¿Por qué escribo?

VOCACION
William-Adolphe Bouguereau (1825-1905), Vocación

Es una pregunta a la que todavía no había dado respuesta, como a tantas preguntas de mi vida, sobre todo tres que superan con creces a ésta (Eclesiastés, 3, 1-22): ¿Qué gana el que trabaja con fatiga? o en otra variación sobre el mismo tema: ¿qué saca el hombre de todo su fatigoso afán bajo el sol?; ¿quién sabe si el aliento de la vida de los humanos asciende hacia arriba y si el aliento de la bestia desciende hacia abajo, hacia la tierra? y, por último, ¿quién guiará al hombre a contemplar lo que ha de suceder después de él? A día de hoy, la única respuesta que me sigue pareciendo coherente es la del propio Eclesiastés, un auténtico líder de las asambleas: hay que hacer camino al andar y aprender una gran respuesta provisional en la vida: es mejor caminar con otros, porque si nos caemos siempre habrá alguien que te levante, porque la amistad es como la cuerda de tres hilos: jamás se puede romper.

Escribir es una realidad más terrenal, pero tiene un misterio intrínseco a su razón de ser y existir, que deseo revelar en lo que me afecta personalmente. ¿Por qué escribo? En primer lugar, porque es la forma de expresar de forma especial, con palabras, la esencia de mi persona de secreto, interpretando la realidad que rodea permanentemente mi vida de forma voluntaria pero no inocente. Ser dueño de las palabras, es el acto humano por excelencia porque es una posibilidad que solo pertenece a mi especie, aunque genere en el acto de escribirlas un miedo cerval ante la página en blanco. Cada vez que me enfrento a esta realidad, recuerdo algo que aprendí hace ya muchos años de Ítalo Calvino en su obra póstuma “Seis propuestas para el próximo milenio”: “…es un instante crucial, como cuando se empieza a escribir una novela… Es el instante de la elección: se nos ofrece la oportunidad de decirlo todo, de todos los modos posibles; y tenemos que llegar a decir algo, de una manera especial” (Ítalo Calvino, El arte de empezar y el arte de acabar).

En segundo lugar, porque considero que escribir es un acto de militancia activa en el compromiso intelectual, por varias razones: el mero hecho de cuestionar la existencia de uno mismo al servicio estrictamente personal, es decir, el trabajo permanente en clave de autoservicio, así definido e interpretado, rompiendo moldes y preguntándonos si lo importante es salir del pequeño mundo que nos rodea y mirar alrededor, ya es un signo de capacidad intelectual extraordinaria que muchas veces no está al alcance de cualquiera por imperativos del mercado. Desgraciadamente. Además, porque al escribir se hace patente el compromiso con uno mismo y con los demás, fundamentalmente con los más desfavorecidos por la vida. Siempre lo he asociado con la responsabilidad social, porque me ha gustado jugar con la palabra en sí, reinterpretando la responsabilidad como “respuestabilidad”. Ante los interrogantes de la vida, que tantas veces encontramos y sorteamos, la capacidad de respuestabilidad al escribir (valga el neologismo temporalmente) exige dos principios muy claros: el conocimiento y la libertad. Conocimiento como capacidad para comprender lo que está pasando, lo que estoy viendo y, sobre, todo lo que me está afectando, palabra esta última que me encanta señalar y resaltar, porque resume muy bien la dialéctica entre sentimientos y emociones, fundamentalmente por su propia intensidad en la afectación que es la forma de calificar la vida afectiva. Libertad, para decidir siempre, hábito que será lo más consuetudinario que jamás podamos soñar, porque desde que tenemos lo que he llamado a veces “uso de razón científica”, nos pasamos toda la vida decidiendo. Cuando tienes la “suerte” de conocer las interioridades del dilema al escribir, ya no eres prisionero de la existencia. Ya decides y cualquier ser inteligente se debe comprometer consigo mismo y con los demás porque conoce esta posibilidad, este filón de riqueza. Aunque nuestros aprendizajes programados en la Academia no vayan por estas líneas de conducta. Cualquier régimen sabe de estas posibilidades. Y cualquier régimen, de izquierdas y derechas lo sabe. Por eso lo manejan, aunque siempre me ha emocionado la sensibilidad de la izquierda organizada o la de “los de abajo” que dicen ahora.

En tercer lugar, porque me transforma y renueva continuamente el alma, porque podemos escribir la historia mejor y jamás contada pero, si le falta alma, no es nada (1): “Y eso el lector lo nota. Intuye que a esa perfección le falta algo”. Se llama corazón, alma, un texto en el cual se nota si el autor se ha enamorado de su libro más allá de las ideas que quiere contar”. Y me reafirmo en lo que ya he expresado en los últimos años sobre escribir con el alma, tal y como lo estoy haciendo ahora: “Esto me ha pasado a mí. Me he enamorado de mis libros y estoy viviendo esos momentos en los que mi alma está pendiente de todo, para que no falte nada a las personas que quieres y a las desconocidas que van a captar esos sentimientos y emociones que adornan siempre la inteligencia conectiva que escribe, que se expresa desde dentro de cada autor, siendo Internet un medio poderoso y lleno de recursos para difundir este momento mágico, dando la razón a San Agustín cuando escribía en un perfecto latín un constructo que me ha acompañado siempre: bonum est diffusivum sui (el bien, se difunde a sí mismo). O lo que es lo mismo: la buena literatura, escrita con alma, se difunde a sí misma. Todavía más, con la ayuda de las tecnologías y sistemas de información, porque se construye y difunde con la inteligencia digital, cada día más al alcance de muchas personas que saben qué es escribir con el alma de la pasión.

José Manuel Blecua, director de la RAE, ha dicho recientemente que al escribir copiamos siempre de los autores que hemos leído a lo largo de nuestra vida y nos han marcado. Quizá, al escribir hoy estas palabras especiales, para decir algo especial, he copiado una experiencia contada una vez por el escritor portugués António Lobo Antúnes, sobre una idea preciosa aportada por un enfermo esquizofrénico al que atendió tiempo atrás: “Doctor, el mundo ha sido hecho por detrás”, como si detrás de todo está el alma humana que fabrica el cerebro. Porque según Lobo Antúnes “ésta es la solución para escribir: se escribe hacia atrás, al buscar que las emociones y pulsiones encuentren palabras. “Todos los grandes escribían hacia atrás”. También, porque todos los días, los pequeños, escribimos así en las páginas en blanco de nuestras vidas…

Sevilla, 30/X/2014

(1) http://www.joseantoniocobena.com/?p=3776

Sí me importa

He conocido el proyecto «Sí me importa» que impulsa Oxfam Intermón para promover la inversión pública en cooperación internacional (1), que aconsejo visitar en su portal web específico. Creo que hay que colaborar con este proyecto desde cualquier sitio que ocupemos en la sociedad y siempre he pensado que un blog puede ser un medio importante para reforzar estos proyectos solidarios y promover el movimiento celular que haga posible un tejido social crítico en situaciones como éstas. Esta es la razón de por qué afirmo rotundamente que sí me importa tratar estos asuntos en este cuaderno de inteligencia digital, como una forma de compromiso activo que intenta siempre explorar islas desconocidas: «hay que rescatar la auténtica figura de las personas inteligentes que ponen al servicio de la humanidad lejana y, sobre todo, próxima, su conocimiento compartido, su capacidad para resolver problemas de todos los días, los que verdaderamente preocupan en el quehacer y quesentir diario. Cada intelectual, hemos quedado en “cada persona”, que toma conciencia de su capacidad para responder a las preguntas de la vida, desde cualquier órbita, sobre todo de interés social, tiene un compromiso escrito en su libro de instrucciones: no olvidar los orígenes descubiertos para revalorizar continuamente la capacidad de preocuparse por los demás, sobre todo los más desfavorecidos desde cualquier ámbito que se quiera analizar, porque hay mucho tajo que dignificar».

