Elecciones al Parlamento de Andalucía 2022 / 9. ¿Es posible aplicar la teoría de la navaja de Ockham?

Sevilla, 1/VI/2022

Instalados en el mundo de la complejidad líquida, donde todo cambia en segundos, incluso el pensamiento crítico, es conveniente rescatar la teoría de la navaja de Ockham (Guillermo de Ockham, (ca. 1280/1288-1349), aplicada en este momento al voto político en las próximas elecciones en Andalucía, porque hay que rasurar las barbas de la indecencia política que nos invade, al igual que hizo Ockham con las de Platón y su complejo mundo. La formulación sencilla de esta teoría proclama que la solución más simple sobre lo que está pasando en política es la correcta, es decir, se sabe que se están cometiendo errores concretos sobre la sana política y éstos son los que hay que erradicar, porque sabemos quiénes los cometen y, además, nos hemos quedado con la cara de sus representantes. ¿Quién lo debe hacer? Aplicando la navaja de Ockham, el partido que erradique en su programa las prácticas destructivas de la correcta política, en la que ocupa un papel estelar la corrupción. Es verdad que cualquier elector puede pensar que todos los partidos son iguales y sus representantes también, pero las hipótesis de creencias para decidir sobre la elección más justa, debe ser la más simple: votar a aquellos que practican continuamente la verdad política, porque existen, salvaguardando el interés general. Llegados a este punto, habría que seguir de cerca a Einstein sobre su posicionamiento ante la navaja de Ockham, puesto que elegir lo más simple en política no significa que haya que emitir juicios no bien informados a través del voto: “A duras penas se puede negar que el objetivo supremo de toda teoría es convertir los elementos básicos en simples y tan pocos como sea posible, pero sin tener que rendirse a la adecuada representación de un solo dato de la experiencia. Simple, pero no más simple” (1).

La situación descrita anteriormente la conocemos bien y la describí en el segundo artículo de esta serie, dedicado a las ideologías, donde afirmaba que lo que verdaderamente es un clamor popular, como analizaba recientemente a tenor de los últimos resultados del Barómetro del CIS en abril de este año, es que hay un denominador común de desconcierto ciudadano ante el desencanto por hechos irrefutables de corrupción política y por el paro galopante que sigue sufriendo esta Comunidad y que sobre todo afecta a los jóvenes. Ante este panorama tan complejo y preocupante, es necesario reflexionar en voz alta sobre las actuaciones que pueden ayudar a despejar las incógnitas electorales que nos abruman en estos días que anteceden al 19 de junio de 2022. Hay que considerar, en primer lugar, una base política, como ciudadanos de a pie, como punto de partida para preparar un voto razonable y que lo sustente. Se resume en una sola palabra, ideología, porque cuando existe la ideología, que forja siempre una creencia, la política se hace virtud ciudadana, porque es consecuente, porque somos ciudadanos políticos, en la clave que enseñó Aristóteles. Las ideologías no son inocentes, como tantas veces he explicado en este blog al acudir a lo manifestado en tal sentido por Georg Lukács. Solo me refiero en la situación actual a las ideologías democráticas, las que pueden considerarse por su contenido de respeto a las personas y a la sociedad en general, en el largo camino que existe desde la izquierda a la derecha del arco político actual. Las ideologías son soportadas por las creencias, algo simple, pero no más simple, siguiendo a Einstein.

En este contexto, el último barómetro elaborado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), correspondiente al mes de abril, ha contemplado una pregunta que considero de sumo interés para su análisis y toma de consideración por quien corresponda a la hora de aplicar la navaja de Ockham en política. La formulación era la siguiente: ¿Cuál es, a su juicio, el principal problema que existe actualmente en España? ¿Y el segundo? ¿Y el tercero? (RESPUESTA ESPONTÁNEA). (MULTIRRESPUESTA). He tomado en consideración sólo las diez primeras respuestas de un total de 71, porque creo que representan bien el estado anímico de la Nación y porque porcentualmente hablando son muy significativas. Queda claro que un gran problema es el de la política actual, no sólo la crisis económica o el paro, porque de las diez respuestas, tres de ellas, referidas a asuntos políticos, suman un total del 42,9%, es decir, ocuparían el segundo puesto en esta clasificación estadística al darles un tratamiento homogéneo. Es muy significativo el resultado porque en política en este país no se salva nadie, ni el Gobierno y partidos o políticos concretos/as, ni los problemas políticos en general y, tampoco, el mal comportamiento de los/as políticos/as. La verdad es que es un resultado lamentable, que debería hacernos reflexionar ante las próximas elecciones al Parlamento de Andalucía, concretamente el 19 de junio.

Todo, al final, es cuestión de principios, como he manifestado en ocasiones anteriores al respecto. A diferencia de la famosa frase atribuida dudosamente a Groucho Marx, “Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros”, siempre escribo y no me escondo sobre mis principios éticos para vivir dignamente, interpretando la política e intentando transformar la sociedad salvando siempre el interés general. Si estos principios ideológicos no gustan a los demás, no tengo otros. Así de simple, pero no más simple. Sé que las personas que lean estas palabras pensarán con nostalgia en días ya lejanos para algunos, en los que con orgullo, conciencia y sentimiento de clase no nos importaba sentirnos parte de lo que todo el mundo conocía como “la izquierda” y que te identificaran como integrante de sus formaciones políticas que no ocultaban con actitud vergonzante sus siglas e ideologías implícitas. Tampoco importaba que los que no estaban en este espacio ético de la izquierda se burlaran de nuestras «utopías», como la de los ideólogos de siempre, porque para tranquilizar sus conciencias han llamado y siguen llamando hoy a toda pre-ocupación por los demás desde las políticas de izquierda, la de los “comunistas”, sobre todo cuando se centran en el beneficio del interés general, de los nadies de Eduardo Galeano, de los que menos tienen (por cierto, no solo en relación con el dinero). Esa ideología es la que hay que recuperar en beneficio de todos, la que permita devolver el interés de vivir a los hijos de nadie, los dueños de nada. / Los nadies: los ningunos, los ninguneados, / corriendo la liebre, muriendo la vida. Si se consigue con una ideología concreta, porque todas no son iguales, podremos ser felices por nuestra responsabilidad electoral llevada a feliz término a través del voto. Aplicando la teoría de la navaja e Ockham, es decir, decidiendo de forma responsable sobre la elección más justa el próximo 19 de junio, que debe ser la más simple: votar a aquellos que practican continuamente la verdad política, porque existen, salvaguardando el interés general en beneficio de todos. Así de simple.

(1) Einstein, A. (1934), On the Method of Theoretical Physics. Philosophy of Science, 1, 163-169.

UCRANIA, ¡Paz y Libertad!

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.

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