrovisor de cómo escribía en la “antigua normalidad” navideña. Fundamentalmente, por un motivo: la Navidad, este año, ya no será lo que era, aunque como aviso para navegantes esa es la gran preocupación del mercado, salvarla a toda costa, cuando lo que necesitamos es comprender que puede ser una gran oportunidad para pasar más tiempo en el rincón de pensar y actuar adecuadamente, de forma responsable, aunque sólo sea como homenaje al auténtico protagonista de la navidad: el ciudadano Jesús y su familia, a los que siempre retraté de la misma forma.

En plena pandemia, esta navidad no quiero que tenga mayúscula ni siquiera en su grafía ordinaria, sino que sea una navidad laica, con especial atención a la navidad de los nadies, los dueños de nada, excelentemente descritos por Eduardo Galeano y con especial relevancia ahora como consecuencia directa de la pandemia, interpretando su verdadero contenido, es decir, una historia que tiene muchos siglos de antigüedad en torno a la figura del nacimiento del ciudadano Jesús de Nazareth, que hilvanó un mensaje lleno de esperanza en su corta vida y recogido de forma espléndida, con un toque periodístico, por el joven Marcos, que lo hizo más cercano y humano para todos.

Hace treinta y seis años publiqué por estas fechas un artículo periodístico con el título de Ciudadano Jesús [1]. Lo he repasado cada Navidad desde aquella ocasión y me reafirmo en cada párrafo del mismo, porque no ha perdido su vigencia: “Esta Navidad podía ser algo diferente. No sería bueno entrar en maniqueísmos desfasados, pero sí sería conveniente no malinterpretar el contenido revolucionario del mensaje del ciudadano Jesús. Con normalidad, con alegría, con coherencia, pero sabiendo de antemano que trabajar en su ideología y actitud de creencia lleva indefectiblemente a encontrarse de lleno con la actitud oceánica de la sociedad actual, donde el oleaje de consumo, violencia y desprecio humano suele ser el acicate para todo aquel que prescinde de la realidad del compañero. Porque nuestro sistema democrático vigente debe mucho al ciudadano Jesús, sobre todo a su actitud ante la necesidad de cambiar una sociedad tranquilizada con el bienestar codificado por las multinacionales de la alegría navideña”.

Decía Baltasar Gracián que “lo breve, si bueno, dos veces bueno”. Este pequeño libro se hace grande por su hilo conductor, que intenta reinterpretar en voces autorizadas la comprensión del niñodios y del ciudadano Jesús, para escritores, poetas, músicos, pintores y artistas de variado género. Me ha servido para acercarme a su figura y agradezco que me hayan dado la oportunidad de seguir interesándome por una historia contada a lo largo de los siglos y que siempre ha despertado un gran interés general que es lo que me entusiasma.

Espero que la lectura pausada de estas líneas sirva para algo bueno en un tiempo en el que necesitamos defender a toda costa el principio llamado esperanza, ante el poder omnímodo del mercado, que reviste de necesidad lo que solamente es consumo, incluso de un relato histórico que, como la rosa de Juan Ramón Jiménez, no deberíamos tocarlo en beneficio de todos. Sólo reinterpretarlo, para poder transformar el mundo que no nos gusta, volviendo a leer las “pequeñas memorias” de Saramago, buscando el final de la microhistoria navideña del Nobel portugués. Y no me sorprende su reflexión recordando aquellos días: la ansiada presencia de los ángeles, una recreación de sus mayores, a los que nunca divisó en su cocina real, aunque los adultos que le rodeaban en aquella Nochebuena se empeñaban en demostrar que “lo sobrenatural, además de existir de verdad, lo teníamos dentro de casa”. Y Saramago niño, incluso ya mayor, aun dejándose llevar por el niño que siempre fue, nunca los vio, “ni uno como muestra”, porque el Niño Jesús que llevaba dentro estaba en otras cosas más mundanas, yendo del corazón a sus asuntos proletarios… Los que un día, no muy lejano, atendería como compromisos sociales el Niño-Ciudadano Jesús, incluso en la navidad de 2020.