Hay muchas formas de colaborar con «Sí me importa» y una de ellas me ha parecido extraordinaria por su originalidad, por su proyección a través del arte, el cómic, el cine, el teatro o el arte contemporáneo. Desde este momento se puede visualizar ya este compromiso colectivo a través del cómic, en la siguiente dirección web: http://comicontour.ojoylapiz.com/webapp/, que culminará con una publicación de un libro en el mes de diciembre, que editará Astiberri: «El proyecto Viñetas de Vida se ha cocinado con todos esos ingredientes de la mano de los mejores artistas del cómic español. Acompañados de sus cuadernos de viaje, Miguel Gallardo, Sonia Pulido, Álvaro Ortiz, Cristina Durán y Miguel A. Giner Bou (laGRUA), Paco Roca, David Rubín, Antonia Santolaya y Enrique Flores, viajaron a países de África, América Latina y Asia para conocer de primera mano proyectos de cooperación y a los millones de personas que se encuentran detrás. El resultado son 8 historias en viñetas que nos trasladan a Guatemala, Colombia, Nicaragua, República Dominicana, Marruecos, Mauritania, Burundi y Filipinas. […] Son relatos en viñetas contados desde la libertad y la creatividad de los autores y autoras, que muestran a personajes reales: hombres, mujeres y niños que, con el apoyo de la cooperación, son capaces de cambiar sus vidas y las de sus comunidades. Ante el panorama de los drásticos recortes que la ayuda oficial al desarrollo viene sufriendo desde el inicio de la crisis, ahora corre peligro».

Podemos llevar a cabo múltiples acciones solidarias para que el Gobierno central y los autonómicos sean sensibles con la cooperación internacional, incluso en tiempos de crisis, porque la situación es absolutamente desproporcionada. A lo que aquí llamamos pobreza, en otros lugares del mundo lo llaman desnutrición, muerte infantil, juvenil y de adultos, y desolación. El tiempo corre en contra de los más desheredados y es necesario tomar partido desde este momento, desde ese momento en que cada persona se muestra cercana a estas realidades no tan lejanas.

La historia de Miguel Gallardo, Aquí vive Dios, me ha sobrecogido especialmente, sobre todo porque ya tuve la oportunidad de conocer la impresionante sensibilidad de su persona de secreto en un cómic que guardo en el corazón, María y yo, sobre el que escribí en este blog en 2011, porque era una historia entrañable para personas preocupadas por la inteligencia colectiva y conectiva, por su capacidad para resolver problemas.

Sevilla, 28/X/2014

(1) Constenla, Tereixa (2014, 28 de octubre). El cómic de la conciencia. El País, p. 56.

La culpa de la crisis no la tiene la gente

Quién tiene la culpa si la paloma sueña ser águila
Quién tiene la culpa de que la flor se muera de espaldas
Quién tiene la culpa de la indiferencia que cierra los ojos para la decencia y los abre grandes a las apariencias

ESTRIBILLO
Ni yo ni usted ni el vecino, ni siquiera sus parientes, la culpa de todo esto, la tiene la gente (BIS)

De acuerdo con Groucho Marx, estamos alcanzando con nuestro único esfuerzo las más altas cotas de la miseria, viniendo la humanidad de la nada, pero es muy importante distinguir bien quién tiene la culpa de lo que está sucediendo alrededor de la crisis generalizada o miseria obscena que nos rodea y quiénes son los culpables directos de la misma, porque todos no somos iguales, ni somos partícipes de la misma forma en lo que está ocurriendo. Estamos en un momento muy delicado como para seguir aceptando que la culpa no está identificada, porque no es así.

Las personas de mi generación, que ya ha superado con creces los sesenta años, hemos crecido con un capítulo de culpas en nuestras espaldas, con nuestro único esfuerzo, según Groucho de nuevo, muy alentado por las tesis creacionistas que alentaron el pecado original como la causa de todos los males actuales, aunque siga defendiendo que el primer problema que desató la culpa en el ser humano no fue la manzana del paraíso sino la soledad humana, cuando el primer hombre y la primera mujer decidieron cambiarse de sitio y comunicarse con los demás, dándonos cuenta que convivir es difícil como lo ha demostrado la democracia, afortunadamente, durante tantos siglos, dando vida diaria a los capítulos de culpa de cada uno y de todos en general: “Adán y Eva… no fueron expulsados. Se mudaron a otro Paraíso. Esta frase forma parte de una campaña publicitaria de una empresa que vende productos para exterior en el mundo. Rápidamente la he asociado a mi cultura clásica de creencias, en su primeras fases de necesidad y no de azar (la persona necesita creer, de acuerdo con Ferrater Mora) y he imaginado -gracias a la inteligencia creadora- una vuelta atrás en la historia del ser humano donde las primeras narraciones bíblicas pudieran imputar la soberbia humana, el pecado, no a una manzana sino a una mudanza. Entonces entenderíamos bien por qué nuestros antepasados decidieron salir a pasear desde África, hace millones de años y darse una vuelta al mundo. Vamos, mudarse de sitio. Y al final de esta microhistoria, un representante de aquellos maravillosos viajeros decide escribir al revés, desde Sevilla, lo aprendido. Lo creído con tanto esfuerzo. Aunque siendo sincero, me entusiasma una parte del relato primero de la creación donde al crear Dios al hombre y a la mujer, la interpretación del traductor de la vida introdujo por primera vez un adverbio “muy” (meod, en hebreo) –no inocente- que marcó la diferencia con los demás seres vivos: y vio Dios que muy bueno. Seguro que ya se habían mudado de Paraíso” (1).

No hace falta ser Einstein para identificar los culpables actuales de lo que está ocurriendo en el mundo abierto que crearon nuestros antepasados hace millones de años. Son los que han organizado la respuesta a la soledad de los viajes humanos mediante cualquier capital, ofreciendo a precio de préstamo los placeres de la vida, alejándonos del esfuerzo y de la educación ante la adversidad, porque al final, dicen, todo se puede comprar con dinero, incluso a plazos que cuestan la misma vida cumplirlos. Es fácil entonces poner nombres y apellidos a los culpables de lo que está ocurriendo con la crisis actual, en torno siempre al capital: personas y sociedades mercantiles, bancos y cajas, Gobiernos y Partidos de aquí y allá, de derechas e izquierdas, empresarios sin escrúpulos, proteccionistas de la economía sumergida, expertos en silencios cómplices, porque poderoso caballero es don dinero, porque de todo hay en el Paraíso del Señor, al que se lanzaron desenfrenadamente nuestros primeros padres, según los creacionistas y así les fue, teniendo que salir de él con lo puesto. Los que profesamos fe en la evolución, también nos encontramos con que algunos inician de la misma forma este viaje hacia ninguna parte, empeñados en encontrar siempre El Dorado de nuestras vidas, no respetando para nada lo que dice la ciencia: que desde África se emprendió otro viaje apasionante de creación de la humanidad actual, abandonando aquellos antropoides sus usos y costumbres personales y familiares de toda la vida, donde queremos volver muchas veces desesperadamente, en gritos ecológicos de vida lenta y alternativos a las costumbres tan arraigadas en la sociedad actual de consumo a cualquier precio, de conversión mundial a la mercancía.

