Sevilla, 21/VIII/2019
Si algo me ha llamado poderosamente la atención en el largo desarrollo del drama humano del Open Arms durante tres semanas, ha sido el silencio del Vaticano, de Francisco, más aún cuando todo el mundo ha escuchado las bravatas del Ministro del Interior de Italia, Matteo Salvini, en una frase que pasará a los anales de la infamia: “Somos buenos cristianos, pero no tontos”, para justificar el cierre de los puertos italianos para acoger a los migrantes del Open Arms. Es una vergüenza e indignidad católica, apostólica y romana, escuchar estas palabras y que nadie diga una sola palabra en el Vaticano, que Francisco guarde silencio.
Conozco bien el Vaticano por dentro, los eternos silencios cómplices a lo largo de los siglos, su actitud vergonzante durante muchos siglos de la humanidad, su célebre Patio San Dámaso. Me queda solo el consuelo de que coja de su biblioteca personal un libro precioso de Rafael Alberti, Roma, peligro para caminantes, y se detenga en la lectura de un poema que me emociona siempre al leerlo:
Di, Jesucristo, ¿Por qué
me besan tanto los pies?
Soy San Pedro aquí sentado,
en bronce inmovilizado,
no puedo mirar de lado
ni pegar un puntapié,
pues tengo los pies gastados,
como ves.
Haz un milagro, Señor.
Déjame bajar al río;
volver a ser pescador,
que es lo mío.
Rafael Alberti, Basílica de San Pedro
He recordado hoy la visita oficial que las alcaldesas de Barcelona y Madrid, Ada Colau y Manuela Carmena, junto a Oscar Camps, fundador de la ONG Proactiva Open Arms, hicieron en el mes de febrero de este año al Papa en las dependencias del Vaticano: “Los tres mantuvieron una reunión con el subsecretario de la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral del Vaticano, Fabio Baggio, y finalmente se encontraron con el Papa. «Le expuse la situación migratoria, cómo estamos nosotros con el bloqueo… [se refería a la retención del barco Open Arms en el puerto de Barcelona por problemas administrativos] Está muy informado y lo conoce de sobra. Luego le contamos cómo estamos intentando crear una red de ciudades y políticos humanistas, porque todavía los hay en Europa», explica Òscar Camps en conversación con Alfa y Omega”.
Creo que Francisco debe hablar al mundo con urgencia sobre lo ocurrido por razones de lesa humanidad y por solidaridad con las personas rescatadas en alta mar huyendo de tragedias espeluznantes, porque conoce muy bien el problema. Después, comprenderé siempre que desee como San Pedro de Alberti que el Señor haga un milagro y le deje bajar definitivamente al río de la vida, al Mediterráneo virtual o real, para volver a ser pescador de personas y rescatador en la alta mar de la vida, porque, al fin y al cabo, es lo suyo, como persona digna y fuera de los oropeles del Vaticano, Estado Imposible. Lo necesitamos, Papa Francisco.
Cuando escribo estas líneas, con la Plaza de San Pedro al fondo de mi memoria de secreto, solo queda un recurso para quien sabe esperar en el principio esperanza: avanzar por la Via della Concilliazione (calle de la conciliación), precioso nombre, real o virtual, buscando la solidaridad humana desesperadamente.
NOTA: la imagen se ha recuperado hoy de https://www.elconfidencial.com/espana/2019-02-08/el-papa-se-reune-en-privado-con-colau-carmena-y-el-director-del-open-arms_1814394/
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja para ninguna empresa u organización religiosa, política, gubernamental o no gubernamental, que pueda beneficiarse de este artículo, no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de jubilado.
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