Anantapur, la ciudad del infinito amor

He leído con atención reverencial el contenido del último número de la revista Anantapur, que publica la Fundación Vicente Ferrer, a la que tanto admiro. Anantapur significa en hindi “la ciudad del infinito”, un lugar donde se demuestra que otro mundo es posible mediante la solidaridad humana y transformadora de la sociedad que sufre diariamente la pobreza extrema. Diez años después de publicar en este cuaderno digital el primer artículo dedicado a esta revista, vuelvo a resaltar los valores de esta Fundación y sus obras que son amores y no buenas razones.

Al finalizar el año solemos tener una visión corta de la felicidad propia y asociada, cuando con solo mirar a nuestro alrededor descubrimos que hay muchas preguntas sin responder en este mundo y que afectan a millones de personas. Por esta razón considero que la aventura de Vicente Ferrer en su querido distrito del infinito, Anantapur, puede ayudarnos hoy a ser más solidarios con los que menos tienen, aunque está demostrado que en muchas ocasiones más son.

El número 18 de la revista aborda en portada un asunto monográfico y transcendental en la sociedad actual: el futuro lo dibujan las niñas, donde aparece un dibujo de una niña india con una expresión de tristeza y sosteniendo un pequeño cartel con la siguiente leyenda: “Soy una niña, no un juguete”. Con la situación que estamos atravesando en España en una cuestión lacerante como es la violencia de género, estas palabras suenan con una fuerza especial. Es un hecho real y constatable que 110.000 mujeres lideran en Anantapur la igualdad para acabar con la pobreza. ¡Qué ejemplo tan maravilloso! Además, me ha alegrado conocer que viñetistas y diarios españoles participan en una iniciativa junto a la Fundación Vicente Ferrer para visibilizar la desigualdad y la violencia contra las niñas de la India. La acción comenzó el pasado 11 de octubre, coincidiendo con el Día Internacional de la Niña y finalizó el 25 de noviembre, Día Mundial para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.

He conocido a fondo el significado de la nueva palabra cooptada en español, aporofobia, a través de una entrevista con la creadora de este vocablo, Adela Cortina, cuyo significado aborda como “odio, miedo o rechazo al pobre”, “al que parece que no tiene mucho bueno que aportar y, en cambio, traerá problemas”. También, la realidad creciente del hospital de Bathalapalli, con atención de cinco especialidades cumpliendo estándares extraordinarios de calidad. Sobre todo, de atención digna a la salud y enfermedad en un distrito de pobreza extrema.

Aborda este número la realidad de la educación inclusiva, en un país con más de 26 millones de personas con algún tipo de incapacidad. Construyen escuelas con arquitectura inclusiva para poder dar una respuesta a niños y niñas con discapacidades de diverso tipo: “la inclusividad, como elemento transversal permite construir una sociedad llena de oportunidades”.

Los objetivos de la Asociación son resultados pretendidos siempre. De esta forma explican en este número los resultados del ejercicio fiscal de 1 de abril de 2016 al 31 de marzo de 2017, en un ejercicio de transparencia que, más allá de los números, que son extraordinarios, revelan una voluntad de atender de forma concreta los Objetivos fundamentales del Desarrollo Sostenible (ratificados por la ONU en 2015), en áreas tan concretas en Anantapur como fin de la pobreza, hambre cero, salud y bienestar, educación de calidad, igualdad de género, agua limpia y saneamientos, trabajo decente y crecimiento económico, reducción de las desigualdades y acción por el clima. En todas ellas la Fundación trabaja sin descanso en un recorrido admirable para ofrecer a Anantapur un mundo lleno de posibilidades de crecer y vivir dignamente.

Es curioso, pero en India se localizan las fábricas de sueños más importantes del mundo. Todas están vinculadas con el cine espectáculo y fantástico, que nada tiene que ver con su realidad más próxima. En este contexto tan paradójico, asistimos en nuestro aquí y ahora a la representación gráfica más dura que podamos imaginar, atados al realismo del sinsentido humano a través de problemas sociales de todo tipo y países en guerra o instalados en la miseria más absoluta. Algunas veces deberíamos soñar despiertos para defender la dignidad humana que falta en nuestro mundo más próximo, que no está en India ni Siria, sino más cerca de lo que pensamos. Sin ir más lejos, creo que esta realidad coincide con la de miles de niños y niñas en Andalucía, que siguen viviendo en umbrales de pobreza, según los datos recientes facilitados por la Red Andaluza de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN de Andalucía), en su informe sobre la POBREZA con mayúsculas y que se presentaban en el diario El País con este titular sobrecogedor: Tres de cada 10 andaluces son pobres y casi la mitad de la población corre riesgo de serlo. Andalucía, junto con Canarias, es la región más pobre de Europa: “El 32,3% de los andaluces son pobres y el 41,7% de la población se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social, 13,8 puntos porcentuales por encima de la media nacional. Pese a la recuperación económica, que ha conseguido reducir en un 1,5% estos datos con respecto al año pasado [2016], Andalucía, junto con Canarias, es la región más pobre de Europa, sólo comparable a otras comarcas de Rumanía” (1). Según datos del citado informe, “La pobreza infantil sigue siendo un problema en Andalucía: un 33.11% de la población menor de 16 años está en riesgo de pobreza y exclusión social. Ante esta situación, hay que recordar de forma machacona la Recomendación de la Comisión Europea de 20 de febrero de 2013, Invertir en la infancia: romper el ciclo de las desventajas. En su punto 2.2 hablaba explícitamente de “reducir las desigualdades en la niñez invirtiendo en la educación y los cuidados de la primera infancia”. Esta propuesta acertaba en un enfoque correcto para abordar la relación entre desigualdad, educación e infancia.