Me niego a admitir que todos somos iguales respecto de la culpa original de lo que está ocurriendo. Tenemos un origen común, sin lugar a dudas, una condición humana que compartimos, probablemente complicada y compleja, pero muchas personas, millones, no son culpables de nada, porque a esa señora, la culpa, nunca se la han presentado, ni se han quedado con su cara, no la conocen. Unos pocos, vinculados casi siempre a los fondos de inversión y que caben en un taxi, deciden hoy, en este momento, en un piso de cualquier rascacielos de Manhattan, cómo se reparte hoy la miseria del mundo y la respuesta es pulsar un botón para distribuirla, nada más. Esa acción no está al alcance de cualquiera y la mayoría silenciosa o ruidosa mundial no acaba de entender nunca por qué viniendo de donde venimos, ya sean creacionistas o evolucionistas, estamos alcanzando la más alta cota de la miseria actual. Y lo que es peor, con el solo esfuerzo de algunos que han demostrado hasta la saciedad que no son inocentes.

Sevilla, 26/X/2014

(1) Cobeña Fernández, José Antonio (2011). ¿Por qué existe el mal?: http://www.joseantoniocobena.com/?p=2151

Diccionario urgente para construir un país diferente

BARBARISMOS

La semana pasada se publicó el nuevo Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), en su 23ª edición, que califico como acontecimiento no inocente dado que los diccionarios no lo son, porque intentan dar respuesta a palabras actuales en contextos muy diferentes, dando como resultado muchas situaciones de forma desigual cuando intentamos describirlas con palabras (dicciones) aparentemente neutrales. También se ha publicado en estos días un “diccionario” alternativo al citado anteriormente, que lleva por nombre Barbarismos y cuyo autor es el escritor argentino Andrés Neuman. Su propuesta es “…una puesta al día de acepciones de medio millar de palabras adaptadas a la realidad palpitante, no como entes solos, sino conectados con el individuo y la historia”, porque “En el mundo de Andrés Neuman, las personas tienen una piel y una armadura hecha de palabras. Parte del ADN de los habitantes de ese mundo son esas mismas palabras que, como organismos vivos, tienen una memoria que les otorga una perpetua naturaleza mutante que sirve no solo para señalar las cosas, sino, sobre todo, para entenderlas y ver su evolución” (1).

Me ha parecido muy sugerente la propuesta de El País, de invitar a veinte escritores para que propusieran acepciones diferentes a las usuales del DRAE, al igual que las de Barbarismos, para hacer un diccionario actualizado de la vida, por lo que he considerado oportuno hacer una operación rescate de las acepciones que utilizo normalmente para abordar respuestas a situaciones urgentes de este país. Tarea nada fácil, pero sugerente, sin tener que calificar necesariamente estas nuevas acepciones como barbarismos. Nada más lejos de mi intención…, no inocente por cierto, fundamentalmente porque he seleccionado solo diez para configurar la primera página a título de prólogo imaginario de un hipotético diccionario urgente para un país diferente:

Dignidad. 1 Cualidad prehistórica en desuso por muchas instancias oficiales y particulares en el mundo actual, que se busca normalmente con linterna, casi siempre vinculada como en el siglo XVIII a la Iglesia, a la Corte y a la idea del hombre frente a la mujer, como lo traduce el ejemplo en relación con la utilización que hace Fernando de Rojas, en Calixto y Melibea, en boca de Sempronio, el criado de Calixto: “…Sometes la dignidad del hombre a la imperfección de la flaca mujer”, aceptando el lema digno como correspondiente, proporcionado, conforme al mérito y dignidad del sujeto, referido fundamentalmente a acciones beneméritas o acreedoras de algún honor, recompensa o alabanza, con ejemplos muy vinculados a méritos a la realeza o a la prohombres de la Iglesia o a hombres de la sociedad renacentista. // 2 Lo más próximo o lejano para muchas personas (según se mire…) de la seriedad, decoro y gravedad en acciones y palabras.

Ética. 1 Suelo firme que debe justificar todos los actos humanos. // 2 Solería de la vida, que no se vende todavía en el polvero de mercado. // 3 Conducta que se refiere solo a la obra que escribió un día Aristóteles con ese título, de imposible cumplimiento para muchos hoy día, fundamentalmente por su antigüedad. 4 Arte de detenerse en las propias contradicciones. (A. Neuman). // 5 Moral sin púlpito. (A. Neuman).

Honestidad. 1. Señora muy seria en la que se convierten las personas exquisitas del lugar. 2 Palabra secuestrada por instancias de Gobierno, Políticas y, a veces, por la Iglesia oficial. // 3 Forma de presumir las carencias propias de su género. // 3 Espectáculo inverso cuando falta, al que asistimos como testigos de cargo casi siempre, al grito de los tahúres de Mandeville, «¡Dios mío, si tuviéramos un poco de honradez»!, que traduce la realidad cruel de una sociedad que está tocada en su alma, que no es honesta.

Mercancía. 1 En lo que se convierte todo ser humano cuando pierde la toma de conciencia de sus derechos y deberes. // 2 Elemento social y económico en guerra abierta con los derechos y deberes humanos. 3. Entiéndase como elemento consustancial para quien defiende el mercado puro y duro, la austeridad y abrocharse permanentemente el cinturón, del que defiende normalmente las mercancía en todos los niveles de la vida y la ética no suele aparecer por ningún sitio, porque compromete y mucho. Además, suele convivir mal con el capital. Por ejemplo, no se pueden diseñar programas políticos éticos, si no se conoce qué significa esa palabra (Cfr. Ética) en las vidas de los que los diseñan.

Palabra. 1 Conjunto de signos que cada vez simbolizan menos. // 2 Algo residual que les queda a algunos si han perdido la vida, el tiempo, todo lo que tiran, como un anillo, al agua (Blas de Otero). // También, dícese de lo que le queda a algunos si han sufrido la sed, el hambre, todo lo que era propio y resultó ser nada, incluso si han segado las sombras en silencio; si abren los labios para ver el rostro puro y terrible de nuestra patria hoy, incluso hasta desgarrárselos.

Persona. 1 Palabra destrozada por el vocabulario actual de objetos. // 2 Ciudadano que suele aparecer como tal en etapa de elecciones. // 3 Vocablo que solo se entiende su contenido cuando se habla de VIPs en el mercado mundial. // 4 Ser que se olvida en el mayor espectáculo del mundo de las mercancías, de la economía de mercado.

