Ante el papel pautado político, hay que escribir del otro lado

Sevilla, 9/VI/2022

En Fahrenheit 451, la novela emblemática de Ray Bradbury, leí por primera vez hace ya muchos años unas palabras de Juan Ramón Jiménez, Si os dan papel pautado, / escribid del otro lado, como epígrafe del libro, a las que en aquél momento no hice mucho caso a pesar de su mensaje revolucionario. Preocupado actualmente por las cosas de la vida política, que no por las del querer, he vuelto a encontrar esa cita, habiendo logrado localizarla en su origen juanramoniano. La verdad es que ha sido una tarea algo difícil, pero finalmente sé que figura como aforismo entre los más de cuatro mil que escribió el poeta de Moguer, al que tanto aprecio y debo. Lo que ocurre es que Bradbury interpretó ese aforismo reduciéndolo a un entendimiento humano frente al conformismo, cuando el original de Juan Ramón Jiménez no decía eso exactamente: Si te dan papel rayado, escribe de través; si atravesado, del derecho (1).

Quien frecuenta este cuaderno digital sabe que tengo bastante aprecio por los aforismos, que ya en el siglo XVIII se definían por primera vez en el Diccionario de Autoridades (RAE) como “Sentencia breve y doctrinal, que en pocas palabras explica y comprehende la esencia de las cosas” (RAE A 1726, pág. 338,1). Y vuelven a estar de moda, quizá porque la velocidad que se imprime a la vida diaria, necesita de estos “pretextos para textos fuera de contexto”, como lo definió Jorge Wagensberg en un artículo de opinión, extraordinario, Pretexto para un texto fuera de contexto, que publicó en 2012 en el suplemento Babelia, de El País (2). Esta definición, en términos de ciencia, lo fundamentaba en tres argumentos: la objetividad, la inteligibilidad y la dialéctica. Objetividad, porque el sujeto de conocimiento debe distorsionar lo menos posible al objeto de conocimiento. Mediante la inteligibilidad, porque hay que despejar a la esencia de todos sus matices, alcanzando la mínima expresión de lo máximo compartido. Ejemplo: Vivir envejece. Y, por último, la dialéctica, como tensión continua entre sujeto y objeto: La realidad es inteligible porque no hay bosques con más árboles que ramas (3).

Cuando estamos ante momentos cruciales de compromiso activo o, por ejemplo, cuando estamos en fechas próximas a las elecciones autonómicas del 19 de junio, vuelvo a tener una sensación extraña que en 2012 tuve en mi vida profesional, que traduje en un aforismo personal y transferible:

Falta mar para recoger a todos los que se tiran del barco…

Era objetivo, porque asistí a deserciones de todo tipo ante lo que podía pasar en las elecciones autonómicas de 2012. Hoy, diez años después, sigue siendo objetivo, porque hay centenares de miles de deserciones de votantes de la izquierda, lo que se llama hoy “desmovilización” o lo que es lo mismo reducido a una pregunta: ¿por qué llaman así a la pérdida absoluta de ideología, con absentismos y transfuguismos ideológicos masivos y vergonzantes, cuando lo que hacen es abandonar los barcos de la izquierda, dejándolos a la deriva, sin norte alguno? Era inteligible, porque muchas personas que se mantenían en el puente de mando personal, político y profesional, sabían que era cierto solo con mirar a su alrededor. ¿Hay alguna duda de que es esto lo que está pasando en la actualidad. Y la dialéctica era obvia: barco y mar, porque en determinados momentos se controlan por la tensión económica, política o social, correspondiente. Era verdad, desgraciadamente, que cada uno estaba al final en su sitio, porque lo que defiendo desde hace años es que no todos decimos lo mismo, ni vamos en el mismo barco. Ni hacemos la misma singladura. Ni navegamos con la misma empresa armadora. Unos en cruceros, otros, en pateras, sin quilla, pero navegando siempre hacia alguna parte, buscando islas desconocidas, que se encuentran. Es la aplicación pura y dura del principio de realidad política actual.