Cierro la revista Anantapur y encuentro en la contraportada un mensaje precioso: “Apadrina en la India y recibe el Hiperregalo. Si tus hijos ya tienen de todo, regálales más. Regálales valores”. Infinito amor a los más próximos y lejanos que menos tienen, junto a un mensaje para no olvidar en los días previos a los Reyes que, paradójicamente, vienen a Andalucía de un Oriente infinito, no lejos de Anantapur.

Sevilla, 31 de diciembre de 2017

(1) https://elpais.com/ccaa/2017/10/16/andalucia/1508153161_705299.html

El Año se va

E la nave va

Como ocurrió en el famoso barco de Fellini en su extraordinaria película, E la nave va, este año ha sido una singladura especial en este país, porque Democracia e Independencia, dos divas del contrato social que impera en España a través de la Constitución, han luchado a muerte por abrirse paso en el mosaico español, que se ha mantenido íntegro durante los últimos cuarenta años. Un hecho histórico si no olvidamos lo ocurrido en los últimos siglos de correcta memoria histórica española, propia y asociada.

Siguiendo el símil del barco de Fellini, a veces estamos asistiendo a un ritual peligroso en torno a la Constitución como símbolo de la democracia de este país. Para los que desean la independencia en Cataluña, solo es ceniza lo que queda de aquella aventura constitucionalista porque ha muerto y no les vincula para nada. ¡Es la República, idiota! El barco simboliza hoy la sociedad española que navega rumbo a lo desconocido, representando a una sociedad que se defiende de forma torpe de los nuevos vientos del Norte que buscan aliarse con los que desean enrolarse en el barco de la independencia. Hemos llegado hasta aquí por una lamentable gestión política del problema de Cataluña.

Siendo esta realidad un asunto de Estado en el pleno sentido de la palabra Estado, nos encontramos de nuevo con un juego de la oca perverso porque todo ha vuelto en Cataluña a la casilla de salida. La victoria pírrica de Ciudadanos no logra alterar el pulso de las dos divas que citaba al principio, Democracia e Independencia, cada una con su público, con su coro correspondiente. No sé quien tiene la mano en este juego, ni a quien le toca jugar ahora, pero estamos convencidos de que con la casilla de la cárcel no evitamos que el independentismo frene sus expectativas, escuchando las últimas intervenciones de sus líderes. Lo que no es viable es seguir participando en este juego perverso y esperar a ver quién mueve la próxima ficha. Porque al igual que en la película de Fellini, puede ocurrir que el barco se hunda con las mesas de juego dentro y que lo último que podamos escuchar sea “la fuerza del destino” de Verdi. Por no citar la probabilidad de que el capitán se tire por la borda creyendo que ya estamos todos salvados por arte de magia divina, que no política.

Mientras el Año se va…, el Rinoceronte y el Dinosaurio (el que quiera entender que entienda) todavía están aquí.

Sevilla, 29/XII/2017

Chaplin, siempre Chaplin

Me lo ha recordado hoy una noticia de prensa: Chaplin murió, tal día como hoy, en 1977. Escribí en este cuaderno digital, tiempo atrás, que cuando era pequeño me emocionaban las dos palabras inglesas, The End, que aparecían siempre en los últimos planos de las películas de sesión continua, en los cines refrigerados del ferragosto madrileño. Fue especial el día de Candilejas, porque Chaplin era un ídolo de mi vida en el barrio Salamanca, para un niño del Sur que soñaba con su tierra de origen, viviendo el discreto encanto de la burguesía, tan lejana de la ternura triste de Charlot, de los cómicos, como el que representaba el payaso Calvero en aquella hermosa película.

Fuí un niño que soñaba siempre despierto. Sé que la sociedad actual nos impide soñar así, pero no me resigno a estar encerrado en el club de los tristes o, algo peor, en el de los tibios. Recuerdo que en mi infancia de tierras de Castilla, el confesor de mi colegio nos recordaba los primeros jueves de cada mes y con voz trémula la cita del Apocalipsis que siempre he tenido presente, la cita “pi”, porque era la del capítulo 3, 14-16: “porque no estáis fríos ni calientes, sino tibios, estoy a punto de vomitaros de mi boca”. Y se quedaba tan pancho, aunque su terror hacía estragos en nuestras pequeñas conciencias. Me alegra, por tanto, pertenecer al Club de las Personas Dignas, lejos de la Iglesia aquella de mi infancia, la del miedo, que no quiere hoy Francisco.

Todas las películas tienen un final (es lo que tienen de malo…), pero la vida sigue dispuesta a ofrecernos siempre miles de oportunidades para creer que todavía es posible ser y estar en el mundo de otra forma, soñando despiertos, porque deseamos cambiar aquello que no nos hace felices, que mina a diario la persona de todos o la de secreto que llevamos dentro. El cine de mi infancia contemplaba siempre descansos pero, cuando soñamos, la vida no se detiene sino que solo esperamos, mientras caminamos, que se cumplan los deseos irrefrenables de alcanzar resultados pretendidos. Descansar es, a veces, despertar a nuevas experiencias de lo que está por venir, donde cualquier parecido con la realidad, a diferencia de lo que ocurre con las películas, no es pura coincidencia, sino el fruto de un sueño realizado, porque es legítimo que así sea. Como en el campo, los sueños realizados son solo para quienes los trabajan.