Picaresca. 1 Arte de eludir responsabilidades de todo cuño. // 2 Escenario habitual en tertulias y compromisos fiscales, teniendo como protagonistas a personas “listas” (los demás, personas cumplidoras, son los “tontos” del lugar). // 3. Actitud del que se burla permanentemente de las personas honestas.

Responsabilidad. 1 Capacidad de dar respuestas a través de la inteligencia y la libertad para actuar en consecuencia, siempre que haya preguntas adecuadas. // 2 En sentido figurado, autoridad y si es militar, mejor, por supuesto. // Cuestión que por definición solo afecta a los demás.

Valores. 1 Creencias que se pierden diariamente y de las que todo el mundo comenta la urgencia de su rescate, pero “a mí que no me llamen”. // 2 Creencias que cada día cotizan más en el mercado de las mercancías.

Vicio. 1 Virtud pública y oscura de personas “listas” que es censurada por todos los que las “sufren” a diario. // 2 Actividad privada de determinadas personas que se suele rentabilizar como virtud pública, hasta que un día las descubren (entiéndase como un ejemplo claro el de las tarjetas «black» de Caja Madrid). // 3. Es probable que el conocimiento nos permita comprender que los vicios son públicos cuando personalmente ya no sabemos vivir con nosotros mismos, porque hemos perdido el espacio privado y necesario de la virtud en un panal social que nos desborda, aceptando desgraciadamente el principio del conformismo cómplice e impresentable del manual ético de Mandeville: Dejad, pues, de quejaros: sólo los tontos se esfuerzan por hacer de un gran panal un panal honrado.

En este caso, cualquier parecido de estas palabras con lo que significan en la nueva versión del Diccionario “oficial” de la Real Academia Española, no debería solo ser pura coincidencia. Es probable que me convierta a partir de ahora en consultor asiduo de la Fundación del Español Urgente, para estar cerca de las recomendaciones diarias y respuestas a las consultas que reciben, porque necesitamos estar muy presentes en la vida ordinaria de las palabras que utilizamos, escribimos y… vivimos, quedándonos finalmente con ellas, configurando de esta forma un diccionario actualizado que nos ayude a comprender y construir nuestra complicada vida y la del país en general.

Sevilla, 20/X/2014

(1) Manrique Sabogal, Winston (2014, 18 de octubre). Diccionario alternativo sin la RAE. El País, Babelia, 10s.

Si puedes…

Hoy he recordado un poema precioso de Rudyard Kipling, Si, que sigue siendo un exponente claro de la dialéctica de la vida, en la clave que aprendí también hace ya muchos años de Pascal: diversión o compromiso en la vida personal e intransferible, porque… esa es la cuestión. Y siempre he optado por l´engagement (el compromiso), tal y como se conocía históricamente en su correcto francés. Es importante volver a leer ese poema completo para comprender bien que en la vida hay tiempo de todo, viviendo con el espíritu finalista del Eclesiastés, aunque hay preguntas transcendentales que difícilmente tienen respuesta lógica: agregar años sin fin a la vida, diferenciarse de los animales al morir, porque somos polvo, y la soledad porque no hay acompañamiento posible para conocer lo que hay después de la vida. Es decir, preguntas y problemas sin respuesta: “Paradójicamente, a esas cuestiones ya respondió hace siglos la persona que mejor conocía la comunidad, es decir, el más inteligente, el superdotado de entonces, porque respondía a todos los problemas en los pueblos ribereños que hoy se debaten en guerras fratricidas: el Eclesiastés. Cuando todo era silencio sin respuesta ante la adversidad, decía: mejor es caminar juntos que uno solo, porque si te caes siempre habrá alguien que te levante. Muy inteligente. Había resuelto un gran problema para el presente y para el futuro de la inteligencia social de cada uno, sin discriminación alguna” (1). Por eso es importante releer una y mil veces a Kipling y situarse en cualquiera de sus condicionales.

Hoy he elegido uno en concreto, porque traduce muy bien esa dialéctica, más cuando la has vivido personalmente:

Si puedes soñar sin que los sueños te dominen;
Si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;
Si puedes encontrarte con el Triunfo y el Desastre,
y tratar a esos dos impostores de la misma manera.
Si puedes soportar oír la verdad que has dicho,
tergiversada por villanos para engañar a los necios.
O ver cómo se destruye todo aquello por lo que has dado la vida,
y remangarte para reconstruirlo con herramientas desgastadas.

Sueños, pensamientos, sentimientos, Triunfo y Desastre, la verdad, manipulación, destrucción, volver a empezar, ave fénix, etc., son elementos que nos acompañan en muchos momentos de la dialéctica de la vida, porque es la marca del “natural” humano, que decía un querido profesor mío, la condición humana de Camus, sobre todo porque la gracia nunca puede presuponer lo que la naturaleza no da, que en latín suena maravillosamente: gratia no datur, natura dispensatur.

SI
Edición de Si por Doubleday Page and Company, Garden City, New York, 1910.

Kipling finaliza el análisis de todos sus condicionales con un presagio hermoso, sobre todo cuando lo vives así como ejemplo para cualquier hijo de los que en mundo han sido (y serán), en una carrera desenfrenada a veces, buscando siempre la felicidad en un viaje hacia alguna parte, aunque la dialéctica de la vida de cada uno, de cada una, siga agregando momentos mágicos, irrepetibles, sabiendo que el tiempo huye siempre con un condicional implacable que nos recuerda todos los días que hay que vivirlo, no solo pasarlo…:

Si puedes llenar el implacable minuto,
con diligente labor por valor de sesenta segundos

Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
y lo que es más: ¡serás un Hombre, hijo mío!

Sevilla, 18/X/2014

(1) http://www.joseantoniocobena.com/?p=4

Parábola del ébola

RIO EBOLA
Río Ébola, República Democrática del Congo

Llevamos unos días centrados en la realidad del ébola en España, mucho más cerca de nuestras vidas que cuando nos lo contaban a través de los medios de comunicación desde Sierra Leona o Liberia. A esta realidad se suma ahora un estado de opinión individual y social lastrado por la corrupción en muchos frentes, que no permiten levantar cabeza a este país. ¿Qué hacer, en aquella clave leninista revolucionaria que aprendimos en años difíciles de este complejo territorio español? No es fácil abordar respuestas de manual a estos momentos de crisis, cual bálsamo de Fierabrás, pero he recordado una forma de entender estas situaciones a través de un género literario, la parábola, que hace ya muchos años me dejó una marca indeleble en mi vida, en mi persona de secreto. Antonio Machado, ya recurrió a ellas en tiempos revueltos de este país:

Dice la razón: Busquemos
la verdad.
Y el corazón: Vanidad.
La verdad ya la tenemos.
La razón: ¡Ay, quién alcanza
la verdad!
El corazón: Vanidad.
La verdad es la esperanza.
Dice la razón: Tú mientes.
Y contesta el corazón:
Quien miente eres tú, razón.
que dices lo que no sientes.
La razón: Jamás podremos
entendernos, corazón.
El corazón: Lo veremos.