[1] teatro-de-barrio-libro1.pdf (wordpress.com)

NOTA: la imagen de la portada del libro, utilizada en la cabecera de este post, está tomada durante el rodaje de la película de Pier Paolo Pasolini “Il vangelo secondo Matteo” (1964). Figuran en ella Enrique Irazoqui (izqda.), que interpretó el papel de Jesús y el director, Pier Paolo Pasolini (dcha.). Fue realizada por Domenico Notarangelo – (Opera propria, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=52221008).

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

Siente un pobre (o un allegado) a su mesa

Sevilla, 19/XII/2020

Creo que soy una de las personas de este país que comprenden perfectamente el sentido profundo de la palabra allegado, reconocida ampliamente por la Real Academia Española a lo largo de los últimos siglos, tal y como expliqué hace unos días en unas páginas de este cuaderno digital y porque la he experimentado en primera persona. En estas fechas, todavía más, perteneciendo a una generación donde la burguesía, con su discreto encanto, prefería sentar a «sus pobres» en «sus mesas» antes que a los allegados, que eran miles en aquella época, en un fariseísmo que clamaba al cielo (nunca mejor dicho). Esta es la razón de por qué vuelvo a traer a colación el mensaje de una película de mi adolescencia, Plácido, que no he olvidado jamás, porque retrataba la España que helaba el corazón de los españolitos que habíamos venido al mundo a los pocos años de finalizar la guerra civil.

Adjunto de nuevo el artículo de referencia, ¡Siente la realidad (o un pobre) a su mesa!, porque en tiempos de COVID-19 y actualizando las fechas y hechos citados (mutatis mutandi, porque los tenemos identificados), creo que no ha perdido su sentido ético de la navidad verdadera. Es una forma de respetar la memoria histórica de este país y, también, la realidad de la pobreza existente en la actualidad, que algunos sabemos dónde están los más pobres, que merecen que los invitemos a sentarse ahora y siempre en nuestras mesas. También, la de los allegados, porque en muchos casos han sido, son y seguirán siendo multitud en su soledad sonora.

Sólo les pido una cosa: presten atención a la letra del villancico, al finalizar la película, en el vídeo que encabeza estas líneas. No lo he olvidado desde que lo cantaba en mi niñez sin comprender que era lo quería decir. Ahora sé que el niño Jesús, proletario, fue un allegado más de esta tierra: ¡Madre, en la puerta hay un niño, tiritando está de frío! ¡Anda, dile que entre, se calentará, porque en esta tierra ya no hay caridad, ni nunca la ha habido, ni nunca la habrá!

¡Siente la realidad (o un pobre) a su mesa!

El 30 de marzo de 2008 escribí un post (Plácido…, Azcona), en homenaje a Rafael Azcona, guionista al que he seguido de cerca por su buen saber y hacer cinematográfico, interpretando la vida real, sin muchas concesiones y que falleció el 23 de marzo de 2008. A punto de finalizar el año, vuelvo a recordar siempre la película que marcó mi infancia en tierras de Castilla, Plácido (Siente un pobre en su mesa, su título original), porque me ayuda a comprender mejor los fastos navideños que nunca me supieron levantar, al igual que la música militar que cantaba Paco Ibáñez.

En aquella película “el guion no tenía desperdicio y Azcona lo sabía. Con motivo de la promoción de las ollas Cocinex, la burguesía -donde reside la clave del dinero y el buen hacer- se puede llevar a casa por una noche a grandes artistas, como el lote de “la más prometedora promesa de nuestro cine, Maruja Collado y el niño cantor Paquito Yepes”. Además, por la buena causa de “cene con un pobre”, la gente de clase media y alta puede elegir entre los ancianos del asilo o los pobres de la calle. Y se retransmite en directo una cena en la casa de la presidenta de la Comisión de Damas que es la que organiza esta campaña “de maravillosa hermandad, de magnífica caridad o de hondo significado, que une a pobres y a ricos en todos los hogares de la ciudad”. Inconmensurable. Tan real como la vida misma».

