La amistad del psicoanalista Ángel Garma y Federico García Lorca, poeta

AMISTAD GARCIA LORCA ANGEL GARMA Y BETTY

Betty y Ángel Garma, la Residencia de Estudiantes y Federico García Lorca y su hermana Isabel / Fotocomposición personal

Sevilla, 19/II/2020

He recibido puntualmente la Revista Norte de Salud Mental y he encontrado en su sumario un artículo de Iñaki Márquez, La Residencia de Estudiantes. Garma, García Lorca y la homosexualidad, que me ha llamado la atención y sobre el que deseo escribir hoy una reflexión sobre su fondo y forma, no tratado habitualmente en las múltiples publicaciones sobre García Lorca y porque el resumen del mismo es la carta de presentación de una realidad humana que es interesante descubrir bien por desconocida en la persona de secreto del poeta, mediante un hilo conductor que honra su azarosa vida de todos y, especialmente, la de secreto.

Dice el autor del artículo de referencia que “La Residencia de Estudiantes acogió desde 1919 a un amplio alumnado que, en su mayoría, llegarían a destacar en todo tipo de especialidades de las ciencias. En el derecho, la salud, las artes o cualquier rama de interés científico tuvo su acogida en la Residencia. Allí coincidió Federico García Lorca, en su grupo de amistad, con quienes serían ilustres de la pintura, la literatura, el cine, periodismo, el psicoanálisis, el derecho… Entre ellos destacó una amistad escasamente divulgada, la de Ángel Garma y García Lorca, y que ahora se ofrecen algunas aportaciones. Como también existe cierto desconocimiento sobre los amores del gran poeta” (1).

Leyendo el artículo en profundidad y una vez conocido el perfil biográfico y el paso de Ángel Garma por la Residencia de Estudiantes, he querido detenerme en el epígrafe dedicado a “Amores en el alma de Lorca”, en el que se trata de componer con profundo respeto el perfil psicológico de García Lorca, deteniéndose en una dedicatoria que se hizo a sí mismo en su primer libro, Impresiones y paisajes, publicado en 1918, cuando solo tenía 20 años: “A mi queridísimo Federico García Lorca, único que me conoce y sabe ahondar todo el encanto de tristezas que tiene mi corazón. Su propio corazón». Su persona de secreto era un mundo por descubrir todavía, ante una sociedad intransigente y una moral católica, apostólica y romana que lo invadía todo: “Sólo hombres he conocido (…) La normalidad no es ni lo tuyo de conocer sólo a la mujer, ni lo mío», le contestó Federico García Lorca al director de escena Cipriano Rivas Cherif cuando éste, querido amigo y colaborador del poeta y dramaturgo granadino, le preguntó por su orientación sexual. Así lo recoge Iñaki Márquez en su artículo: “Lo normal es el amor sin límites, porque el amor es más y mejor que la moral de un dogma, la moral católica. No hay quien mande, no hay quien domine, no hay sometimiento. Se necesita una verdadera revolución. Una nueva moral, una moral de libertad entera».

Sigue describiendo los amores sucesivos de Lorca, Rafael Rodríguez Rapún, Emilio Aladrén, Salvador Dalí, Sánchez Mejías, Eduardo Rodríguez Valdivieso y el que se cree que fue el último amor en vida: Juan Ramírez de Lucas: “Se separaron en Julio de 1936 días después el golpe militar, para ver a sus familias en Albacete y Granada”. Puede que en la cajita que legó a su hermana antes de morir, se encuentren claves para comprender muchas cosas de la relación con Lorca que nos permitan profundizar en su forma de ser y existir, singulares, en su trayecto final de vida.

Ángel Garma, psicoanalista y compañero de Lorca en la Residencia de Estudiantes, que marchó al exilio a Francia y Argentina, donde fundó junto con Enrique Pichón Rivière, Marie Langer, Ernesto Cárcamo, Ferrari-Hardoy y Arnaldo Rascovsky la Asociación Psicoanalítica Argentina de arraigada tradición científica, citó varias veces a García Lorca en sus trabajos científicos. Trató como paciente a una persona, de la que nunca reveló su nombre, que sufrió un desencanto patológico por el reiterado rechazo de García Lorca, según narraba el propio afectado, resultando años más tarde como el inicio de una investigación psicoanalítica relacionada con el psicoanálisis de los ulcerosos, dado que la inestabilidad psíquica es la que provocaba, según Garma, la úlcera en sus pacientes.

Finaliza el artículo con una narración breve y dura sobre el asesinato de García Lorca en los barrancos entre Víznar y Alfacar, sintetizando el sentir democrático de este país a través de unas palabras de Leonard Cohen: «No entiendo cómo España no ha excavado con sus manos todo el campo de Granada para recuperar el cuerpo de su poeta. No entiendo una nación que no le haya dado un castigo histórico a sus asesinos». También, con la reproducción de una carta manuscrita dirigida por Ángel Garma a Ian Gibson, a solicitud de éste, en los que rememora la estrecha amistad con García Lorca: “[…] él era una persona como poeta y como persona”. Cuenta la referencia que figura anteriormente de la atención profesional como médico psicoanalista (1931-1932) que prestó a un profesional muy enamorado de García Lorca, del que nunca reveló su identidad, manifestando en la carta que “no tengo conocimiento alguno de maltratos de García Lorca hacia sus enamorados”. Cuenta también que la poesía de García Lorca le entusiasmó, que las mujeres se interesaron mucho por su obra La casada infiel, los lirios de la Residencia de Estudiantes que inspiraron sus poemas y su avanzado desenfado en la forma de vestir porque solo a él se le permitía vestir de sport, moda que él impuso, cuando todo el mundo utilizaba la corbata “en reuniones de alto nivel”.

Hace unos años leí en un periódico de Granada un artículo revelador de la amistad entre Ángel Garma y Federico García Lorca: “Federico García Lorca escribió poemas como Ciudad sin sueño y Ángel Garma culminó sus estudios con la publicación de Psicoanálisis de los sueños. «Constituyen situaciones traumáticas (pesadillas) enmascaradas, que son percibidas por el individuo de un modo alucinatorio, es decir, como si fueran vivencias reales debido a los mecanismos de defensa del yo», escribió el bilbaíno. «No es sueño la vida. ¡Alerta!», sentenció por su parte el escritor granadino”.

Con esta alerta premonitoria, con la amistad y el sueño de ambos me quedo hoy en mi rincón de pensar. Gracias a un artículo excelente de Iñaki Márquez, un psiquiatra del Instituto Vasco de Psicoterapia con sede en Bilbao, preocupado por recuperar la memoria histórica de una amistad que no debe caer en el olvido fácil y colectivo de las páginas menos amables de este país tan controvertido.

(1) Márquez, I. La Residencia de Estudiantes. Garma, García Lorca y la homosexualidad. Norte de Salud Mental 2020 Enero; XVI (62): 95-108.

 
NOTA: la imagen correspondiente a Betty y Ángel Garma, que figura en la fotocomposición de la cabecera de este post se ha recuperado hoy de: https://elpais.com/cultura/2015/02/28/actualidad/1425148747_153743.html

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN José Antonio Cobeña Fernández no trabaja para ninguna empresa u organización religiosa, política, gubernamental o no gubernamental, que pueda beneficiarse de este artículo, no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de jubilado.

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