
Pero la primavera está ahí, loca y generosa. Llama a tus sentidos, y a través de ellos a tu corazón, adonde entra templando tu sangre e iluminando tu mente
Luis Cernuda, en Ocnos
Sevilla, 21/III/2022, Día Mundial de la Poesía
Cuando llega esta estación, la primavera en Sevilla, Cernuda me recuerda siempre cosas importantes con su prosa poética, porque lo único que sabemos es que no sabemos en realidad lo que nos pasa y él nos ayuda a entenderlo (1), fundamentalmente porque estamos atravesando una etapa histórica plagada de dificultades y sinsentidos. En este caso, cuando canta a la primavera recordando a su tierra natal desde la tragedia del exilio, añorando cómo la naturaleza cuida a Sevilla:
Este año no conoces el despertar de la primavera por aquellos campos, cuando bajo el cielo gris, bien temprano a la mañana, oías los silbos impacientes de los pájaros, extrañando en las ramas aún secas la hojosa espesura húmeda de rocío que ya debía cobijarles. En lugar de praderas sembradas por las corolas del azafrán, tienes el asfalto sucio de estas calles; y no es el aire marceño de tibieza prematura, sino el frío retrasado quien te asalta en tu deambular, helándote a cada esquina.
Abstraído en este imaginar, marchas con nostalgia por la avenida del parque, donde revuela espectral a ras de tierra y te precede, fugitiva ala terrosa, una hoja del otoño último. Tan reseca es y oscura, que se diría muerta años atrás; imposible su verdor y frescura idos, como la juventud de aquel viejo, inmóvil allá, traspuesta la reja, hombros encogidos, manos en los bolsillos, aguardando no sabes qué.
Al acercarte luego, hallas que el viejo tiene a sus pies manojos de flores tempranas, asfodelos, jacintos, tulipanes, de vívidos colores increíbles en esta atmósfera aterida. Casi da pena verlas así, expuestas en mercado norteño, como si ellas también sintieran su hermosura indefensa ante la hostilidad sombría del ambiente.
Pero la primavera está ahí, loca y generosa. Llama a tus sentidos, y a través de ellos a tu corazón, adonde entra templando tu sangre e iluminando tu mente; quienes a la invocación mágica, a pesar del frío, lo sórdido, la carencia de luz, no pueden contener el júbilo vernal que estas flores, como promesa suya, te han traído e infundido en tu miedo, tu desesperanza y tu apatía.
La primavera, con su luz y fragancia de azahar en Sevilla, llama a mis sentidos y se aloja en mi corazón, regalándome un júbilo de emociones y sentimientos, a modo de flores, que me ayudan a caminar por la pandemia que nos asola y nos da miedo, desesperanza y apatía, con una misión posible que necesitamos ahora más que nunca: iluminar la mente. También, para comprender qué significa la paz en tiempos de guerra, tan lejos, tan cerca.
Hoy se celebra también el Día Mundial de la Poesía, auspiciado por la UNESCO y adoptado como tal en la 30ª Conferencia General en París en 1999, con el objetivo de apoyar la diversidad lingüística a través de la expresión poética y fomentar la visibilización de aquellas lenguas que se encuentran en peligro. Conmemora a su vez «una de las formas más preciadas de la expresión e identidad y lingüística de la humanidad. La poesía, practicada a lo largo de la historia en todas las culturas y en todos los continentes, habla de nuestra humanidad común y de nuestros valores compartidos, transformando el poema más simple en un poderoso catalizador del diálogo y la paz». Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, ha lanzado hoy al mundo un mensaje con motivo de esta celebración en el que manifiesta lo siguiente: La orquestación de las palabras, el colorido de las imágenes y la contundencia de una buena métrica otorgan a la poesía un poder sin parangón. Como forma de expresión íntima que permite abrirse a los demás, la poesía enriquece el diálogo que cataliza todo progreso humano y es más necesaria que nunca en tiempos turbulentos.
En este contexto local y mundial, expreso a Luis Cernuda, mi paisano, el más sincero agradecimiento a su obra, porque siempre reconozco el trabajo que hizo con amor desde su alma exiliada, tan lejos de sus primaveras en Sevilla, cuando escribía estas palabras desde la sordidez de Escocia, que le llevaban a recordar entrañablemente su niñez y juventud en esta ciudad, en la que Stefan Zweig siempre pensó que se podía ser feliz. Aprendí de él algo muy importante que pidió a sus paisanos en esta sacrosanta ciudad: el reconocimiento a su trabajo bien hecho y envuelto en bellas palabras, que siempre lo merece ahora y en cualquier estación del año: «más el trabajo humano, con amor hecho, merece el reconocimiento de los otros». No lo olvido en este tiempo tan difícil y complejo, porque hoy día me duele todavía que su país y sus paisanos olvidemos algo simbólico que nos enseñó él a comprenderlo: el valor intrínseco de la poesía, de la prosa poética, porque la primavera, por ejemplo, llama a nuestros sentidos, y a través de ellos a nuestro corazón, adonde entra templando nuestra sangre e iluminando nuestra mente. ¿Existe algo más bello?
Finalizo esta reflexión especial con un ejemplo del trabajo bien hecho de Mozart al ensalzar también la primavera, en una obra dedicada a Haydn en 1785, en un cuarteto recogido en su catálogo como No. 14 K. 387 in Sol mayor, fruto de un largo y laborioso trabajo, según sus palabras, del que he elegido el tercer movimiento (Andante cantabile), De la primavera, como homenaje al compositor salzburgués, interpretados por un cuarteto nacido en aquella ciudad, Hagen Quartet, que lo expresa de forma especial. Una delicia, en un día en el que la entrada de la nueva estación se celebra con una espera y esperanza sentidas. Para seguir viviendo y construyendo un mundo diferente, más amable, más cercano, más humano.
(1) Cernuda, Luis, La Primavera, en Ocnos (Poesía completa, vol. I), 1993. Madrid: Siruela.
NOTA: El 27 de diciembre de 2018, el Estado adquirió por 10.000 euros, en el remate final de una subasta de Durán, el Retrato de Luis Cernuda, 1932 (O/L, 65 x 55 cm.), pintado por Ramón Gaya: “Se ofrecía, también de su mano, un dibujito previo, a tinta, muy sencillo, pero como una especie de primera idea o boceto del óleo (23 x 18,5 cm.), fechado también en 1932. Ambos habían estado presentes en la muestra Entre la realidad y el deseo. Luis Cernuda 1902-1963, en la Residencia de Estudiantes en Madrid y en el Convento de Santa Inés en Sevilla, en 2002, y aparecían también, con otras piezas que se subastaban, en el libro A una verdad. Luis Cernuda (Sevilla-Madrid, Universidad Internacional Menéndez Pelayo, 1988), edición coordinada por Andrés Trapiello y Juan Manuel Bonet. Ambos fueron vendidos por los precios iniciales, 10.000 euros el óleo y 3.000 la tinta, y en ese precio fueron adjudicados al Estado cuando ejerció su derecho”.

CLÁUSULA ÉTICA DE DIVULGACIÓN: José Antonio Cobeña Fernández no trabaja en la actualidad para empresas u organizaciones religiosas, políticas, gubernamentales o no gubernamentales, que puedan beneficiarse de este artículo; no las asesora, no posee acciones ni recibe financiación o prebenda alguna de ellas. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte de su situación actual de persona jubilada.
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