Y en aquella ocasión, aprovechando la dolorosa ausencia de un maestro del cine de autor, comprometido con la vida y la muerte, con la auténtica Navidad de cualquier año, reflexionaba que “hoy, pueden cambiar los actores, el decorado, incluso los pobres, y seguro que no habrá problema alguno de patrocinadores. Menos, probablemente, la nueva clase de nuevas ricas y de nuevos ricos que asola el país, en todas las proyecciones de supuesta riqueza posible, dispuestos a sentar a los nuevos pobres en sus mesas, como maravillosa y nueva hermandad, pero sin que cambie un ápice su patrimonio mental, personal, familiar y social, asentado todo en la falta de educación ciudadana y en la mayor de las pobrezas: la autosuficiencia basada en el des-conocimiento [sic]. Pero Rafael Azcona, desde donde quiera que esté, puede volver a escribir un guión utilizando el mismo discurso porque la doble moral sigue campando por sus respetos. Digo moral y no ética, porque esta última sigue, con perdón, sin saberse qué es, como gran desconocida que fundamenta todos los actos humanos, constituyéndose en el suelo firme de la vida, la solería de nuestra existencia. Berlanga y Azcona lo resumieron maravillosamente en la letra desgarradora y trucada (¿dónde estaba el censor de turno?) del villancico final de la película: en esta tierra nunca ha habido caridad, ni nunca la ha habido, ni nunca la habrá. Y no se puede andar por la vida sin suelo, aunque los Plácidos de turno tengan que escenificar, a veces, que la felicidad está en los plazos interminables que hay que pagar para tener una vida sobre ruedas. Porque, para ser, ¡eso es otra cosa!”.

Ahora, paso la página de mi al-manaque [el clima, en árabe) particular, a pocas horas de finalizar el que llamaban ¡feliz 2008!, hace solo 365 días, para constatar que las imágenes de Gaza, con la muerte y desolación por doquier, la recesión crítica ó el contador incesante de muertes de mujeres por violencia de género, en nuestro educado país para la ciudadanía, solo arrancan, a veces, frases parecidas a las que pronunciaba el matrimonio que en Plácido le había tocado un pobre, además enfermo, “con la sutileza no confesable del cambio de las sábanas “buenas” por las “corrientes” para depositar al pobre enfermo -acogido como rey por un día– que encima se muere y que en aquella corrosiva película arrancaba frases corales de este tenor: «Con lo bien que iba la campaña, ¡qué fatalidad!»”. Puede que se deba al cambio climático, de cada al-manaque [sic] particular, al llegar el 31 de diciembre, en todos los sentidos.

Sevilla, 30/XII/2008

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

Se podrá elegir la muerte digna

Escena de «Antes de ti», con el fondo musical del Concierto para oboe y orquesta de Mozart (KV 314), primer movimiento (Allegro aperto), bajo la dirección de Claudio Abbado y con la interpretación como solista de oboe de Lucas Macías

Sevilla, 18/XII/2020

El Congreso de los Diputados aprobó ayer, jueves 17 de diciembre, la Proposición de Ley Orgánica de regulación de la eutanasia con 198 votos a favor, 138 en contra y 2 abstenciones “en una votación de conjunto tal y como exigen el artículo 81 de la Constitución y el 131 del Reglamento del Congreso, donde también establece la necesaria mayoría absoluta para su aprobación y continuar así su tramitación en el Senado”. Según informa la página web del Congreso, se aprobó también “el dictamen remitido por la Comisión de Justicia con la incorporación de las correcciones técnicas de los G.P Socialista y Confederal de Unidas Podemos-En Comú Podem-Galicia en Común aprobadas en Pleno, con 198 votos a favor, 138 en contra y 2 abstenciones. 