Porque el problema radica en buscar y encontrar la verdad de lo que está sucediendo, nada más, que es la que nos libera. Es probable que todo se deba a lo que un día Jesús de Nazareth, tal y como me lo contaron en clase, en clave de parábola, intentaba explicar a sus compañeros de viaje: “Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden”. Me impresionó mucho unas imágenes que vi hace ya unas semanas en televisión donde aparcaban una furgoneta frente a un hospital de Sierra Leona, si mal no recuerdo, y allí se bajaban como podían, como si fueran fardos, enfermos de ébola en fase terminal, adultos y niños, sin que nadie más los atendieran porque el hospital que los podía salvar estaba cerrado. Habían muerto también todos los profesionales que lo dirigían. Y otros lugareños asistían como testigos mudos a esta clamorosa situación de abandono.

Lo que está sucediendo en este país en torno al virus del ébola es una llamada de atención a la sociedad en general, de que necesitamos reforzar la solidaridad mundial y la respuesta necesaria ante una enfermedad que aparentemente estaba lejos, pero que ya está más cerca, muy cerca, porque siguiendo con las parábolas de Jesús de Nazareth, la situación actual estriba en que estamos embotados desde hace años: “Escucharéis bien, pero no entenderéis, miraréis bien, pero no veréis. Porque se ha embotado el corazón de este pueblo, han hechos duros sus oídos, y sus ojos se han cerrado; no sea que vean con sus ojos, y con sus oídos oigan, y con su corazón entiendan y se conviertan, y yo los cure”. A lo que él tenía una respuesta clara, porque la situación ha cambiado en el mundo actual, si sabemos entenderlo: “¡Dichosos, pues, vuestros ojos porque ven, y vuestros oídos, porque oyen!”. Los ojos y los oídos de la ciencia, de profesionales excelentes, junto a la generosidad de organizaciones gubernamentales, sobre todo, están dando ya respuesta a la realidad del ébola.

Comprendo mejor que nunca a Machado: la verdad del ébola ya la vamos teniendo en nuestra razón, en nuestro corazón, en nuestras manos, si sabemos buscarla. Es probable que necesitemos completar esta búsqueda con otra parábola suya, recordando con él que una vez, un marinero hizo un jardín junto al mar, y se metió a jardinero. Cuando estaba el jardín en flor, el jardinero se fue por esos mares de Dios, un Dios que según su parábola todos llevamos, todos hacemos, todos buscamos y que en muchos casos nunca encontraremos, porque “la verdad es la esperanza”, por mucho que a la razón humana, tan sabia ella, le cueste reconocerlo.

Sevilla, 17/X/2014

Los diccionarios no son inocentes

PAZ Y PALABRA

Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.

Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.

Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.

Blas de Otero (1916-1979), En el principio

Mañana se publicará el nuevo Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), en su 23ª edición, que se presentará oficialmente el día siguiente, en un acto solemne presidido por los reyes don Felipe y doña Letizia en la sede académica. Es una noticia que pasará desapercibida para muchas personas, porque existen pre-ocupaciones [sic] más importantes, pero no debería ser así, porque las palabras escritas y habladas correctamente, con vida propia en el DRAE, reflejan un conocimiento real de la vida diaria, aprehendiendo la raíz de nuestro conocimiento y protegiendo la dignidad de ser personas, sencillamente porque hablamos. Mañana se debería explicar a las niñas y a los niños de este país, en las escuelas e institutos, la importancia de la palabra, porque es la principal característica de los seres humanos, los únicos seres que hablamos gracias a la maravilla de un medio tan maravilloso como la palabra, que siempre nos queda como algo personal e intransferible mientras no se convierte en mercancía.

Probablemente sea el conocimiento de la lengua una forma de ser más conscientes de lo que está pasando, porque creemos saber de qué se está hablando, pero a veces no comprendemos bien determinados significados actuales de palabras que utilizamos o escuchamos a diario, sin sentido alguno. Y las palabras, como las ideologías, no son inocentes.

DICCION
Dom RJ (1853), Pág: 603,3

Tal y como se ha anunciado oficialmente: “El Diccionario, cuya versión en papel ocupa 2.376 páginas, ha sido sometido a una profunda revisión durante los trece años transcurridos desde su anterior edición en 2001. El número de artículos de la 23ª edición ascenderá a 93.111, frente a los 88.431 incluidos en la anterior y más del doble de los aparecidos en el primer diccionario de uso de la RAE, publicado en 1780. En total, el Diccionario recogerá 195.439 acepciones, entre ellas cerca de 19.000 americanismos. Las enmiendas introducidas en esta vigesimotercera edición suman unas 140.000, que afectan a un total de 49.000 artículos. Las supresiones de artículos serán aproximadamente 1350. La aparición, entre 2009 y 2011, de un importante grupo de obras académicas (la Nueva gramática de la lengua española, la Ortografía de la lengua española y el Diccionario de americanismos) ha hecho necesario el desarrollo de trabajos de armonización entre los contenidos de estas obras y el Diccionario. Con ello, se consolida la doctrina lingüística común que subyace a toda la producción académica. En esta línea, cabe destacar la regularización en el DRAE del tratamiento de las marcas geográficas americanas, así como la revisión de los extranjerismos”.

Los datos citados anteriormente reflejan un esfuerzo encomiable por unir cada día más el habla de los hispanoparlantes, porque es una realidad digna de encomio histórico el alcance actual de nuestro idioma, que se ve reflejado en estas cifras facilitadas por Pedro Luis Barcia, presidente de la Academia Argentina: “El negocio económico de la lengua empuja a ello (las traducciones, las películas, las telenovelas). El criterio de optar por la voz que usa el mayor número de hablantes es muy lícito. Hoy estamos, en la mayoría de las naciones que hablan la lengua común, en un 95% de español general y un 5% de local. La versión en línea de los diarios ayuda. La radio, la vía más penetrativa, sigue demasiado atada a lo regional, por su impronta coloquial. Lo probamos cada día que las variantes locales se allanan sin mucho esfuerzo entre los hablantes”.

Creo que enriquecerá el tesoro lexicográfico español, una consulta que recomiendo por su interés extraordinario para conocer bien la intrahistoria de la dicción de la lengua española, base del Diccionario que mañana se publica: “El Nuevo tesoro lexicográfico de la lengua española (NTLLE) reúne una amplia selección de las obras que durante los últimos quinientos años han recogido, definido y consolidado el patrimonio léxico de nuestro idioma. Contiene, dentro de un entorno informático de consulta, los facsímiles digitales de las obras lexicográficas de Antonio de Nebrija, fray Pedro de Alcalá, Sebastián de Covarrubias, Francisco del Rosal, César Oudin, Esteban Terreros, Ramón Joaquín Domínguez, Vicente Salvá, Elías Zerolo, Aniceto de Pagés, etc., además de toda la lexicografía académica, desde el Diccionario de autoridades hasta la 21.ª edición del Diccionario de la Real Academia Española, pasando por las diversas ediciones del Diccionario manual e ilustrado y lo publicado del Diccionario histórico de 1933-1936”.