EL SUENO
«Recuerdo los ojos de mi esposa otra vez. Nunca veré cualquier cosa más aparte de esos ojos. Ellos preguntan.» Antoine de Saint Exupéry, Terre des Hommes, 1939 (1)

Lo escribí en la Navidad de 2013 y me reafirmo en todas y cada una de aquellas palabras que han pasado ya por el implacable túnel del tiempo, ante la imagen anterior del sueño que descubrí en un programa del Museo Thyssen-Bornemisza, que guardo en mi museo de las pequeñas cosas, no inocente y de apertura inmediata durante los trescientos sesenta y cinco días del año: “Saco una bella lección. En estos momentos de contexto complejo para todos, sin excepción, hay que mirar esta foto con atención preferente y aprender a cerrar los ojos ante aquello que no nos proporciona bienestar alguno, buscar un rincón de paz en la vida particular de cada uno y soñar de forma consciente, como lo hacen estas mujeres, sin esperar al sueño de la noche, que casi siempre se queda en el olvido. Y una última reflexión: es conveniente soñar junto a la persona que queremos, porque la felicidad es mayor, al trenzarse el amor como una cuerda de tres hilos, que difícilmente se puede romper. Y estos días de tanta mercancía ofrecida a cualquier postor, podemos probarlo. Es lo que tiene no confundir en Navidad, como todo necio, el valor y precio de cada sueño”.

Gracias, Charlot; gracias, Chaplin.

El Fin…

THE END

Sevilla, 27/XII/2017

(1) La fotografía, que lleva por título «Sueño», fue realizada por Man Ray en 1937 y aparecen en ella Consuelo de Saint-Exupéry (esposa-rosa del autor de El principito) y Germaine Huguet.

Cataluña, una calle hermosa de encuentros en su jornada electoral

GARCIA LORCA1

Porque es necesario que sepáis todos que los hombres no trabajamos para nosotros sino para los que vienen detrás, y que éste es el sentido moral de todas las revoluciones, y en último caso, el verdadero sentido de la vida.

Federico García Lorca (1931), Alocución al pueblo de Fuente Vaqueros

Desde Andalucía, porque nada humano me es ajeno, escribo hoy unas palabras sobre la base de las que publiqué el pasado 10 de octubre, en momentos críticos en Cataluña. Cambio el texto, pero no el contexto, porque en aquellas reflexiones suspiraba por una Cataluña integrada en España. Es lo que sigo pensando hoy ante una oportunidad democrática tan importante como son unas elecciones. Por esta razón, en las horas previas a las 8 de la tarde, hora exacta en la que se iniciará el recuento de votos en las elecciones que se están celebrando hoy en Cataluña, vuelvo a leer una y otra vez el discurso dedicado a las floristas de La Rambla de Barcelona, que Federico García Lorca leyó en una cena en el hotel Majestic de esa ciudad, el 22 de diciembre de 1935. Lorca estaba en Barcelona porque se estaba representando allí su obra Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores, junto a la compañía de Margarita Xirgú.

Desde Andalucía, sueño con el paralelismo de las palabras de Lorca, pero haciéndolas extensivas a Cataluña, porque en la quintaesencia de La Rambla (Las Ramblas) está una Comunidad a la que apreciamos mucho desde Andalucía y que nunca hemos querido que se independice. Todo es un símbolo, pero se me antoja necesario pensar en Cataluña como una calle rodeada de flores, que no se acabara nunca, rica en sonidos, abundante de brisas, hermosa de encuentros y antigua de sangre. ¡Qué mejor reconocimiento a una extraordinaria Comunidad, con palabras de un andaluz universal que supo cantar la quintaesencia de un pueblo al que tanto amamos!

Cuando la poesía y la escritura es compromiso activo, comprendemos bien para qué y a quién sirve, porque no son inocentes. Afortunadamente. Lo aprendí también de otro poeta andaluz, Juan Cobos Wilkins, en un libro precioso, Para qué la poesía, que intenta despejar muchos interrogantes al respecto. Se refiere, con bellas palabras, a la forma de expresarse cada persona en vida, de muchas formas posibles: desvivir, revivir, convivir, conmorir con todo eso, lo de siempre, sobrevivir y vivir, eso invisible que le sucede a otros. Después, preguntas que preparan la respuesta de para qué la poesía, para justificar por qué el cerebro necesita poesía. La mejor respuesta, la final: para sanar, para vivir

Comparto hoy estas palabras como un transeúnte desconocido por las calles imaginarias y reales de Cataluña, para aprender de ellas cómo puede persistir el espíritu propio de una Comunidad, porque queremos superar las rosas de pena y palabras, que aún nos quedan.

Salud.

Sevilla, 21/XII/2017

A las floristas de La Rambla de Barcelona

Federico García Lorca

Señoras y señores:

Esta noche, mi hija más pequeña y querida, Rosita la soltera, señorita Rosita, doña Rosita, sobre el mármol y entre cipreses doña Rosa, ha querido trabajar para las simpáticas floristas de la Rambla, y soy yo quien tiene el honor de dedicar la fiesta a estas mujeres de risa franca y manos mojadas, donde tiembla de cuando en cuando el diminuto rubí causado por la espina.

La rosa mudable, encerrada en la melancolía del Carmen granadino, ha querido agitarse en su rama al borde del estanque para que la vean las flores de la calle más alegre del mundo, la calle donde viven juntas a la vez las cuatro estaciones del año, la única calle de la tierra que yo desearía que no se acabara nunca, rica en sonidos, abundante de brisas, hermosa de encuentros, antigua de sangre: Rambla de Barcelona.