Según las fuentes oficiales, “esta Proposición de Ley Orgánica, impulsada por el Grupo Parlamentario Socialista,  introduce en el ordenamiento jurídico la eutanasia como un nuevo derecho individual, entendida como «la actuación que produce la muerte de una persona de forma directa e intencionada mediante una relación causa-efecto única e inmediata, a petición informada, expresa y reiterada en el tiempo por dicha persona, y que se lleva a cabo en un contexto de sufrimiento debido a una enfermedad o padecimiento incurable que la persona experimenta como inaceptable y que no ha podido ser mitigado por otros medios».

Creo que es una gran noticia para los que creemos en el respeto derecho fundamental a la vida y a morir con la libertad que ofrece siempre la dignidad humana, tal y como lo he manifestado en reiteradas ocasiones en este cuaderno digital. En este sentido vuelvo a publicar el artículo que publiqué el pasado mes de julio, Dignitas, porque entendí que había que hacer una labor divulgativa del derecho a morir con dignidad. Sigue vigente en todas y cada una de sus palabras, reforzado hoy con la aprobación ayer en el Congreso de la Proposición de Ley Orgánica de regulación de la eutanasia.

Gracias, Democracia, por permitirnos ser más libres para vivir y morir dignamente.

DIGNITAS

El cine es un medio extraordinario para crear conciencia y tejido crítico social sobre muchos asuntos de la vida ordinaria. Cumple una función cultural y social muy importante. Anoche repusieron una película que se ha presentado siempre como una historia de amor (lo es), Antes de ti, que tiene un hilo conductor muy profundo: la eutanasia en su sentido más exquisito de amor y respeto a la vida digna. Está basada en un best seller de Jojo Moyes, que se ha tratado siempre como un film edulcorado, pero creo que es justo y necesario que se reconozca que aborda también un problema que no acabamos de asumir con normalidad absoluta: la elección de una muerte digna por parte del protagonista, un joven que es atropellado por una moto y queda tetrapléjico por una lesión medular, frustrando plenamente su vida personal y profesional.

En España tenemos una muestra cinematográfica que conmovió a muchos patios de butacas y salas de estar, no sé si de ser, no hace tantos años. Me refiero a la película “Mar adentro”, basada en un hecho real, la muerte asistida de Ramón Sampedro hace ya 22 años, derecho sobre el que ya había reflexionado previamente en su obra Cartas desde el infierno, en 1996, antes de elegir una buena muerte ante tanto sufrimiento personal: “No me guía otro interés que el de mostrar que la intolerancia del Estado y la religión son como una idea fija (…) Dejadme cruzar la línea, dejadme saltar”.

El 11 de febrero pasado sentí una emoción especial al conocer que el Congreso de los Diputados había “tomado en consideración” la proposición de ley para regular la eutanasia, con el siguiente resultado: 201 votos a favor, 140 votos en contra y 2 abstenciones y, por tanto, se comenzaba «a tramitar la ley orgánica de regulación de la eutanasia que presentó el Grupo Parlamentario Socialista [el 24 de enero de 2020]. Este es el primer paso del procedimiento legislativo, que continuará con la apertura del plazo para presentar enmiendas”, según recoge la nota de prensa del Congreso. Creo que ha sido un hecho memorable en este país, después de un recorrido tortuoso de esta proposición de ley, tal y como lo recordaba en mi post anterior dedicado a la eutanasia y publicado en este medio el 6 de abril de 2019. Desgraciadamente, el proceso del coronavirus ha ralentizado de nuevo su tramitación parlamentaria, pero de momento está blindado el procedimiento legal y en la fase de presentación de enmiendas al articulado en el seno de la Comisión de Justicia del Congreso.