DICCION2
RAE U (1884) Pág: 383,1

Ante esta presentación oficial, quiero rescatar el contenido expresado por primera vez sobre la quintaesencia del diccionario de la lengua española, la “dicción”, tal y como lo recogió el Diccionario nacional o gran diccionario clásico de Ramón Joaquín Domínguez, publicado simultáneamente en Madrid y París en 1853, en sus siete acepciones, de las que escojo la cuarta: “Arte de bien decir, de espresarse [sic] con elegancia y concisión, de castigar y limar la lengua nativa, ú otra, en sus términos impropios, desapacibles, ásperos, superfluos, etc.”. También, la que figuró por primera vez como primera acepción, en la edición de la Real Academia de 1884, palabra, en negrita, que no era habitual en las diferentes dicciones del mismo, así como la segunda acepción junto a la de “palabra”, incluida por primera vez en la edición anterior de 1869, que se ha mantenido hasta nuestros días: “Manera de hablar ó escribir, considerada como buena o mala únicamente por el acertado ó desacertado empleo de las palabras y construcciones”.

En definitiva, las palabras no son inocentes, nunca lo han sido. La publicación del nuevo Diccionario es una ocasión para seguir conociendo nuestra lengua, sus significantes y significados. Uno de los problemas ordinarios que generan muchos desencuentros es cuando se produce la famosa situación de discrepancia entre dos o más personas, aunque en el diálogo se suele reconocer al final que en el fondo queríamos decir lo mismo. Pero no es así. En los tiempos que corren, no todos vamos en el mismo barco ni somos iguales y el diccionario sabe distinguir muy bien qué es un transatlántico y qué es una patera, tan frágil ella. Afortunadamente, nos queda la palabra, la primera acepción de dicción desde el siglo XIX, tan bien tratada por Blas de Otero, “por su acertado empleo de la misma”, como se ha comprendido en España desde 1869.

Sevilla, 15/X/2014

NOTA: la imagen que encabeza este post se ha recuperado el 15 de octubre de 2014, de la siguiente dirección: http://www.fundacionblasdeotero.org/es/festival-internacional-de-poesia/convocatoria

Andalucía: una realidad positiva (V) Marcelo Palanco

MARCELO PALANCO

Sigo con el empeño de seguir hablando de Andalucía de forma positiva, tal y como me comprometí en el primer post de esta serie dedicada a esta tierra, cuna de grandes personas, de artistas de la vida, desde aceituneros altivos hasta poetas que nos han dejado un legado hasta nuestros días para que sepamos siempre hacer camino al andar, con sentimiento y pensamiento, venciendo siempre el primero, como le gustaba cantar a Rafael Alberti.

Anoche estuve en la presentación del primer disco del guitarrista Marcelo Palanco, un andaluz que será en su momento universal, nacido en Valverde del Camino (Huelva), que tuvo lugar en la sede de FNAC en Sevilla. Tenía mucha ilusión en escucharlo en directo porque venía avalado por críticas muy positivas. La verdad es que no defraudó a las personas que allí estábamos, en una radiografía exacta de lo que ocurre con estas presentaciones, donde no hay asistencia garantizada no ya de masas, ni siquiera de quienes aman la música por definición. Pero los que estábamos, manifestamos con nuestra presencia activa el respeto que merecía su intervención.

Interpretó varias composiciones recogidas en su disco, grabado en el Estudio Bola, bajo la dirección de Jesús Bola y con el sello discográfico AB Music Producciones, destacando las que supo presentar especialmente con alma: Valle de las Musas, que da título al disco, una bulería con partes de zapateado clásico, que sonó especialmente con la percusión que le acompañaba, en la que se funde especialmente los acordes clásicos y flamencos; Espejo, un conjunto de falsetas enlazadas en homenaje a sus maestros declarados, a los que nombró uno a uno: Vicente Amigo, Gerardo Núñez, Paco de Lucía, Tomatito y finalmente, Moraíto. Cerró su actuación con la Bulería del agua, que supimos escuchar mejor cuando dejó paso a sus notas después de haber declarado su amor… a la naturaleza que lleva en su alma.

Ya lo decía en un post escrito en 2013, Andalucía: una realidad positiva (II), cuando comentaba la grandeza de un paisano suyo, Lucas Macías, con quien me consta que ha tocado en común desde la perspectiva de música clásica, en la conjunción perfecta de oboe y guitarra: “Estoy empeñado en hablar de Andalucía desde una perspectiva positiva, en unos días difíciles para esta región. El domingo pasado [24 de marzo de 2013], un andaluz universal, Lucas Macías Navarro, de Valverde del Camino (Huelva) por más señas, llevaba a esta tierra en volandas, en olor de multitud, a través de su maestría con un instrumento complejo, antiguo, el oboe, por una intervención calificada de magistral, en un concierto dirigido en Madrid por Claudio Abbado. Lo decía el cronista del diario “El País”, en su edición de 26 de marzo de 2013: “No le gusta a Abbado que le llamen maestro. Prefiere que se dirijan a él como Claudio. Al oboísta Lucas Macías Navarro todos le conocen por Lucas. Claudio y Lucas demostraron ayer la importancia del diálogo intergeneracional en música. Realizaron juntos un Concierto para oboe y orquesta de Mozart verdaderamente antológico. El oboísta de Valverde del Camino nació en 1978 y es solista de su instrumento en la Concertgebouw de Ámsterdam y en la Orquesta del Festival de Lucerna. Es de los músicos más completos que han salido de nuestro país en mucho tiempo. Ayer demostró su musicalidad intachable, su técnica asombrosa, su instinto endiablado tanto cuando tocó como solista como cuando se integró en la orquesta. La comunicación musical entre Claudio y Lucas es absoluta”.

Y volví a ensalzar su obra en un post Gracias a Lucas Macías y… a Claudio Abbado, con ocasión de la muerte de Claudio Abbado este año, con la interpretación del concierto de homenaje de la ciudad de Lucerna a su director tan querido y respetado, “suyo”, sí, para siempre: “El cierre tenía que ser con Mahler, y al final de la Tercera sinfonía explotó colectivamente la emoción. Los músicos empezaron a abrazarse entre ellos, el público se puso en pie en una ovación interminable y nadie quería saludar en solitario, ni director ni instrumentistas. Fue una sinfonía de lágrimas, sin histéricas apoteosis, recordando a un director que siempre ha creído que la música por encima de todo es un ejercicio espiritual, un diálogo del alma”. Sin lugar a dudas, mucho más cuando entre lágrimas se podía leer también en el programa de mano del concierto, probablemente a duras penas, una frase de su oboísta preferido, Lucas Macías: “Gracias Claudio por haber sido el Ángel de la Guarda de los jóvenes músicos. Gracias por enseñarnos que en la música, como en la vida misma, lo fundamental es escucharnos los unos a los otros”.

Ayer vi en Marcelo Palanco todo lo que se ha citado anteriormente: su música como un ejercicio espiritual, un diálogo del alma, un respeto a las musas cuando inspiran música y el resultado de saber escuchar a la sabia naturaleza, al agua, por ejemplo, tal y como lo explicó al finalizar su presentación discográfica. Sabe escuchar y su éxito está garantizado. También, sus sueños.