Como una balanza, la Rambla tiene su fiel y su equilibrio en el mercado de las flores donde la ciudad acude para cantar bautizos y bodas sobre ramos frescos de esperanza y donde acude agitando lágrimas y cintas en las coronas para sus muertos. Estos puestos de alegría entre los árboles ciudadanos son el regalo del ramblista y su recreo y aunque de noche aparezcan solos, casi como catafalcos de hierro, tienen un aire señor y delicado que parece decir al noctámbulo: «Levántate mañana para vernos, nosotros somos el día». Nadie que visite Barcelona puede olvidar esta calle que las flores convierten en insospechado invernadero, ni dejarse de sorprender por la locura mozartiana de estos pájaros, que, si bien se vengan a veces del transeúnte de modo un poquito incorrecto, dan en cambio a la Rambla un aire acribillado de plata y hacen caer sobre sus amigos una lluvia adormecedora de invisibles lentejuelas que colman nuestro corazón.

Se dice, y es verdad, que ningún barcelonés puede dormir tranquilo si no ha paseado por la Rambla por lo menos una vez, y a mí me ocurre otro tanto estos días que vivo en vuestra hermosísima ciudad.

Toda la esencia de la gran Barcelona, de la perenne, la insobornable, está en esta calle que tiene un ala gótica donde se oyen fuentes romanas y laúdes del quince y otra ala abigarrada, cruel, increíble, donde se oyen los acordeones de todos los marineros del mundo y hay un vuelo nocturno de labios pintados y carcajadas al amanecer.

Yo también tengo que pasar todos los días por esta calle para aprender de ella cómo puede persistir el espíritu propio de una ciudad.

Amigas floristas, [con] el cariño con que os saludo bajo los árboles, como transeúnte desconocido, os saludo esta noche aquí como poeta, y os ofrezco, con franco ademán andaluz, esta rosa de pena y palabras: es la granadina Rosita la soltera.

Salud.

Mil artículos, una imagen

CINEMA PARADISO1

Después, apenas el sol acabó de nacer, el hombre y la mujer fueron a pintar en la proa del barco, de un lado y de otro, en blancas letras, el nombre que todavía le faltaba a la carabela. Hacia la hora del mediodía, con la marea, La Isla Desconocida se hizo por fin a la mar, a la búsqueda de sí misma.

Jose Saramago, El cuento de la isla desconocida

Dedico hoy unas palabras de agradecimiento universal, a modo de nube digital, a las personas que siguen de cerca este blog, por la publicación de mi artículo mil en este cuaderno digital. He tardado doce años en alcanzar esta suma visible y suponen un recorrido vital y virtual transmitido mediante palabras a la Noosfera, la piel digital pensante que descubrí en mi juventud a través de Pierre Teilhard de Chardin. Esa fue la razón de elegir el título de este blog, el mundo sólo tiene interés hacia adelante, junto con un canto al fenómeno de la soledad sonora y creadora ante la página o pantalla en blanco, tan queridas por el arte de empezar y el arte de acabar preconizados por Ítalo Calvino.

También hice un contrato social con Jose Saramago en aquel 10 de diciembre de 2005, cuando acompañado por mi hijo Marcos elegí el dominio que me abría el cuaderno digital al universo entero. Fundamentalmente, porque no quería que fuera inocente, como no lo es ideología alguna de este mundo en danza perpetua, deseoso de seguir buscando islas desconocidas, una vez tomada la decisión de acudir solamente a las puertas de las decisiones, no a las de regalos o a las de peticiones, que me permitieran como al protagonista de su cuento de la isla desconocida, descubrir junto a la sencillez de una mujer de la limpieza qué significado tiene salir de nosotros mismos para encontrarnos.

El cuaderno lo han hojeado más de un millón de visitas. ¿Quién me iba a decir aquel día de autos en 2005 que la editorial virtual más potente del universo, llamada internet, me permitiría caminar por el mundo entregando palabras de forma gratuita, sin mercado que las convierta en mercancía? Sigo diciendo a los que me acompañan en esta singladura virtual que siento algo parecido a estar equivocado de siglo en sentimientos y pensamientos. Pero no mirando hacia atrás, que no me interesan como refugio, sino hacia adelante, trabajando en la amura de babor para transformar el mundo de todos y el de secreto. Mi generación tenía a la finalización de la dictadura en el último tercio del siglo pasado dos opciones: luchar por la libertad asentada en la Constitución o quedarse en las trincheras. Opté por la primera vía, haciendo camino al andar y quizá sean estos mil artículos una buena forma de comprenderlo.

GRACIAS EN NUBE

Gracias por no haberme sentido solo en esta singladura y por la compañía que he tenido al analizar las estadísticas de accesos a este blog, más de un millón de visitas, fundamentalmente de España y países de Latinoamérica que hablan y comprenden bien el idioma español. También, tengo que agradecerlo especialmente a dos personas que han comprendido el compromiso activo y de carácter público que como la ética han justificado mi existencia, porque me han ayudado a poner la solería que día a día elegí en la forma de ser y estar en el mundo y que es la única que justifica todos los actos humanos. Tienen nombre propio: María José y Marcos, tripulantes también de “La Isla Desconocida”. En la amura de babor, por supuesto.

Sevilla, 17 de diciembre de 2017, doce años después de hacerme a la mar abierta de internet

NOTA: la imagen pertenece a la película Cinema Paradiso, en una secuencia mágica de Totó y Alfredo.

En memoria de Juan de Loxa

[…] Apenas / un llanto de niño / canta / por el aguacolonia de un mar celeste de sol / imposible / hasta el momento supremo / del exterminio.

