Un Congreso llamado Consenso

CONSENSO

Afortunadamente, nos queda la palabra, tal y como lo aprendí de Blas de Otero. Desde las cero horas del 21 de diciembre de 2015, el famoso día después, consenso va a ser la palabra de la nueva Legislatura, la gran protagonista. Se acabaron las mayorías vergonzantes, el bipartidismo, la alternancia, el tú más, el rodillo, el ninguneo político a la oposición, el decreto-ley como norma categórica del mal gobierno para arrasar todo lo que se considere políticamente correcto. Consenso por aquí, allá y acullá. El Congreso será conocido desde ese día como el Consenso de los Diputados.

¿Qué significa consenso? Según la Real Academia Española, el “acuerdo producido por consentimiento entre todos los miembros de un grupo o entre varios grupos”. Si analizamos bien el lema, podemos observar que su definición está acompañada de dos palabras claves para comprenderla en toda su extensión: acuerdo y consentimiento. Será un trío de ases para los dirigentes políticos que tengan que practicarlo inmediatamente después de conocerse los resultados electorales, visto el panorama de fragmentación política que se avecina. Llama la atención que sólo admita una acepción este lema. Es rotunda esta palabra y por algo será.

También interesa conocer estas dos palabras de perfecta compañía: acuerdo y consentimiento. ¿Qué significa acuerdo? Volviendo a la Academia, sabemos que necesita siete acepciones, al menos, para comprenderla bien y sin despreciar ninguna: resolución que se toma en los tribunales, sociedades, comunidades u órganos colegiados, resolución premeditada de una sola persona o de varias, convenio entre dos o más partes, reflexión o madurez en la determinación de algo. Buen, mal, mejor, peor acuerdo, conocimiento o sentido de algo, parecer, dictamen, consejo y uso de los sentidos, entendimiento, lucidez.

Estoy convencido de que descubriremos la importancia del acuerdo sistemático en la nueva Legislatura, por consenso. Serán el Congreso de los Diputados y el Senado los escenarios adecuados para contemplar la correlación de estos vocablos. Y sabremos también qué significa el consentimiento, como acción y efecto de consentir. Tal y como ocurre en los contratos, sabremos que es la conformidad que sobre su contenido expresan las partes y, cuando tiene alcance jurídico, la manifestación de voluntad, expresa o tácita, por la cual un sujeto se vincula jurídicamente. Tres acepciones para reforzar la acción de consentir, la palabra básica en sus seis acepciones más profundas, más cercanas para comprender el consenso: permitir algo o condescender en que se haga, creer, mimar a los hijos, ser muy indulgente con los niños o con los inferiores, otorgar, obligarse; dicho de una cosa: soportar, tolerar algo, resistirlo o, lo más sorprenderte, resentirse, desencajarse, principiar a romperse. Al fin y al cabo, trasladamos al Congreso/Consenso el espíritu y la letra del acuerdo del pueblo por consentimiento (consensus gentium), de tanta tradición histórica y democrática, porque es de lo que se trata en estos momentos.

Solo he procurado ser respetuoso con lo que las palabras significan cuando se fijan, limpian y dan esplendor a la vida de las personas en este país (RAE dixit). Es lo que tendremos que aprender con urgencia a partir del día 21 de diciembre, porque nos permitirá participar en política y hacerla de una forma diferente. El Congreso de los Diputados y el Senado ya no serán lo mismo. Habrá una razón esencial: ha nacido el consenso para construir entre todos un país diferente. Es lo que debemos exigir a los que nos representan, porque con tu quiero y mi puedo, podremos buscar la verdad política de los que consentimos el consenso acordado.

Sevilla, 16/XII/2015

NOTA: la imagen se ha recuperado el 16 de diciembre de 2015 de http://www.rinconpsicologia.com/2012/09/efecto-del-falso-consenso-cuando.html.

 

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