Soy especialmente sensible a esta realidad humana que tanto sufrimiento supone a las personas y a sus familias. Tengo presentes hoy a miles de alumnas y alumnos a los que enseñé que la eutanasia era una buena opción humana, la mejor decisión cuando el hecho de vivir en estadios permanentes de sufrimiento y dolor, sin esperanza alguna, deja de tener sentido. Les hablaba de la ética de situación, como resquicio ético para estas situaciones, en un país en el que una gran parte de él tenía helado el corazón, jugándome el tipo porque los comisarios políticos del Régimen también asistían a clase camuflados: “Hago esta mención de mi intrahistoria porque en aquellos años descubrí que era imprescindible abordar la ética de situación como guía y camino para el discernimiento humano más digno, de la que me enamoré para siempre, frente al dogmatismo de la Iglesia Católica que hacía estragos en este país. Aquellas clases del Profesor Häring [del que fui alumno durante un Curso impartido por él] me abrieron los ojos definitivamente sobre la importancia de hacer uso de la libertad en momentos transcendentales de la existencia, tanto en la vida como en la muerte. Me lo explicaba Häring en las clases y en su humilde habitación del Alfonsianum en Roma, porque había prestado servicios en la aviación alemana de Hitler, como capellán y en Rusia, donde aprendió que tenía que atender siempre a cualquier ser humano aplicando la ética de situación, fuera amigo o enemigo, actitud que le acarreó serios disgustos y la separación final de aquellos servicios militares por ser considerado persona non grata para el ejército alemán. El problema radicaba en que había contemplado mucha muerte indigna en directo y había tenido que ayudar a morir alejado del dogma católico que había aprendido y enseñado en su proceso de evolución ética. Häring sufrió mucho por sus actitudes éticas hasta su fallecimiento, sobre todo por el trato recibido por la iglesia oficial, a la que recordó que cuando era citado en Roma para justificar su doctrina de libertades le recordaba algo tan grave como estar presente ante Hitler en un juicio sumarísimo. Häring me enseñó a defender la vida digna, en cualquier circunstancia, sin más limitación que la aplicación de la ética de situación en su defensa plena y con el amparo de la ley correspondiente” (1).

Estas reflexiones ya las he hecho anteriormente en este cuaderno digital, pero he considerado que debía rescatarlas hoy. Más pronto que tarde, ya no hará falta recurrir a la ética de situación vergonzante y oculta, porque la libre elección de morir dignamente estará regulada legalmente en este país, esperemos que a muy corto plazo. Literalmente, lo único que pretende esta ley es “legislar para respetar la autonomía y voluntad de poner fin a la vida de quien está en una situación de enfermedad grave e incurable, o de una enfermedad grave, crónica e invalidante, padeciendo un sufrimiento insoportable que no puede ser aliviado en condiciones que considere aceptables. Con ese fin, la ley regula y despenaliza la eutanasia en determinados supuestos, definidos claramente, y sujetos a garantías suficientes que salvaguarden la absoluta libertad de la decisión, descartando presión externa de cualquier índole» (2).

Ha sido un recorrido largo y lo verdaderamente lamentable es que no se ha llegado a tiempo para ayudar a miles de personas a morir dignamente por una elección personal que permite, como decía Sampedro, cruzar la línea de la intransigencia, saltar…, en un acto de libertad plena para elegir la mejor muerte, sobre todo, la más digna. Anoche, en un plano casi final de la película se podía leer el membrete de la carta que recibe el protagonista, Dignitas, porque había elegido una muerte digna. Dignitas es un grupo suizo “que ayuda y asiste a morir, con la asistencia de médicos y enfermeras calificados, a personas con enfermedad terminal y enfermedades graves físicas y mentales. Además proporciona el suicidio asistido para personas con plenas facultades mentales que deben someterse a un informe médico riguroso preparado por un psiquiatra, que establecerá la condición del paciente, aspectos todos ellos requeridos por la legislación y la Corte Federal de Suiza” (3).

Concierto para oboe y orquesta de Mozart (KV 314), primer movimiento (Allegro aperto), bajo la dirección de Claudio Abbado y con la interpretación como solista de oboe de Lucas Macías, andaluz universal

Afortunadamente, cualquier parecido de la película de anoche con la realidad, ya no será en los próximos meses en nuestro país una pura coincidencia. Mientras, escucho con veneración una versión muy premiada del concierto para oboe y orquesta de Mozart (KV 314), bajo la dirección de Claudio Abbado y con la interpretación como solista de oboe del valverdeño Lucas Macías, recogido en su primer movimiento en planos especiales en la película, recordando cómo la pareja protagonista intenta con la música dar un sentido a sus vidas, porque es compañera en la alegría y medicina para el dolor (musica laetitiae comes, medicina dolorum). Una gran lección que no olvido.

