Sevilla, 27/IX/2021
Retomo poco a poco mi aproximación al piano, clave y violín, después de un paréntesis sin poder asistir a mis clases habituales, necesarias y aleccionadoras, por la pandemia que tanto nos ha alejado de la ansiada normalidad. En este ir y venir de mi corazón a mis asuntos, he conocido una historia personal muy interesante, la de la compositora de origen español, Mariana von Martínez, con un apellido que la delata, aunque la preposición austriaca “von” la salva de la catetez celtibérica que nos rodea. Martínez, a la que cito por su apellido, igual que si hablara ahora de Mozart, vecino suyo en Viena, era conocida como “la pequeña española”, nombre que utilizaba Haydn para llamarla así reconociendo su ascendencia. Nació en Viena en 1744 y su abuelo era el que ostentaba el apellido Martínez, un soldado español residente en Nápoles: “Su padre, Nicolo Martinez, nacido en Nápoles hacia el año 1689, inició una carrera militar que le llevó a luchar en Alemania a favor de Carlos VI. Una vez se encontraba en territorio alemán conoció a Maria Theresia, madre de Marianna, con quién se casó. Nicolo encontró finalmente un puesto para servir en la Nunciatura de Viena, la embajada papal en el imperio austríaco, como Maestro di Camera. Los padres de Marianna se instalaron en Viena entre los años 1729 y 1732. Hacia 1735 residían en el tercer piso de la Michaelerhaus, un gran edificio en la Michelerplatz de Viena” (1). Allí compartieron vivienda con Pietro Trapassi (Metastasio), gran amigo de Nicolo Martinez desde su juventud, con la familia Esterhàzy, con Nicola Porpora y con Joseph Haydn, que fue asistente y alumno del maestro Porpora.
Su relación con el poeta Metastasio fue muy profunda y fruto de ello fue la composición musical del Oratorio de Santa Elena al Calvario, una composición brillante del poeta. La historia recoge algo importante de la relación de la familia de Metastasio con la familia Martínez: “Tal como constata Andrés Ruiz Tarazona, tras el fallecimiento del poeta en 1782, José Martínez, uno de los hermanos de Mariana, fue nombrado heredero universal de sus bienes, y las tres hermanas también heredaron cantidades importantes, lo cual les permitió mejorar su vida. Al parecer, esa herencia recibida por los Martínez de acuerdo con el testamento del poeta, consistía en cerca de 90.000 florines en muebles y objetos preciosos de oro y diamantes, recibidos de reyes y emperadores” (2).
Su famoso vecino Porpora, fue también maestro de canto de Mariana Martínez. En la reseña de esta compositora de origen español que figura en el Diccionario Biográfico Español, se afirma que “La presencia de Mariana Martínez en la vida musical de Viena fue intensa: así, por ejemplo, participó en las veladas musicales de la casa veraniega de los Ployer hacia 1773, a las que acudían personalidades como Leopoldo Mozart y su hijo, Haydn, Albrechtberger y Josef Weigl; tuvo la oportunidad asimismo de presenciar un concierto de Mozart en casa de la princesa Marie Karoline Tautson en 1762”. Asimismo, en relación con Mozart, sabemos que “Tras el fallecimiento de sus padres y de Metastasio, Mariana y su hermana Antonia convirtieron su casa en lugar de reunión de numerosos músicos y artistas de la época. En su hogar tenían lugar veladas de forma periódica, a las que asistieron Mozart, Haydn y Beethoven. El tenor irlandés Michel Kelly, uno de los participantes en el estreno de Las bodas de Fígaro, fue testigo directo de aquella etapa final de clasicismo vienés y afirma que en cierta ocasión oyó tocar a Mariana una sonata de Mozart a cuatro manos junto al propio Mozart; se refiere a ella como a una mujer de edad madura “aunque posee la alegría y vivacidad de una muchacha”. En 1782 la Tonkünstler Societät ofreció su oratorio Isacco figura del Redentore en el Kärtnertotheater de Viena. Escrito en 1740 por Metastasio, había sido musicalizado anteriormente por Predieri y por Dittersdorf. Se trata de una de las composiciones más ambiciosas y logradas de la compositora vienesa”.
Hace muchos años busqué unas obras de Mozart, sus sonatas para piano a cuatro manos, comenzando por la primera que compuso en Do mayor (K. 19d) en mayo de 1765 cuando sólo tenía nueve años de edad y que he escuchado en bastantes ocasiones por su belleza de composición armónica. He conocido posteriormente que en una ocasión tocó algunas de estas composiciones junto a Mariana Martínez en sus veladas vienesas, algunas a beneficio. Algo importante vería Mozart en como compositora e intérprete para tales actuaciones conjuntas.
Sólo he querido resaltar la figura de una compositora de raíces españolas que probablemente es una gran desconocida para este país. Era obligado en este cuaderno digital que busca islas desconocidas, descubrir la vida y obra de Mariana Martínez, porque el mundo que la rodeaba fue diferente a través de su vida y obras musicales. Mientras, abro la partitura de la sonata citada de Mozart, la primera, también la tapa de mi clave y me imagino por un momento tocando junto a ella o junto a él, en mi capacidad para soñar despierto, porque estoy convencido de que ahora más que nunca la música es compañera en la alegría y medicina para el dolor (musica laetitiae comes, medicina dolorum), leyenda clásica que figura también en la tapa de mi clave y que no olvido ni siquiera un momento.
(1) Marianne von Martinez – Wikipedia, la enciclopedia libre
(2) Mariana de Martínez | Real Academia de la Historia (rah.es)
CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.
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