Y pasadas esas fechas críticas, nació un nuevo aforismo, como corolario del anterior e indisolublemente unido a él, que probablemente vuelva a repetirse en fechas próximas, porque los barcos abandonados de la izquierda se hundirán en el ocaso de la democracia:

Faltará barco ideológico para recoger a todos los que se tiraron a ese mar…

Aunque en esta ocasión, ante el voto del día 19 de junio en Andalucía, el pretexto vuelva a ser un texto dentro de contexto.

Vuelvo a mi biblioteca y consulto los dos libros que citaba al principio, con sus autores dentro: Bradbury y Jiménez, porque querían decir lo mismo: hay que revelarse ante el conformismo social, porque ante el papel rayado o pautado del pensamiento único político y desmovilizador, hay que darle la vuelta y escribir de forma libre y sin guiones preestablecidos sobre otra forma de aprehender la vida política como ciudadanos, persiguiendo sólo el interés general que está demostrado que nos beneficia a todos.

Me preocupa mucho esta situación del conformismo y desmovilización política de la izquierda en Andalucía, que se extiende como una mancha de aceite. El conformismo hace estragos allí donde nace, se desarrolla y muere, porque se instala en el confort de los tibios y tristes, alejando como por arte de magia a las personas dignas de cualquier movimiento andante. Tengo que reconocer que me dan pánico, pero crecen como por encanto, porque todos coinciden en que la cosa está fatal. Pero ¿qué es la cosa? ¿su cosa? La cosa es la vida misma, con su parafernalia personal e intransferible en cada persona que vive rodeada de cosas que cosifican, es decir, a la corta, más que a la larga, reducen a la condición de cosa a las personas. Porque ahí radica su peligro extremo: reducen a las personas a una cosificación inaceptable por medio del conformismo brutal que nos invade y que suele diseñarse muy bien por el enemigo, un artista de la mercancía política en hipermercados de la indignidad y de su economía propia y asociada. Muchas veces he ensalzado la figura de Papageno, el protagonista de la ópera de Mozart, La flauta mágica, porque su profesión es un modelo a seguir en muchas ocasiones para los inconformistas de cuna: encantador de pájaros, aunque no sepamos casi nunca a qué tipo de pájaros, con perdón, tenemos que encantar. Cada uno que lo aplique a quien corresponda.

Dice Mario Benedetti en un soneto del pensamiento, precioso, publicado en Testigo de uno mismo (4), que sin pensar uno ahorra desalientos / porque no espera nada en cada espera / si uno no piensa no se desespera / ni pregunta por dónde van los vientos, continuando después con una reflexión muy pre-ocupante, con guion: la mente se acostumbra a ese vacío / no sabe ya de nortes ni de sures / no sabe ya de invierno ni de estío. Es verdad, porque el conformismo lleva a un electroencefalograma plano de la inteligencia que inhibe para tomar conciencia de que el Sur también existe, como nos pasa con el conformismo en esta tierra de maría santísima, donde nos acaba dando igual el calor que el frío. Lo que ocurre es que cuando se decide salir del conformismo que nos invade y desmoviliza mentalmente, el pensamiento, acostumbrado al vacío, huye de ángeles y tahúres y busca desesperadamente la noche, para pensar en esta tierra…, a troche y moche. ¡Menos mal, que ante este papel pautado político, podemos escribir y votar de otro lado!

(1) Jiménez, Juan Ramón, Aforismos, 2007, edición de Andrés Trapiello, Granada: Comares.

(2) Wagensberg, Jorge (2012, 12 de mayo), Pretexto para un texto fuera de contexto, en Babelia (El País).

(3) Wagensberg, Jorge, Más árboles que ramas, 2012. Barcelona: Tusquets.

(4) Benedetti, Mario, Testigo de uno mismo, 2014, 2º ed., Madrid: Visor Libros, pág. 122.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

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