(1) https://joseantoniocobena.com/2019/04/06/eutanasia-y-muerte-digna/

(2) Proposición de ley orgánica de regulación de la eutanasia, Exposición de motivos, p. 2.

(3) http://www.dignitas.ch/

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

Música de Mozart para soñar despiertos en Navidad

MOZART: SOÑAR DESPIERTOS – YouTube

Sevilla, 14/XII/2020

La navidad que vengo denunciando desde hace años, tan cerca de la interpretación de mercado y tan lejos de su esencia histórica, es la que Gabriel García Márquez describía en un artículo extraordinario publicado en el diario El Pais, en 1980, como un tiempo en el que por la irrupción del poder del mercado lo que se celebra realmente es “[…] la alegría por decreto, el cariño por lástima, el momento de regalar porque nos regalan, o para que nos regalen, y de llorar en público sin dar explicaciones” y donde es probable que los niños del mundo, por la presencia omnímoda de Papá Noel, pueden terminar “[…] por creer de verdad que el niño Jesús no nació en Belén, sino en Estados Unidos”. Ante la pandemia actual, la música puede ser compañera en la alegría y medicina para el dolor (musica laetitiae comes, medicina dolorum), tal y como aparece en la tapa de mi clave, Es por ello por lo que creo que podría ser una oportunidad, entre otras, para conocer a Mozart en su trayectoria vital y soñar despiertos con él a través de composiciones magistrales, respetando su cronología de creación, en las que he seleccionado movimientos serenos, sobre todo andantes, andantinos y adagios, que inspiran tranquilidad, confianza y esperanza en cada presente y para animarnos a frecuentar el futuro.

Confieso ahora una debilidad a la hora de componer esta lista de obras, playlist en términos actuales, creada especialmente para una persona muy querida y que ocupa un lugar preferente en mi mente y en mi corazón, que ahora comparto con la Noosfera, la malla pensante y libre de la humanidad. Hago esta declaración de principios habiendo elegido, mayoritariamente, movimientos de conciertos dirigidos por Nikolaus Harnoncourt, director alemán con alma austriaca que falleció en 2016 y que estudió de forma pormenorizada el contexto histórico, instrumental y musical del genio salzburgués. Junto al Concentus Musicus Wien, nos ofrece una selección de movimientos que suenan de forma diferente por su respeto histórico a la forma en que compuso Mozart estas obras y, en muchas ocasiones, con instrumentos del siglo XVIII, rescatados por Harnoncourt para no alterar la esencia de las partituras analizados compás a compás, frase a frase y en la partitura completa.

Incorporo también una breve descripción del año y motivo de su composición para contextualizar cada obra en el mundo interior de Mozart. Espero que disfruten con su música de sueños en tiempos de coronavirus.