Juan de Loxa, Ardían los yunques

Ha muerto hoy en Madrid el poeta granadino Juan de Loxa. He ido rápidamente a mi discoteca a localizar el disco de Aguaviva, Poetas andaluces de ahora, donde tantas veces he escuchado un poema suyo recitado, Ardían los yunques, con un coro clamando ¡Freedom, Libertad! Lo recuerdo perfectamente, en un contexto difícil en este país en 1975, el año de su publicación. Aprendí con él a ser una persona digna en un mundo diseñado por el enemigo. De ahí mi consternación al conocer la noticia de su ausencia.

Siento esta muerte porque necesitamos poetas y poetisas que refuercen la comprensión del mundo, de la forma que solo saben hacerlo ellos y ellas. He vuelto a escuchar atentamente la canción que abría el disco, y sigo pensando que las preguntas de Alberti en su precioso poema Balada para los poetas andaluces de ahora siguen tan vivas como en la fecha que las escribió.

¿Qué cantan los poetas andaluces de ahora?
¿Qué miran los poetas andaluces de ahora?
¿Qué sienten los poetas andaluces de ahora?

Cantan con voz de hombre, ¿pero dónde los hombres?
Con ojos de hombre miran, ¿pero dónde los hombres?
Con pecho de hombre sienten, ¿pero dónde los hombres?

Cantan, y cuando cantan parece que están solos.
Miran, y cuando miran parece que están solos.
Sienten, y cuando sienten parece que están solos.

¿Es que ya Andalucía se ha quedado sin nadie?
¿Es que acaso en los montes andaluces no hay nadie?
¿Que en los mares y campos andaluces no hay nadie?

¿No habrá ya quien responda a la voz del poeta?
¿Quien mire al corazón sin muros del poeta?
¿Tantas cosas han muerto que no hay más que el poeta?

Cantad alto. Oiréis que oyen otros oídos.
Mirad alto. Veréis que miran otros ojos.
Latid alto. Sabréis que palpita otra sangre.

No es más hondo el poeta en su oscuro subsuelo
encerrado. Su canto asciende a más profundo
cuando, abierto en el aire, ya es de todos los hombres.

¿Qué cantan los poetas andaluces de ahora?
¿Qué miran los poetas andaluces de ahora?
¿Qué sienten los poetas andaluces de ahora?

Cantan con voz de hombre, ¿pero dónde los hombres?
Con ojos de hombre miran, ¿pero dónde los hombres?
Con pecho de hombre sienten, ¿pero dónde los hombres?

Cantan, y cuando cantan parece que están solos.
Miran, y cuando miran parece que están solos.
Sienten, y cuando sienten parece que están solos.

¿Es que ya Andalucía se ha quedado sin nadie?
¿Es que acaso en los montes andaluces no hay nadie?
¿Que en los mares y campos andaluces no hay nadie?

¿No habrá ya quien responda a la voz del poeta?
¿Quien mire al corazón sin muros del poeta?
¿Tantas cosas han muerto que no hay más que el poeta?

Cantad alto. Oiréis que oyen otros oídos.
Mirad alto. Veréis que miran otros ojos.
Latid alto. Sabréis que palpita otra sangre.

No es más hondo el poeta en su oscuro subsuelo
encerrado. Su canto asciende a más profundo
cuando, abierto en el aire, ya es de todos los hombres.

Rafael Alberti, en Ora marítima, 1953

Con la sensación de que Andalucía ha perdido hoy un poeta necesario, medito en mi rincón de pensar la última estrofa de este poema de Alberti, porque No es más hondo el poeta en su oscuro subsuelo / encerrado. Su canto asciende a más profundo / cuando, abierto en el aire, ya es de todos los hombres. Como la obra y compromiso de Juan de Loxa.

Sevilla, 15/XII/2017

El piano de Hiroshima

Hay noticias que pasan sin pena ni gloria a pesar de su trascendencia. El pasado domingo se entregó en Oslo el premio Nobel de la Paz a la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares. El día siguiente, se celebró un concierto en honor de los ganadores del premio Nobel en el que hubo un protagonista especial, un piano Yamaha superviviente del ataque nuclear de Hiroshima el 6 de agosto de 1945. Me parece un homenaje con música a un hecho vergonzante para la humanidad y que pervive en la mente del pueblo japonés a pesar del tiempo transcurrido. Como testigo de cargo, el piano todavía mantiene niveles bajos de radiación y se observan en su lacado negro restos de cristales que saltaron por la onda expansiva de la bomba al estar en su radio de acción.

Creo que es una imagen preciosa para recordarnos algo que pervive a través de los siglos, como expresión de paz en momentos de sufrimiento para las personas: Musica laetitiae comes, medicina dolorum, es decir, la música es compañera en la alegría y medicina para el dolor. Lo sigue siendo en ambos mensajes porque ese piano, testigo vivo de una historia que no se debería haber contado jamás, nos entrega alegría a través de composiciones interpretadas por manos maestras. Al mismo tiempo, es medicina para el dolor de la memoria no olvidada.

Mitsunori Yagawa (65 años) ha manifestado recientemente (1) que «Durante el bombardeo de Hiroshima, todo lo que había en los dos kilómetros de la zona cero fue quemado y destruido. Este piano estaba dentro de este límite y sobrevivió milagrosamente». Él ha restaurado el piano y ha tocado en innumerables conciertos por la paz.

