En todo hay posverdad. El próximo domingo se cumplen setenta y cinco años del estreno mundial de una película de culto, Casablanca, que todavía hoy se sigue estimando, afortunadamente, en su fondo y forma cinematográficos. Siempre ha existido la posverdad, en el cine también, porque Ilsa (Ingrid Bergman) nunca pronunció la frase tal y como lo creemos y manifestamos siempre al recordar la escena del piano, “¡Tócala, otra vez Sam!”, ya que lo que dice realmente al pianista Sam (Dooley Wilson) es que toque una canción (As Time Goes By), «¡Tócala, Sam!», que le trae recuerdos de momentos especiales en París, cuando la escuchó por primera vez interpretada por el propio Sam.
Ha sido una película que nos ha dejado frases para la posteridad y que hoy vuelvo a recordarlas, entre otras de gran calado emocional, como un homenaje sencillo a esta maravillosa película:
- Rick: “Siempre nos quedará París (No lo teníamos, lo habíamos perdido hasta que viniste a Casablanca, pero lo recuperamos anoche)”
- Rick: “(Louis), presiento que este es el comienzo de una hermosa amistad”
- “¿Y qué harás esta noche? -No hago planes con tanta antelación-”
Vuelvo a escuchar “Mientras pasa el tiempo” en la versión de Louis Amstrong, la canción que ordenan tocar en dos secuencias inolvidables de la película tanto Ilsa como Rick. Sobre todo, una estrofa especial:
Debes recordar esto
un beso es solo un beso, un suspiro es solo un suspiro.
Las cosas fundamentales suceden
mientras pasa el tiempo
Es verdad, porque setenta y cinco años han borrado el mensaje subliminal del imperio americano y su intervencionismo en los grandes conflictos del mundo, como hilo conductor de Casablanca, para dejarnos una frase confundida en el tiempo de la posverdad, que todavía nos sugiere que debemos escucharla, una y mil veces, en su estrofa preferida. Porque se demuestra que existen circunstancias en las que los hechos objetivos son menos influyentes en la opinión pública que las emociones y las creencias personales. Porque nunca existe “otra vez”, sino el tiempo que huye y no vuelve jamás, dejándonos solo la estela de los besos y suspiros que en un determinado momento fueron verdaderos.
Sevilla, 24/XI/2017