PLAYLIST: MOZART: SOÑAR DESPIERTOS

  1. Andante de la Sinfonía número 1, en Si bemol mayor, KV 16: https://youtu.be/NrLnuYvoiy8, que Mozart escribió en su viaje iniciático a Londres, junto a su padre, cuando sólo tenía 8 años (Ver El niño Mozart, artículo de mi blog).  
  2. Andante de la Sinfonía número 25, en Sol menor, KV 183, compuesta con 17 años y bajo la influencia de Haydn, utilizando en esta ocasión cuerdas con sordina: https://youtu.be/eDfEmlLCjdw, dirigida por Harnoncourt e interpretada por la Orquesta Concentus Musicus Wien. Es una obra muy querida por Harnoncourt y que cita de forma continua en sus conversaciones y obras musicales.
  3. Andantino del Concierto para flauta y arpa, KV 299 – 2nd mov., dirigiendo Harnoncourt al Concentus Musicus Wien. Esta obra fue escrita en París, en 1778, cuando Mozart contaba con 22 años. Fue un encargo del Duque de Guines, embajador de Francia en Inglaterra, que nunca pagó al compositor.
  4. Adagio non troppo del Concierto para oboe y orquesta, en Do mayor, KV 314, interpretado al oboe por Lucas Macías, oboísta valverdeño y bajo la dirección de Claudio Abbado. Lucas consiguió el Grammy de 2015 por esta grabación, exactamente el Premio Internacional de la Música Clásica. Este Concierto fue muy controvertido porque hay disparidad de opiniones musicales sobre su origen, dado que Mozart lo compuso, también con 22 años, para oboe y no para flauta como en un principio se creyó, dada la aversión a este instrumento.
  5. Adagio de la Sonata para piano número 12, en Fa mayor, KV 332, conocida como La Parisina número 4, por haberse escrito durante su estancia en París cuando tenía 22 años y en una etapa muy prolífica en su vida: https://youtu.be/Im_JIgP3fJg, interpretada por la excelente pianista Maria João Pires.
  6. Andante de la Sinfonía Concertante in Mi mayor, KV 364, compuesta en 1779 en Salzburgo, de vuelta de su viaje a París, con 23 años: https://youtu.be/5VsO9Ce-7_I, interpretada por el que considero el mejor violinista de los últimos treinta años: Itzhak Perlman, junto a Pinchas Zukerman, con la Orquesta Filarmónica de Israel dirigida por Zubin Mehta. Es maravilloso en este género Concertante, el diálogo que se establece entre los dos violines y la orquesta.
  7. Andante de la Sonata para 2 Pianos in Re mayor, KV 448, compuesta en Viena en 1781, con 25 años: https://youtu.be/ksUywh3vIgI interpretado por Martha Argerich y Alexandre Rabinovitch. En su estreno, Mozart la tocó junto a Josepha Auerhammer, el 23 de noviembre de 1781.
  8. Andante del Concierto para piano y orquesta, número 21, en Do mayor, KV 467: https://youtu.be/df-eLzao63I, interpretado por la pianista Alicia de Larrocha, junto a la Orquesta Inglesa de Cámara y dirigido por Sir Colin Davis. Esta obra la finalizó Mozart en Viena, el 9 de marzo de 1785, cuando tenía 29 años. Fue una obra exaltada por Albert Einstein en su riguroso estudio sobre Mozart.
  9. Adagio del Concierto para piano, número 23, KV 488: https://youtu.be/vne1E6VH23s, interpretado al piano por Mitsuko Uchida, bajo la dirección de Nikolaus Harnoncourt. Este concierto fue presentado por el autor en Viena, el 7 de abril de 1786, interpretado también por él en una Academia de Cuaresma de ese año, cuando tenía 30 años, con un éxito arrollador.
  10. Adagio del Concierto para clarinete en La mayor, KV 622, compuesto en 1791 por Mozart, el último año de su vida, cuando tenía 35 años: Wolfgang Amadeus Mozart: Clarinet Concerto in A major, K.622. Es una versión que aprecio mucho, interpretada por la Iceland Symphony Orchestra, dirigida por Cornelius Meister y con la intervención de la clarinetista solista Arngunnur Árnadóttir. Para mí, una obra sublime que cierra esta lista elaborada para experimentar sueños diferentes en un tiempo complejo como el actual.

– Guía de audición completa del Concierto (sobre todo, atención al Adagio)

K.622 0:00 – Allegro 0:27 – Adagio 12:58 – Rondo (Allegro) 20:07

– Ver: https://joseantoniocobena.com/2019/06/15/memorias-de-mozart/

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España, el país más rico del mundo

Sevilla, 9/XII/2020

Soy consciente de que este país, tan descreído consigo mismo, ha pasado por alto la campaña publicitaria del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en su estrategia de Alimentos de España, en la que el cocinero José Andrés, hace una declaración de principios para todo el mundo, que le avalan para que pudiera ocupar en este país la cartera de Ministro de Asuntos Culinarios, como embajador plenipotenciario en el arte de cocinar: «Cuando llegué a Washington por primera vez, me preguntaron de dónde venía. Y yo les dije que del país más rico del mundo».