El piano tiene un nombre propio: Hibaku piano (el piano bombardeado). Para que no lo olvidemos, aunque se esfuerza, en los conciertos actuales, en entregarnos algo que siempre lleva dentro desde su fabricación en 1938. Los supervivientes que estaban cerca del piano callan todavía hoy porque no quieren hablar de aquella desolación. Entre ellos, el padre de Mitsunori Yagawa. Pero él nos muestra a través de la música la otra cara del horror, con objeto de que no se repita esa página tan triste en la historia de la humanidad.

En el vídeo que encabeza este post, se interpretan en el piano Hibaku tres obras breves de Chopin y Teiichi Okano. Me he detenido en la última porque es una canción que todos los niños y niñas japoneses aprenden en la escuela pública. Se llama Furusato (el pueblo donde nací) y es sobrecogedor cómo las personas asistentes a este concierto acompañan a la pianista Aimi Kobayashi con una letra de recuerdos especiales para todos, cantando al mundo cómo debemos volver cada día a nuestro rincón de paz:

Perseguía conejos en aquella montaña.
Pescaba pececillos en aquel río.
Aún hoy retornan aquellos sueños.
No puedo olvidar mi pueblo natal.

Padre, madre, ¿se encuentran bien?
¿Estarán bien mis viejos amigos?
Hasta cuando la lluvia cae y el viento sopla,
afloran los recuerdos de mi pueblo natal.

Algún día, cuando haya hecho realidad mis sueños,
volveré.
Donde las montañas son verdes, a mi pueblo natal.
Donde las aguas son claras, a mi pueblo natal.

Sevilla, 14/XII/2017

(1) https://www.clarin.com/mundo/piano-sobrevivio-bomba-atomica-hiroshima-sonara-manana-oslo_0_SyFTk65ZM.html

 

El Niño Jesús proletario, según Saramago

Dedicado especialmente a los niños y las niñas de Las Tres Mil Viviendas en Sevilla, proletarios, porque sigo aprendiendo de ellos que la alegría (alalá, en caló), su alegría, es todavía posible en el mundo cantando villancicos preciosos. Todos los días, más allá de la Navidad. También, a las personas que, como me pasa a mí cuando llegan estas fechas, nos miramos a nosotros mismos y a nuestro alrededor, y nos preguntamos muchas cosas. Nada más.

Cuando se acerca la Navidad recuerdo siempre lo que contaba Saramago sobre el Niño Jesús de su época (1): “En ese tiempo, los Reyes Magos todavía no existían (o soy yo quien no se acuerda de ellos), ni existía la costumbre de montar belenes con la vaca, el buey y el resto de la compañía. Por lo menos en nuestra casa. Se dejaba por la noche el zapato (“el zapatinho”) en la chimenea, al lado de los hornillos de petróleo, y a la mañana siguiente se iba a ver lo que el Niño Jesús habría dejado. Sí, en aquel tiempo era el Niño Jesús quien bajaba por la chimenea, no se quedaba acostado en la paja, con el ombligo al aire, a la espera de que los pastores le llevasen leche y queso, porque de esto, sí, iba a necesitar para vivir, no del-oro-incienso-y-mirra de los magos, que, como se sabe, solo le trajeron amargores para la boca. El Niño Jesús de aquella época era un niño Jesús que trabajaba, que se esforzaba por ser útil a la sociedad, en fin, un proletario como tantos otros”.

La imagen del niño Jesús proletario no la olvido. Me parece que coincide con la de miles de niños y niñas en Andalucía, que siguen viviendo en umbrales de pobreza, según los datos recientes facilitados por la Red Andaluza de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN de Andalucía), en su informe sobre la POBREZA con mayúsculas y que se presentaban en el diario El País con este titular sobrecogedor: Tres de cada 10 andaluces son pobres y casi la mitad de la población corre riesgo de serlo. Andalucía, junto con Canarias, es la región más pobre de Europa: “El 32,3% de los andaluces son pobres y el 41,7% de la población se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social, 13,8 puntos porcentuales por encima de la media nacional. Pese a la recuperación económica, que ha conseguido reducir en un 1,5% estos datos con respecto al año pasado [2016], Andalucía, junto con Canarias, es la región más pobre de Europa, sólo comparable a otras comarcas de Rumanía” (2).

Según datos del citado informe, “La pobreza infantil sigue siendo un problema en Andalucía: un 33.11% de la población menor de 16 años está en riesgo de pobreza y exclusión social. Ante esta situación, hay que recordar de forma machacona la Recomendación de la Comisión Europea de 20 de febrero de 2013,Invertir en la infancia: romper el ciclo de las desventajas. En su punto 2.2 hablaba explícitamente de “reducir las desigualdades en la niñez invirtiendo en la educación y los cuidados de la primera infancia”. Esta propuesta acertaba en un enfoque correcto para abordar la relación entre desigualdad, educación e infancia.

Como hago todas las Navidades, vuelvo a abrir el libro de las pequeñas memorias de Saramago por las páginas 107 y 108, buscando el final de esta microhistoria navideña del Nobel portugués, aplicado a nuestra navidad en Andalucía. Y no me sorprende su reflexión de cierre y recuerdo de aquellos días: la ansiada presencia de los ángeles, una recreación de sus mayores, a los que nunca divisó en su cocina real, aunque los adultos que le rodeaban en aquella Nochebuena se empeñaban en demostrar que “lo sobrenatural, además de existir de verdad, lo teníamos dentro de casa”. Y Saramago niño, incluso ya mayor, aun dejándose llevar por el niño que siempre fue, nunca los vio, “ni uno como muestra”, porque el Niño Jesús que llevaba dentro estaba en otras cosas más mundanas, yendo del corazón a sus asuntos proletarios… Los que un día, no muy lejano, atendería como compromisos sociales el Niño-Ciudadano Jesús, un Niño especial que deberíamos recordar siempre en la historia actual y real de Andalucía.