He vuelto a recordar las palabras finales que dediqué también a su paisano Lucas Macías, que vuelvo a escribir [entre corchetes] reflejadas en Marcelo y dedicadas ahora especialmente a él y a su padre, consagrado a su hijo como un nuevo Ángel de la Guarda: “creo que esta noticia [de anoche], frente a las clásicas populares de la secesión de Cataluña, crisis, deflación, contaminación, corrupción, [ébola] y otras perlas de cada día, suponen un bálsamo que reconforta el alma y que nos permite dialogar con ella, a la que tanto aprecio y sobre la que escribo con frecuencia en los últimos días, porque me queda la palabra y… el alma. Gracias sinceras, [a Lucas y Marcelo, Marcelo y Lucas, tanto monta monta tanto desde la Andalucía positiva], porque lleváis a Andalucía a todas partes con [vuestra] música preciosa como solistas de oboe y guitarra. También al cronista de ayer, Juan Ángel Vela del Campo, por sus palabras impecables. Por supuesto a Claudio, como le gustaba que le llamaran en el día a día, porque dibujaba con su batuta música para que el alma pueda dialogar, que tanta falta nos hace para escucharnos todos los días [como anoche con Marcelo], en la clave de otro andaluz universal, Antonio Machado:

Tu verdad no; la verdad.
y ven conmigo a buscarla.
La tuya, guárdatela.”

Sevilla, 9/X/2014

El GPS del cerebro

NOBEL MEDICINA 2014

El pasado 6 de octubre los investigadores John O’Keefe y el matrimonio May-Britt y Edvard Moser recibieron el Premio Nobel de Medicina por descubrir las células que componen el sistema de posicionamiento en el cerebro humano, es decir, las neuronas de lugar y de red. Muchas veces he explicado en este blog que el siglo XXI iba a ser el siglo del cerebro y a las pruebas me remito. Estos descubrimientos complementarios aportan hoy una estela de investigación extraordinaria para conocer por qué el cerebro sabe dónde estamos y dónde queremos ir, es decir, pone en marcha cada vez que lo necesita un GPS o navegador interno a través de una complejísima actividad cognitiva.

Considero que ha sido un acierto esta entrega del Nobel de forma conjunta, porque si importante es conocer muy bien la representación espacial de dónde estamos, no es menos importante saber a ciencia cierta dónde queremos ir y además guardarlo en el disco duro del cerebro, por seguir utilizando símiles que ayuden a la comprensión de estos hallazgos. Un proceso donde se dan la mano dos estructuras cerebrales que llevan todo el protagonismo en este descubrimiento. Por un lado, el hipocampo, sede de las neuronas de posicionamiento descubiertas por John O’Keefe, a la que también he dedicado un post específico en este cuaderno de inteligencia digital para descubrir islas desconocidas del cerebro, base científica que justifica toda actividad humana, modelada siempre por la amígdala, otra estructura espectacular en funcionamiento diario del cerebro de cada persona en particular, de forma personal -valga la redundancia- e intransferible.

Por otro, la corteza entorrinal, sede de las células de red, descubiertas por el matrimonio Moser (también presentado en el post citado anteriormente sobre el hipocampo, facilitadora de la conexión de las células con el hipocampo a través de un complejísimo entramado neuronal en red. La complementariedad inmediata de esta investigación con las que se realizan en la actualidad sobre la terrible enfermedad de Alzheimer, demuestra la importancia de estos hallazgos, porque esas dos áreas del encéfalo sufren daños y por eso los pacientes tienen problemas para orientarse y llegan a perderse.

El conocimiento sobre el sistema de posicionamiento del cerebro, dice el Comité del Nobel 2014 de Fisiología o Medicina, “ayudará a comprender el mecanismo que sustenta la devastadora pérdida de la memoria espacial que afecta a las personas con esta enfermedad. El descubrimiento del sistema de posicionamiento del cerebro representa un cambio de paradigma en nuestra comprensión de cómo los conjuntos de células especializadas trabajan juntos para ejecutar las más altas funciones cognitivas. Se han abierto nuevas vías para la comprensión de otros procesos cognitivos, tales como la memoria, el pensamiento y la planificación”.

Ya explicaba en 2007 la importancia de estas estructuras cerebrales cuando presentaba el hipocampo y también la corteza entorrinal. Vuelvo a reafirmarme en aquellos contenidos dibujados como un caballo encorvado, su imagen más representativa, premiados indirectamente con un Premio Nobel muy particular a través de los investigadores John O’Keefe y el matrimonio May-Britt y Edvard Moser: “Hoy, determinados investigadores sabemos cosas que nos hace muy atractiva la aproximación al cerebro desnudo. Espero que estas palabras ayuden a conocernos mejor en la parte más profunda del ser humano, aquella que no se ve, aunque sea difícil asemejarnos a Robert Redford (Tom Broker), cuando de forma magistral para los sentimientos y emociones de los espectadores “susurraba a los caballos” como metáfora de la aprehensión de la vida. Para quien quiera comprender el hipocampo así (nuestro pequeño caballo particular pilgrim, personal e intransferible), a partir de hoy no podemos decir ya –afortunadamente- que es un desconocido. Te lo he susurrado. Nada más”.

Y una gran noticia final: el GPS del cerebro viene de serie cuando nos conciben y nacemos, es decir, no es una opción que tengamos que «comprar». Afortunadamente, no es una mercancía, sino algo que todavía nos queda por descubrir (como se ha demostrado en este Premio Nobel), algo consustancial en nuestra vida personal e intransferible, pero que no entra en las leyes del mercado. En frase de Teilhard, ya estaba y está ahí…, gracias a la vida, que a pesar de las noticias desagradables de todos los días, nos da a veces tanto.

Sevilla, 8/X/2014

NOTA: La imagen que encabeza este post ha sido montada utilizando el comunicado de prensa del Comité del Nobel de Fisiología o Medicina. Igualmente, las siguientes referencias científicas son las citadas en el citado comunicado, por considerarlas de gran interés de consulta básica:

1. O’Keefe, J., and Dostrovsky, J. (1971). The hippocampus as a spatial map. Preliminary evidence from unit activity in the freely‐moving rat. Brain Research 34, 171‐175.
2. O´Keefe, J. (1976). Place units in the hippocampus of the freely moving rat. Experimental Neurology 51, 78‐109.
3. Fyhn, M., Molden, S., Witter, M.P., Moser, E.I., Moser, M.B. (2004) Spatial representation in the entorhinal cortex. Science 305, 1258‐1264.
4. Hafting, T., Fyhn, M., Molden, S., Moser, M.B., and Moser, E.I. (2005). Microstructure of spatial map in the entorhinal cortex. Nature 436, 801‐806.
5. Sargolini, F., Fyhn, M., Hafting, T., McNaughton, B.L., Witter, M.P., Moser, M.B., and Moser, E.I. (2006). Conjunctive representation of position, direction, and velocity in the entorhinal cortex. Science 312, 758‐762.

¿De quién es el agua?

Yo era la que más corría
y a todas partes llegaba
y de verde se vestía
lo que a mi paso quedaba;
todos me quieren tener
pero muy pocos me cuidan
y eso que soy el secreto,
el secreto de la vida.