La campaña tiene el objetivo de que “el consumidor sienta la grandeza y la diversidad de nuestros productos, hacer que se sienta seducido con lo que contemos y con lo que vea. Una campaña que despierte sentimientos profundos tanto en el consumidor como en el resto de la cadena agroalimentaria y pesquera. Se ha contado con la presencia como prescriptor del chef JOSÉ ANDRÉS una persona comprometida, con un gran respeto por nuestra cocina y amor por nuestro producto y lleva como mensaje principal: EL PAÍS MÁS RICO DEL MUNDO. #AlimentosdEspaña”.

La locución del anuncio merece la pena escucharla con el detalle que merece. Junto a la primera frase citada anteriormente, José Andrés sigue explicando su frase rotunda: “Les conté que en mi país existen bosques minúsculos donde reside el secreto de nuestra longevidad [verduras y plantas digestivas]. Y que tiene árboles donde nace oro [olivos]. Oro líquido [aceite]. Que hay llanuras extensas de colores rojos y vetas blancas [jamón ibérico]. Volcanes de los que emanan los mejores aromas del mundo [guisos variados]. Que hay lugares de extrañas rocas, esencia del Mediterráneo [frutas variadas]. Y que hay millones de perlas que salen de la tierra [uvas]. Cuevas preciosas que se pueden comer con las manos [quesos]. Les dije que los bancos más importantes, los más ricos, están en el mar [pescado variado]. Y que en ellos hay criaturas marinas que son riquísimas [mariscos]. Les conté todo eso y desde ese día, nadie dudó que venía del país más rico del mundo”. Una gran lección de ciudadanía para la malla pensante de la humanidad, la Noosfera.

Las metáforas son obvias y el hilo conductor supone también una declaración de principios: «Se ha creado un concepto paraguas que recoge toda la fuerza que debe tener #AlimentosdEspaña, potenciando su significado y que conecta directamente al consumidor con todo nuestro tejido productivo: agricultura, ganadería y pesca. Con ello generaremos el deseo de valorar y consumir nuestros productos, confiriendo así una mirada positiva y orgullosa sobre nuestros alimentos, sobre la marca y su porqué: las campañas se focalizarán en la diversidad del territorio español, vinculando turismo y gastronomía con el origen de los alimentos, a la par que otorgando merecido protagonismo a los profesionales del sector como creadores de los alimentos: si España es ”El País Más Rico del Mundo”, lo es gracias a las personas que hacen posible “la gran despensa española”.

Todo lo anterior me ha recordado el empeño que deberíamos poner en reconocer la riqueza de nuestro país en todas las vertientes imaginables y lo que un día manifestó hace años el eminente cardiólogo español Valentín Fuster, también residente en Estados Unidos, porque en cierta ocasión, en una visita que hizo a España en 2013, dijo algo verdaderamente deslumbrante para nuestro país, tan amigo de pecados capitales y descrédito de lo propio, más que de lo ajeno y que necesita urgentemente transmitir positividad: “Yo puedo estar hablando todo el rato del desastre que hay en España. Pero igual podemos sacar unos minutos para saber si algo funciona…”, si “algo” se hace bien, o lo que es lo mismo, puedo estar hablando todo el rato de lo que no nos gusta de España y Andalucía, pero igual podemos sacar unos minutos para saber si algo funciona… Y comprobaremos que es verdad, que funcionan muchas cosas en esta este país, el más rico del mundo. Necesitamos creer en ello, potenciarlo, expandirlo y comunicarlo a los cuatro vientos, empezando por nuestro entorno más cercano. Comenzando hoy a respetar el ejemplo de José Andrés, nuestro embajador culinario de alma solidaria.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓNJosé Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

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