Sevilla, 13/XII/2017

(1) Saramago, J. (2008). Las pequeñas memorias. Madrid: Punto de Lectura, p. 107.
(2) https://elpais.com/ccaa/2017/10/16/andalucia/1508153161_705299.html

Andamos del timbo al tambo

DEL TIMBO AL TAMBO

En medio de las perversidades de la incertidumbre mundial y de este país, he conocido una gran noticia para el mundo de la cultura porque, desde el lunes pasado, el archivo personal de Gabriel García Márquez está a disposición de quien quiera acceder a él por internet, gracias al trabajo realizado al respecto por el Harrison Ransom Center de la Universidad de Texas. Es un resultado fantástico del mundo digital y ennoblece la inteligencia digital en todas sus proyecciones posibles.

Inmediatamente he accedido al buscador y en segundos me ha presentado el dato que buscaba, en este caso la referencia en su obra de una expresión, “del timbo al tambo”, que descubrí un día ya lejano en la lectura de su obra ”Doce cuentos peregrinos”, un libro de cuentos “sobre latinoamericanos en Europa que durante tantos años había querido escribir”. Hace casi diez años publiqué en este cuaderno digital una reflexión al respecto y hoy la recupero íntegra, porque permanece intacta en su fondo y forma.

Esta noticia nos permitirá conocer mejor a Gabo, su persona de todos y la de secreto. Es verdad que “somos peregrinos en un camino hacia alguna parte, aunque a veces vayamos del timbo al tambo, como desorientados, para comprender lo que solo se puede alcanzar en una disciplina de silencio y de encuentro con nosotros mismos, para responder a situaciones, preguntas y fracasos humanos y sociales que no alcanzamos a entender nunca”.

Sevilla, 13/XII/2017

Del timbo al tambo

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Gabriel García Márquez, mi querido Gabo, me recordó ayer al releer su Prólogo de Doce cuentos peregrinos – obra que recomendaré siempre para las mesillas de noche de las personas que me acompañan en nuestra “Isla Desconocida”-, una obligación ética al escribir palabras que se entregan a los demás, cuando se navega en los mares procelosos de la turbación ignaciana. Hoy, cuando retomo -no sin dificultades anímicas- esta bendita y sacrosanta ob-ligación [sic, con guion], resuenan sus palabras con una fuerza especial: “Aquí está, listo para ser llevado a la mesa después de tanto andar del timbo al tambo peleando para sobrevivir a las perversidades de la incertidumbre”.

Es verdad. Aquí está listo el post de hoy, para ser llevado a tu mesa, cuando voy permanentemente de mi corazón a mis asuntos, del timbo al tambo particular, personal e intransferible. Cerebro y corazón, básicamente el cerebro, para los que nos acercamos con tanto respeto a él, que nos recuerda permanentemente su papel estelar en la vida, porque diversas estructuras cerebrales hacen posible la historia jamás contada, de vivir de forma controlada para no ir del timbo al tambo. A ser posible, a los asuntos importantes para la búsqueda de la felicidad. Y estos días que pasan, pero que en algunas y algunos se quedan, estamos viviendo momentos trascendentales para cada persona, para la sociedad, para la ciudadanía, para las familias, para las amigas y amigos a los que queremos, para las compañeras y compañeros de trabajo, con los que estamos obligatoriamente obligados a vivir, estar y, lo más difícil, ser.

Leo los periódicos habituales, escucho ahora mucha radio, la sempiterna onda próxima, veo la televisión que puedo y siempre hay una voz recurrente: la petición de mi voto, variaciones sobre el mismo tema utilizando el símil musical. Pero la partitura no es la misma y buscar esas diferencias es lo que me saca de mi corazón, de mis asuntos y es lo que me lleva a estar ahora “peleando para sobrevivir a las perversidades de la incertidumbre”. Como me “recomendaba” ayer Gabo cuando leía, en momentos de silencio, uno a uno sus cuentos peregrinos. Porque entendí muy bien su estructura literaria volcada al mundo mediante sus estructuras cerebrales: somos peregrinos en un camino hacia alguna parte, aunque a veces vayamos del timbo al tambo, como desorientados, para comprender lo que solo se puede alcanzar en una disciplina de silencio y de encuentro con nosotros mismos, para responder a situaciones, preguntas y fracasos humanos y sociales que no alcanzamos a entender nunca.

Por eso doy vueltas a mi voto, a mi corazón, a mis asuntos. Porque no todos vamos en el mismo barco, porque suelo decir que navego casi siempre en patera, al lado de algún barco fletado para orientar a la “Isla Desconocida”, una patera sin quilla, pero con Norte. Un barco que ahora podría ser un partido político, unas determinadas siglas, siempre a babor, a su izquierda, en la amura de babor ideológico al que tanto quiero, porque no todos los partidos son iguales, porque tampoco todas y todos somos iguales, porque no me da lo mismo lo que pase el día 9 de marzo, porque la libertad para la igualdad no todos los partidos la defienden de la misma forma, porque me preocupa el Estado del bienestar y todos los recursos públicos, su financiación, la equidad, la integración de los que buscan desde fuera la felicidad básica, las personas que emigran a nuestro país porque creen que esta felicidad –la adecuada legítimamente a sus necesidades y proyecto de vida- se puede tocar aunque sea con la punta de los dedos, la atención a las personas que dependen de los demás si la Administración lo garantiza para no confiarlo a la misericordia divina y humana. Porque no todo es mercancía y mercado. Porque no hay que confundir valor y precio. No es lo mismo, no es lo mismo…

Lleva razón Gabriel García Márquez en su prólogo: el que lea este post (por qué no este cuento) sabrá qué hacer con él. Como me pasa a mí al escribirlo. Porque la perspectiva del tiempo es lo que permite poner cada cosa en su sitio y hacer, de vez en cuando, una parada en la posada más querida. Como peregrino de la felicidad. De la vida.