Jorge Velosa, Las adivinanzas del jajajajay

Deberíamos prestar más atención al agua y a sus dueños actuales. Quizá nos puede servir ahora una reflexión muy curiosa que utilizó David Foster Wallace al comenzar el discurso que dirigió a la promoción de graduados del Kenyon College en 2005, con una pequeña parábola: «Buenos días, chicos. ¿Qué tal está el agua?». Los dos peces jóvenes siguen nadando y al cabo de un rato uno de ellos mira al otro y le pregunta, «¿Qué demonios es el agua?».

Álvaro Marcos, que reflexiona en un artículo reciente publicado en El estado mental, sobre atención y dignidad en un mundo complejo, sobre “peces”, me ha llevado de la mano a prestar atención hoy al agua, porque “aprender a pensar y a vivir una vida compasiva (y, por extensión, “digna”) conlleva preservar “el grado de (auto)consciencia suficiente para elegir a qué prestamos atención y decidir cómo construimos significado a partir de la experiencia”, instando a no perder nunca de vista todo aquello que, si bien esencial, de puro ubicuo se torna transparente hasta hacerse invisible, de modo que hace falta recordarse, una y otra vez: “esto es agua, esto es agua”. Porque “la verdadera libertad requiere atención, y consciencia, y disciplina, y ser capaz de preocuparse por otras personas, y de cuidarlas y sacrificarse por ellas de mil maneras casi imperceptibles y muy poco atractivas, cada día”. ¿La alternativa a este esfuerzo?: “la inconsciencia, la configuración por defecto, la ‘carrera de ratas’, la sensación continua y punzante de haber tenido y haber perdido algo infinito”.

Poniendo especial atención en relación con las cosas públicas de estos días, he conocido recientemente la situación que se ha creado en la provincia de Huelva con la gestión del agua. La noticia no podía ser más explícita: “Se acabó la tregua. Los más de 50 alcaldes integrados en Giahsa, la entidad de agua de la mancomunidad de municipios onubense Mas, han apercibido a Aqualia, la empresa adjudicataria de la mayoría de servicios privatizados en Huelva, de que han observado indicios “de conductas desleales que pudieran ser sancionables en vía administrativa o penal”. Es el paso previo a convertir el expediente en denuncia por incumplimiento de la Ley de Defensa de la Competencia y posibles “prácticas corruptas”.

Creo que estamos ante un modelo de privatización de la gestión del agua que sobrepasa muchas líneas rojas en relación con derechos de la ciudadanía en relación con recursos naturales de imprescindible uso por parte de las personas en su vida diaria. La jurisprudencia nacional e internacional defiende a todas luces el agua como derecho humano esencial: “La Asamblea General de Naciones Unidas, aprobó el 28 de julio de 2010, en su sexagésimo cuarto período de sesiones, una resolución que reconoce al agua potable y al saneamiento básico como derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos”. Al ser un recurso público que nos lo ofrece la naturaleza, su auténtica dueña, se debe garantizar su gestión pública, sin ninguna duda, debiéndose alejar de toda privatización pura y dura como está ocurriendo en la actualidad, trocándose un derecho vital en pura mercancía. Se debería abrir un debate al respecto en el marco de lo que denomino segunda transición para declarar de forma contundente y nítida el derecho constitucional de acceso al agua potable con garantías públicas de acuerdo con los protocolos aprobados por organismos internacionales en los que participa nuestro país.

He escrito en bastantes ocasiones sobre el agua en este blog, decantándome siempre por su declaración como derecho fundamental en el acceso a la misma: Agua y cerebro, Arqueología subacuática… del cerebro y El aquí y ahora del agua, como textos fundamentales. Destaco sobre todo el pronunciamiento de su vinculación con el cerebro y con las decisiones que puede tomar gracias al agua, que lo hace inteligente entre otras funciones. Fue una experiencia maravillosa el que incluyeran una en 2008 una referencia mía al respecto en la exposición de motivos que sustentaba el articulado reformatorio de la constitución nacional de Colombia a fin de consagrar el derecho al agua potable como fundamental y otras normas concordantes con tal declaración para ser sometido a la consideración del pueblo colombiano mediante referendo constitucional: “Esta mágica sustancia es vida, simboliza vida. Sin ella no existiríamos y no podríamos estar en comunicación. Podemos afirmar que somos la inteligencia del agua. Como lo expresa el profesor español, José Antonio Cobeña, autor del libro La Inteligencia Digital: “Existe una realidad irrefutable en el ser humano: su cuerpo está compuesto en un 60 por ciento de agua, el cerebro de un 70 por ciento, la sangre en un 80 por ciento y los pulmones en un 90 por ciento. Si se provocara un descenso de tan sólo un 2% de agua en el cuerpo se comenzaría a perder momentáneamente la memoria y de forma general se descompensaría el mecanismo de relojería corporal. Todo lleva a una reflexión muy importante: el agua nos permite ser inteligentes. Y la disponibilidad del líquido elemento en el planeta que habitamos es la siguiente: hay 1.400 millones de kilómetros cúbicos de agua, de los cuales el 97 por ciento es agua salada. Del 3 por ciento restante de agua dulce, tres cuartas partes corresponden a agua congelada en los Polos o a recursos inaccesibles que, por lo tanto, tampoco se pueden beber. Eso nos deja a los humanos cerca de un uno por ciento del total de agua en la Tierra para usar. Es decir, existe una descompensación en la situación y disponibilidad del uno por ciento mágico que permite desarrollar la inteligencia, todos los días”.

El texto para la reforma de la Constitución de Colombia fue avalado por 2.039.812 firmas, reconocidas oficialmente por la Registraduría Nacional del Estado Civil, aunque finalmente no prosperó, después de un debate parlamentario de 2010. Deberíamos aprender de todas formas de lo que otros países han reivindicado de forma excelente, porque el agua es un patrimonio público que no debería entregarse nunca al mercado. La necesaria revisión de la Constitución actual en España puede ser un momento crucial para incluir este derecho al acceso al agua, de forma explícita mediante un artículo concreto, como derecho humano esencial de los españoles y así se debería declarar para defender también su gestión pública en el denominado ciclo completo del agua.

También lo afirma Álvaro Marcos en su artículo: “Y es que preguntarse por la importancia de la atención viene a ser como preguntarse por la importancia de la importancia: algo que parece una perogrullada y, por eso mismo –como sucede con todas las aparentes perogrulladas-, un ejercicio extremadamente sano y revelador”. En este caso la atención sobre el agua, que además se convierte ahora en un asunto relevante, nadando -como estamos- en la mediocridad de los olvidos. Porque hay que recordar que el agua es el secreto de la vida. Porque la Verdad, según Foster Wallace, “Tiene que ver con el verdadero valor de la verdadera educación, que no va de notas ni de obtener títulos y sí simplemente de estar atento, atento a lo que de verdad es muy real y fundamental, a lo que está tan escondido, incluso a la vista de todos, que tenemos que seguir recordándonos una y otra vez:

«Esto es el agua.»
«Esto es el agua.»

Sevilla, 2/X/2014

NOTA: el video que figura al comienzo de este post es un video promocional del Referendo por el Agua en Colombia. Comité en Defensa del Agua y de la Vida, recuperado el 2 de octubre de 2014 de Ecofondo: http://www.ecofondo.org.co/videos.php?id=91

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