Sevilla, 24/II/2008

Perico el de los palotes, Colombine

COLOMBINECarmen de Burgos, en Mujeres en la historia (RTVE)

Pero como toda idea de superioridad en sentido genérico es absurda, hay que convenir en que los dos sexos pueden ser completamente iguales

Carmen de Burgos Colombine (1867-1932)

Tengo que confesar que no conocía la intrahistoria de esta expresión tan interiorizada desde pequeño en mis vivencias de Madrid, porque lo único que asimilé es que no era un modelo a seguir, denostado y maltratado en el lenguaje familiar ordinario. Si quería ser alguien en la vida, el modelo no era desde luego el de “Periquillo” [sic], el de los palotes, que con desdén se ridiculizaba al máximo en el tratamiento con diminutivo para escarnio completo y sin fisuras de su protagonista.

Cuento lo anterior porque me ha sorprendido conocer la verdadera historia de esta expresión, referida al apodo (nunca ocultó su identidad, como gran lección para estos tiempos modernos) que utilizaba Carmen de Burgos, más conocida como “Colombine” (vinculado quizá con el personaje femenino de mayor presencia en la Commedia dell’Arte), a la que se ha catalogado como primera mujer que ejerció funciones de corresponsal de guerra. Una vez más y tras la Segunda República, “quedó enterrada, silenciada, desaparecida y todos los sinónimos posibles de una manera muy eficaz por quienes cumplieron esa misión: la de borrar la figura, la obra y el legado de una de las escritoras más importantes del primer tercio del siglo XX, primera redactora en plantilla de un periódico (hoy casi totalmente desconocida en las redacciones) y la primera mujer española corresponsal de guerra” (1).

Me ha sobrecogido conocer su trayectoria vital porque, como mujer de la época de autos, no tuvo que ser fácil ejercer sus inquietudes profesionales. Además, andaluza por más señas, nacida en Rodalquilar (Almería). Con motivo del 150 aniversario de su nacimiento, se van a publicar dos tomos de la obra periodística de Colombine, en los que ha reunido unos 300 textos, gracias al trabajo que ha realizado durante muchos años Concepción Núñez Rey, profesora jubilada que trabajó en el departamento de Filología Española III de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid. ha dedicado su vida a Colombine. Se decía de ella el año pasado que era “cabalmente moderna”: “Cierto que Carmen -como escritora de éxito en la belle époque- tuvo un salón literario (los comentados «miércoles de Colombine») y jugó algo a la mundanidad, que entendió como esencialmente europea, sin desentenderse jamás de lo que llamaríamos su fuerte veta social. Casada con un periodista almeriense que la maltrataba y al que abandonó, madre de varios hijos que murieron muy niños (sólo una hija sobrevivió y acompañó a su madre), en 1900 Carmen llegó a Madrid -con plaza de maestra en Guadalajara- dispuesta a esa vida literaria a que he aludido y con el triste bagaje de saber en carne propia dónde estaba la mujer española de su tiempo. Entró con éxito en el periodismo combativo, de talante liberal y republicano, aunque no extremista. Y en 1909 cuando comienza su sonado y largo romance con Ramón Gómez de la Serna (11 años menor) era ya autora de obras literarias y periodísticas de bastante eco y polémica: El divorcio en España (1904), Por Europa (1906), relato de un viaje cultural de un año por los más avanzados países del continente, o Cuentos de Colombine (1908), que alcanzó a ser traducido a varios idiomas” (2).

Con este bagaje tan espectacular y sobrecogedor al mismo tiempo, lo verdaderamente sorprendente para mí ha sido identificarla por primera vez con el pseudónimo de Perico el de los palotes, hecho que ocurrió entre 1917 y 1922, y que utilizaba en las reseñas literarias que escribía en el Heraldo de Madrid, periódico que en 1905 ya la había convertido en corresponsal en el extranjero. Es muy importante este matiz porque en momentos difíciles que vivió, escribiendo sobre la realidad del divorcio en España y que dio luz en un libro premonitorio publicado en 1904, que llevaba por título El divorcio en España, nunca ocultó su identidad, firmando con nombre y apellido, cuestión que le complicó seriamente la vida.

Ha sido un encuentro feliz que me ha devuelto una explicación inteligente a una forma de hablar en la Castilla que conocí en los años cincuenta del siglo pasado, que suena muy lejos. A partir de ahora, pensaré dos veces la utilización de esta expresión, Perico el de los palotes, como homenaje póstumo a Carmen de Burgos Colombine, una vida apasionada y cabalmente moderna. Fundamentalmente, porque hoy ha resucitado en mí, porque ella esperaba hacerlo por la fuerza de un libro y de ideas progresistas que no habría podido escribir.

Sevilla, 11/XII/2017

(1) de las Heras Bretín, Rut (El País, 4 de diciembre de 2017). Perico el de los palotes era mujer.
(2) de Villena, Luis Antonio (El País, 14 de enero de 2006). Cabalmente moderna.

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